Estamos con Asun Quintana, nueva Consejera de la Mujer del Consejo Evangélico de Madrid, sustituyendo a Marisa Muñoz-Caballero, que ha pasado a ser parte de la Junta al lado de la propia Asun y de Margarita García Romero (Consejera de Enseñanza religiosa).
Por ello,
el CEM se convierte así en la entidad representativa evangélica española con más mujeres en su Junta Directiva. Algo que ha ocurrido sin que haya existido una voluntariedad específica, lo que indica en su espontaneidad una indudable apuesta natural por la participación de la mujer evangélica en lugares de responsabilidad.
Asun Quintana es pastora en Asamblea Cristiana de Madrid, además de licenciada en Filología Hispánica y conferenciante.
Pregunta.- ¿Por qué y cómo nace tu interés por apoyar a la mujer?
Respuesta.- Yo creo que la apoyo desde que tengo conciencia de ser mujer y de las injusticias que las mujeres han sufrido a lo largo de la historia. La injusticia, la opresión y el abuso de los débiles es un tema que me revuelve desde lo más profundo. Las mujeres y los niños son un colectivo muy afectado en este sentido. Cuando me convertí esto se agudizó aún más en mi como parte de mi compromiso cristiano.
P.- ¿Qué hay de verdad y de mentira en los estereotipos de la mujer en la iglesia?
R.- Yo creo que hay bastante de verdad, es decir, esos estereotipos existen, desgraciadamente para mal. El primero el prejuicio hermeneútico. Para mí es un prejuicio interpretar que las mujeres no puedan tener funciones de responsabilidad en la iglesia. Hay otros como que las mujeres son débiles, son demasiado emocionales, pueden abusar de su autoridad más que los hombres... para mi todos prejuicios absurdos y sin fundamento ni bíblico ni de sentido común.
P.- Aún no es frecuente la existencia de mujeres en el ministerio pastoral, y hay posturas contradictorias al respecto ¿tu presencia en el CEM significa que al menos hay convivencia respetuosa de ambas visiones?
R.- Yo creo que sí, que hay respeto mutuo entre quienes están de acuerdo y no lo están en el tema del ministerio pastoral de la mujer en la iglesia. Y esto es muy importante para poder trabajar y avanzar. Y el hecho de que yo sea pastora y me hayan propuesto y votado como Consejera es una muestra de ello. Hoy por hoy me siento cómoda, aunque soy una recién llegada...
P.- Como en la sociedad, y al margen del pastorado, ¿crees que en las iglesias e instituciones evangélicas se exige más a la mujer que al hombre para las mismas responsabilidades?
R.- Totalmente. Las mujeres se nos mira con lupa todo lo que hacemos, se nos vigila más... tenemos que trabajar el doble para que se reconozca nuestra valía y aportaciones. Si una mujer mete la pata se resalta mucho más que cuando un varón lo hace. Y desde luego las mujeres en cuanto a naturaleza somos exactamente igual de pecadoras que los varones, pero también igualmente salvadas por Cristo e igual de santas que los hombres. Eso no quiere decir que seamos idénticos. Somos diferentes físicamente, hormonalmente, "maternalmente"... pero iguales ante Dios y ante la sociedad en derechos.
P.- ¿Cuáles crees que son las necesidades actuales de la mujer evangélica o protestante?
R.- Unirnos más para poder trabajar juntas y mejor, dejando a un lado lo secundario; seguir formándonos a todos los niveles; apoyar todas las causas por las que se está luchando por las mujeres en cuanto a injusticias sociales, persecución o marginación de las mujeres. Y esto empieza en el día a día, en la familia, en los colegios y también en las iglesias.
P.- Dinos, si no te es problema, las mujeres que en España consideras pioneras o ejemplos a seguir para ti…
R.- Es que me voy a dejar algunas y prefiero no dar nombres, pero evidentemente hay mujeres pioneras y muchas. Si quieres alguna del pasado Alice Gordon Gulick, por ejemplo... y tantas otras.
P.- ¿Cuál es tu visión práctica de la labor que vas a desarrollar en el CEM?
R.- Pues sobre todo voy a trabajar en las líneas que ya he mencionado anteriormente, y concretamente me gustaría por lo menos hacer tres actos al año (si es posible más ) para concienciar y ayudar a movimientos que luchan contra el tráfico de mujeres y de niños, los derechos de las mujeres en general que coincidan con nuestros valores cristianos, especialmente en cuestiones de familia y educación, la lucha contra la violencia de género y otros. Y desde luego intentaré fomentar la unidad en todo, basada en el amor, el respeto y la libertad, tres principios para mí fundamentales para trabajar.
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