Adviento: deseos de paz de Navideña

¿Podemos proclamar paz al mundo en ambiente prenavideño? Las guerras continúan rompiendo los deseos de paz ante una Navidad que se aproxima. No se cumple el deseo navideño de “en la tierra paz”. Podremos recitar estos textos, lo podremos cantar, gritar, pero es posible que este deseo no se convierta en realidad. 

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La Navidad se aproxima mientras las bombas y otros artilugios de muerte siguen atronando los espacios que deberían ser de paz. En este año, cuando celebremos la Navidad, no se entenderá el por qué cantamos el himno “Noche de Paz”. Parecerá un sinsentido a no ser que traslademos nuestras mentes, aislándonos de nuestro aquí y nuestro ahora, a ese espacio en el que los pastores recibieron el anuncio de los ángeles. Podemos hacer volar nuestras mentes y nuestra imaginación. 

Quizás, en aquella lejana noche y en aquellos ambientes, reinaba la serenidad envuelta en un manto de paz. Por pronto recordaremos lo que los ángeles dijeron a los pastores, en esa irrupción para ellos de lo sagrado, que podría asustares, que no tuvieran temor: ¡No temáis! ¿Tiene esta expresión sentido hoy en nuestro mundo?

¿Cantaremos el himno que clama por la paz y gritaremos el miedo? Es probable que cuando llegue la celebración de esta Navidad del año 2022 no vaya a funcionar ni el himno “Noche de Paz” ni el “No temáis” como anuncio de los ángeles. La sangre se seguirá derramando, habrá muertes de hombres, mujeres y niños indefensos. Muchas personas estarán en medio de los desastres de la guerra, escondidos en sótanos o refugios para salvar sus vidas. Tendrán miedo, no lo podrán evitar. Quizás tendrán que taparse hasta los oídos para que sus tímpanos aguanten el rugir de los misiles o de las bombas.

Señor, que nos equivoquemos y que se pueda cumplir el aserto bíblico tan bonito y necesario para un mundo mejor: “la misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron”. ¡Qué extrañas suenan estas palabras hoy! Parecen palabras para otro mundo en el que nosotros no habitamos. Solo la nostalgia nos dice que debería ser así, pero tenemos que recordar que siempre la violencia genera más violencia. Triste realidad, tristes escenas bucólicas navideñas. No podremos parar ni la violencia ni el terror.

Súplica: Señor, que, a pesar de todo, en contra de los peores augurios, los cristianos seamos buscadores de paz en esta Navidad que se aproxima, que sepamos trabajar para ir creando en el mundo una cultura de paz que solo se puede realizar desde la implantación y extensión por el mundo de los valores del Reino en donde se aplica el amor hasta el punto de que los últimos, los sufrientes, los apaleados de la historia puedan pasar a ser los primeros. Que no perdamos visión a pesar del ruido de los misiles o de las bombas.

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Deseo: Dios quiera que en esta Navidad muchos últimos pasen a ser los primeros en paz y en armonía, que en un ambiente de paz interior y de paz en el mundo puedan celebrar el Nacimiento sin miedo. Que trabajemos todos los cristianos del mundo para que la justicia y la paz se besen, pues muchas violencias, guerras y opresiones vienen por las injusticias en el mundo. Que este sea nuestro más fuerte deseo navideño.

Que no caigamos en olvidos ni en dar la espalda a las violencias del mundo. Nunca debemos olvidar en Navidad estos otros tipos de violencia: las violencias empleadas contra los débiles del mundo haciendo de la pobreza el mayor escándalo de la humanidad. Por eso, que esta Navidad sea un poco profética y que la paz alcance a los abusados, a los oprimidos, a los injustamente tratados, a aquellos a los que nadie les tiende una mano misericordiosa. Los pueblos empobrecidos esperan esa mano, fundamentalmente en Navidad, aunque no solo en esta fecha, sino que la mano de justicia y de práctica de misericordia se mueva siempre, ofreciendo esa paz que se consigue cuando hay justicia.

Acordémonos en estas fechas prenavideñas del grito de los abusados en el mundo. Ellos vivirán su paz sin lanzarse a las violencias, pues, afortunadamente, los pueblos oprimidos y empobrecidos no son violentos. Quizás ellos sí puedan cantar el himno emblemático navideño “Noche de Paz”. Ellos nunca han defendido ni defienden su liberación recurriendo a las violencias bélicas. Parece que esperan alguna mano tendida y, esa mano, no va a venir solamente de ciertos humanitarismos, sino que debe llegar de las dinámicas de los hijos de Dios en el mundo actuando a través del amor.

Confianza ante el temor y la desesperanza. Queremos confiar en ti, Señor. Que ocurra algo positivo esta Navidad en torno a la paz. Que podamos cantar el himno emblemático de la Navidad, “Noche de paz”, a pleno pulmón, sabiendo que la voz profética de tus hijos y su acción en búsqueda de justicia y misericordia van a tener algunos efectos esenciales para la paz en el mundo. 

Que la Navidad sea tiempo de paz y las notas musicales del himno navideño que reclama paz en un mundo en guerra, suene en todos los confines de la tierra reclamando el abrazo entre los humanos sin distinción de situación económica, ni de razas, ni de lenguas ni de color. Que se produzca un abrazo humanitario en torno a la paz. Y que, finalmente, esta Navidad, además de Noche de Paz, sea también una noche de Amor. Que en esta Navidad que se aproxima con gran rapidez se puedan dar los primeros pasos para una cultura de paz bajo el prisma de los valores bíblicos.