Buscamos el gozo del seguimiento, la felicidad de la vivencia cristiana, pero entre algodones.
El pastor Dietrich Bonhoeffer habló de la gracia barata. No quiero emularle, pues una persona muy especial por su vida, su ministerio y su compromiso, pero pienso que se podría hablar también del seguimiento barato. Quizás, en el cristianismo, y a lo largo de los años, hemos tratado de vivir, más o menos conscientemente, un seguimiento de Jesús barato, cómodo, sin cruz. Buscamos el gozo del seguimiento, la felicidad de la vivencia cristiana, pero entre algodones. Sin embargo, parece que la realidad del seguimiento de Jesús, nos muestra que, si no hay caminos y sendas estrechas, si no hay compromisos y esfuerzos cumpliendo los mandatos de projimidad, si no estamos dispuestos a llevar la cruz, el seguimiento no es posible, no es el auténtico.
No hay seguimiento cómodo y a bajo precio, de cumplimientos eclesiales, de ritos baratos en cuanto al esfuerzo. El seguimiento exige una total obediencia a lo que Jesús nos enseñó en cuanto al servicio, en cuanto a cargar sobre nosotros la cruz, el yugo que, aunque ligero, sigue siendo yugo de obediencia y acción comprometida con el mundo. Así, el seguimiento en un mundo que elogia la comodidad, el confort, la diversión y la vida muelle que, en el fondo, son valores contrapuestos a los valores del Reino y a los valores bíblicos en general, y que nos apartan de un seguimiento comprometido de Jesús, ofreciéndonos un seguimiento barato y cómodo.
El auténtico seguimiento no puede estar en contracultura con los auténticos valores que irrumpen en el mundo con la figura de Jesús. Recordemos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24. Y es que, para poder seguir al Maestro, no podemos servir a dos señores como son Dios y los valores consumistas que nos hacen vivir muchas veces como los que no tienen esperanza. No hay un seguimiento cómodo y barato, de saldo, ni sólo de cumplimientos religiosos insolidarios con el dolor de los hombres.
El precio del seguimiento, cuando lo hacemos por fidelidad al Maestro y por amor al prójimo, puede ser ligero, liberador e, incluso, interesante y enriquecedor de nuestra personalidad humana, pero no es un esfuerzo de saldo. El seguimiento muchas veces implica llevar sobre nuestras espaldas la cruz y sobre nuestro cuello el yugo de obediencia y servicio. Además, esta obediencia, este seguir los pasos de Jesús, implica asumir algo o mucho de su programa que puede ser éste: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.
Es verdad que algunos espiritualizan todos estos textos, pero Jesús está citando a un profeta comprometido con los injustamente tratados, contra la opresión de los débiles, con las viudas y los huérfanos como prototipos de las personas de las que se puede abusar fácilmente. La cruz y el yugo que todo seguidor de Jesús debe portar, está en relación, entre otras cosas, con la denuncia social, la búsqueda y práctica de la justicia, la liberación de los oprimidos por los poderes injustos, y clamar contra las estructuras de pecado y de poder injustas que oprimen a tantos y tantos hombres, mujeres y niños en el mundo.
No, el seguimiento no es algo barato, cómodo, de complacencia e insolidario. El seguimiento tiene su cruz y su yugo, aunque éstos, con la ayuda del Señor, puedan ser ligeros, enriquecedores e, incluso, fáciles cuando se hacen en el nombre de Jesús. La razón es que el peso de la cruz que hemos de llevar, no nos hunde en el pozo del sufrimiento, la obediencia que impone el yugo, no nos amarga, sino que podemos experimentar la auténtica felicidad del seguimiento, aún cuando éste sea duro, comprometido y lleno de gestos de acciones solidarias, de amor.
[destacate]El seguimiento de Jesús no es cómodo, ni banal. Pero ese yugo es también transmisor de gozo.[/destacate]No hay seguimiento barato, no hay seguimiento cómodo, no hay seguimiento sin cruz. Es un compromiso que nos empodera y que, más que hacernos sufrir y hundirnos en un valle de lágrimas, nos hace ser eliminadores de los sufrimientos de otros e instrumentos para limpiar las lágrimas de los oprimidos y de los apaleados del mundo. Es hacer que, en las muecas de los rostros de muchos, puedan entreverse incipientes sonrisas. Así, el seguimiento de Jesús no es de saldo, no es cómodo, no es banal, sino que nos hace ser las manos y los pies del Señor en medio de un mundo de dolor. Por eso, esa cruz y ese yugo, también pueden ser transmisores de gozo, del gozo de la salvación al que también podemos llevar a muchos de los prójimos sufrientes.
El seguimiento barato, la felicidad barata que muchas veces se puede experimentar en el ritual insolidario, no es propio del auténtico seguimiento. No es serio, no es comprometido. El seguimiento debe ser un compromiso de vida en amor a Dios y a nuestros prójimos. Tomar la cruz y el yugo sobre nosotros, trabajando por la justicia, practicando la misericordia y, también, predicando las nuevas de salvación a un mundo perdido en la increencia y dando la espalda a Dios. El seguimiento puede ser para el cristiano una experiencia muy superior al rito, algo positivo, motivante, ilusionante, activo y que nos lanzará a trabajar junto al Maestro siguiendo sus pisadas.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o