La Unidad en la Acción se ha logrado como nunca antes se había logrado y oramos para que sea la antesala de lo que nos espera por ver.
Cuando hace poco más de un mes de la celebración, en la ciudad de Barcelona, del Festival de la Esperanza 2015 seguramente ha llegado la hora de hacer balance, aunque sea brevemente, desde la serenidad de analizar los acontecimientos pasados con la ya cierta distancia que da el tiempo.
Sin duda alguna nadie puede poner en duda que ha sido un acontecimiento histórico para la Comunidad Protestante. Los datos avalan mis palabras. Datos que, ni siquiera los más críticos, pueden poner en duda.
¿Qué ha hecho posible tal cúmulo de bendiciones?
Desde el observatorio privilegiado que me otorga el haber sido el Presidente del Comité Organizador me atrevo a plantear las siguientes respuestas. Naturalmente de las mismas no se debe deducir que sean el resultado de un ejercicio de reflexión conjunta y explícita por parte del Comité Organizador. Ese debate formalmente nunca se produjo aunque los hechos avalan la propuesta de conclusiones que se presenta. Lo que sí puedo afirmar es que estos han sido los criterios que han presidido mi actuación y la siguen presidiendo.
Claves del prefestival
El Festival empezó mucho antes de su pública presentación el 20 de septiembre del año 2014.
Dos fueron las claves del prefestival:
Una acción local con una visión global
El acontecimiento se planteo, desde el minuto uno, como el Festival de Barcelona, para toda Catalunya, para toda España y para alcanzar Europa.
Desde lo local para alcanzar lo global con una clara visión misionera y desde una perspectiva de Reino de Dios.
No es que el Festival pretendiera ni lograr todos esos objetivos ni tampoco hiciera planes para alcanzarlos. Sencillamente se lo planteó como una visión inspiradora.
Por esa razón, a la hora de elegir el Comité Ejecutivo, a pesar de que la acción se desarrollaba en una ciudad, Barcelona, se buscó la presencia de representantes de otra importante ciudad, Madrid, para ser coherentes con la mencionada visión.
Se buscó a quienes así lo quisieran, de la Comisión Permanente de FEREDE la Federación Protestante Española), como Comité de Referencia.
Se invitó a los ejecutivos de los Consejos Evangélicos geográficamente más próximos a integrarse en la estructura operativa.
También, por esa misma razón, con la voluntad de hacer visible la visión durante la celebración del Festival, los días 1 y 2 de Mayo en el “Palau Sant Jordi”, el acto fue presentado por dos personas: una de Barcelona y otra de Madrid.
La escenificación de la visión fue incontestable.
Y también era una manera de anticipar, y hacer más posible, un Festival de la Esperanza en Madrid en el año 2019. (Naturalmente si esa es la voluntad de las Iglesias de dicha ciudad).
En definitiva: una visión integradora y una visión de Reino de Dios frente a la tradicional visión de reino de taifas- en la que cada quien va por su lado.
La Teología Urbana en Acción
Para lograr los objetivos era necesario alcanzar un Pacto entre el liderazgo evangélico. En la presentación Oficial del Festival se propuso un PACTO de santidad, oración y movilización de la Iglesia.
Es evidente que detrás del Festival hay una teología del Reino de Dios aplicada a una situación concreta.
Es lo que llamamos Teología Urbana en Acción.
Dicha teología busca inspirar acciones con voluntad de permanencia que no solamente aspiren a alcanzar con el evangelio a una parte de una ciudad o de una población sino a causar un impacto transformador que sea la semilla de un cambio substancial e irreversible.
Pero esta teología no puede limitarse a ser una teología descriptiva sino que ha de ser una teología encarnada y enraizada en la voluntad de avivamiento.
Es, pues, una teología de Pactos.
Pactos entre la Iglesia y el Dios de la Iglesia.
Pactos entre los diversos componentes de esa misma Iglesia.
Vemos, pues, que la Teología Urbana en Acción demanda Pactos de Espiritualidad porque de lo contrario las acciones se reducen a “Eventos” en lugar de llegar a ser “Acontecimientos Transformadores”.
No buscamos que suceda sino que acontezca.
Por eso se promovió y se suscribió el PACTO de santidad, oración y movilización de la Iglesia.:
Santidad, porque sin santidad no agradamos a Dios.
Oración, porque necesitamos descubrir la voluntad de Dios para nuestras vidas en lugar de decirle a Dios lo que tiene que hacer por nosotros y por nosotras.
Movilización, porque solamente si somos capaces de cambiar las prioridades de nuestra agenda, para establecer las prioridades del Reino de Dios, el “Evento” se transformará en “Acontecimiento”.
Claves del Festival
La Unidad como factor determinante
La primera clave ha sido “La Unidad en la Acción”, no otra unidad,
Lamentablemente la unidad entre nosotros es más predicada que practicada. Nuestras dificultades prácticas para entender que es más lo que nos une que lo que nos separa son tan reales como la vida misma.
No es que no nos sintamos parte de un mismo cuerpo e incluso de una misma Iglesia. Lo sentimos, lo creemos y lo predicamos pero, a la hora de la verdad, cada quien elige quedarse al resguardo de su propia casa, bajo la correspondiente excusa
Vencer esas resistencias y vencerlas a tiempo no ha sido ni fácil ni en todos los casos ha sido posible pero el resultado, que finalmente se ha logrado, merece la más sincera gratitud a Dios.
En esta ocasión la Unidad en la Acción se ha logrado como nunca antes se había logrado y oramos para que sea la antesala de lo que nos espera por ver.
La Oración
La segunda clave ha sido “La Oración”.
Si la reunión más difícil de convocar en cada Comunidad Local es el Culto de Oración, al que generalmente acuden entre el 5 y el 15 por ciento de la congregación que se reúne los domingos, convocar en la gran ciudad a orar es un reto más que considerable.
Sin embargo, se hizo y se logró.
Cierto que con resultados desiguales pero cada quince días había o una reunión/vigilia de oración o una caminata de oración.
Además cada viernes a las 14.00 horas todos y todas estábamos convocados para apartar cinco minutos de nuestro tiempo para orar por el Festival.
Y también fueron muchas las Comunidades Locales que introdujeron en sus cultos dominicales un tiempo especial dedicado a la intercesión por el Festival.
En definitiva, el énfasis en la oración tuvo una proporcionada respuesta.
El Festival como proceso
La tercera clave ha sido “El proceso”.
Para que el Festival alcanzara el fin propuesto era necesario, tal y como ya se ha dicho anteriormente, un proceso de movilización que llevara al liderazgo y a las Comunidades Locales a cambiar la prioridad en sus agendas.
El reto estaba claro desde el principio.
La duda que surgió fue rotunda: ¿Tendremos suficiente tiempo para lograrlo?
La pregunta era obligada porque cada vez nos cuesta más tiempo, y más esfuerzos, cambiar nuestras rutinas en unos calendarios cada vez más llenos de actividades. Y también porque en la consciencia de alguno de nosotros teníamos muy claro que habíamos empezado tarde.
Entendíamos que necesitábamos más de un año de preparación efectiva y no disponíamos de tanto tiempo.
¿Sería posible llegar a tiempo sin correr?
¿Y por qué sin correr?
Porque la clave del Festival es que sea un proceso.
Y un proceso requiere, por definición, tiempo.
Y todavía más cuando se trata de un doble proceso.
Un doble proceso:
- Un proceso hacia fuera: la Operación Andrés.
- Un proceso hacia dentro: los Cursos de Discipulado.
Necesita tiempo para que el proceso:
- Nazca (que alguien haga suya la idea),
- Crezca (que sea aceptado),
- se Desarrolle (que sea puesto en acción)
- y Culmine (con los resultados deseados).
Veamos el proceso en sus dos componentes:
La Operación Andrés es una herramienta que nos ayuda a empoderar a los miembros de nuestras Comunidades Locales para que tengan tiempo y oportunidad de invitar a sus familiares, amigos y conocidos a asistir al festival.
Los Cursos de Discipulado son los efectos positivos secundarios que hacen posible que cada Comunidad Local, que participa en el Festival, vea empoderado su ministerio a través de la participación de sus miembros en estos cursos.
La voluntad de permanencia
La cuarta clave es la “Voluntad de Permanencia”.
Por último cabe anotar que el Festival nació dentro del Plan Estratégico “Catalunya 2021”.
Más concretamente: nació como resultado de la Oración por ese Plan Estratégico.
Inicialmente teníamos la visión pero no sabíamos cómo hacerla realidad.
El Objetivo del Plan es lograr que en el año 2021 en Catalunya haya más de 1.000 Comunidades Locales Evangélicas.
Y el paso intermedio para lograrlo es la movilización de la Iglesia.
Lo cierto es que inicialmente no fuimos a buscar que el Festival viniera a Barcelona pero cuando se abrió la posibilidad lo entendimos como una respuesta a nuestras oraciones: Teníamos la respuesta que estábamos buscando.
Nuestro Plan Estratégico se presenta en las siguientes cuatro fases:
- Primera, Movilizar a la Iglesia de Jesús.
- Segunda, Predicar el evangelio transformador de Salvación.
- Tercera, Empoderar a nuestras Comunidades Locales con una visión misionera del Reino de Dios: Barcelona, Catalunya, España, Europa.
- Cuarta, Plantar nuevas Iglesias y Redimensionar, como grandes Iglesias Locales, algunas de las que ya tenemos.
El día después del día de bendición
Aunque con el Festival hemos entrado en la Tierra Prometida, y hemos levantado el Monumento de nuestra Unidad como símbolo de la bendición alcanzada, lo cierto es que todavía nos queda mucho por hacer.
Si bien es cierto que el segundo de los objetivos (predicar el evangelio) se ha alcanzado plenamente lo que también es cierto que todavía tenemos flecos pendientes en el primero de ellos: la movilización plena de la Iglesia.
No es que no seamos realistas.
No es que aspiremos a más de lo que podemos lograr.
Somos conscientes de que solamente debemos aspirar a movilizar a los que quieran movilizarse y con ese bagaje tenemos más que suficiente para emprender el viaje.
Sin embargo, seguimos con la puerta abierta para mantener el llamado para que otros puedan participar en el proceso.
Todavía están a tiempo de hacerlo.
Hemos logrado, en buena medida, implementar las dos primeras fases.
Ahora nos queda el Tercer y el Cuarto objetivo:
3. Empoderar, todavía más, con esta Visión a las Comunidades Locales.
4. Promover Plantar nuevas Comunidades y Redimensionar algunas de las ya existentes.
Para lograrlo tenemos algunas fechas claves:
1. Año 2017, Celebración del 500 Aniversario de la Reforma Protestante.
2. Año 2019. Celebración del Festival de la Esperanza Madrid 2019 (¿?).
3. Año 2021. Fecha final del Plan Estratégico “Catalunya 2021”.
Palabra final
Cuatro esbozos de conclusiones:
1. Dios nos ha llenado de bendiciones a pesar de nuestra poca fidelidad.
2. Dios nos puede llenar todavía con más bendiciones si mantenemos la Unidad de Acción de nuestras Iglesias.
3. Hemos crecido mucho pero todavía tenemos que crecer mucho más.
4. Si sabemos administrar, desde la humildad, las bendiciones recibidas la puerta de oportunidad que se ha abierto permanecerá abierta durante mucho tiempo para alcanzar a muchos más.
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