El nuevo ambiente político está afectando tanto a los creyentes locales en China como a los obreros extranjeros que han estado sirviendo a la iglesia en China.
Hace unos años, Rob Gifford, autor de China Road: A Journey into the Future of a Rising Power,[1] participó en una conferencia de China Source en Hong Kong. Habló sobre los desafíos económicos y sociales que probablemente forzarían a China a una reestructuración drástica, y señaló que las características demográficas por sí solas la obligaría a pasar de ser una economía intensiva en mano de obra y basada en la manufactura a algo distinto. “Una cosa es cierta”, dijo Gifford, “los próximos 30 años en China no podrán parecerse a los últimos 30 años”.
Más recientemente, el especialista en China Bill Bishop se hizo eco de este sentimiento y escribió, en noviembre, en el boletín informativo Axios[2]: “Debemos aceptar que China bajo el Secretario General Xi Jinping es sustancialmente diferente de la China que conocimos bajo Hu Jintao y Jiang Zemin”.
Una forma en que China es “sustancialmente diferente” bajo Xi Jinping es el ambiente político mucho más ajustado. Después de tres décadas de aflojar el control del Partido Comunista y ampliar las libertades, Xi está tratando sistemáticamente de reafirmar el control del Partido sobre todos los sectores de la sociedad. Esta realidad está detrás de tantos informes que hemos visto en los últimos tiempos sobre medidas represivas y el creciente hostigamiento y persecución de creyentes. Pero las medidas represivas forman parte de algo mucho más amplio, y es erróneo suponer que están dirigidas simplemente a la religión en general, o al cristianismo en particular.
Este nuevo ambiente político está afectando tanto a los creyentes locales en China como a los obreros extranjeros que han estado sirviendo a la iglesia en China.
Fin de la era de la apertura
En las últimas décadas se ha visto una mayor apertura para las iglesias y los creyentes.[3] El movimiento de iglesias caseras urbano ha alcanzado la madurez. A diferencia del movimiento de iglesias caseras rural, que había crecido durante la era de persecución intensa y que necesariamente había sido «subterráneo», estas iglesias caseras urbanas son a menudo públicas (hasta con sitios web) y han adoptado una postura de menor confrontación con el gobierno. El objetivo ha sido demostrar a las autoridades que no son una amenaza.
A pesar de que las regulaciones religiosas no fueron cambiadas, su aplicación se relajó, lo que llevó a una zona gris ampliada que permitió el crecimiento de las publicaciones, los medios y la educación cristiana. Los funcionarios locales tenían un margen de maniobra para supervisar los asuntos religiosos en sus jurisdicciones, y algunos incluso cultivaron relaciones con líderes de la iglesia. Esto contribuyó a un ambiente más relajado, ya que los cristianos podían ofrecer garantías de no ser una amenaza. Mientras las iglesias y los creyentes locales no causaran problemas, en gran parte los dejaban tranquilos.
Para la comunidad cristiana extranjera que sirve en China, las últimas décadas también han estado marcadas por una creciente apertura. Si bien todavía no se les permitía participar oficialmente en trabajos religiosos, los cristianos extranjeros podían vivir y trabajar en China con diferentes clases de visas legítimas. Podían enseñar, estudiar, operar empresas comerciales registradas y crear ONG inscriptas localmente. Algunos trabajaban de forma independiente, mientras que otros formaban parte silenciosamente de las organizaciones de envío. Mientras sus visas y papeles de permiso de residencia estuvieran en orden, operaran sus negocios de acuerdo con las leyes y normas locales y se considerara que brindaban servicios legítimos a la comunidad, su presencia era tolerada.
La “nueva normalidad”
El nuevo ambiente, o «nueva normalidad»,[4] como a veces se lo denomina, está dificultando las cosas para los creyentes locales. En 2018, el gobierno emitió un nuevo conjunto de normas religiosas que dificultan considerablemente el funcionamiento de las iglesias no registradas (iglesias caseras). Pueden imponerse sanciones a propietarios que alquilan a grupos no registrados, y los funcionarios locales están bajo presión para ser más estrictos en la aplicación de estas normas. Como resultado, algunas iglesias caseras grandes y de alto perfil han sido cerradas y sus líderes han sido detenidos. Otras iglesias caseras más grandes han hecho planes para dividirse (o ya se han dividido) en iglesias más pequeñas si surgiera la necesidad. En cierto modo, esto se puede ver como una multiplicación de la iglesia dirigida por el Partido Comunista.
Las iglesias registradas (las iglesias de las “Tres Autonomías”) también están sintiendo la presión, con más retórica política y directivas para «sinizar».[5] Muchos líderes de iglesias registradas ahora tienen que dedicar más tiempo a manejar sus relaciones con funcionarios del gobierno, dejando menos tiempo para el trabajo pastoral.
¿Qué aspecto tiene esta nueva realidad para los cristianos extranjeros que sirven en China?
1. Límites de tolerancia
Se nos recuerda algo que quizás habíamos olvidado, o al menos pasado por alto: que China no quiere, y nunca ha querido, que los extranjeros participen en actividades religiosas. No obstante, por diversas razones, su presencia en los últimos 30 años ha sido tolerada. Esa tolerancia está menguando ahora, a medida que el gobierno toma medidas para asegurarse de que quienes ingresan a China participen en actividades que el país considera valiosas a la luz de sus propios objetivos y prioridades. Lo que cada vez se tolera menos es la presencia de extranjeros que no contribuyen fehacientemente al logro de los objetivos estratégicos de China. Solo en 2018, cientos de obreros cristianos extranjeros han abandonado el país, ya sea por decreto oficial o por elección propia, ya que ha quedado claro que no pueden continuar su trabajo.
2. Amenazas para la seguridad
Los cristianos extranjeros y las organizaciones sin fines de lucro extranjeras son analizados cada vez más por el gobierno chino a través de una lente que los ve como potenciales amenazas para la seguridad nacional. Esto es especialmente cierto para aquellas personas u organizaciones que trabajan en zonas de minorías, entre las cuales el trabajo en zonas de minorías musulmanas es el más sensible.
3. Estado vigilante
China se ha convertido en un estado vigilante, y los extranjeros no están exentos. Apenas sale de una casa o de la habitación de un hotel, una persona está siempre en la mira de una cámara. Gran parte del aparato de vigilancia se utiliza para mejorar la aplicación diaria de la ley (para detectar rateros o peatones imprudentes). Sin embargo, puede (y ha sido) empleado para hacer el seguimiento de personas que el gobierno considera indeseables. Cómo podrá y será utilizado en el futuro es una cuestión de mucha especulación.
Consecuencias para los cristianos extranjeros en China
¿Cuáles son, entonces, las consecuencias para los obreros cristianos extranjeros en China?
1. Servir los objetivos de China
Es probable que se vuelva más difícil “torcer las reglas”. Esto incluye estar con una visa de estudiante por años, fijar residencia mientras tiene una visa de turista u obtener una visa de trabajo de la empresa de un amigo sin ningún requisito real de presentarse en el trabajo. Los oficiales de seguridad que controlan el acceso a las visas y los permisos de residencia/trabajo están bajo presión para ser más profesionales en el manejo de asuntos de inmigración y visas, asegurándose de que sus decisiones sirvan a los objetivos más amplios del Partido y el gobierno.
Al evaluar las solicitudes de visas de los extranjeros, una pregunta clave es: “¿Qué hará usted por China?”. Esta es una expresión del pragmatismo chino: equilibrar los pros y los contras. En este momento, los “contras” de tolerar la presencia de obreros cristianos extranjeros tienen más peso. A menos que se considere que contribuyen a los objetivos de China, los incentivos para la aprobación son mínimos.
2. “Fuera del radar”
Los obreros extranjeros en China deberán volver a pensar el significado de estar “fuera del radar”. A veces se piensa que esto significa tener poco o ningún contacto con funcionarios del gobierno. Esta es una visión miope, porque las relaciones con los funcionarios locales a menudo son clave para determinar el éxito o el fracaso de un emprendimiento.
También es un error pensar que significa simplemente evitar cierta terminología religiosa en la correspondencia o evitar asistir a iglesias registradas o internacionales. ¿Y la familia numerosa que alquila un bonito apartamento, posee un coche, viaja al extranjero al menos dos veces al año, pero no tiene ninguna fuente de ingresos evidente? Este es un criterio para identificar espías que se ve normalmente en los carteles “antiespionaje” de los vecindarios.
Otra idea común es que es posible permanecer fuera del radar si uno no usa WeChat. Sin embargo, desconectarse de WeChat nos desconecta de la comunidad china a la que estamos tratando de servir. Usar WeChat es casi una necesidad vital en la China moderna. Usarlo sabiamente significa tener suficientes charlas “normales”, de modo que el uso potencialmente problemático sea relativamente pequeño y no llame la atención. La forma en que nos presentamos es importante. De alguna manera, tener una identidad cristiana pública en realidad ayuda, porque entonces nuestra charla cristiana es normal.
3. Planificación de contingencias
Los obreros cristianos extranjeros en China, sin importar cuán “segura” crean que sea su situación, deben ocuparse de la planificación de contingencias. Esto debería incluir varias preguntas:
Es posible, quizás incluso probable, que los planes nunca tengan que ser implementados, pero tener un plan puede servir para disminuir la ansiedad y el temor, así como para minimizar el impacto negativo de tener que partir, si se diera el caso.[6]
4. Indigenización
Los obreros cristianos extranjeros en China deben tomar en serio la indigenización. Una lectura de la historia del cristianismo en China nos dice que puede llegar un día en que los extranjeros ya no sean bienvenidos, especialmente en zonas de minorías consideradas sensibles por el gobierno chino. Si esto sucede, ¿estarán los líderes locales preparados para continuar el trabajo? Si no, corremos el peligro de repetir los errores de los misioneros anteriores a 1949. La iglesia en China es en última instancia responsable de asumir su papel en la evangelización, el discipulado y alcanzar a los no alcanzados. ¿Los estamos ayudando con ese fin?
Misión a los chinos en el extranjero
La naturaleza y el impacto de los cambios que se están produciendo no se limitan a las condiciones internas ni a los extranjeros que trabajan en China. China bajo Xi Jinping intenta reclamar un papel de liderazgo en el escenario internacional mediante la adopción de una política exterior más activista (algunos podrían decir agresiva). Esto se ve más plenamente en la llamada «Iniciativa de la Franja y la Ruta», una política del gobierno chino para establecer vínculos más estrechos con países de Asia, Oriente Próximo, Europa del Este y África, invirtiendo en proyectos de desarrollo económico. Como resultado, cada vez más chinos viajan al extranjero.
Esto tiene dos amplias oportunidades en términos de ministerio:
Sin embargo, como ocurre con cualquier cosa en China, hay riesgos políticos. La muerte de misioneros chinos en Pakistán en junio de 2017 aumentó la conciencia y sensibilidad del gobierno chino hacia los misioneros chinos que trabajan en países extranjeros. Como resultado, las cosas se han vuelto más difíciles para los misioneros chinos que desean servir en el extranjero.
Si bien no conocemos los detalles específicos de los cambios que China experimentará en las próximas décadas, podemos estar seguros de que, para los cristianos locales y extranjeros, las próximas décadas no serán como las últimas décadas.
Notas
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o