Inicio este artículo con la misma pregunta que he dado principio a otros. ¿Cuántos periodistas tenemos actualmente en el protestantismo español?
Para equivocarme menos he interrogado al médico Pedro Tarquis, director del influyente “Protestante Digital” y fundador de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE). Tarquis es el protestante que más se mueve y más gente conoce en los medios de comunicación seculares.
Me confirma lo que más o menos yo tenía registrado. Líderes protestantes que escriben en nuestras publicaciones, es decir, puros escritores, llegan a unos ciento cincuenta. Periodistas licenciados en Ciencia de la Información en alguna Universidad española, en torno a treinta.
¿Pocos? Es lo que hay. ¿Necesitamos más? Muchos más. Y si no los hay ¿qué hacemos? ¿Qué? Que las iglesias asuman la tarea que les corresponde.
El Evangelio de Jesucristo es un producto. Celestial, espiritual, redentor, salvífico, pero un producto. Los pastores y demás líderes protestantes han de saber que hoy día un producto no se vende si no se publicita.
Desde un detergente a una marca de automóvil, desde una idea política a una innovación filosófica triunfan o se hunden en el anonimato según la promoción que se las haga.
Nada nuevo. La Biblia entera se apoya en una comunicación de ideas y hechos que recibe del mismo Dios a través de hombres inspirados. Es el depósito sagrado, revelado, que circula por la avenida de la historia en beneficio de todos los seres humanos.
La comunicación jubilosa y efectiva comienza en el seno de la congregación local y reviste la forma clásica del sermón dominical. Tal vez no exista otra organización que semana tras semana reúna a tantas personas en sus locales. Esto debería llevar a los responsables del púlpito a cuidar con esmero el alimento espiritual que sirven a sus oyentes. Con demasiada frecuencia se predica en un tono descarnado y aburrido. Hablan, pero no comunican.
Se ha llamado a la prensa, a los medios de comunicación, el cuarto poder, después del legislativo, el ejecutivo y el judicial. A mí me parece que en los días que corren la prensa ha llegado a ser el primer poder, porque influye mucho en las decisiones de los congresistas, puede aupar o derribar gobiernos y bombardear con datos o insinuaciones a quienes están para impartir justicia.
La información en este siglo XXI nos desborda. Periódicos, revistas, agencias de prensa, radio, televisión, internet, teléfonos móviles. Tanta información tiende a cambiar el curso de los acontecimientos y los destinos de las personas y las naciones.
¿Dónde estamos nosotros, los protestantes españoles en este “boom” de la comunicación que está configurando la imagen del nuevo siglo?
Empecemos por abajo.
Que cada iglesia publique un boletín semanal, quincenal o mensual, según las necesidades y posibilidades. Tales boletines han de ir a los miembros de la congregación, pero no sólo a ellos. Confeccionar una lista de personas más o menos interesadas en el Evangelio de Jesucristo, incluir en ella a autoridades municipales de la localidad, a emisoras de radio y televisión si las hay, a periódicos locales, a comisarios de policía, a políticos, sindicalistas, empresarios; una lista selecta, pero lo más amplia posible y hacerles llegar por correo el Boletín de la iglesia. Impreso ya el Boletín, los gastos añadidos son solamente los sellos de correos. Con poco dinero se puede hacer una labor informativa y evangelizadora formidable.
Quienes escriben en estos Boletines de la Iglesia puede que el ejercicio literario llegue a despertar en ellos la vocación periodística y decidan formarse en la Universidad.
Más. Tenemos una puerta abierta en la prensa diaria por la que no hemos sabido o no hemos querido entrar. La sección de cartas al director.Ni emisoras de radio ni de televisión van a publicar estas cartas, los periódicos sí suelen hacerlo. Aprovechemos este canal. Escribamos cartas sobre temas que realmente interesen o que el periódico del día anterior nos sugiera.
Si donde vivimos hay más de un periódico, dirigirnos a ellos. También a los diarios de alcance nacional. No escribir por escribir; enfaticemos aspectos de la actualidad y que sean de verdadero interés para la comunidad. Ya puestos, ¿por qué no mandar a los mismos periódicos artículos breves opinando sobre hechos y situaciones del día?
La radio y la televisión es campo prohibido. Pero hay en localidades pequeñas emisoras de radio que funcionan con escaso presupuesto y que admitirían colaboraciones gratis.Grabar temas de interés local y ofrecerlos como contribución al programa general de la entidad radiofónica.
Inicié este artículo escribiendo sobre periodismo.
El protestantismo español necesita más y muy buenos periodistas. Más profesionales de la comunicación.
Es posible que en nuestras iglesias tengamos todas las respuestas. Nuestro mal es que no nos planteamos las preguntas.
A los periodistas que llevamos años en este medio nos ha quedado impresa la emoción del primer artículo que conseguimos publicar. En mi caso hacía sólo cinco meses que me había convertido desde el ateísmo marxista a la fe de Cristo. En la iglesia donde se produjo mi conversión se editaba un periódico mural. Coincidió una huelga de obreros en la ciudad que reclamaban justicia para unos compañeros que habían sido despedidos de sus trabajos, según ellos, injustamente. Aquél hecho me dio el tema para mi primer artículo desde perspectiva cristiana: “No se hace justicia al obrero”. Yo me refería a otro obrero, Cristo. Después de ser publicado en el periódico mural de la Iglesia lo traduje al francés y lo envié al periódico local que se publicaba en este idioma: “La Depéche Marocain”, de Tánger. Me causó profunda alegría ver mi artículo publicado tres días después.
Han pasado años e inviernos por el río de mi vida. Han corrido muchas aguas, pero sigo creyendo que si jóvenes cristianos con vocación escriben sobre la actualidad de la hora, del momento, e insisten en periódicos seculares, y no se desaniman, y vuelcan el alma en esta tarea, acabarán siendo un instrumento de primera categoría en las manos de Dios.
Creo y como lo creo lo digo: Las iglesias protestantes del país no han sometido todavía a una maduración profunda su actitud ante los medios de comunicación. ¿A qué esperan?La Iglesia está llamada a ser instrumento de comunicación del “nombre que es sobre todo nombre”.
Mediante la información, la Iglesia debe resplandecer en todos los detalles del quehacer histórico como una luz para la humanidad.
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