En casa de herrero...

El mismo que algunos expertos destacaron por su densidad intelectual, su riqueza teológica y filosófica, de nuevo hace famosa otra oración, esta vez pronunciada durante su visita a Auschwitz, el campo de concentración más grande construido por los nazis: “¿Por qué, Señor, has tolerado esto?”

Habrá quien diga que en aquel momento tuvo un desgraciado lapsus linguae. Otros, que se le fue el santo al Limbo. Pero no podía ser, ya que él mismo desmintió hace poco que existiera. Algunos opinarán que en esta ocasión, al no precederle la Cruz de Cristo, perdió un poco el Norte. Yo creo sinceramente que fueron las cosas del directo; y ya se sabe.

Me dan pena estos sucesos, porque luego los arreglos resultan parches.

¿Piensa Benedicto XVI que el Rey de reyes tuvo un despiste, o pretende quitarle responsabilidad a la Iglesia Católica? ¿Intenta escurrirle el bulto? ¿Es eso valentía? ¿Una salida airosa? Es fácil creer que Dios es culpable de los crímenes cometidos por seres inhumanos, y se le enmienda la plana canonizando a mártires. También es triste que una persona que ostenta el cargo católico de representante de Cristo en la Tierra, se haga esa pregunta mediocre. ¿Tan tremendamente perdido está? ¿Tan perdido está de Dios y de sí mismo? ¿Acaso no gobernaba en el Vaticano otro Papa en la época de la masacre? Benedicto XVI (que ya son muchos), quizás debió haberse preguntado: ¿Dónde estabas, antecesor mío, representante de Dios en la Tierra? ¿Qué hiciste Pio XII para remediarlo? ¿Por qué lo toleraste?

Espero que todo esto sirva para tomar buena nota en los proyectos de búsqueda de soluciones para los conflictos actuales, y no deje con la misma duda espiritual a futuros Pontífices. A saber qué se preguntarán ellos cuando les llegue el turno de tapar responsabilidades.

Dios responderá a la pregunta del Papa de diferentes maneras, porque en Sus manos está, si le place, sacarle de la duda. Él sabe que Joseph Ratzinger necesita la respuesta con urgencia.

Tenemos un ejemplo de falta fe y de conocimiento de Dios. A ver cómo lo enmiendan los encargados de sacar las castañas del fuego. Bueno, tiempo de castañas no es, así que modifico: A ver como lo enmiendan los encargados de recoger la patata caliente. Ahora sí.

Demos gracias al Señor por la fe sencilla de su pueblo, porque esto que acaba de ocurrir es lo de siempre: En casa de herrero... Habemus Papam!