Un texto importante para ver esta inversión en unos extremos que causan admiración por su radicalidad, es la “Parábola de la fiesta de bodas” que narra el evangelista Mateo o la “Parábola de la gran cena” que narra Lucas.
En ambas,
la gente respetable, los instalados socialmente, los más dignos según los valores sociales vigentes, quedan fuera de las bodas o de la cena. Y no solamente que estos integrados, puros y dignificados en su propia opinión quedan fuera del festejo, sino que, en su lugar, son llamados y entran aquellos que han sido dejados al margen como indignos, pecadores, pobres, lisiados, abandonados y proscritos.
Para algunos, como José Mª Castillo, no se trata sólo de la subversión de lo social, sino también de lo religioso, y ve como en tiempos de Jesús el orden religioso era lo que legitimaba el orden social. Yo creo que, quizás, Jesús veía todo el conjunto socioreligioso como un todo. Un todo que reflejaba el corazón endurecido del hombre. Un endurecimiento que le había llevado a la insolidaridad y la exclusión de los débiles. Nadie que haga esto podrá participar del banquete del Reino. Sea religioso, místico o ateo.
Y si realmente esta forma de ver estas parábolas es correcta, se ve una vez más cómo Jesús va, de un forma sencilla, y que a alguno le podría parecer radicalmente absurda, a la raíz de los problemas que, en el fondo, son una antítesis de los valores del Reino.
Y
las preguntas que nos podríamos hacer serían: ¿Habría que hacer hoy una subversión de los valores que dan prestigio al hombre de hoy, sea religioso, profesional de la religión o una persona secularizada? ¿Trastornaría hoy Jesús las mesas de los expositores de los valores religiosos? ¿Hay unos valores en la Iglesia que son contracultura con los valores sociales vigentes: poder, riqueza, consumo, escalada social a toda costa? ¿O es la Iglesia la que deja que se le infiltren los valores sociales antibíblicos vigentes? ¿Se está haciendo teología o exposición bíblica bajo la presión de nuestros propios intereses? ¿Ha asumido la iglesia la subversión de valores que hace Jesús? ¿Estamos defendiendo la vida y la dignidad de las personas o simplemente pasamos de largo ante las dos terceras partes de la humanidad en miseria mientras nos agregamos al tercio rico, consumidor y acumulador de bienes de forma excesiva?
¿Cómo interpreta la Iglesia hoy estas parábolas? Lo que está claro es que Jesús no puede contemporizar con vivencias
light del cristianismo. Se exige más radicalidad en la vivencia de la fe. Es como si no se pudiera estar en estos banquetes del Reino de espaldas al dolor de los hombres. Es como si los valores del Reino nos demandaran justicia y solidaridad.
Es como si nos demandara un compartir: la lucha por los cristianos por una mejor redistribución de los bienes y por la búsqueda de la dignidad de las personas. Dios no aprueba la estratificación del mundo en una élite que devora lo que pertenece a todos y una gran mayoría despojada y débil, porque puestos a elegir, Dios elige el ponerse al lado de los débiles. Como deben hacer los que quieran participar del banquete del Reino.
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