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El evangelio en el trabajo, de Traeger y Gilbert

¿Te das cuenta de que, sin importar cuál sea tu trabajo, sin importar lo que hagas allí, sin importar quién sea tu jefe e incluso quién sea el jefe de tu jefe; lo que tú haces en tu trabajo lo haces en realidad en servicio al Rey Jesús?

FRAGMENTOS 03 DE NOVIEMBRE DE 2016 21:45 h
traeger, gilbert Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de "El evangelio en el trabajo", de Sebastian Traeger y Greg Gilbert (2016, Editorial Peregrino). Puedes saber más sobre el libro aquí



 



EL RETO



Si eres como la mayoría de la gente, pasas una parte importante de cada semana de tu vida en tu lugar de trabajo. También dedicas bastante tiempo a pensar en asuntos del trabajo. ¿Qué necesito hacer mañana? ¿Cómo maximizo mis ganancias? ¿Cómo soluciono ese problema? o ¿Cómo comunico esta necesidad?



Bien pudiera ser que al menos algunos de tus pensamientos acerca de tu trabajo no sean solo acerca de su funcionamiento, sino también acerca de su sentido global. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Cuál es el propósito? ¿Quiero hacer esto permanentemente? ¿Cómo me está afectando este trabajo como ser humano, para bien o para mal? ¿Merece la pena, y por qué?



 



Sebastian Traeger.

Todas esas son buenas preguntas, por supuesto. Pero si eres cristiano, hay otras preguntas que son aún más importantes; preguntas que tienen que ver con cómo se adecúa tu trabajo a las intenciones de Dios para tu vida. ¿Mi empleo está colaborando a mi santidad? ¿Cómo puedo realizar mi trabajo no simplemente como la forma de llevar alimento a mi mesa, sino como un soldado comprometido de Jesús? ¿Cuál es el sentido del trabajo en la vida del cristiano? ¿Tiene algún otro propósito más allá de proveer bienes y servicios, ganar dinero y proveer sustento para mí mismo y mi familia? Y lo que es más, ¿por qué Dios quiere tenernos haciendo este trabajo en particular durante la mayor parte de nuestras vidas?



Cada vez que hablamos con cristianos de nuestras propias iglesias y círculos de amigos, esta preocupación acerca del significado o propósito del trabajo se pone de manifiesto una y otra vez en cómo entienden sus empleos. Quieren saber cómo lo que hacen durante cuarenta o más horas a la semana se ajusta a los planes de Dios. Se preguntan: «Este trabajo absorbe muchas horas de mi vida y mucho esfuerzo mental, y eso es frustrante en algunas ocasiones; pero en otras, me da muchas alegrías. ¿Qué sentido tiene en el fondo todo esto?» Esas son preguntas muy importantes que surgen de una impresión correcta y acertada de que nada en nuestras vidas, incluidos nuestros empleos, está ahí simplemente de adorno. Todo encaja en la gran historia de la creación, pecado y redención. Dios tiene un propósito para todo ello.



 



QUÉ PAPEL TIENE NUESTRO TRABAJO EN ESA HISTORIA



La intención de Dios, desde el mismo principio, fue que los seres humanos trabajaran. El trabajo no es un resultado del pecado (¡aunque a veces experimentemos días terribles que nos hagan pensar que así sea!) Desde el momento en que Dios creó a Adán y a Eva, les dio trabajo. Hizo un huerto y puso al hombre allí «para que lo labrara y lo guardase» (Génesis 2:15). El trabajo que Adán y Eva debían hacer era placentero y satisfactorio. No había trabajo sin sentido, ni competencia salvaje, ni sensación de inutilidad. Ellos hacían todo para servir al Señor y en perfecta relación con él. Su trabajo era una simple cuestión de recoger la sobreabundante bendición para ellos.



El pecado de Adán y Eva, por supuesto, cambió todo eso. Cuando ellos desobedecieron la orden de Dios y se rebelaron contra él, el trabajo dejó de ser meramente una cosecha de la abundancia de Dios. El pecado de Adán y la maldición de Dios afectaron a cada semilla del campo. El trabajo se hizo entonces penoso y necesario para la supervivencia de Adán y Eva. Donde una vez la tierra producía voluntariamente su fruto (¡casi como ofreciéndoselo a Adán y Eva con manos generosas y rogándoles que lo tomaran!) ahora la tierra se volvió tacaña. Retiró sus riquezas y los humanos se vieron forzados a trabajar dura y dolorosamente para obtenerlas. La vida al este de Edén era totalmente diferente de la vida en su interior.



 



Greg Gilbert.

Entender esa parte del relato bíblico y el papel del trabajo en ella es realmente crucial para nosotros como cristianos, porque nos ayuda a entender por qué nuestro trabajo siempre, en una medida u otra, estará marcado por la frustración. El trabajo es duro porque el alejamiento de Dios nos ha afectado tanto a nosotros como al mundo entero a nuestro alrededor. Por esa causa, no debería sorprendernos que nuestro trabajo sea a veces difícil y doloroso. El trabajo tiende a desgastarnos y deteriorarnos, y esto puede ser una fuente de gran frustración en nuestras vidas. Por otro lado, no debería sorprendernos que, cuando sí disfrutamos nuestro trabajo, siempre está presente el peligro de que nuestro trabajo nos absorba por completo, que nuestros corazones lleguen a estar definidos por él y quedemos reducidos a nada más que trabajadores.



El trabajo es necesario, el trabajo es duro y el trabajo es incluso peligroso. Por todo eso, sin embargo, es muy evidente que a Dios le importa profundamente cómo entendemos nuestro trabajo y cómo lo tratamos. Lo que haces y cómo lo haces no son de poco interés para él. Cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para redimir un pueblo para sí, también se comprometió a hacer ese mismo pueblo cada vez más parecido a él por el poder del Espíritu Santo. La Biblia nos dice que lo hace a través de todas las circunstancias de nuestras vidas, incluidos nuestros trabajos. Nuestros empleos son una de las principales maneras a través de las que Dios nos hace más como Jesús. Él usa nuestro trabajo para santificarnos, desarrollar nuestro carácter cristiano y enseñarnos a amarle más y servirle mejor hasta que nos unamos a él en aquel día en el que descansemos de nuestras labores.



En el Nuevo Testamento, cómo deberíamos entender el trabajo es una cuestión muy importante. Los siguientes pasajes de la Escritura son cruciales si vamos a tener una comprensión bíblica de nuestros trabajos y sus propósitos dentro del plan redentor de Dios.



En Efesios 6:5-7, el apóstol Pablo nos exhorta a desarrollar nuestros empleos «con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; […] sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres». En Colosenses 3:22-24, nos dice también que deberíamos hacerlo «con corazón sincero, temiendo a Dios», e insiste en que «todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; […] porque a Cristo el Señor servís».



¡Qué afirmaciones tan increíbles! Ahora, examinemos con mayor profundidad algo que la Biblia dice acerca de tu trabajo: hagas lo que hagas, debes hacerlo «sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres». Debes trabajar «de corazón, como para el Señor y no para los hombres». ¿Notas el increíble propósito de esas frases? El trabajo no es solo una manera de pasar el tiempo y ganar dinero. ¡Tu empleo es, en realidad, un servicio que prestas al Señor!



¿Tú entiendes así tu trabajo? ¿Te das cuenta de que, sin importar cuál sea tu trabajo, sin importar lo que hagas allí, sin importar quién sea tu jefe e incluso quién sea el jefe de tu jefe; lo que tú haces en tu trabajo lo haces en realidad en servicio al Rey Jesús? Él es quien te empleó ahí para este tiempo de tu vida, y a fin de cuentas es para él para quien trabajas.



 



TÚ TRABAJAS PARA EL REY Y ESO LO CAMBIA… ¡TODO!



Esa es realmente la idea principal de este libro. No importa lo que hagas, tu trabajo tiene propósito y sentido inherentes porque a fin de cuentas lo estás haciendo para el Rey. Para quién lo haces es más importante que qué haces. El mundo te dirá lo contrario. El mundo te dirá que la vida encuentra su significado cuando tenemos éxito en el trabajo, o que el trabajo es simplemente un mal necesario en el camino al ocio de la jubilación. Todas esas formas de pensar son mentiras. Tú realmente trabajas para alguien que está muy por encima de tu jefe. Tú trabajas para Jesús. Esa realidad es la verdad más importante que debes saber y recordar acerca de tu trabajo. Es mucho más importante que el trabajo en sí mismo, independientemente de si eres ama de casa, banquero, político, trabajador de la construcción, malabarista, o ejecutivo en una empresa. No importa lo que hagas, lo haces para glorificar a Jesús.



 



Portada del libro.

Si mantienes esa idea principal en mente, cambiará tu forma de entender tu trabajo y tu compromiso en él. ¿Por qué? Porque cuando glorificar a Jesús es nuestra principal motivación, nuestro trabajo se convierte en un acto de adoración, independientemente de las singularidades de ese trabajo. Somos liberados totalmente de pensar que nuestro trabajo no tiene sentido y propósito, e igualmente somos liberados de pensar que nuestro trabajo tiene algún sentido esencial. Aún más, descubrimos de nuevo la conexión entre nuestro trabajo y nuestra identidad primaria como discípulos de Jesús. En vez de desentendernos de nuestro papel como discípulos durante la jornada laboral, nuestro compromiso con nuestros puestos de trabajo se convierte en una de las principales formas en que expresamos nuestro discipulado y amor a nuestro Señor.



El trabajo importa. Nadie discute eso. Pero trabajar para el Rey es más importante. Como veremos a lo largo de este libro, esta percepción proporciona tanto motivación para el día a día de nuestro trabajo como respuestas prácticas a algunas situaciones difíciles que nos encontramos en el lugar de trabajo. Más aún, coloca el trabajo en su lugar correcto, lleno de significado y propósito, pero no en competencia con aquel para quien el trabajo se realiza fundamentalmente. Trabajamos, y eso importa. Pero importa, sobre todo, porque trabajamos para el Rey Jesús.



 



OCIOSIDAD E IDOLATRÍA: FORMAS ERRÓNEAS DE ENTENDER EL TRABAJO



Recordar que trabajamos para el Rey y hacer nuestro trabajo todos los días a la luz de esa realidad no es nada fácil. Es mucho más fácil caer en una comprensión errónea de nuestros puestos de trabajo que realizar bien la difícil tarea de mantener una perspectiva santa al respecto. De hecho, hay muchas maneras de hacerlo mal, ¿o no? Por ejemplo, quejarnos de nuestros puestos de trabajo, ser perezosos en ellos o simplemente hacer lo mínimo como para no meternos en problemas. O, por otro lado, dar nuestras vidas enteras a nuestros puestos de trabajo y dejar de lado nuestras familias, nuestras iglesias, e incluso nuestra propia salud espiritual. Todo parece muy complicado.



¿Pero es así realmente? Cuando vamos al meollo de la cuestión, parece que la mayoría de los pecados que enfrentamos cuando se trata de nuestros puestos de trabajo pueden reducirse a un par de peligros. Por un lado, podemos dejar que nuestro trabajo se convierta en un ídolo. Nuestro trabajo puede llegar a ser el objeto principal de nuestras pasiones, nuestra energía y nuestro amor. Terminamos adorando nuestro trabajo. Por otro lado, podemos caer en ser ociosos en nuestro trabajo. Cuando no somos capaces de ver los propósitos de Dios en nuestro trabajo, en realidad no nos importa mucho serlo. Así que acabamos prestándole poca o ninguna atención, o despreciando y descuidando en general nuestra responsabilidad de servir como si estuviéramos sirviendo al Señor. Por desgracia, la pereza en el trabajo y la idolatría del trabajo se celebran mucho en nuestra sociedad. Tendemos a alabar a los que hacen del trabajo el centro de sus vidas, y también a aquellos que de alguna manera lo han eliminado de sus vidas por completo. Sin embargo, ambos peligros, la ociosidad y la idolatría, son malentendidos mortales de la idea que Dios quiere que tengamos acerca de nuestros empleos.



Vamos a estudiar la idolatría y la ociosidad en detalle más adelante. Por ahora, es suficiente reconocer que ninguno de los dos cuadra bien con la idea bíblica de que trabajamos para el Rey Jesús. ¿Cómo podemos estar ociosos (trabajando sin propósito ni significado) si el Rey nos ha asignado nuestro trabajo para que nosotros lo hagamos en el servicio a él? ¿Cómo podemos estar contentos haciendo el vago en nuestros puestos de trabajo y trabajando a medias si, en realidad, hacemos lo que hacemos para él? Cuando trabajamos para el Rey, la ociosidad en nuestro trabajo simplemente no es una opción. Pero tampoco lo es la idolatría. Si nuestro trabajo es un medio para ofrecer servicio y adoración al Rey, entonces tenemos que luchar contra la tentación de hacer que sea el centro de nuestras vidas. Es Jesús, y no nuestro trabajo, quien merece ser el objeto central de la devoción de nuestro corazón.



 



UNA MIRADA HACIA ADELANTE



Nosotros dos hemos servido tanto en el mercado laboral como en el ministerio. Sebastian (Seb) ha sido empleado, jefe, dueño y empresario, así como marido, padre, miembro de iglesia, y anciano en su iglesia. Greg ha hecho muchas de esas cosas también, y también sirve como pastor de una iglesia. Juntos, hemos batallado con las preguntas que nos hemos planteado, y hemos ido a la Palabra de Dios para entender mejor lo que significa que los cristianos sean fieles trabajadores, sirviendo al Rey Jesús en un mundo secular. Somos simplemente un hombre de negocios y un pastor que hemos reflexionado sobre estas preguntas y esperamos compartir algunos pensamientos útiles contigo. Escribimos este libro porque necesitamos que se nos recuerde regularmente cómo aplicar el evangelio a nuestro trabajo.



Este libro no es una teología del trabajo. No se pretende aquí detallar todo lo que la Biblia enseña acerca del trabajo o responder a todas las preguntas que los cristianos puedan tener respecto al trabajo. Hay algunos asuntos teológicos espinosos que no vamos a identificar o señalar. Esperamos que no te decepciones por ello. Nuestra esperanza es que este libro ayude a algunos cristianos a ver un poco más claramente por qué Dios les ha dado trabajo que hacer y cómo podrían estar entendiendo el trabajo de forma pecaminosa. Esperamos que este libro ayude a algunos cristianos a abandonar tanto la idolatría como la ociosidad para abrazar una forma más bíblica de pensar respecto al trabajo como servicio al Rey Jesús.



En los primeros cuatro capítulos del libro, vamos a mirar detenidamente la idolatría del trabajo y el ocio en el trabajo, y luego consideraremos cómo una comprensión bíblica de que trabajamos para Jesús desafía y desarma esos pecados. En los capítulos del 5 al 11, vamos a tratar de aplicar esta mentalidad bíblica a una serie de cuestiones prácticas. Una nota final: tenemos la intención de que este libro en general sea «hablado» de parte de los dos. De vez en cuando, sin embargo, encontrarás una historia escrita usando «yo» en lugar de «nosotros». Cuando eso suceda, vamos a tratar de indicar cuál de los dos está contando la historia.



No sabemos por qué elegiste este libro. Puede ser que al leer esta introducción ya hayas admitido en tu interior: «bueno, sí, he idolatrado mi trabajo», o «ese soy yo; he caído en ociosidad en mi trabajo; simplemente no veo el propósito de Dios en todo esto». Tal vez seas es un nuevo creyente y te estés preguntando cómo esta nueva vida que ahora tienes en Jesús transforma tu jornada laboral. O tal vez sea algo completamente distinto. Nuestra esperanza es que, sin importar la confusión que tengas acerca de lo que significa trabajar como cristiano en un mundo sin Dios, la idea principal que hemos expresado aquí comience a liberarte para experimentar propósito y sentido en tu trabajo. Si tiendes a la ociosidad (hacia una falsa idea de que Dios no se preocupa por tu trabajo), entonces esperamos que este libro te recuerde que trabajas para el Rey Jesús y que tu trabajo importa mucho. Por otro lado, si tiendes a la idolatría (hacia una falsa idea de que el trabajo importa por encima de todo y es la clave para la satisfacción esencial), entonces es nuestra oración que este libro transforme tu manera de pensar para que tu trabajo deje de ser un objeto de culto para llegar a ser un medio de adoración al único Dios verdadero.



Más que nada, esperamos que te animes a crecer en amor y conocimiento del Señor Jesucristo a medida que persigues los fines que él preparó para ti en tu lugar de trabajo.


 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

EZEQUIEL JOB
07/11/2016
00:23 h
1
 
Felicitaciones. Descubrir que el Señor Jesús, es nuestro verdadero Jefe en todo trabajo, me ha costado aprenderlo, pero es así, el Señor Jesús es el verdadero Jefe de todo cristiano en su trabajo (Col 3:23-24). Así que todo hay que hacerlo de la mejor manera y en forma HONESTA y HONRADA, (2Cor:21). Y si somos perezosos en el trabajo, nos volveremos mas flojos (Pr24:10).
 



 
 
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