¡Importa! Evangelizar con gramática no verbal

A veces las iglesias no tienen en España orientaciones sobre cómo evangelizar. No hay agencias misioneras ni grupos especializados en la evangelización que sean capaces de lanzar orientaciones evangelizadoras para las congregaciones evangélicas. Yo, desde la humildad de nuestra experiencia evangelizadora en Misión Urbana, quiero compartir alguna visión para evangelizar en compromiso con el prójimo y con el mundo en el que nos ha tocado vivir.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Tenemos que trabajar lo que llamamos la gramática no verbal en la evangelización, pues estamos minusvalorando y empequeñeciendo el hecho evangelístico si pensamos que lo único en la evangelización es la verbalización de la Palabra, aunque sea un elemento esencial. Sin duda alguna existe y es importantísima la gramática no verbal en todo el proceso evangelizador.

El problema del uso exclusivo o casi exclusivo de la palabra en la comunicación del Evangelio no tropieza solamente con la posible jerga de los iniciados que, en ocasiones, se hace difícilmente comprensible para los que escuchan, sino que, si no tenemos en cuenta esa gramática no verbal de la que vamos a hablar, lo expuesto verbalmente puede carecer de sentido, no verse con coherencia y, por tanto, puede quedar como el metal que resuena o címbalo que retiñe. No tiene credibilidad ante el mundo.

Se necesita la gramática no verbal como ayuda imprescindible que da coherencia a la palabra verbalizada: Jesús es y será siempre, o debería serlo, nuestro paradigma de evangelización. Él agregó y usó toda una gramática no verbal que dio coherencia a su mensaje. Una gramática no verbal que era determinante para la coherencia de su palabra, para su credibilidad, para que le siguieran grandes masas de población ante una comunicación que unía la verbalización a todo un lenguaje no verbal: gestos, estilos de vida, prioridades, compromisos con el hombre, modos de ser y estar en el mundo y, quizás propios del Maestro, un conjunto de señales y milagros como signos de que el Reino de Dios ya estaba entre nosotros. Eso daba credibilidad y coherencia a su palabra hablada.

La gramática evangelizadora de Jesús no estaba compuesta solo de palabras, sino que a éstas unía hechos, pero no solo hechos, sino formas de vida, compromisos y comportamientos que hablaban en muchos casos mucho más fuerte que las palabras, mucho más fuerte que los gritos, mucho más fuerte que los razonamientos que no están apoyados por esta importante y necesaria gramática no verbal evangelizadora y que acaba dando coherencia al mensaje, que consigue que los oyentes pongan atención y escuchen con respeto una buena nueva que está apoyada con hechos, compromisos y formas de vida, de amor, de práctica de la misericordia, de búsqueda de justicia, de deseos de rescate como buenos samaritanos, de liberación del hombre en su aquí y su ahora y, lógicamente, de apertura hacia la salvación eterna.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

La gramática no verbal evangelizadora comporta hechos, compromisos, formas de vivir y estar en el mundo, servicio a los débiles, comportamientos y prioridades que hablen, que comuniquen, que den coherencia a la palabra verbalizada. Si los oyentes no están captando esto de los cristianos, difícilmente van a prestar atención a mensajes verbales que, al sonarles como molestias en sus oídos, acaban yéndose ante lo que pueden considerar simples incoherencias.

No debe faltar nunca en la evangelización el ejemplo de vidas comprometidas en la ayuda, en el servicio, en la búsqueda de la justicia, en la condena de la opresión y en la práctica de la misericordia de manera concreta, aunque muchas veces tengamos que mancharnos las manos y, como hizo el buen samaritano, usar nuestro aceite, nuestro vino, de nuestro tiempo, de nuestro dinero y, finalmente, tener un seguimiento. Volver. Ese fue el ejemplo del Buen Samaritano de la parábola. Estar dispuestos a volver siendo las manos y los pies del Señor en medio de un mundo de dolor. Si no, ¿qué tipo de evangelización es ésta que olvida la gramática no verbal en la comunicación del Evangelio, dando la espalda al servicio y al compromiso con el prójimo que sufre?

Hay que hacer docencia para que el evangelizador sepa que tiene que trabajar no solamente con la palabra, con la verbalización, sino con la Palabra con mayúscula que exige el uso de esa gramática no verbal imprescindible para la evangelización del mundo.

El evangelista tiene que ser ejemplo de esa gramática no verbal que, a su vez, tiene que ser usada y practicada por todo el mundo creyente siendo ejemplos de servicio, buscadores de justicia y condenadores de toda opresión, a la vez que usa todo tipo de servicios asistenciales primarios en la ayuda al prójimo. Sin estos compromisos difícilmente se va a evangelizar al mundo. Siempre habrá incoherencias, gente que dé la espalda a lo simplemente hablado, pero no regado con la acción social evangelizadora, con el compromiso con el prójimo amándole en relación de semejanza con el amor a Jesús mismo.

Tenemos que buscar esa gramática no verbal, esa sintaxis práctica evangelizadora que comunica, que grita, que proclama, que anuncia desde la coherencia entre la palabra hablada y la comunicación no verbal evangelizadora que es tan importante en el mundo hoy.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Esta gramática no verbal evangelizadora es una forma de ser y estar en el mundo, un buscar justicia y hacer misericordia, un denunciar-decir-hacer, un trabajar por la dignificación de las personas siempre buscando su promoción humana, social y protectora, siguiendo las líneas evangelizadoras del Maestro. Que Dios nos ayude a saber evangelizar compartiendo nuestra vida en compromiso activo con el prójimo, compartiendo el pan, la palabra y La Palabra, usando esa gramática no verbal evangelizadora que puede cambiar al mundo.