Las voces de las mujeres hacen una valiosa contribución

Hace tres años, la Red de Lausana en Europa identificó cuatro voces silenciadas en la Iglesia de toda la región: los jóvenes, las mujeres, los europeos del Centro y del Este y la diáspora.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Trabajaron duro para que estas voces colaboraran en la reciente conferencia online y muchos participantes se sintieron alentados por la variedad, las edades y los orígenes de las mujeres. Fue un gran comienzo para activar las voces de la mitad de la Iglesia.

El objetivo de los organizadores era que las mujeres representaran el 35% de los asistentes. La cifra real fue del 32%, lo cual es alentador, pero apenas revolucionario.

Si se recuerda que todos los datos anecdóticos (hay muy pocos datos concretos) dicen que las mujeres representan más del 50% de la Iglesia (y probablemente mucho más si se mira la participación activa), tener algo menos de un tercio de asistentes femeninos en todas las naciones europeas debería ser sólo el primer paso.

Tengo entendido que los organizadores dedicaron muchas horas a encontrar mujeres, jóvenes y personas de diversos orígenes adecuadas para participar en Lausana Europa. Parte del problema es que todos tendemos a acudir a nuestro círculo habitual de amigos y colegas cuando buscamos ponentes y facilitadores, o incluso representantes nacionales.

Este “sesgo inconsciente” consiste simplemente en elegir a personas “como nosotros” porque es más seguro. La Unión Europea lleva más de cuatro años diciendo que todos los consejos de administración de las empresas deberían tener un 40% de mujeres[1]. Esa proporción permite a las mujeres ser algo más que miembros simbólicos y les da confianza para hablar.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Este método debería también aplicarse a las juntas de las iglesias y las ONG. Las mujeres y los hombres abordan las cuestiones de manera diferente: puede ser una combinación de naturaleza y crianza, pero sea cual sea la causa, los hombres tienden a ser mejores en las decisiones transaccionales rápidas, mientras que las mujeres son más propensas a negociar, considerar las relaciones y comprometerse.

Podemos aprender de estas normas, pero no queremos escuchar las perspectivas de las mujeres porque los políticos y los burócratas piensen que es una buena idea. Creemos que es una buena idea porque Dios hizo a los hombres y a las mujeres iguales y asimismo dotados.

El Compromiso de Ciudad del Cabo de Lausana, redactado hace once años, afirma que las mujeres y los hombres son “iguales en la creación, en el pecado, en la salvación y en el Espíritu”. (p67)[2]. Nadie es más bendecido ni más culpable y todo el pueblo de Dios debe ejercer todos los dones en todos los ámbitos de servicio.

Janet Sewell, del equipo de coordinación de Lausana, respondió así a las voces no silenciadas en la conferencia del año pasado: “Ni una sola vez me sentí menospreciada o no escuchada por el equipo debido a mi edad o género (era la persona más joven del equipo). Me hicieron sentir bienvenida y rápidamente encontré mi voz y mi lugar dentro del equipo. Fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida”.

El aumento de la base de mujeres en la conferencia de Lausana de este año ayudará a que la reserva de talento femenino crezca la próxima vez y superará las dudas entre algunos hombres.       

Seguramente, esto favorece que se conozcan mejor los nombres y los dones de las mujeres, de modo que cuando las organizaciones cristianas busquen colaboradores para las juntas de administración, las conferencias y las funciones docentes, puedan elaborar listas mucho más diversas en términos de género, edad, origen étnico y tradición eclesiástica.

Evi Rodemann, una respetada líder y mentora de Alemania, se sintió alentada por la “sensación” de las reuniones online: “Sentí que había una proporción realmente equilibrada entre hombres y mujeres. No estaba dominado por nadie. También me alegré, como ‘europea blanca’, de poder escuchar voces de fuera de Europa o de nuevos europeos que planteaban inquietudes que yo no habría sido capaz de hacer. Personalmente, me emocionó escuchar a la Dra. Kate Coleman hablar de que Dios nos dice que salgamos de la habitación superior. Como iglesias tenemos que ser nosotros los que salgamos de nuestros espacios seguros y nos atrevamos a innovar cómo debe ser la iglesia hoy en día y abordar los problemas en lugar de evitarlos”.

Las voces diferentes nos abren el corazón y nos ayudan a superar pequeños prejuicios que pueden estar alojados en nuestra experiencia y en las tradiciones de la iglesia. Las mujeres pueden leer la Biblia a través de una lente diferente, al igual que las personas sencillas o las comunidades indígenas.

Mary Evans, una respetada estudiosa del Antiguo Testamento en el Reino Unido, lo expresó así en un capítulo que escribió recientemente sobre los hombres y las mujeres en la sociedad: “Estoy convencida de que una de las razones por las que se pasan por alto (las voces de las mujeres en la Biblia) es el hecho de que casi todos los teólogos y comentaristas bíblicos han sido en el pasado blancos, occidentales, varones y de educación clásica. El trasfondo de la filosofía griega ha llevado a la suposición, en gran medida no argumentada, de que en lo que realmente debemos concentrarnos, sobre todo al examinar el Antiguo Testamento, es en el material conceptual que se encuentra en la ley y los profetas, con un segundo énfasis en las obras poéticas”.

Afirma que la mayoría de las referencias a mujeres concretas vienen en el material narrativo, que se ignora o se simplifica en exceso en los cuentos infantiles y nos perdemos la riqueza de las voces y la experiencia de las mujeres[3].

Entonces, ¿nos ha aportado Lausana las perspectivas de las mujeres?

Hubo una mujer, Anne Zaki, que impartió una enseñanza bíblica en sesión plenaria, una de cada cuatro. En el “escenario principal”, el 27% de todos los participantes en las sesiones plenarias fueron mujeres, en el marco de diversos paneles sobre una serie de temas.

Elke Werner, de Alemania, ex miembro de la Junta Directiva de Lausana Internacional y ex catalizadora de las mujeres en la evangelización, dijo: “Me animó mucho ver cómo hombres y mujeres compartían todo lo que tenía lugar durante las reuniones: hombres y mujeres trabajando juntos, expositores bíblicos femeninos, talleres dirigidos por mujeres o voces femeninas de diferentes países. Me alegré de ver que el comité de planificación trabajaba conjuntamente con hombres y mujeres y se aseguraba de que esto se reflejara en la conferencia. La aportación de las ponentes fue fantástica, solo por mencionar a dos de ellas: la Dra. Kate Coleman y la Dra. Anne Zaki. Sin duda llegaron al corazón y a la mente de hombres y mujeres por igual”.

En los 66 seminarios hubo 96 ponentes, procedentes de una gran variedad de naciones  y de diversas edades. El 34% de los ponentes fueron mujeres.

[photo_footer]Revista Vista.[/photo_footer]

 Detrás de las estadísticas estaban los comentarios y las historias que se ventilaron en los seminarios. En muchos contextos las mujeres siguen luchando por ser escuchadas e incluidas en el ministerio de la iglesia, en funciones de liderazgo que van más allá del trabajo con niños, la hospitalidad o la oración. Elke Werner dirigió un taller con el pastor Igor Feldy (Serbia) y Amanda Jackson (Reino Unido) sobre “¿Los hombres y las mujeres lideran de forma diferente?”. Comentó que “el patriarcado y la teología de la sumisión de las mujeres a sus maridos -o incluso más, a todos los hombres- sigue siendo común en las iglesias europeas, muy influenciadas por las culturas circundantes”.

Así que las voces masculinas siguen dominando, pero es evidente que se ha hecho un verdadero esfuerzo por incluir las perspectivas de las mujeres y por introducir temas que afectan especialmente a las mujeres, como el abuso doméstico y las mujeres en el liderazgo.

En la velada inaugural fue difícil no darse cuenta de que todos los ponentes eran hombres. ¿Qué clase de mensaje se enviaba? ¿Suena mal señalar esto?

El Dr. Michael Oh, director ejecutivo del Movimiento de Lausana, escribió recientemente en el prólogo de un libro sobre los hombres y las mujeres que se asocian para el Evangelio: “Efesios 4:12[4] exhorta (y reprende) a la iglesia de hoy a abrazar más rápidamente y de todo corazón el equipamiento y la activación de TODOS los santos para la obra del ministerio. Cualquier fallo en hacerlo deja al cuerpo de Cristo sin edificar completamente”[5].       

Tres redes vinculadas a Lausana merecen ser mencionadas. Hope for Europe-Women in Leadership [Esperanza para Europa-Mujeres en el Liderazgo] lleva más de 25 años promoviendo el liderazgo y el equipamiento de las mujeres en todas las esferas de la vida; Lead Now [Lidera ahora] anima a los jóvenes de ambos sexos a participar en la misión; y Rise in Strength [Creciendo en fuerza] es una red para mujeres involucradas en el liderazgo internacional que tienen un corazón para la Iglesia global[6]. 

Lausana Europa demostró lo que se expresó en Rise in Strength – Call to all Christians [Creciendo en fuerza - Llamamiento a todos los cristianos]: “Nos comprometemos a discernir los dones espirituales de todas las mujeres y chicas a fin de aprovechar los recursos que Dios ha dado para la plena salud y fortaleza de toda la Iglesia, dondequiera que se manifieste en todos los sectores de nuestra sociedad” y “hacemos un llamamiento a los hombres y mujeres de la Iglesia mundial para que actúen de modo que las mujeres, los hombres, las niñas y los niños puedan abrazar sus dones espirituales para fortalecer la labor de la Iglesia, y su testimonio para la gloria de Dios”[7]. 

Es un gran mérito de Lausana que quieran evaluar cómo están silenciando las voces apagadas de los jóvenes, las mujeres y los creyentes de todos los orígenes étnicos y tradiciones eclesiásticas.

Está claro que todavía hay espacio para un debate respetuoso, humilde y compasivo; y si fallamos, fallamos al cuerpo de Cristo y a Dios.

Amanda Jackson es la directora de la Comisión de Mujeres de la Alianza Evangélica Mundial y es una de las pioneras de Rise in Strength, una red de mujeres líderes cristianas internacionales.

Fundó la red cristiana mundial para acabar con los abusos domésticos (CNEDA) en 2020. También trabaja con una agencia misionera que desarrolla mujeres plantadoras de iglesias en el mundo mayoritariamente musulmán.

Amanda forma y sirve a las mujeres en el liderazgo y enseñanza sobre la igualdad bíblica y fortaleciendo las redes regionales de mujeres. Ella ayuda a los hombres y a las mujeres a trabajar juntos de manera más efectiva.

Este artículo apareció por primera vez en la edición de enero de 2022 de Vista Journal.

Notas

[1] El periódico The Guardian (20 de noviembre de 2021). La UE impulsará una cuota del 40% de mujeres en los consejos de administración de las empresas.

[2] El Movimiento de Lausana: El compromiso de Ciudad del Cabo.

[3] Mary Evans, 'Overlooked Women in the Bible', in Co-Workers and Co-Leaders: Women and Men Partneringfor God's Work [“Mujeres pasadas por alto en la Biblia”, en colaboradores y colíderes: mujeres y hombres asociados para la obra de Dios], editado, por Amanda Jackson y Peirong Lin,2021.

[4] Efesios 4: 11-13a: "Dios constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas y a otros pastores y maestros. Su propósito era equipar al pueblo de Dios para la obra de servir y edificar el cuerpo de Cristo hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios”.

[5] Ver Co-Workers and Co-Leaders: Women and Men Partnering for God's Work [Colaboradores y colíderes: Mujeres y hombres asociados para la obra de Dios], editado por Amanda Jackson y Peirong Lin, 2021, P7-8.

[6] Ponerse en contacto con Hannelore Illgen para obtener más detalles sobre Hope for Europe-Women in Leadership; y con Evi Rodemann para Lead Now; consultar aquí para obtener información sobre la red y The Call to All Christians

[7] Ver aquí.