Una postura inteligente

Como ya hemos presentado a Alfredo Di Stéfano antes, simplemente vamos a recordar alguna de sus historias. Cuando jugaba en el Real Madrid (en el que fue campeón de «todo») y se enfrentaba al Barcelona, tenía delante de sí a Ramallets, uno de los mejores porteros que se recuerda, así que a veces no era tan sencillo marcar goles. El propio Ramallets contaba en una entrevista al diario El País que en mitad de uno de los partidos, Alfredo le dijo: «Che, si piensas seguir parándolas todas, avísame». Esas palabras le descolocaron por completo.

Conozco a alguien que siempre dice que no quiere viajar a ninguna parte de América por nada del mundo. Ha visto muchas películas y me dice que la mayoría de los que viven allí son mentirosos, asesinos, ladrones, relacionados con drogas y no sé cuántas tonterías más. Para colmo, cada vez que ve en un informativo las noticias de alguna revuelta o algún asesinato, ya me está «comiendo la cabeza» diciendo que tiene razón. No hay manera de hacerle comprender que no es cierto, que eso solo son excepciones y que la mayoría de las personas son buenas, como en cualquier otro continente. Sé que estás pensando que sostiene una postura poco inteligente, porque uno no puede tomar de algunas imágenes que ve en los medios de comunicación para juzgar a todo un pueblo.

¿Sabes? Cada vez me encuentro con más gente que hace lo mismo con Dios. Han visto las barbaridades que cometen algunas personas que dicen que creen en Dios y sus malos ejemplos y han decidido echar a Dios de sus vidas por culpa de ellos. ¿Crees que es una postura inteligente?

Porque la Biblia nos enseña que eso es precisamente lo que Dios detesta de algunas personas: la vanidad, la mentira, la violencia, el engaño... Dios odia ese comportamiento porque va directamente en contra de su carácter, lleno de amor, justicia, paz...

Pocas cosas deshonran tanto a Dios como aquellos que dicen seguirle y no le aman. No aman lo que él es, y no quieren vivir como él vive, digan lo que digan que son. La verdad es que quieren seguir a Dios, pero bajo sus propias motivaciones y principios. Y lo peor de todo, como hablan una y otra vez del «Señor» pero viven de una manera contraria a él, le deshonran con sus hechos. «Hijos de hombres, ¿hasta cuándo cambiaréis mi honra en deshonra? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?» (Salmo 4:2). ¡Dios es muy claro!

Déjame escribir un consejo doble: como no te conozco, no sé si perteneces a uno de estos dos tipos de personas. Si dices que crees en Dios, más te vale vivir amándole, disfrutando con él y haciendo el bien en todo lo que puedas, porque esa es la consecuencia natural de creer. Si no es así, deberías examinar detenidamente tu vida y callarte al menos por algunos días.

Si has dejado de creer en Dios por los malos ejemplos que has visto, déjame decirte que esa no es una postura inteligente. ¡Y además te estás perdiendo lo mejor de la vida! Vuelve a tu Creador y comprueba cómo su amor y su carácter realmente merecen la pena. Busca conocerle «de primera mano» y pasa de lo que otros puedan hacer.