El tweet de Dios sobre la maquinación y el discurso del malo

Aquella mujer ya había manifestado el profundo odio que sentía hacia Dios, al haber emprendido una campaña sistemática de exterminio contra sus siervos, toda vez que era una firme seguidora de los ídolos de su país, culto que quería imponer también en Israel, ahora que se había casado con el rey de esta nación. Aunque el culto a los ídolos y el culto a Dios habían existido desde siglos atrás, en una especie de combate en el que la preponderancia de uno o de otro variaba en intensidad de acuerdo a quién estuviera a los mandos del gobierno, la diferencia ahora es que por vez primera el culto a Dios era perseguido abiertamente, desde las instancias del poder encarnado en aquella mujer y en su marido. Nunca hasta entonces el Dios de Israel había sido declarado un fuera de la ley en medio de su pueblo. Como consecuencia, también quienes profesaban esa fe tuvieron que experimentar la misma hostilidad. Y para que no quedara ninguna duda sobre quién gozaba ahora del favor institucional, los representantes oficiales de los ídolos recibían el respaldo y la protección por parte de ese gobierno. Se trataba de todo un programa para aniquilar una fe y sustituirla por otra.

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Llama la atención que en este proceso el rey abrazó plenamente las creencias de su mujer, convirtiéndose en adepto de las mismas, si bien la voz cantante en la dirección del perverso programa la llevaba ella. De hecho, fue ella quien instigó la aniquilación de los seguidores de Dios y cuando en la cumbre del monte Carmelo se mostró fehacientemente y a vista de todos los presentes la mentira de los ídolos y la realidad de Dios, no tuvo reparo en amenazar de muerte al profeta Elías, quien había puesto las cosas en su sitio. A cualquiera esos hechos le habrían incitado a meditar, pero no a aquella mujer, que, refractaria a todo cambio, estaba decidida a llevar adelante su plan, no dejando lugar a dudas su furiosa reacción en cuanto a la determinación que había tomado. Las violentas palabras de esta mujer fueron una constante a lo largo de su vida y sus órdenes le costaron caro a muchos. 

El dominio que ejercía sobre su marido era abrumador, hasta el punto de que él era una marioneta en manos de ella. Y así, cuando quiso adquirir la viña de su prójimo y éste se la denegó, fue ella quien urdió el plan de matarlo, lo cual se llevó a cabo. Su poder era inmenso, por lo cual no le resultó difícil encontrar cómplices que se prestaran en el tribunal para condenar a muerte al inocente. Su marido, el rey, ante la negativa de la venta de la viña se había enfurruñado, igual que hace un niño caprichoso cuando se le niega algo, haciendo ver su malestar de manera ostensible. Si no se me concede lo que se me antoja, me enfado. Pero allí estaba ella, no para hacerle ver su desatino, sino para darle gusto. ¿No era el rey? Luego las leyes no estaban por encima de él, sino él por encima de las leyes. Y de ese modo fue como aquel inocente pereció apedreado, para que el rey pudiera tener lo que quería. 

Pero a medida que pasaba el tiempo, en la guerra que ella había emprendido contra Dios, las cosas no iban según había planeado. Ya su marido había sido muerto en batalla de una forma inusual, porque aunque había tomado todas las medidas para que no le identificaran, una saeta disparada al aire fue a darle a él. ¡Qué ironía! El hombre que había confiado su destino a Asera, esto es, la diosa de la fortuna y la suerte, halló la muerte por una flecha lanzada a la ventura. ¡Qué mala suerte! ¡Qué hado más fatal! 

Pero además una insurrección se había puesto en marcha, con el fin de acabar con el poder de su dinastía. Y así fue como su hijo, que había sucedido al padre en el trono, acabó también muerto por otra flecha, aunque ésta sí iba dirigida contra él. La próxima pieza que iba a caer era ella misma. El verdugo se dirigió hacia su residencia, pero incluso ante tal peligro no se arredró, sino que poniéndose sus mejores atavíos para impresionarlo, se atrevió también a amenazarlo. Pero ya sus palabras no tenían el poder de antes, porque fueron sus propios servidores, a la orden del ejecutor, los que la arrojaron por la ventana, siendo atropellada por los caballos. 

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘El hombre perverso cava en busca del mal y en sus labios hay como llama de fuego.’ (Proverbios 16:27). Resulta llamativo que la acción de cavar supone esfuerzo, lo que indica que el perverso se toma todo el trabajo necesario para encontrar la mejor manera de efectuar su malévola tarea, no escatimando tiempo ni dedicación. Es decir, su proyecto de vida consiste en hacer mal. La palabra que se ha traducido como cava también significa maquina o trama, lo cual significa que ha pensado bien la estratagema a llevar a cabo. Pero además de ahondar en su interior, también lo que sale por sus labios son discursos incendiarios. Es lógico, si nos atenemos a que de la abundancia del corazón habla la boca.

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Abundan hoy mujeres y hombres cuyos corazones y lenguas van en esa misma dirección, en todos los ámbitos de la vida. Es más, el aumento de la maldad ha multiplicado su número, de manera exponencial.

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[title]Por un año más[/title]

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