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Vota con criterio: ordenación territorial

No se trata de someter, se trata de encontrar los encajes de tal manera que se consiga un funcionamiento que reduzca las desigualdades, por un lado, y que respete las diferencias por el otro.

FE Y POLíTICA 20 DE JULIO DE 2023 13:45 h

‘Vota con criterio’ es un documento con diez temas que se presenta en formato PDF y en descarga gratuita en la web de la Alianza Evangélica Española. En esta sección presentaremos un resumen de cada uno de sus capítulos, animando a su lectura completa.



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Ordenación territorial, por Jaume Llenas



Algo ha cambiado desde 2019 y algo permanece inalterable.



El debate sobre la ordenación territorial de 2023 no es el mismo que el que había en las elecciones de 2019. En aquel momento había una efervescencia en varios países de Europa en los que no había coincidencia entre el Estado nación y las aspiraciones de territorios que no gozaban de la cobertura de un Estado. Podemos decir que la efervescencia es mucho menor en este momento, sin embargo, nos alejaríamos mucho de la realidad si pensamos que aquello fue una tormenta de verano y de que hemos vuelto a la calma. Las cuestiones relacionadas con la identidad colectiva son profundas, difíciles de comprender y actúan a largo plazo.



Centrándonos en Europa occidental, da la sensación de que hay un cambio del contexto cultural y político que está provocando nuevos efectos. Uno de los sociólogos más citados, Manuel Castells, (Hellín, 1942) explica esta relación entre identidad y nacionalismos en su artículo “El poder de la identidad”:



“En un mundo globalizado como el nuestro, la gente se aferra a su identidad como fuente de sentido de sus vidas. Eso dicen los datos y eso revelan los conflictos sociales o violentos, que configuran el mapa dramático de una humanidad convulsionada y que se remiten casi siempre a la defensa de identidades agredidas. Cuanto más abstracto se hace el poder de los flujos globales de capital, tecnología e información, más concretamente se afirma la experiencia compartida en el territorio, en la historia, en la lengua, en la religión y, también, en la etnia. El mito universalista de los racionalismos liberal y marxista ha sido desmentido por la experiencia histórica”.



Hay algunos factores de más reciente aparición que explican el descenso de la efervescencia de las cuestiones de la identidad colectiva en Europa y España. Entre ellos, la pandemia de la COVID, la guerra de Ucrania, la crisis de precios de las materias primeras, etc. Parece ser real que la preocupación por lo más básico, deja menos espacio para la discusión de la identidad colectiva. Esto es algo que no solo ha ocurrido en España, sino en toda Europa, la efervescencia ha bajado. Tampoco podemos desdeñar, en el caso de España, las actuaciones del gobierno que han tenido un doble efecto, mientras han contribuido a reducir la tensión en Euskadi y Cataluña, por otro lado, han generado una profunda incomodidad en una parte importante de la población del resto de territorios de España. Otro factor que explicaría esta menor efervescencia es la lucha en el interior del nacionalismo periférico por la hegemonía en su espectro ideológico. Si en la política estatal hay un eje derecha-izquierda, en la política catalana, vasca, etc. hay otro eje añadido, que es el eje nacional. Hay una batalla encarnizada entre los principales partidos independentistas por ocupar el lugar central y desplazar a los demás partidos independentistas hacia los márgenes.



Por una parte, el nacionalismo catalán, que fue el centro de atención en el decenio pasado, ha perdido presencia política, social y mediática por causas que ya hemos esbozado. Entre los partidos de ámbito estatal que se presentan a estas elecciones de julio de 2023 solo Sumar-En comú podem mantiene la petición de un referéndum acordado con el Estado. El resto de partidos hablan poco de ordenación territorial, parecen carecer de un modelo para proveer soluciones de largo plazo que entren en el fondo del debate, o simplemente prevén medidas para dar una vuelta atrás a decisiones tomadas en esta pasada legislatura como la modificación del delito de secesión y otras. En la política estatal hay una falta de propuestas más allá que la de derrotar al enemigo, buscar su aniquilación política, etc. Algunos partidos tienen en su ideario como mayor propuesta la de ilegalizar a aquellos partidos que propongan la independencia de un territorio con la ilusión de que suprimiendo al rival político acabarán con la cuestión. Son incapaces de comprender los movimientos nacionales que son previos a que los partidos los capitalicen. El movimiento es anterior y más profundo que su representación parlamentaria o la falta de ella.



[destacate]En España tenemos una larga tradición de cohesión contra el enemigo interno[/destacate]España tiene un problema de vertebración. Históricamente lo que ha cohesionado el país es el enfrentamiento con el enemigo interno. Muchos países han buscado históricamente cohesionarse frente a un enemigo exterior, mientras que en España tenemos una larga tradición de cohesión contra el enemigo interno. En 102 años (1834 – 1936) hubo en España 4 guerras civiles, algunos han definido que son los 100 años de los 100 pronunciamientos militares. Se puede decir que somos una nación enfrentada con nosotros mismos. Siempre ha habido un deseo de unidad, de cohesión, pero se ha vehiculizado en la eliminación de la disidencia, del distinto, del minoritario. A veces el distinto ha sido religioso: expulsión de los moriscos (1609), de los judíos (1492), aniquilación de los protestantes o marcha al exilio (a lo largo del s. XVI). En otras ocasiones el distinto ha sido el que tiene otra cultura y aspiraciones de autogobierno, aunque esté en el interior del mismo Estado.



El Estado español no ha sido nunca el defensor de la cultura asturiana, catalana, gallega, vasca, etc. La defensa de esas culturas en el interior de España siempre se ha tenido que hacer en contra de una parte de los partidos políticos del Estado que, o bien no quieren conceder el reconocimiento, o bien quieren reducir al máximo la presencia de la cultura que no es en castellano. Solo para comprobar este hecho baste las dificultades para el reconocimiento del asturiano y su cultura en la propia comunidad autónoma de Asturias. De hecho, existe incluso una plataforma contra la cooficialidad. Véase también la actuación de los partidos en las comunidades balear y valenciana en relación con el idioma propio del territorio y cómo cuando acceden al poder pasan a restringir el uso y la exigencia de este idioma en el ámbito de lo público. Basta pasearse por las calles y carreteras de las comunidades que tienen más de un idioma y ver cómo la rotulación sigue siendo en muchas ocasiones solo en castellano.



En el ámbito exterior, el Estado ha creado un organismo para defender y expandir la cultura en castellano en el mundo, pero no ha creado organismos para defender y expandir las demás culturas de España, eso se ha dejado a las Comunidades Autónomas, como si la cultura de cada una de esas comunidades no fuera una cultura española que el Estado quisiera preservar y extender. Es decir, que algunas culturas han gozado de un mayor impulso y presupuesto que las otras, porque de alguna manera, todas las demás se han considerado como no propias, como ajenas, como menos dignas de protección y esto parece natural a una parte importante de la población castellanoparlante.



[destacate]Cuando se toma una medida que reduce la tensión con el nacionalismo periférico, se enciende el nacionalismo español y viceversa[/destacate]Otra muestra del enfrentamiento interno se percibe en el momento en que se toman medidas que tratan de pacificar y disminuir la confrontación entre nacionalismos periféricos y el nacionalismo español. A todas luces cuando se toma una medida que reduce la tensión con el nacionalismo periférico, automáticamente enciende el nacionalismo español y viceversa. Estos dos nacionalismos, el central y el periférico, tienen un comportamiento inversamente proporcional. No existen actuaciones neutras. No puede haber medidas que apacigüen uno de los lados, porque inmediatamente sube la exacerbación del otro lado. Esto está muy mediatizado por la necesidad de los partidos políticos de movilizar a sus bases, que solo se activan cuando hay un enemigo interior contra el que luchar. Por poner un ejemplo reciente, poco importa que la banda terrorista ETA se disolviera hace más de 10 años, una vez calmado el nacionalismo catalán es necesario resucitar a ETA. Si ETA no existe, es necesario que vuelva a existir, porque sin ETA falta el elemento cohesionador de una parte del electorado. Lo que concede más votos dentro de cada sector es demostrar que uno es el más radical, el que menos ha dialogado, el que menos ha hecho por la concordia. Al enemigo, aunque sea pasado, hay que aniquilarlo y raer su memoria hasta que no quede nada de él. No hay territorio suficiente para dos visiones distintas de la organización del territorio en el mismo Estado. Esto ocurre tanto en el sector nacionalista español, como en el catalán. El sector del nacionalismo catalán que ha apostado por la mesa de diálogo con el Estado ha perdido más apoyos populares que el sector que nunca ha querido incorporarse a esa mesa. Por cierto, la última reunión de esa mesa es de agosto de 2022. El diálogo, el buscar consensos, el encontrar puntos de acuerdo está penalizado en ambos lados de la mesa.



La ciudadanía ha sido educada en la confrontación y en la destrucción del contrario. En el Barómetro Mundial de Confianza Edelman de 2023 España aparece como uno de los países con menos confianza y con más enfrentamiento entre distintos. La propia polarización entre españoles genera una crisis aún más profunda de la confianza. España está en el grupo de seis países que se consideran severamente polarizados. Un 66% de los españoles creen que es cierta esta frase: “El tejido social que mantiene unido a un país está demasiado debilitado y ya no sirve de base para la unidad y el propósito común”. La ideología se convierte en identidad y son pocos los que ayudarían, vivirían o trabajarían con alguien “del otro bando”. Sólo un 26% ayudaría a alguien “del otro bando” que está en una situación de dificultad. Solo un 21% estaría dispuesto a vivir en el mismo vecindario. Sólo un 20% estaría dispuesto a compartir con él el puesto de trabajo. En España, según este barómetro, ninguna institución es considerada competente y ética. Esta falta de empatía es muy radical en España, mucho más que la mayoría de los países en el mismo barómetro. La falta de confianza tiene un alto costo para el país en términos como la economía, la prensa, la empresa, etc. y nadie parece querer premiar a los que están dispuestos a hacer el esfuerzo de coser los grandes consensos del país. Seguimos siendo “la España invertebrada” de la que hablaba Ortega y Gasset.



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El desgaste de un modelo de ordenación territorial



Una segunda realidad que parece innegable es que el modelo del Estado de las Autonomías plasmado en la constitución de 1978 está en fase de agotamiento. Los textos constitucionales hay que leerlos a la luz del momento histórico y social en el que aparecen. Los textos jurídicos, del nivel que sean, siempre responden a la sociedad que los da a luz. Eso que ocurre en todo el mundo y con todas las leyes, le ocurre también a la Constitución española. El mundo en el que nace esa constitución es el del final de una era sociológica (la cosmovisión tradicional), España salía de una dictadura larga, que se inició con la supresión violenta de las culturas que dieron origen a la realidad de lo que hoy es España. El programa de una determinada España era: “Una, grande y libre”. Este programa post-imperial, en el momento de la caída de los imperios después de la segunda guerra mundial, era un estado anacrónico, confesional, de base mayormente rural, que debía enfrentarse al nacimiento de la postmodernidad, a un mundo rápidamente secularizado, a una determinada gestión de la diversidad, etc.



Nuestra constitución nace extraña, como aquellos textos que tratan de decir y no decir, de dejar muchos temas complejos para una solución posterior, debido a que en aquel momento no era posible un acuerdo más amplio y más profundo que el alcanzado. Probablemente la Constitución del 78 fue el mejor texto posible en su contexto, pero la realidad actual no es la misma y precisa un nuevo consenso. Entre todas las interpretaciones posibles de un texto constitucional que dejaba para mejor ocasión la concreción de muchos aspectos, se ha escogido la más restrictiva y la más centralista. Ello es el fruto del control que ejercen los partidos sobre un poder judicial que ha quedado como el reducto más intacto de la ideología del Régimen que precedió a la democracia. Esta conjunción de factores ha hecho que la distancia entre las aspiraciones de los territorios con una personalidad más distintiva y las aspiraciones de los demás territorios cada vez queden más distantes. En lugar de un pacto entre territorios hemos ido a un modelo de enfrentamiento. El texto constitucional, que debería ser el que recoge un consenso entre los habitantes de todos los territorios, en el que una gran parte se sienta representada, se ha convertido en un instrumento de una parte sobre la otra, como un mecanismo de dominio y control.



[destacate]El texto constitucional, que debería recoger un consenso entre todos los territorios, se ha convertido en un instrumento de una parte sobre la otra[/destacate]En los últimos años se va viendo que el régimen del “café para todos” beneficia a muy pocos, es caro y no responde a la actual percepción de la ciudadanía. Hay un número creciente de españoles que piensa que la cámara de representación territorial, el Senado, y las duplicidades de administraciones que representa el Estado de las Autonomías, es un lujo que no podemos pagar. Los grandes beneficiados de este sistema son los partidos políticos, ya que al haber tantos cargos electos y administraciones han colocado allí sus cuadros y son sostenidos con los presupuestos del Estado. España es uno de los países que tiene más administraciones y más cargos públicos en razón de su número de habitantes.



El número de españoles que preferirían un Estado centralizado con una descentralización administrativa, en lugar de política, ha ido aumentando sin cesar y cada vez tiene mayor representación parlamentaria. En las últimas encuestas del CIS de 2023 aquellos que preferirían mantener el sistema actual sin cambios no llega a un tercio de los españoles, el mismo porcentaje que preferirían un estado sin autonomías o con menos autonomía que la actual. Los que están de acuerdo con el modelo actual y los que quisieran menos autonomía empatan a un tercio de los ciudadanos.



[destacate]En una perspectiva cristiana la solución no es la imposición, sino la voluntad de comprensión mutua para que todas las comunidades se sientan cómodas[/destacate]Tenemos que entender que un Estado no sólo administra presupuestos, sino que es un lugar en el que hay que garantizar otros derechos no económicos, hay que proteger culturas minoritarias, idiomas, particularidades conectadas con la identidad, etc. El Estado no solo existe para proteger a las mayorías, estas acostumbran a tener todos los resortes del poder político y económico. El Estado debe tener el propósito de proteger a los diversos, a los amenazados, a aquellos que no tienen el poder y están en riesgo. Sin embargo, la sensibilidad de los distintos gobiernos por la preservación de las culturas minoritarias es muy mejorable.



Si el modelo actual, lo que se ha llamado “café para todos”, un mismo modelo para todas las autonomías, no está funcionando para todos los territorios, es posible que la mejor solución sea probar con modelos asimétricos. Los modelos asimétricos intentan responder a la realidad del país, pero sin duda habrá otros dignos de consideración; cada partido deberá hacer una propuesta específica para resolver esta cuestión, pero en una perspectiva cristiana ninguna solución debe pasar por la imposición, sino por una propuesta con voluntad de comprensión mutua que asegure que todas las comunidades se sientan cómodas en la articulación territorial que se decida. No se trata de someter, se trata de encontrar los encajes de tal manera que se consiga un funcionamiento que reduzca las desigualdades, por un lado, y que respete las diferencias por el otro. El respeto a la voluntad de los habitantes del territorio en cuestión debe ser una pieza básica en la articulación del Estado. Una solución contraria significaría tratar a esa población sobre bases coloniales.



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Principios bíblicos que afectan la ordenación territorial



La necesaria brevedad de este capítulo de Vota con Criterio 2023 hace que debamos concentrarlo en pocos aspectos, pero esenciales:





  1. Dios reina. Este énfasis que proviene de la creación y que está muy presente en toda las Escritura, es especialmente explícito en Salmos: Sal. 47: 8 Dios reina sobre las naciones. Sal. 93: 1; 96: 10; 97: 1; 99:1: El Señor reina, etc. Esto significa que, aunque los gobernadores y los pueblos tomen decisiones en uno u otro sentido, Dios no se ha ausentado del trono, sino que sigue en control. No todo lo que sucede en la historia de las naciones es la voluntad de Dios, la realidad del mal también existe, pero al final Dios conduce la historia para el cumplimiento de sus propósitos últimos que no pueden escapar a su gobierno.




  2. La caída en el pecado ha afectado todas y cada una de las áreas de la vida humana. Por creación todos los seres humanos tienen la imagen de Dios y, aunque después de la caída esta imagen ha quedado dañada y distorsionada, no ha desaparecido completamente. Eso que afecta a los seres humanos de forma individual afecta también a los sistemas económicos, políticos, etc. y también a las culturas. En todos ellos es visible la imagen de Dios, pero todas las culturas tienen aspectos cuestionables, efectos visibles del pecado en ellas. Todos los sistemas tienen algo de opresivo, de destructivo para el ser humano, todos ellos llevan en sí el germen de la rebelión del ser humano contra Dios. Mi cultura, aun cuando está caída, tiene aspectos que reflejan a Dios por ser su creación, pero tiene aspectos que debo aprender a reconocer como intrínsecamente malos. Tiene aspectos a evitar, pero tiene aspectos que puedo utilizar como conectores o puentes para expresar el evangelio en claves propias de esa cultura de forma que sea comprendido por esa sociedad. Todas aquellas acciones humanas, políticas, etc. que puedan poner en riesgo de desaparición una cultura son una estructura del mal.




  3. En esta realidad caída, Dios ha decidido rescatar al ser humano. Esa tarea de rescate del ser humano, esa lucha contra el mal, es lo que denominamos: la misión. La misión es de Dios, en su impulso, en su desarrollo y en su consumación. El plan de rescatar al ser humano de su principal problema ha culminado con la encarnación, la vida, la muerte, la resurrección y la exaltación del Hijo de Dios, para que lo que el ser humano no podía conseguir, Dios lo haga por él. Pero Dios ha utilizado medios para guiar al ser humano hacia sí mismo, para que el ser humano busque a Dios. Hechos 17: 26, 27 nos explica que Dios fijó los tiempos históricos y los límites de cada nación con el objetivo de que los seres humanos busquen y encuentren a Dios. Dios tiene una intención misional con el control de los momentos históricos, con la fijación de fronteras, con las expresiones culturales. Nosotros hablamos de choque entre culturas, frecuentemente lo convertimos en cuestión de enfrentamiento cultura contra cultura, nación contra nación, sin embargo, Dios busca con ello atraer al ser humano hacia sí.




  4. La venida de Jesús ha acercado una realidad existente desde la eternidad: el Reino de Dios. Los seres humanos, que desde el nacimiento pertenecemos al reino de este mundo, podemos llegar a formar parte del Reino de Dios por el arrepentimiento y la conversión a Dios (Mr. 1: 15). Esa experiencia de arrepentimiento requiere un autoanálisis sobre los efectos del pecado en la persona, pero también en los efectos del pecado en la cultura a la que pertenezco para identificar los ídolos sociales y culturales que adoro en lugar del Dios único que merece toda la adoración. Este es un proceso continuado, y no un evento. En cada momento, al ponerme delante del espejo de Dios, de su Palabra, veo aspectos que no pertenecen al Reino de Dios, sino al Reino de este mundo.

    La pertenencia al Reino de Dios debe darme la distancia suficiente para analizar mi cultura, lo que hacen mis compatriotas, las posturas de los partidos políticos y de los gobiernos del país en el que vivo, desde otra óptica. Me ayuda a ser un ciudadano crítico, me posibilita para interpretar desde la perspectiva de un Reino eterno, me ayuda a pensar sobre las realidades de aquí con la mente de Cristo. Tengo que supeditar la ciudadanía de aquí, el amor por mi cultura, desde la perspectiva de los valores del Reino que tiene mi primera lealtad. Soy ciudadano del Reino de Dios, antes que ciudadano de mi país. Soy un ciudadano de mi país, cuyos criterios y valores han sido modelados por la ciudadanía de otro Reino. De hecho, voy a traer la ideología del Reino al reino presente en el que vivo para transformarlo. Son valores del Reino la generosidad, la aceptación del otro, el amor por el que es distinto, la preservación de la vida, el cuidado del pobre, del huérfano, de la viuda, del extranjero, del refugiado, etc. Mis afinidades ideológicas aquí deberían ser coherentes con el programa del Reino que ya ha llegado, aunque aún no es todo lo que un día será.




  5. Nuestras distintas culturas, con todo lo que producen, arte, idioma, forma de entender el mundo, etc. un día van a ser redimidas y formarán parte de la realidad eterna. Nuestra escatología, en muchas ocasiones, no va más allá de la destrucción por fuego de toda la realidad de lo humano. Esa forma de entender el propósito eterno me lleva a una acción presente que descuida la preservación de la creación (si al final todo va a ser quemado no es necesario preocuparse mucho por cuidarlo), pero también descuida la cultura (no importa mucho si unos bárbaros destruyen el patrimonio de la humanidad, al final también se destruirá).

    Pero hay otras perspectivas en la Biblia. No podemos desestimar versículos como Ap. 21: 26 en los que habla de la Nueva Jerusalén que desciende del cielo. En ella el mal no tiene lugar, estamos enfocando al estado eterno. Sin embargo, en el v. 26 se afirma lo siguiente: “y traerán a ella la gloria y el honor de las naciones”. Las naciones en la literatura apocalíptica son una referencia al mundo como sistema opuesto a Dios. Sin embargo, en este contexto eterno, donde el mal habrá sido destruido, la gloria y el honor de las naciones sí entrará en la eternidad. Probablemente Dios tiene el plan de rescatar nuestras culturas, todo aquello que forma la parte más sublime de ellas y en la realidad eterna habrá gente de toda lengua, cultura, nación, etc. y esas realidades serán aún discernibles en el estado eterno.





 



Preguntas de reflexión





  1. ¿Qué partidos políticos favorecen un mejor equilibrio entre territorios, de forma que los territorios más desfavorecidos progresen y de forma que los territorios que son motores de generación de riqueza puedan seguir generándola en beneficio de todos? ¿Las políticas de qué partidos favorecen el equilibrio entre territorios sin fomentar clientelismo entre sus votantes? ¿Qué partidos favorecen en los territorios de menor renta per cápita una mentalidad más productiva y menos subsidiaria, y en los territorios de mayor renta per cápita una solidaridad más justa?




  2. ¿Qué partidos promueven el enfrentamiento entre territorios y cuáles promueven el respeto y la valoración de las distintas culturas, idiomas, etc.? ¿El partido al que me estoy planteando votar saca rédito del enfrentamiento entre comunidades? ¿Le vendría mejor o le vendría peor a las expectativas electorales de este partido el que hubiera un diálogo abierto entre territorios? ¿Qué partidos fomentan soluciones más democráticas y cuáles fomentan soluciones más agresivas en lenguaje y en hechos?




  3. ¿Qué partidos fomentan nacionalismos (centralistas o periféricos) excluyentes? ¿Hay alguna muestra de supremacismo cultural, étnico, nacional, etc. en alguno de los partidos que se presentan?





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Jaume Llenas Marín, licenciado en Derecho por la UB y postgrado en comercio exterior por la UNED.



Coordinador Nacional de los Grupos Bíblicos de Graduados, Presidente de Pontea, Coordinador Nacional del Movimiento de Lausana.



Ha sido Secretario General de la Alianza Evangélica Española y Secretario de la junta de la Alianza Evangélica Europea.


 

 


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Disidente
01/08/2023
06:03 h
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ETA anunció su disolución en 2018, no hace 10 años.
 



 
 
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