¡Cuidado! Prismas malditos

Prismas malditos. Terrible expresión, pero es que estamos en un sistema mundo que puede distorsionar la realidad de las cosas, de los pensamientos, de las ideas, de los deseos, del trabajo y de la forma de vivir y estar en el mundo. Es muy frecuente que lo observemos todo desde prismas económicos egoístas, engañosos, malditos.

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Así, en nuestra mente puede que tengamos el prisma que nos da la imagen del maldito dios Mamón, del dios de las riquezas, del dios de la humillación al oro, aunque tengamos que esforzarnos hasta perder el goce y el sentido de la vida. Así, muchos viven para trabajar y arrancar a su esfuerzo algún pequeño óbolo como bendición del falso dios de las acumulaciones desmedidas. Mamón, dios traidor y engañoso en sumo grado, dador de maldiciones.

Hoy, en el mundo, hay religiosos que miran a Dios, al Dios de la vida, desde este prisma embustero. Quizás no han sabido arrancar de sus cabezas la imagen de ese dios o anti-Dios que hace que los incautos vean al Dios Todopoderoso a través de la trampa, el engaño y la traición mamonista. De ahí emana toda maldición. Así, puede haber creyentes cautivos de ese prisma diabólico, que cuando oran, alaban, predican o intentan pedir favores a la divinidad, lo hacen a través del prisma que el falso dios Mamón ha instalado en sus mentes.

Hay que tener cuidado para no ver al verdadero Dios a través de un prisma maldito, porque si es así, verán la bendición divina como bendición económica, verán la ayuda de Dios como el que hace prosperar y acumular riquezas sin pensar en el prójimo sufriente tirado al lado del camino, creerán que es el mismo Dios el que les va a ayudar en una escalada social quizás montada sobre el sufrimiento de otros, porque, desgraciadamente, creerá que esa escalada es una recompensa del Eterno. Escaladas sociales totalmente insolidarias y egoístas que dan la espalda a aquellos prójimos que son más débiles, más sencillos o peor preparados.

El prisma del falso y maldito sistema económico diabólico es uno de los prismas más peligrosos para mirar a Dios a través de él, porque distorsiona el mensaje bíblico, este mensaje en palabras de Jesús: “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. Esta es la frase que destroza ese prisma maldito de la economía mamonista, la debemos asumir, vivir. Rompamos y destruyamos este falso prisma con el que muchos quieren mirar a Dios.

Hay que tener en cuenta que toda la sociedad está llena de otros prismas alineados con el falso y maldito dios de las riquezas. Así ocurriría si pensamos en lo que es la sociedad de consumo, el mercado que de convierte en un “dios desequilibrador” del mundo, un dios mercado insolidario que solo bendice a aquellos que se humillan ante él y le ofrecen una pleitesía egoísta esperando recibir bendiciones materiales.

¡Cuidado! En la iglesia, entre sus muros, púlpitos, bancos y ejemplares de la Biblia, pueden estar escondidos también los malditos prismas con los que intentamos ver a Dios. Esos prismas falsos distorsionan su imagen y hay que tener mucho cuidado para hacerlo desde los valores bíblicos que son contracultura con los valores del mercado, del consumo y de las acumulaciones desmedidas que empobrecen y desequilibran al mundo.

Hay que luchar contra esa maldición de los prismas falsos. Los cristianos debemos caminar por las sendas y rutas del mundo armados de herramientas potentes que sean capaces de aniquilar esos prismas y lanzarlos al infierno de fuego, simbólicamente hablando, para que allí ardan hasta que desaparezcan sus cenizas y pasen a la no existencia.

Yo siempre paso a la solución del Evangelio, a la auténtica, a la eficaz, la solución que nos dan los valores bíblicos y esos valores del Reino de los que tanto hablamos y que tan pocas veces los tenemos en mente para no errar en el camino de la vida, aunque éste sea estrecho y lleno de dificultades.

Valores del Reino que se fijan en los sencillos, en los pobres, en los desempleados como en la parábola de los obreros de la viña. Valores que nos animan a ayudar a que muchos últimos sean los primeros, que atacan a aquellos que desprecian al diferente, al considerado, quizás injustamente, como pecador cuando Dios lo está justificando.

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Dios quiera que nos acostumbremos a mirar a Dios cara a cara, buscando su rostro en humillación, dirigiéndonos a Él como Padre que nos va a proveer del pan de cada día. El dios bendito que, muchas veces, vemos a través de los malditos prismas que distorsionan al Dios d la vida, no es otro que la imagen, el ídolo, la mueca del falso dios de las riquezas. Señor, elimina esos prismas de nuestras mentes, que seamos capaces de destruir los altares de esos falsos ídolos. Derrama sobre nosotros bendición que contrarresten y eliminen esos malditos prismas.