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Y se escandalizaban de Él (XLVII)
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Lo bello y lo feo. Jesús y Juan

Jesús, sin dejar de mirar toda la negrura del ser humano contemplaba también la belleza del mundo.
DE PAR EN PAR AUTOR Juan Simarro Fernández 04 DE AGOSTO DE 2012 22:00 h

Aprende a mirar lo bello. También entre los pobres de la tierra hay mucha belleza. No te enganches solamente a lo feo. No te quedes preso de lo negativo. La belleza y la bondad existen. La luz puede resplandecer sobre las tinieblas. Levanta tu vista.

Cuando comparamos la línea de Juan el bautista con Jesús, vemos contrastes no solamente en el ascetismo que practicaba Juan, o en hecho de que el Bautista estaba anclado en el estilo y el tono del pasado profético, sino que Juan se fijaba mucho en lo negativo o feo del mundo y Jesús, sin dejar de mirar toda esa negrura, se fijaba también en cierto esplendor que se puede ver en la vida del hombre y de la naturaleza. Contemplaba también la belleza del mundo.

Así, mientras que Juan el bautista podía decir: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles”... (Mt. 3:10), Jesús afirmaba: “Vosotros sois la luz del mundo”. (Mt. 5:14). Jesús podía ver lo feo, pero también lo bello. Juan estaba anclado en lo feo. Los que trabajamos en la acción social de ayuda a los pobres, debemos también saber mirar lo bello que hay entre ellos.

Juan era un “puro”, un separado del mundo. Como tal purista, era un tanto gris, asceta, estricto y predecía un futuro lleno de infortunios. Era apocalíptico. Lo que pasa es que para reconducir el mundo en nuevos valores, no basta con ver sólo lo feo, lo gris, lo negro, las penumbras. Hay que fijarse también en la luz, en lo bello. Quien no sabe contemplar lo bello, tampoco puede juzgar con equilibrio lo que es feo, tenebroso. Los cristianos no pueden considerarse “puros”, separados del mundo en el cual todo les parece feo.

Cuando uno no puede contrastar, sino que se queda preso de lo feo y de predicciones de catástrofes, se suele separar de las entrañas de la vida social, de sus problemáticas. Juan se separaba del mundo, quizás le atemorizaban las mujeres y los aspectos bellos de la vida. No podía contemplar ningún horizonte positivo y esperanzador. No trasmitía valores liberadores.

Jesús era diferente. Sabía sacar aspectos buenos y enriquecedores, aún allí donde parecía que todo era oscuridad. Por tanto, tiene relaciones sociales que podían causar espanto en los “puros” como Juan el Bautista. Jesús tenía amigos, muchos de ellos oscuros y grises para los religiosos, personas indeseables, como podrían ser los pecadores y las prostitutas. Podía comer con ellos. También allí podía encontrar atisbos de belleza, de esperanza, de luz. Podía tratar con los marginados y rechazados por los “puros”. Se goza con la alegría de las bodas y de los banquetes. Come y bebe disfrutando de los frutos de la tierra.

A veces, no se lavaba las manos porque constataba que las tradiciones y los ritos, los mandamientos de hombres, impedían la alegría de la vida en plenitud. Eso le daba a Jesús la posibilidad de ver belleza en la ruptura de las normas religiosas humanas que ponen barreras entre los hombres y podía comer, incluso, con aquellos con los que jamás comerían los “puros”. Podía comer con los proscritos. En estas relaciones podía ver belleza, porque había liberación y poder restaurador.

Algunos puristas y apocalípticos en el mundo hoy, ven lo que hay fuera de los muros del templo como algo feo y malo. No pueden captar ninguna belleza en medio de las dinámicas de un mundo caído y sufriente... pero la hay. Para muchos religiosos y “puros” de hoy, el mundo es un foco de maldad. Hay que resguardarse en la soledad del templo, en el retiro del claustro eclesial. Hay que retirarse de aquello que se percibe como un foco de maldad.

Jesús también ve la maldad del mundo, las injusticias en las que muchos están presos y en la infravida, ve los desequilibrios que afectan a la vida de más de media humanidad... ve la tristeza del mundo marginado y empobrecido. Ve la penumbra en que muchos andan... pero ve más allá de todo esto. En todo hombre hay algún retal de luz, algún color bello, alguna posibilidad de que resplandezca la vida. Jesús se acerca al mundo, le ama e intenta recuperar tanto al hombre como al mundo.

Esta filosofía de vida de Jesús es la que puede habilitar a los cristianos a ser sal y luz en medio de un mundo de dolor. Los que viven esta línea de valores son los que no dan nada por perdido, los que trabajan para que brille la luz en medio de un mundo a oscuras, para que resplandezca la justicia, para que los pobres puedan ser liberados, para que podamos convertirnos todos los seguidores de Jesús, en agentes de luz y de liberación.

Jesús al fijarse en los colores, la belleza, en los lirios del campo, ve el mundo lleno de posibilidades de brillo y de fulgor. Merece la pena la lucha, la denuncia, el trabajo liberador, el compromiso de acción liberadora de los pobres, la renuncia a la acumulación de bienes y la necesidad de compartir con el mundo el pan y la Palabra. El hombre, todo hombre, tiene su belleza a pesar de la caída. Lo feo, lo horrible, lo injusto e inhumano, nos sirve para vislumbrar lo bonito, lo justo y lo de humano que puede haber detrás de tanto sufrimiento. Merece la pena involucrarse en medio de lo feo, para que resplandezca lo bello.

El que vive en esa línea, tiene un mensaje nuevo, renovador, vital. Será el vocero de la renovación y de la vida nueva. Comunicará valores de justicia, de solidaridad, amor, fraternidad y paz... involucrándose en una acción liberadora que haga resplandecer lo bello y que lo rescate de entre la fealdad de las tinieblas. Sólo el que se une a la búsqueda de la belleza y de lo positivo, podrá ser un agente de liberación de los pobres y marginados... buscando el resplandor y la belleza de lo justo y de lo bueno. Es aquel que puede reconducir su fe a través de actos de amor.

La presencia de Jesús en nuestras vidas debe ser una fiesta que nos llene de valores que quieran lanzar la alegría al mundo, lanzamiento que nos va a hacer enfrentarnos en una lucha sin cuartel contra la injusticia, la opresión y contra todas aquellas sombras que sumen al mundo en el dolor. Los cristianos somos rescatadores de lo bello que hay entre tanto feo, rescatadores de luz en medio de tinieblas... no personas que huyen de lo feo del mundo, dejando insolidariamente a más de medio mundo en la estacada.

Si aprendes a rastrear lo bello, lo justo, te convertirás en un pescador de hombres en medio de los mares con olas amenazantes. Podrás aprender lo que representa el tesoro y la luz que es el ver a un hombre liberado no solamente para el más allá, sino para que experimente la belleza y el amor en el aquí y el ahora que le ha tocado vivir, aquí y ahora en donde hay también mucha fealdad, valles de sombras y penumbras de muerte... pero la luz y la belleza puede resplandecer. Inténtalo siguiendo al Maestro. También entre los pobres de la tierra hay mucha belleza.
 

 


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COMENTARIOS

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Pedro Luis A.
22/09/2012
06:53 h
23
 
Nadie ha afirmado que sea un error de Juan el hablar de lo feo. Sólo se habla de sus caracteríosticas.
 
Respondiendo a Pedro Luis A.

Samuel A. Aleman
20/09/2012
20:55 h
22
 
Vuelvo al articulo y mis ideas sobre el mismo: Cuando el autor afirma que Juan el Bautista 'No trasmitía valores liberadores' y esto debido a no fijarse mucho en lo bello y mantenerse anclado en lo feo, esta ignorando que haciendo lo que hizo, Juan estaba cumpliendo a cabalidad su ministerio de preparar el camino al Senor. El mensaje positivo del evangelio predicado por el Senor incluye el arrepentimiento y este, no puede existir sin reconocimiento de pecado. Entonces, ver lo feo del pecado con sus consecuencias y denunciarlo, no fue error deJuan sino su ministerio y parte de la liberacion final en Jesucristo por la fe.
 
Respondiendo a Samuel A. Aleman

Alfonso Chíncaro (Perú)
13/08/2012
16:44 h
21
 
Por lo demás, el texto escrito en negritas al inicio del artículo, es de valer. Bendiciones.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Alfonso Chíncaro (Perú)
13/08/2012
16:44 h
20
 
Este artículo ha traído cola. Sentí la extrañeza de ver asociado al Bautista a un estilo de vida que no le cuadra (vivió en el desierto, pero no aislado). También me apenó que se descalifique a Juan Simarro con cierta fuerza al inicio, (ahora se muestra más equilibrio). Al final, solo deseo que el Señor lo siga usando, así cometa algún error. Estimado Juan, esperaré con interés sus artículos, así no fueren de mi gusto, Dios le bendiga.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Juan Cruz Saldivia.
13/08/2012
16:44 h
19
 
Aquí el tema personal es irrelevante (cada uno dará su versión ante el Tribunal de Cristo, lo que queda claro es que el Mesías distaba radicalmente en su apreciación sobre Juan el Bautista, respecto de lo que dice este malogrado artículo), lo que importa es contestar al esfuerzo de una izquierda rabiosamente ideologizada y perseverante en hacer de Cristo un monigote de sus ilusiones igualitarias, sin percibir que en ello acaban con la libertad y la dignidad del ser humano. En ninguna parte del mundo han tenido éxito, al contrario: 80 millones de víctimas de sus 'benéficos sueños'.
 
Respondiendo a Juan Cruz Saldivia.

Juan
13/08/2012
09:42 h
18
 
Que lástima que varios hagan una lectura sentimental, olvidando los aspectos de fondo, así nos va.
 
Respondiendo a Juan

Carlos Sánchez
13/08/2012
09:42 h
17
 
Sras, nadie está juzgando a D. Juan Simarro. El Señor nos juzgará a todos. Estamos opinando acerca de sus escritos y de sus ideas teológicas (ese es el objetivo de este sitio). De lo que le he leido, encaja en la teología de la liberación, la cual me parece un error. La serie de dos cartas últimas me siguen pareciendo desafortunadas y forzadas. Nada más que esto.
 
Respondiendo a Carlos Sánchez

Antonia
11/08/2012
23:29 h
16
 
Parece ser que el SR. Juan Martínez, en la enrevesada carta que ha enviado al Director, quiere toda la recompensa para él. Pero en el cielo no se admiten cazarecompensas. 'Que aunque no hubiera cielo yo te amara...'
 
Respondiendo a Antonia

Petra Tabernero V.
11/08/2012
23:29 h
15
 
Siento realmente pena cuando leo varias de las cartas que están al pie de este artículo. Sin lugar a duda muchas tienen una gran dosis de maldad. No puedo creer que provengan de hermanos en la fe. Reflejan tal ddesprecio muchas de ellas, que deben provenir de personas que no viven realmente el cristianismo. Hay falta de amor, de respeto en las discrepancias, deseos de destrucción. Una pena, una verdadera pena. No sé cuándo vamos a llegar al tiempo del amor entre los hermanos evangélicos. Se necesita toda una renovación espiritual.
 
Respondiendo a Petra Tabernero V.

Joaquina C.
11/08/2012
23:30 h
14
 
Si lo que dice Juan Martínez lo quiere aplicar a los artículos de Juan Simarro, es toda una calumnia. Es verdad que los artículos de este escritor intentan ser solidarios con los pobres, con el prójimo en general. Intentan todos sus excritos la exaltación de Cristo como ocurre con este actual mostrandole como vivificdor, introduciendo novedad de vida. Lo que es necio es pensar que es un artículo contra Juan el Bautista porque habla de algunas de sus características. Algunos se deberían buscar mejores entretenimientos y vivir un cristianismo con más amor.
 
Respondiendo a Joaquina C.

Juan Martínez Vodavonic.
10/08/2012
17:42 h
13
 
Este es un ejemplo 'brillante' del a-historicismo de la corriente liberal, ecuménica y liberacionista- siendo esta última expresión lo propio de las 'teologías materialistas'-, hermana gemela de la T. de la Prosperidad. El truco es desligar, separar a Cristo de la historia de la salvación, haciéndole decir lo que les conviene sin contraste, sin compendio, sin contextualización, una suerte de 'sólo Jesús' no en sentido salvífico sino que en sentido místico-religioso-ideológico. Todo comenzó con subrayar en rojo sus palabras, luego poner en duda la inspiración divina de la Biblia ( las letras en negro), luego negar lo sobrenatural, luego acabar con doctrinas básicas, a fin de cuentas: un evang
 
Respondiendo a Juan Martínez Vodavonic.

José Luis
10/08/2012
17:42 h
12
 
Muchos de los lectores que están criticando este artículo quizás no saben que las diferencias entre Jesús y Juan el Bautista han sido tratados teológicamente en cantidad de ocasiones. Algunos se extrañan de un tema ya viejo por ignorancia teológica. Juan Simarro lo que ha hecho ha sido tomar esta temática ya tratada en otros manuales de teología para sacar sus dos artículos 'Cristianos anacoretas' y 'Lo bello y lo feo'. Ha dado su estilo y tratamiento personal, pero nunca a nadie han demonizado por tratar este tema. Son las carencias e ignoranias teológicas de muchos evangélicos, especialmente los más fundamentalistas.
 
Respondiendo a José Luis

Antonia
10/08/2012
08:20 h
11
 
La verdad es que Jesús, aunque se le puede considerar el último de os profetas, no se queda anclado en el tono apocalíptico de algunos de ellos, ni en el tono del pasado profético. Es verdad que Jesús marca pautas de vida plena y abundante que supera a la mera condena y la predicción de catástrofes para mostrarnos una novedad de vida que supera al tono profético. Yerran los que quieren lanzar palabras de condena por este artículo. Es una artículo novedoso que pone a Jesús en la cúspide de la vida y de las pautas para vivir la plenitud de la vida cristiana en este mundo. Gracias al autor por ello. Los que hablan de menosprecio a la figura de Juan en este artículo, quiza´s no lo han leído bien
 
Respondiendo a Antonia

Fernando Astudillo N.
09/08/2012
21:53 h
10
 
José Luis: no es verguenza ajena, es verguenza propia. Este artículo es leído por personas, que no siendo cristianas en el sentido que entendemos comúnmente, al menos tienen cultura general y saben que la figura de Juan el Bautista es omnipresente en el arte pictórico, en la literatura, en la mística, en la cultura general. Que alguien desde una plataforma evangélica utilice con malos artilugios su persona como medio para confirmar sus prejuicios ideológicos, sin importar la verdad y la justicia, es motivo de auténtica indignación, habla mal de los filtros, de las concepciones histórico-teológicas, de los criterios homiléticos, de moral y ética. Desastre, caos y error, a estos nos llevan los
 
Respondiendo a Fernando Astudillo N.

José Luis
09/08/2012
08:28 h
9
 
Parece mentira que a la persona que en el mundo evangélico más a trabajado en la línea profética, en la denuncia profética, como es Juan Simarro, muchos se empeñen en no entenderlo. Quizás el Señor también os juzgue a vosotros con la misma medida. Desagradecidos.
 
Respondiendo a José Luis

Leandro Rodríguez.
09/08/2012
00:38 h
8
 
Lo de siempre: los que están tan preocupados de la bolsa y de los pobres, terminan traicionando a Cristo.
 
Respondiendo a Leandro Rodríguez.

L.M. San Juan
08/08/2012
14:31 h
7
 
De lo que se trata el artículo no es de desprestigiar a Juan el Bautista, sino de ver cómo Jesús hace todo un avance en la alegría de la vida y en el disfrute de ésta, de sus valores positivos aún en medio de la dificultad. Jesús trae un mensaje nuevo, renovador y vital que, aín entroncando con los profetas, le distingue de ellos. Lo cual no quiere decir que el artículo sea una crítica que desprecie ni a Juan ni a ninguno de los profetas. Un poco más de cordura a los que particvipan en estas cartas.
 
Respondiendo a L.M. San Juan

Gabriel Prego
07/08/2012
23:47 h
6
 
'No toquéis, dijo, á mis ungidos, Ni hagáis mal á mis profetas'. (Salmos 105:15); 'No toquéis, dijo, á mis ungidos, Ni hagáis mal á mis profetas' (I Crónicas 16:22).
 
Respondiendo a Gabriel Prego

Samuel A. Alemán
07/08/2012
19:02 h
5
 
Hermano Juan, Juan el Bautista estaba preparando el camino al Señor; el evangelio positivo de redención, es respuesta a la realidad negativa del pecado y la misión de Juan fue desenmascararla. El no tuvo opción como no la tenemos nosotros, el mundo sigue necesitando reconocer su condición perdida bajo la ira de Dios, para que reciba el mensaje del evangelio.
 
Respondiendo a Samuel A. Alemán

Carlos Sánchez
07/08/2012
19:02 h
4
 
Esta serie de dos escritos, mostrando el pretendido antagonismo entre Juan y Jesús, me parece muy desafortunada. ¡Lo que hay que hacer a veces para llevar el agua a nuestro molino! Juan el Bautista es el precursor por antonomasia. Paz y bien.
 
Respondiendo a Carlos Sánchez

Juliana
07/08/2012
19:02 h
3
 
En lenguaje florentino, esto es matar al mensajero. Es desvestir a un santo para vestir a otro, un despropósito monumental.
 
Respondiendo a Juliana

Antonia
07/08/2012
07:39 h
2
 
No demonicemos a Juan Simarro porque opte por la preferencia de la vitalidad de Jesús y su tendencia a lo positivo, lo bello y lo comprometido con la restauración del mundo y no sólo con su condena. No es que el autor de este artículo desprecie el minieterio de Juan el Bautista, sino que prefiere la novedad de vida que nos trae Jesús. No estemos tan prestos a hablar de menosprecios y desprecios, sino de amor, de belleza y de vida abundante que se refleja también en medio de los aspectos negativos de la vida como es de pobreza.
 
Respondiendo a Antonia

Joaquín Prieto.
06/08/2012
23:39 h
1
 
Quien menosprecia el ministerio de Juan termina despreciando el de Jesús.
 



 
 
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