El tweet de Dios sobre la preservación de la ciencia

La idea que sustenta a cualquier biblioteca es la de ser un arsenal de conocimiento reunido en un lugar específico, para que esté a mano de quienes quieran utilizarlo. Cuanto más amplios sean sus fondos, más grande será su riqueza de contenido, por lo que toda biblioteca procura ir ampliando tales fondos, según sus posibilidades económicas. Hay bibliotecas famosas que albergan millones de libros, algunos de antigüedad considerable y de valor inestimable. Naturalmente, en la medida en que el catálogo de una biblioteca sea extenso y valioso, así serán los medios que se pongan para preservarlo de desastres y de robos, ya que cualquier pérdida mermará no sólo el prestigio de la institución sino que también significará un quebranto del saber atesorado.

Una de las grandes pérdidas culturales de todos los tiempos fue la de la biblioteca de Alejandría, donde se albergaba mucho del saber de la antigüedad, en una colección de miles de documentos. Aquella biblioteca era el reflejo mismo de la ciudad donde estaba situada. Si Alejandría era un emporio de saber que durante siglos había desplegado su brillo, su biblioteca era el depósito de dicho saber y el orgullo de la ciudad. Por eso, su pérdida supuso un mazazo demoledor no sólo para el renombre de Alejandría, sino también un perjuicio para el mundo entero. En nuestros días la destrucción de la biblioteca de Sarajevo en 1992, de alguna manera rememoró lo que pasó en aquella otra ciudad hace más de dos mil años. En ambos casos la mano del hombre estuvo detrás de tales desastres.

Estos casos enseñan que es vital la preservación del conocimiento, si bien, como en todas las cosas de aquí abajo, en ocasiones resulta imposible evitar determinadas eventualidades destructoras, no importa los medios que se pongan, de ahí que pueda haber catástrofes culturales de dimensiones insospechadas.

Nuestro tiempo es testigo de una guerra sin cuartel para tratar de desarraigar de la faz de la tierra no cualquier tipo de conocimiento, sino el que es esencial, porque atañe a la naturaleza y constitución del ser humano. El asalto no solo tiene como objetivo la demolición de los conceptos y nociones vitales sobre el hombre y la mujer, sobre el matrimonio y la familia o sobre la vida humana, sino que persigue implantar otros, que los sustituyan.

Como las fuerzas que promueven esta contienda han escalado el poder y tienen a su disposición todos los medios a su alcance, parece que su victoria total es sólo cuestión de tiempo. Los campos de la psicología, de la pedagogía, de la biología y del derecho, entre otros, están siendo reconvertidos, para que sustenten las tesis de los que buscan, por medio de sus aparatos de propaganda, implantar sus teorías en las mentes de la población. El propósito es lograr un cambio como no se ha contemplado otro en la historia de la humanidad y que los reacios al mismo sean, para empezar, señalados y estigmatizados, sin perjuicio de que posteriormente sean acusados de delito, porque al elevarse tales ideas a la categoría de leyes quien las desobedezca tendrá que atenerse a las consecuencias.

¿Qué será del verdadero conocimiento? ¿Será extirpado de las nuevas generaciones y acabará por ser una especie de ruina arqueológica, para investigación de historiadores y estudiosos o interesante curiosidad que guardar en algún museo?

[destacate]Dios es celoso del verdadero conocimiento, que es obra suya, y no dejará que sea arrasado.[/destacate]Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Los ojos del Señor velan por la ciencia; mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.’ (Proverbios 22:12). La ciencia o el conocimiento del que este texto habla es trascendental, pues tiene que ver con aquellas realidades y verdades que atañen al ser humano, verdades que son inmutables e imperecederas. Pero no hay que temer que puedan ser destruidas, porque Dios mismo es su protector y por tanto serán preservadas, no importa las arremetidas a las que sean sujetas. Dios es celoso del verdadero conocimiento, que es obra suya, y no dejará que sea arrasado. Tampoco hay que temer que por algún imprevisto insuperable se vea desbordado y esa ciencia desaparezca súbitamente. No, el Custodio del conocimiento no será sorprendido ni se verá superado, por lo que el excelente depósito que guarda está asegurado.

Pero este tweet tiene una segunda parte, en la que dice que Dios trastorna las cosas de los prevaricadores. Los prevaricadores son los que arteramente actúan, para torcer lo recto y a lo que es torcido llamarlo recto. Pero destaca que es Dios quien va a echar abajo sus propósitos y trastocar sus planes. El vocablo que se ha traducido como cosas, en realidad tiene un doble significado, porque significa tanto cosas como palabras; es decir, se puede referir igualmente a hechos como a discursos. Hoy los discursos y los hechos de los prevaricadores van en una dirección muy definida: hay que acabar, de una vez para siempre, con el conocimiento esencial derivado de la Biblia.

Pero qué descanso es saber que serán ellos, junto con sus hechos y discursos, los derrotados, porque el Custodio del conocimiento no permitirá que esa preciosa ciencia sufra menoscabo. Está en juego su Nombre.