Hay que quitarse de la mente la idea de que la política es solamente el control del dinero y del poder para mantener ministerios, hacer carreteras o preparar ejércitos. Hoy, muchos temas de la política son comunes a los de la responsabilidad cristiana. Hay que entender también que, incluso desde dentro de la política de partido, se pueden ver ciertos movimientos de renovación ética, en muchos casos presionados por los Nuevos Movimientos Sociales. La regeneración de la política tiene que venir de las reflexiones éticas en torno a las diferentes problemáticas que hay en las naciones y en el mundo, y justamente el cristianismo es una religión con un fuerte contenido ético. El cristianismo debe estar a la vanguardia junto a los Movimientos Sociales o por delante de ellos, en la renovación y regeneración de la política. La fe no puede estar de espaldas a los cuestionamientos que la ética hace a las estructuras políticas de poder.
¿Cuáles son estos temas que tienden a renovar y a regenerar la política? No es sólo el tema que llega a la política desde los ciudadanos mostrando la exigencia de la eliminación de los focos de pobreza y marginación, la búsqueda de la justicia y la eliminación de los grandes desequilibrios en la redistribución de las riquezas, tema que es el mayor escándalo del mundo, sino también otros temas, que regeneran y renuevan la política, que deben ser alumbrados desde la fe. Pensemos, por ejemplo, en los problemas bioéticos, qué hacer con la vida y la muerte para que ésta sea digna y respetada. Pensemos en los debates políticos que tendrá que haber cada día con más insistencia sobre la eutanasia. La política, lo quiera o no, tiene que enfrentarse a estos temas tan delicados, pero estos temas son propios también de la responsabilidad cristiana.
Por otro lado, tenemos hoy, dentro de la política y con una fuerte presión de los movimientos sociales, los problemas de la inmigración que no son sólo una cuestión política al margen de la fe y de la ética cristiana. Si hay un tema redundante en la Biblia es la preocupación por los extranjeros que están dentro de nuestras puertas. La política tiene que ser renovada o regenerada sin desechar ni minusvalorar la ética cristiana. Los cristianos tienen que intentar influir en estas políticas desde el Evangelio, sin que salgan los voceros de turno hablando negativamente de ellos diciendo que es una politización de la fe. Ver éticamente los problemas de la inmigración es entrar en líneas de regulación de la convivencia, de las leyes y de la interculturalidad. Los cristianos no deben echarse atrás ante la necesidad de esta renovación o regeneración de la política en estas áreas que tanto afectan a nuestro prójimo.
Otro tema político que no es ajeno a la vida de la iglesia, es el de las cuestiones de género que están entrando hoy en la política de partido, cuestiones que están renovando y marcando nuevas necesidades, y que entran también por presiones de la propia sociedad. Esto no puede ser ajeno a la vida de la iglesia, ni es algo que no atañe a la vivencia de una fe comprometida. La iglesia y los cristianos necesitan reflexionar desde la fe sobre la situación y el papel de la mujer tanto dentro de la iglesia como en la sociedad en general. Es posible que aquí la iglesia debiera hacer una autocrítica y hacer una relectura de la Biblia, quizás no sólo en clave de mujer, sino en clave de igualdad y respeto entre los géneros.
También pugnan cada vez más por tener más amplia cancha política, los problemas de la ecología. Aquí la presión de los movimientos sociales es enorme, mientras que los cristianos hablan tímidamente. Alguien ha dicho, creo que con razón, que el grito de la tierra corre en paralelo con el grito de los pobres. Los problemas ecológicos van unidos a las problemáticas de los desamparados de la tierra, aunque al final, estas problemáticas afectarán a todos y convertirá al hombre en el ser más amenazado del planeta. Este es un tema político, pero también ético que afecta a la responsabilidad cristiana ante la creación de Dios. Yo creo que se necesitan sensibilidades cristianas que iluminen estos temas que están entrando de forma clara en las políticas de partido, aunque superen estos ámbitos.
Habría otros y tan variados temas que demandan una sensibilidad cristiana responsable en torno a la paz, la familia, la cultura, de hasta dónde debe llevar el respeto a las diferentes opciones sexuales, los ancianos que viven solos en las grandes ciudades y las políticas en torno a la tercera edad, la educación, la medicina, la justicia... Todos ellos temas políticos de primera línea e igualmente temas de responsabilidad cristiana. Todas las áreas políticas que puedan ser iluminadas por la ética o la moral cristiana es un acercar el Reino de Dios a los hombres. Éste se acerca cuando se hace justicia, cuando se dignifica a las personas, cuando se aportan valoraciones éticas que dimanan de los valores del Reino.
Hoy nadie debe dudar que la fe tiene su vertiente y su responsabilidad política en esa acción que debe desarrollar a través del amor. No sea que nuestra fe, sin darnos cuenta, se vaya apagando hasta dejar de ser y nos convirtamos en una de aquellas vírgenes fatuas que estaban esperando al esposo sin aceite en sus lámparas. Al final quedaron fuera del banquete del Reino. La luz de la fe se había apagado a pesar de su espera al Maestro. Así, pues, con este artículo que habla de la regeneración de la política que puede venir desde el ámbito cristiano, artículo en cierta manera resumen final, damos por terminada la serie LA FE Y LA POLÍTICA.
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