Así, muchos se han resignado y consolado pensando en ese reino futuro, mientras otros se instalaban en el reino terrenal disfrutando de todo tipo de bienes y servicios, a costa de los más débiles, sin que nadie les echara en cara su inmoralidad.
Vemos en el Nuevo Testamento como muchas veces cuando Jesús decía “Tu fe te ha salvado” se producía una curación, pero esto no les ha hecho pensar que quizás la salvación de que Jesús hablaba no era referida exclusivamente al más allá o a la salvación eterna.
A muchos les ha convenido que el concepto de salvación y de vida haya sido pasado a una realidad futurible que nada tenga que ver con el aquí y el ahora de las desigualdades y de las injusticias . Desigualdades entre hermanos e hijos de un mismo padre. A muchos se les da muy bien el consolar a los pobres pasando el concepto de salvación de esta vida a la otra. ¿Pero la salvación de la que hablaba Jesús era solo ultramundana o ya se podía y se debía disfrutar en nuestro aquí y nuestro ahora? Yo creo que Jesús, cuando hablaba de salvación, no siempre lo hacía pensando en lo ultramundano y en el más allá. Su vida, su praxis, sus enseñanzas y sus compromisos para con los débiles, así como los valores del Reino, estaban mostrando que en el Reino que “ya está entre nosotros”, la salvación también debe afectar a nuestro aquí y nuestro ahora en forma de liberación, dignificación y búsqueda de la justicia. La salvación es algo que se da dentro de la historia presente que nos ha tocado vivir en este mundo, dentro de las estructuras sociales en las que vivimos, aunque esta salvación se prolongue y se proyecte hacia la eternidad.
La religión ha sido criticada a lo largo de la historia porque algunos han pensado que predicaba la resignación de los pobres y los oprimidos , dándoles a entender que no deberían buscar todavía salvación en nuestro aquí y en nuestro ahora, a pesar del “ya” del Reino, sino que deberían conformarse en su infierno terrenal ya que no podían aspirar a los bienes que en justicia les correspondía en la tierra. De ahí que se le haya criticado desde sectores más en relación con el materialismo dialéctico o posicionamientos de la izquierda atea, pero debemos nosotros, desde nuestros posicionamientos cristianos, hacernos una posible autocrítica, sobre si no habremos pasado todo el concepto de salvación hacia lo metahistórico, despreocupándonos del concepto de salvación en nuestro aquí y nuestro ahora, despreocupándonos del concepto de projimidad tan fuerte en la Biblia, despreocupándonos del sentido de salvación del “ya” del Reino en forma de liberación, de dignificación y salvación dentro de nuestra historia cotidiana.
La Teología de la Liberación se fijó mucho en el concepto de salvación del Antiguo Testamento centrándose en el libro del Éxodo, en la figura del caudillo Moisés y en todo el tema de la liberación de la esclavitud de Egipto. Quizás no abundó tanto en que el concepto de Salvación que Jesús traía en el Nuevo Testamento no era solamente un concepto de salvación eterna, sino que con su ejemplo de vida, sus prioridades y su acción, estaba totalmente en línea con la salvación de la liberación de Egipto. Jesús también abundó muchísimo en el concepto de salvación en la historia, en la sociedad en la que nos movemos. Quizás no dando explicaciones sociológicas o de lo que hoy podría ser de teología política, pero sí preocupándose de la salvación del hombre en su entorno social, en el entorno de su aquí y su ahora terrenales.
Aunque la salvación cristiana no se trate de una salvación sólo para esta vida terrenal, sí se da ya en la vida terrenal y acercamos el Reino de Dios a los pobres y oprimidos, no sólo consolándoles con la esperanza de una salvación metahistórica, sino ofreciéndoles una mano de salvación, dignificación y liberación , siguiendo el Programa de Jesús que encontramos en Lucas, entroncando con los profetas. En la declaración programática de Jesús ya deja claro que su Evangelio, sus buenas noticias de salvación, estaban en relación con los quebrantados, los pobres, los oprimidos y los injustamente tratados. Porque el concepto de salvación ya actúa en nuestra historia... aunque se prolongue hasta la eternidad redimiéndonos de nuestros pecados.
Y es que la salvación es integral. Por eso Jesús, en las curaciones, podía decir “Tu fe te ha salvado”. Así, la salvación también tiene que ver con este mundo, con la historia... y con la vida. Aunque la vida también sea eterna.
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