El tweet de Dios sobre el propósito del mal

En los tiempos que corren es fácil tener la sensación de que el mundo es una nave a la deriva y de que los pilotos humanos que la conducen son los que menos saben adónde va. El sentimiento de que inevitablemente nos acercamos cada vez más al ojo de un huracán, que acabará engulléndonos a todos, es la inevitable conclusión a la que se llega al constatar el creciente malestar que invade a las naciones. Incluso los avances en el terreno científico y tecnológico no dejan de suscitar inquietudes, dado que a la par que parecen traer respuestas y mejoras, también crean peligros y problemas que ponen en entredicho, y hasta anulan, las ventajas prometidas. De hecho, cuando se presenta algún descubrimiento sensacional revolucionario y sofisticadísimo, en el que la locura humana no está ausente, dan ganas de decir: “Muchas gracias, pero prefiero quedarme como estoy.”

En estas circunstancias se puede caer en el conformismo, dado que esto es lo que hay, o en la desesperación, porque no hay solución. Aunque también cabe luchar para intentar salvar del naufragio algunos muebles y que el desastre sea paliado en la medida de lo posible. ¡Qué irreales quedan aquellas utopías humanistas, sobre la edad dorada venidera de la fraternidad universal, que algunas ideologías enarbolaban como estandarte! ¡Cuán cuentistas han quedado retratados los que acusaban de cuentista a la religión, porque solo ofrecía esperanzas de ultratumba!

[destacate]En la primera obra no había nada malo; en la segunda obra, usa lo malo que la criatura ha hecho.[/destacate]Pero ¿adónde acudir por certezas, que puedan darnos seguridad? ¿Quién puede darnos razón de la desenfrenada sinrazón en la que el mundo está sumido? ¿Tienen las cosas sinsentido, sentido? ¿Hay lugar para que lo que es un despropósito, tenga propósito? Si así fuera, entonces significaría que no estamos a merced de fuerzas ciegas o aleatorias, que nos son ajenas totalmente. Si así fuera, supondría que, a pesar de todos los contrasentidos, hasta esos mismos contrasentidos entran dentro de un plan. Y si ese plan ha sido ideado por una mente buena, entonces encajan en una obra que, vista en su correcta y debida perspectiva, es una obra maestra. En sí mismos y aisladamente, esos contrasentidos son un absurdo; pero ubicados en el lugar que les corresponde, sirven para realzar la obra en su conjunto, así como en la técnica del claroscuro el pintor emplea las sombras para que el contraste con la luz sea patente. Lo negro, que por sí solo parece inútil, tiene sentido, porque destaca a lo blanco.

Hay un tweet de Dios sobre el propósito que tiene lo malo, que dice lo siguiente: ‘Todas las cosas ha hecho el Señor para sí mismo, y aun al impío para el día malo.’ (Proverbios 16:4). Hay que entender bien el mensaje, no sea que se llegue a achacar a Dios, lo que no es autoría suya. Cuando el texto dice que Dios ha hecho todas las cosas, no dice que él sea autor de todo, incluido lo que el hombre aporta, sea bueno o sea malo. Más bien, lo que dice es que Dios dispone u ordena todo. Hay una obra de creación y hay una obra de gobernación, de todas las cosas, de tal modo que nada está fuera de su control. Por la obra de creación, él hizo el mundo; por la obra de gobernación, él dirige al mundo. En la primera obra no había nada malo; en la segunda obra, usa lo malo que la criatura ha hecho.

La segunda gran verdad que el tweet enseña, es que ese ordenamiento que Dios ejerce sobre todo tiene un fin y ese fin es él mismo. Es decir, es su complacencia, su voluntad y su gloria lo que importa, por encima de todo, y lo demás es secundario. Así como él es el principio de todas las cosas, también es el fin de todas las cosas. Fin no quiere decir acabamiento, sino meta. Para un mundo que está centrado en sí mismo y que quiere arrinconar a Dios, esta verdad es demoledora, porque muestra que, lejos de ser así, él no abdica de la soberanía que tiene, esto es, de la capacidad de disponer de todas las cosas conforme a su agrado. Los hombres se tapan los oídos, cuando escuchan esto, porque obstinadamente le disputan y niegan a Dios el principio de soberanía, para atribuírselo a ellos mismos.

Ese principio de soberanía alcanza incluso a los malos y a lo malo. Los malos tienen su hora y su tiempo, en el día malo. Es cuando proliferan, cuando tienen libertad de actuación, cuando se explayan al máximo en sus acciones, imaginando que son señores de sus designios y que nadie ni nada podrá controlarlos. Sin embargo, el tweet enseña que han sido puestos por Dios para tal ocasión, a fin de que cumplan, aunque no lo saben ni quieren, los planes que él ha determinado de antemano. Los malos han sido puestos por Dios y el día malo también, para que ambos concuerden y contribuyan de forma sincronizada a lo que Dios ha aparejado que hagan.

Este tweet salva de la desesperación, de la angustia y de la confusión a todo aquel que lo recibe, trayéndole confianza y esperanza. Nada está fuera de sitio, aunque lo parezca; no hay cabos sueltos, aunque así se perciba. Porque la sabiduría desplegada para manejar hasta lo intratable, muestra que no se trata de una mente cualquiera, ni siquiera de una mente más prodigiosa que otras, sino de una Mente sobrenatural capaz de disponer de todas las cosas, también las peores, para su beneplácito. Por eso, si ves que todo está del revés, no te turbes, que hasta el revés convergerá para que lo derecho prevalezca, no por casualidad sino por causalidad.