Emma Watson es una de las actrices más conocidas del momento: participar en la serie completa de "Harry Potter" no es cualquier cosa. Hace poco leía una entrevista suya concedida a la revista "Imágenes", y una frase me llamó la atención: "La gente me envía Biblias. Tengo una colección de unas 20 en mi habitación. Piensan que necesito una guía en mi vida"
Es obvio que no conozco a las personas que le enviaron cada una de las Biblias, pero sí podría decir algo de ellas: Querían que Emma tuviese lo mejor que habían conocido. Todas las personas sin excepción necesitan una guía en sus vidas, y la Palabra del Creador es sin ninguna duda, la mejor guía que podemos tener. ¿Hablar del Señor y regalar una Biblia? Una gran idea. La idea más excelente.
¿Sabes? Creo que tenemos un "pequeño" problema. Desde hace demasiado tiempo, cuando hablamos sobre evangelización, siempre esperamos que las personas "vengan".
La mayoría de los planes y actividades evangelísticas de iglesias y denominaciones (¡y muchas veces también en las organizaciones!) están diseñados para que las personas vengan a ver lo que estamos haciendo y/o proclamando. Esperamos que vengan a las iglesias, a los conciertos, a las actividades, a las campañas, a los programas que hemos diseñado... Lo hacemos todo de una manera "casi" perfecta, la música es excepcional, la predicación excelente, los medios audiovisuales sublimes, la preparación genial; derrochamos imaginación, recursos y tiempo para hacer lo que hacemos. Y nos sentimos inmensamente privilegiados cuando después de tantísimo esfuerzo algunas personas vienen, nos ven y nos escuchan.
Nuestro problema es que el Señor nunca dijo que la gente tenía que venir a vernos. Jesús siempre proclamó una y otra vez: "ID"
¿Por qué lo hacemos? ¿Cuál es la razón de que no sólo no escuchamos a Dios, sino que perdamos tanto tiempo, recursos, fuerzas, etc. para tener resultados tan sumamente pequeños?
Déjame decirte que predicar desde lo "alto" es muy sencillo.
Hablar, cantar o dar testimonio desde un púlpito, nos compromete a muy poco: las personas están lejos no sólo físicamente sino también espiritualmente ¡A veces ni siquiera nos conocen! En la mayoría de las ocasiones nuestros vecinos no lo ven, y nuestra familia no lo sabe. Quizás hemos invitado a alguno a ese "evento" pero si viene, no nos comprometemos a orar con esa persona y a hablar con ella personalmente en los próximos días... y si no viene, tenemos la excusa perfecta: "¡La gente no quiere escuchar!"
El problema es que el Señor nunca dijo que las personas tenían que venir.
Jamás nos llamó a gastar miles de euros en publicidad para que la gente venga. Jesús dijo una y otra vez: "ID" Lo que realmente compromete nuestra vida con el Señor y con los demás es hablar a cada uno de los que viven con nosotros, ir a dónde están y acompañarles. Amar al que está próximo a nosotros y ayudarle.
El Señor fue a donde estaban las personas y les habló del evangelio a todos, independientemente del interés que ellos tuvieran. ¡Y eso que Él sabía lo que había en el corazón de cada uno, y podía escoger directamente a los que le escucharían con atención, y no "perder" más el tiempo! Jesús se acercó a todos, ayudó a todos, abrazó a todos, amó a todos sin excepción. El nunca habló "desde lo alto" y las veces (¡poquísimas!) que proclamó el mensaje del evangelio en la sinagoga, fue porque quería llegar también a los que pasaban sus vidas "metidos" allí.
Jesús nos enseñó a IR y a sembrar la semilla en TODOS LOS TERRENOS.
Jamás explicó ninguna parábola sobre la necesidad de tener la semilla bien guardada dentro de la iglesia, porque es tan valiosa que las personas que realmente tengan interés vendrá a verla.
Jamás proclamó que deberíamos organizar actividades para proclamar lo que creemos, actividades que en sí pueden ser buenas y evangelísticas, y creo firmemente que tienen su lugar; pero que pierden TODO su sentido cuando la motivación inconsciente es acallar la conciencia de miles de creyentes que jamás le hablan del Señor a nadie de una manera personal.
El MANDAMIENTO del Señor una y otra vez fue "ID por todo el mundo...." La semilla necesita ser echada en el camino, entre piedras y entre espinos, exactamente igual que en la buena tierra, ¡Todos tienen que recibir la semilla!
¡Hay que salir! No podemos quedarnos en casa, en la iglesia o en nuestras actividades. Tenemos que brillar por el poder del Espíritu de Dios en el lugar dónde estamos, e ir. Comprometernos en ayudar de una manera personal. Puede que lo único que creas que puedes hacer es regalar una Biblia, como en la historia de hoy... ¡Ya es mucho! La persona que la reciba se preguntará a sí misma y te preguntará a ti por qué lo haces.
Muchas cosas cambiarán en nuestra vida y en la vida de las iglesias cuando leamos lo que Dios quiere de nosotros, y lo apliquemos siguiendo el ejemplo del Señor Jesús. Todo cambiará en este país cuando cientos (¡miles!) de cristianos hagan lo que El Señor quiere: IR
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