Después de dar una vuelta por el interior, no encontré ni a la burra ni al buey y llegué a la conclusión, de que habían ido a dar una vuelta. Era una noche clara llena de estrellas, una de ellas muy misteriosa.
Algunos pastores se hallaban cerca de aquél lugar. Sentados alrededor del fuego reían, o discutían contando fanfarronadas absurdas sobre sus ganados. De repente escucharon un golpe seco en la copa del árbol que les cobijaba de la escarcha. Se asustaron sobremanera a causa de la aparición de un ángel por encima de sus cabezas. El ser alado, intentando calmarles, les dijo que venía con gran gozo a cumplir con la misión de darles unas
Buenas Nuevas. En aquel instante, surgió del negro espacio de la noche, una multitud de huestes celestiales que alababan al Dios Niño cantando en falsete: “Gloria a Dios en las alturas...”, etc. etc.... Cuál fue el pánico de aquella pobre gente, que levantando las posaderas de la tierra que les había visto nacer, echaron a correr y miren ustedes por donde llegaron, medio asfixiados, a refugiarse dentro de aquel establo, donde se dieron de golpe con
La Promesa. Casi sin resuello, contaron a los nuevos padres lo que les había ocurrido. Incitados por mí preguntaron el nombre del
Niño y la madre contestó que se llamaría
Emanuel, que traducido es “Dios con nosotros”.
Y efectivamente, con nosotros estuvo hasta que Él solito se murió porque entre todos le ... Por eso, en mi humilde opinión, habría que seguir llamándole
Dios, pero “sin nosotros”. Hagan ustedes las cábalas pertinentes.
A mí no me vieron. No siempre la gente es consciente de que siempre estoy presente a lo largo de la Historia. Les recuerdo, soy “La Curiosidad del Momento”.
Al día siguiente acompañé a la familia por las calles de Belén, los padres del recién nacido salieron a buscar una casa decente. Verán, no es que estuvieran irritados con tanta publicidad gratuita, en ese tiempo todavía no estaba de moda para los famosos vender las exclusivas, sino que el establo era muy inapropiado para recibir tantas visitas.
Sin embargo aunque todo parecía ir viento en popa a toda vela, de nuevo, tuvieron que salir una noche hacia Egipto, justo después de que aquellos Magos llegados de Oriente para adorarle y ofrecerle algunos detallitos, se fueran de la lengua reflexionando sobre el
Príncipe de Paz ante la mandíbula caída del enojado Herodes. Sus discusiones bizantinas transcurrían así:
“Que si yo la vi primero” (a la estrella); “que si tú de la Profecía, ni la media”; “que dónde se habrá metido ahora la dichosa estrella”; “que hay quien nace con estrella y quien nace estrellado”... A la vez que discutían, inocentemente ponían al corriente a Herodes del nacimiento del nuevo rey. En fin, el rey les trató estupendamente por la cuenta que le tenía y disimuló su malestar como pudo, pero un tanto harto y mosqueado de que algún mocoso viniera a sentarse en su propio trono, les despachó susurrando una poesía entre los dientes, que posteriormente se convirtiría en una cancioncilla popular de aquellos lares. Desvirtuada en la actualidad, quizás les suene. Originalmente decía así: “Ande, ande, ande, la marimorena. Ande, ande, ande, las noticias de Oriente, no son buenas”.
Aquel día al conocer la noticia del extraño nacimiento, no sólo se turbó Herodes, sino toda Jerusalén con él, porque al parecer los ciudadanos se encontraban a gusto con aquel vampiro que les chupaba la sangre y pensaban que si de repente el
Dios Fuerte provocaba un golpe de Estado, les fastidiaría la existencia
Hablando juiciosamente y para ir acabando les repito: Estuve allí aquellos días tan significativos, pero eso no me salva, en realidad no tengo alma. Soy “La curiosidad del Momento”. A pesar de ello indagué en la vida del
Consejero y conozco sus obras. Pero no soy persona, no llevo conmigo el deseo de creer. Sin embargo ustedes, hombres y mujeres, conocen también que el
Niño se hizo
Hombre, y en plenas facultades mentales, con su muerte y resurrección firmó un Testamento como
Padre Eterno que dejó en herencia a los hijos que pongan en Él su esperanza.
¿Han participado ya de un nuevo Nacimiento? ¿Han llegado a conocerle? Gentes con GRANDES ALMAS, curiosos y curiosas llenos de esencia divina, tened siempre presente: “NO SE PUEDE CREER IMPUNEMENTE”
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