En estos CIE se llevan a cabo retenciones cautelares y preventivas de extranjeros sometidos a expedientes de expulsión. Pues bien, estos CIE han acumulado a través del tiempo varias denuncias de situaciones anómalas, abusos e irregularidades. La verdad es que yo no he podido comprobar estas situaciones... pero me preocupa.
Me preocupa que se hable del trato inhumano que reciben los internos. ¿Será verdad que una gran parte de este colectivo interno está enfermo y no recibe tratamiento médico ni cuidados de ningún tipo? No lo he podido comprobar, pero me preocupa. Me preocupa el que pueda ser posible que mi prójimo esté en esa situación.
Me preocupa que se hable de malos tratos a personas cuyo único
“delito” cometido sea el haber tenido que emigrar con el fantasma del hambre o de la violencia pegado a los talones. Me preocupa. Me preocupa que pueda ser maltratado una persona cuyo único
“delito” es no tener un permiso de residencia, una situación legal, el estar dentro del colectivo de los ilegales. ¡Cómo si un hombre pudiera ser ilegal! Me preocupa.
Me preocupa que haya una carta de unas internas dirigida a la Comisión Europea en la que se denuncia la escasa comida impregnada de desperdicios. Me preocupa. Me preocupa sobre todo en un país en el que hay alimentos suficientes, consumo desmedido, alimentos que se tiran a los contenedores de donde algunos pobres se nutren. Algo falla. Espero que sean errores y que la comida de estos internos inmigrantes, de estos extranjeros hermanos nuestros de los que tenemos recomendaciones bíblicas de que los tratemos como si a un natural de entre nosotros se tratara, sea una comida saludable... como la que queremos para nosotros.
Me preocupa el que haya diferentes ONGs que denuncian que no se respetan los derechos de los detenidos, que haya falta de intérpretes, graves problemas de higiene y el que las instalaciones no sean apropiadas... son nuestros hermanos. Sus delitos no son tales, sólo son sus problemas, sus hambres... son buscadores de dignidad. Me preocupa.
Me preocupa la terrible frase lanzada por manifestantes que gritan que los CIE son “los Guantánamo europeos”. ¿Serán exageraciones?... pero me preocupa. Cuando se habla de que los CIE son lugares opacos dentro de una sociedad que defiende las libertades individuales, sociedades democráticas, me preocupa. ¿Son realmente limbos donde no se sabe lo que pasa? ¿Pueden existir estos rincones opacos y oscuros en las modernas democracias? Me preocupa.
Me preocupa cuando leo u oigo que hay reiterados intentos de fuga, me preocupa cuando me afirman que esto es algo habitual entre los internos de los CIE. No puede haber hombres no delincuentes estresados por sus intentos de fuga fallidos. Ser inmigrante, aunque no se tenga la documentación en regla, aunque se les llame injustamente ilegales, no es ser delincuente. Los privados de libertad deben ser solamente los delincuentes confesos y condenados, no los pobres inmigrantes que buscan su comida y su trabajo. Muchos de estos internos, después de varios días privados de libertad, no pueden ser expulsados y se convierten en seres alegales, es decir, en malditos de la sociedad inmisericorde con el prójimo. Me preocupa... mucho.
Me preocupa que estos CIE tan criticados sean el fundamento y la base de las políticas de repatriación de una Europa abierta a la libre circulación de los capitales y de los bienes, pero no de las personas. Europa se convierte así en un lugar superprotegido, blindado ante los indeseados. Los CIE son símbolos del cierre de fronteras... y de corazones. Me preocupa los departamentos estancos, oscuros y opacos. La libertad de la que deben disfrutar todos los hombres del planeta tierra, debe ser iluminadora, transparente, a la vista de todos. Los inmigrantes no son delincuentes. Esta identificación es satánica. Los casos de delincuencia que se pueden dar están en línea con los de delincuencia de los españoles o europeos. Son excepciones de la regla. La regla es que son personas que buscan trabajo, alimento, dignidad.
Me preocupa la necesidad de que existan estos centros. Me preocupa, Señor. Danos visión para aportar soluciones humanas y humanitarias. Ayúdanos también a que con la práctica de la justicia social, con la práctica de la igualdad en el reparto de los bienes del planeta tierra, con la eliminación de los desequilibrios económicos que injustamente se dan, favorezcamos el derecho a no inmigrar que debe tener todo ciudadano.
Que los movimientos de personas en el ámbito internacional no sean por hambre, injusticias, violencias, falta de paz. Queremos inmundo mejor y más justo: ¡Venga tu reino, Señor!
Me preocupa... Sí me preocupa, Señor.
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