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Protestante Digital

 
La Economía del Reino (XVII)
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La iglesia (I): ¿lugar de reunión o centro comercial?

A partir de Constantino, el cristianismo fue cambiando el énfasis en el Libro por una visión ceremonial y sacerdotal que se fue desarrollando todavía más durante la Edad Media y que no siempre fue totalmente limpiado con la Reforma.
LA VOZ AUTOR César Vidal Manzanares 03 DE ABRIL DE 2014 22:00 h

Hace unos años, asistí a un episodio no por triste menos revelador y, sobre todo, aleccionador. A una iglesia local le comunicaron que el ayuntamiento había decidido donarle un terreno para que pudiera levantar un edificio mayor. La noticia resultaba tan inesperada – el estado de “pan y circo” se dedica fundamentalmente a vaciarnos los bolsillos con la excusa de que cubre nuestras necesidades – que es comprensible que los miembros de aquella iglesia se pusieran como locos con ella. Lo que vino después fue todo menos ejemplar. Se sucedieron distintas reuniones en las que los miembros, de manera bastante libre, fueron expresando lo que soñaban – literalmente – que debía ser la nueva iglesia. De manera bien reveladora, los aspectos espirituales quedaron obviados de manera casi total. Sin embargo, se expresó la necesidad de que hubiera zonas donde los niños pudieron pasarlo bien, de que no faltara el wi-fi o de que se acomodara una residencia para un misionero que, por cierto, no tenía mucho en interés en regresar a su país de origen. La iglesia – lamentablemente – había quedado identificada con un lugar y ese lugar se definía, lógicamente, como tal.

Esta es una visión totalmente contraria al Reino y que, sin embargo, tiene una larga trayectoria en la Historia del cristianismo. A decir verdad, sus orígenes, como los de tantas aberraciones espirituales, se hallan en el siglo IV cuando el cristianismo se convirtió en religión estatal.

Todavía en el s. I, Pablo, despidiéndose de Timoteo, le indicó que "desde la niñez conoces las Sagradas Escrituras las cuales pueden hacerte sabio para la salvación por la fe en Cristo Jesús" (2 Timoteo 3: 15). En otras palabras, la Biblia era la base de la fe y la conducta de los cristianos. El panorama cambió de manera radical en el siglo IV. Al respecto, el testimonio de J. H. Newman, nada sospechoso porque fue un cardenal católico procedente del anglicanismo, no pudo ser más claro:

“En el curso del siglo cuarto dos movimientos o desarrollos se extendieron por la faz de la cristiandad, con una rapidez característica de la Iglesia: uno ascético, el otro, ritual o ceremonial. Se nos dice de varias maneras en Eusebio (V. Const III, 1, IV, 23, &c), que Constantino, a fin de recomendar la nueva religión a los paganos, transfirió a la misma los ornamentos externos a los que aquellos habían estado acostumbrados por su parte. No es necesario entrar en un tema con el que la diligencia de los escritores protestantes nos ha familiarizado a la mayoría de nosotros. El uso de templos, especialmente los dedicados a casos concretos, y adornados en ocasiones con ramas de árboles; el incienso, las lámparas y velas; las ofrendas votivas al curarse de una enfermedad; el agua bendita; los asilos; los días y épocas sagrados; el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones de los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo matrimonial, el volverse hacia Oriente, las imágenes en una fecha posterior, quizás el canto eclesiástico, y el Kirie Eleison son todos de origen pagano y santificados por su adopción en la Iglesia”
(An Essay on the Development of Christian Doctrine, Londres, 1890, p. 373).

A partir de Constantino, el cristianismo fue cambiando el énfasis en el Libro por una visión ceremonial y sacerdotal que se fue desarrollando todavía más durante la Edad Media y que no siempre fue totalmente limpiado con la Reforma. La iglesia se fue identificando cada vez más con un edificio que, de forma creciente, se fue haciendo más grandioso. En la locura constructora – consideraciones artísticas aparte – el papado no dudó en caer en las formas peores de simonía que acabaron estallando con ocasión de la venta de indulgencias para levantar san Pedro en Roma.

A pesar de que las lecciones históricas son evidentes no parece que muchos se hayan enterado. Que el actual pontífice no viva en un edificio con miles de habitaciones sino en uno que tan solo tiene unos centenares a alguno le parecerá el colmo de la santidad, pero, sinceramente, cuesta creerlo. Pero que en otras regiones se predique que como los cristianos son hijos del Rey deben vivir como príncipes es una extravagancia blasfema. Lo es por la sencilla razón de que el Hijo no tenía donde recostar la cabeza (Lucas 9: 58) y si se caracterizó por algo fue por evitar ese principesco modo de vida que, sin embargo, disfrutaba Herodes.

No sorprende que los primeros cristianos se reunieran en las casas (Hechos 2: 46-7; Filipenses 4: 22), que ya en el siglo II optaran por añadir los cementerios – las famosas catacumbas – y que no contaran con edificios de culto hasta el siglo IV. A decir verdad, era lógico Lo importante no era el wi-fi, ni la zona de niños, ni siquiera los instrumentos musicales o el púlpito. Lo importante era la enseñanza que habían impartido los apóstoles y la celebración del partimiento del pan.

Algunas denominaciones han intentado mantener esa sencillez original de la iglesia primitiva contando con lugares de culto modestos – en alquiler o en propiedad – a los que incluso no se denomina iglesias para evitar la confusión teológica. Confieso mi predilección por esa visión eclesial, pero tampoco pretendo establecer un límite de miembros, superficie o prestaciones del local. Sí creo, no obstante, que el llamamiento del pueblo de Dios es “buscar primero el Reino de Dios y su justicia” (Mateo 6: 33).

Lamentablemente, esa búsqueda del Reino se ha sustituido, en ocasiones, por un evangelio de codicia en el que se prometen bendiciones – no pocas veces materiales – a condición de que se de dinero y en el que se ha olvidado cuál es el camino del Reino. Paul Washer ha señalado agudamente que cuando predicando prosperidad sólo el que la predica es próspero algo va mal.

Pero incluso cuando no se incurre en esa conducta, se ha perdido muchas veces la visión del Reino identificándose la iglesia con las modas musicales, con la última corriente – ¡cuántas no hemos visto los que tenemos ya cierta edad! – con el último viento… o con el espacio para niños y el wi-fi. Como no cuesta mucho pensar, ese tipo de actitud ha causado no pocos quebraderos de cabeza porque los gastos – no siempre justificados – tienen que ser asumidos por alguien y entonces o se busca cómo vaciar los bolsillos de los contribuyentes – la iglesia católica lleva siglos haciéndolo en España y no sólo en España – o se descargan fardos pesados sobre gente que no puede soportarlos. Pero quizá lo peor sea que esa visión constituye una conducta semejante a la de alimentar a niños con comida basura. Su apariencia puede ser buena, pero la realidad es que los organismos son débiles y enfermizos porque no recibieron el alimento adecuado.

No es esa la visión del Reino. Los que han entrado en el Reino, los que han decidido que su Rey sea Dios, los que siguen las enseñanzas del mayor heraldo de ese Reino que ha habido nunca saben que lo relevante no es ni el tamaño del local, ni el acompañamiento musical, ni las diversas prestaciones sino el que el centro de todo sea la Palabra y que de ello se derive que la vida se sostenga sobre la roca que son las enseñanzas de Jesús (Mateo 7: 24-7). A fin de cuentas, la verdadera prueba de que somos – o no – cristianos es la medida en que seguimos las enseñanzas del Reino y así, poco a poco, nos vamos asemejando a Jesús.

CONTINUARÁ
 

 


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COMENTARIOS

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J. Ramón Suárez
12/05/2014
21:04 h
22
 
Sr. Ikari, no sé dónde le escuecen las alusiones a la iglesia de Roma, o sí lo sé; pero recuerde que con solo un año que el Vaticano renunciase a recibir su asignación por parte del gobierno (el bosillo de todos los españoles) español, el agujero de Bankia se taparía. Eso sí sería una buena acción para ayudar a los pobres y deshausciados, para evitar más defenestraciones y relanzar la economía, bajando la prima de riesgo y calificando mejor en los mercados, creando empleo. Es fácil hacer 'buenas obras' con el dinero de otros y promocionar el clientelismo.
 
Respondiendo a J. Ramón Suárez

Una reflexión
14/04/2014
09:03 h
21
 
Las cabras seguirán siendo cabras y las ovejas seguirán la voz de su Señor. Que buen artículo Señor Vidal. Entre los detractores ninguno apoyó su tesis con la Palabra, mientras que Usted nos instruyó con la historia y con la Palabra de Dios. Me quedo con lo que dijo que el Señor no tenía donde recostar su cabeza y si hemos de llevar la cruz, que pobre testimonio estos sueños de hombres que edifican grandes templos .... sobre la arena.
 
Respondiendo a Una reflexión

Nicolas
11/04/2014
07:09 h
20
 
Conozco el caso de la iglesia aludida. Soy miembro comulgante. Quiero dar fe de la incorrección del relato, reclamar un trato menos demagogico. Usted ha hecho acopio de comentarios al aire para difamar y llevar a un plano personal con la excusa de la lección moralizante del dia.
 
Respondiendo a Nicolas

Esteban
10/04/2014
16:12 h
19
 
Conozco el caso de la iglesia objeto de la introducción a este artículo, el tema adquirió otras alteraciones cuya armonía modifica sustancialmente la sinfonía en curso, destacando entre otras la aparición in fraganti de la crisis que nos aglutina. Que las hermanas pensaran en una cocina y comedor más amplios, que los jóvenes en un salón de juegos, no implica una vuelta al paganismo tremendista, a Tito Livio ni a las guerras púnicas. Sugeriría recabar antecedentes más dignos, verdades más adaptadas a la temática en cuestión, y por ser diplomáticamente correcto no agrego fuego íntimamente amigo,
 
Respondiendo a Esteban

Alfonso Chíncaro (Perú)
08/04/2014
21:38 h
18
 
Atribuir esta posición exclusivamente a CV es un error. Salvador Dellutri, en uno de sus programas, dijo bien claro la razón por la que los cristianos escandalizaron al mundo: La desaparición de dos elementos centrales de la religión, el templo y el sacerdote. Ya no era necesario ir a un edificio en que Dios o dios more y tampoco lo era acudir a una persona con acceso dedicado, exclusivo y especial a Dios o dios, para que presente tu pedido en tu lugar.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

José Nuñez Diéguez
08/04/2014
07:28 h
17
 
Así hermano Vidal. Volver a las casas, y I Cor 14.26 mirar el énfasis puesto en 'todos'.- Gracias.
 
Respondiendo a José Nuñez Diéguez

Alex León
08/04/2014
07:28 h
16
 
creo que la preocupación principal de muchos, es que no tienen instalaciones iguales para sus reuniones y por eso satanizan a quienes si pueden reunirse en lugares como este, digo...
 
Respondiendo a Alex León

CRISTHY
08/04/2014
21:38 h
15
 
Sr Vidal no tengo el placer de conocerle personalmente aun que me gustaria,para felicitarle por su articulo que es bastante suave con la realidad de hoy ,la actual Iglesia del siglo XXI...Lamentablemente es asi. Quien realmente obedece al Señor?que nos examinemos.. cada pastor con su iglesia parece que hay una competicion entre cual pastor tiene mas grande el templo, mas famoso es..el pastor es el que manda sin el presbiterio gobierna el solo.. el mata las ovejas no pueden decir ni bee..por que no lo saben.. van al matadero..satana gana.. y el Señor JESUCRISTO SUFRE pensando en que nos transformamos su iglesia? EL PUEBLO MUERE POR FALTA DE CONOCIMIENTO DE LA PALABRA. TEN MISERICORDIA D
 
Respondiendo a CRISTHY

luis alberto
06/04/2014
14:30 h
14
 
Muy pobre esta visión acerca del “reino”. Refleja cierta connotación “materialista y terrenal” con tendencia a la teología de la Liberación. Me quedo con estas palabras de los Actos: “No parece BIEN que nosotros (los Doce) ABANDONEMOS la Palabra de Dios para servir a las mesas”. Si no hay conversión no existe el reino de los Cielos. Es como preguntar ¿Qué es más importante la vida o la libertad?
 
Respondiendo a luis alberto

cavw <><
06/04/2014
14:30 h
13
 
El crecimiento numérico de la iglesia evangélica, ha traído nuevos desafíos, además que la interrelación con otros grupos cristianos, neocarismáticos también hay traído énfasis ajenos a la iglesia del Señor. Ahora la pastorlatría, el templocentrismo, el exagerado énfasis en el vivir bien, ser reyes (de un mal entendimiento de los textos), en la prosperidad, han cambiado el foco de muchos, cambiando el evangelio... El evangelio nos bendice, nos transforma, nos hace personas nuevas, PERO comienza con demandas, no con beneficios. Estos vienen, pero como añadidura, y no deben ser disparadores o herramientas para atraer, Cristo debe atraer, el obrar del E. Santo...
 
Respondiendo a cavw <><

luis alberto
06/04/2014
14:30 h
12
 
El hermano Cesar ha hecho alusión a J.H. Newman cuando todavía era anglicano. Es evidente que Newman tuvo mucha desconfianza hacia la Iglesia romana. En uno de sus libros (El ministerio profético en la Iglesia) llega a decir: “Con su pretensión infalibilista, el romanismo rebaja el nivel y la calidad de la obediencia al Evangelio”. Pero con el tiempo, Newman mismo sufrió desengaño cuando conoció a los santos católicos y estudió a los Padres de la Iglesia una e indivisa. Y en su desengaño no descubrió precisamente alienaciones, sino una afortunada ESTANCIA-EN-SI y EN-DIOS, con la fe y la caridad preservadas y desplegadas por la fuerza unificadora de la Iglesia.
 
Respondiendo a luis alberto

OBSERVADOR
06/04/2014
14:30 h
11
 
Una aclaración sobre la cita de D.César Vidal.J.H.Newman, en la citada obra, intenta demostrar que Dios esparció semillas de verdad por todas las religiones, desde el principio del mundo, y que lo que el Cristianismo hizo fue heredar muchas de estas ideas. Cito de la pág.380,381 de la cita obra: 'La doctrinade la Trinidad s encuentra tanto en el Este como en el Oeste(....)la dcotrina del Verbo Divino es platónica; la doctrina de la Encarnación es de la India; la de un reino divino, judía;de los ángeles y demonios viene de la Magia(...)la idea de un nuevo nacimiento es china y de Eleusis', etc. ¿Sostiene el Sr. Vidal esta parte de su obra también?- Releer toda su obra nos ayuda a entender s
 
Respondiendo a OBSERVADOR

Sergio de Lis
06/04/2014
14:30 h
10
 
La fuerza que tenía la predicación de la Palabra hasta el siglo IV, quedó borrada por la materialización de los conceptos en lo físico, los edificios, los utensilios litúrgicos. La interioridad de la adoración a Dios, cambiada por las oraciones sacerdotales y el altar de piedra. Lo externo, que siempre desagradó a Dios, fue la única loa que le llegó. El pueblo dejó en manos de aquellos altos y extraños -a Dios- oficiantes clamarle como Padre y rendirle un culto verdadero. Por eso, muchos siglos después, uno de 'ellos', por medio del Espíritu, propuso recobrar la forma antigua y verdadera de relacionarse con el Dios Eterno. Y, por Su gracia, podemos hacerlo hoy y ahora. ¡Bendito sea Dios!
 
Respondiendo a Sergio de Lis

OBSERVADOR
06/04/2014
14:30 h
9
 
Todos los extremos son malos. Una comunidad evangélica pequeña debe usar lo que pueda, un piso, una casa, un local en alquiler. Pero si la comunidad es grande, ¿por qué no puede usar un templo grande?. La Iglesia debe visibilizarse, y debe servir a la comunidad donde está. Puede tener wi-fi, puede transmitir sus cultos por Internet y llegar a todo el mundo. Su niños pueden tener la garantía de tener espacio, medio y profesores para dearrollar su fe.Puede tener una guardería, y una escuela.El púlpito-donde se predica y enseña la Biblia- puede ser de buen gusto y decoración. Y, ¿qué es eso de que el canto eclesiástico 'quizá' es de origen pagano?. Pues tendremos que borrar Efesios 5:19 de nues
 
Respondiendo a OBSERVADOR

mnehoda
06/04/2014
14:30 h
8
 
En realidad, es la iglesia local la que se reúne en un recinto acorde a sus necesidades. Es maravilloso cuando un testimonio se inicia en un hogar que es ejemplo en el barrio. Luego, debido al crecimiento numérico y por falta de espacio adecuado se piensa en un lugar más amplio en donde reunirse. Todo depende del tipo de sociedad en donde se desarrolla tal congregación. En algunos lugares es habitual que mucha gente quiera asistir a los cultos y congregarse. En tanto que en ciertos países, ya sea por la persecución o las restricciones a que se ven sometidos sólo necesitan un hogar o dos en donde reunirse. El lugar en el cual se reúnen es solamente el ‘recinto de reuniones’; es la iglesia la
 
Respondiendo a mnehoda

Óscar Margenet Nadal
06/04/2014
14:30 h
7
 
Es buena esta amonestación que nos recuerda al constructor de la iglesia, el Señor Jesucristo; la Roca antigua que acompañó a Israel pereginando por el desierto y sobre la cual nació, creció, fue y sigue siendo atacada la iglesia apostólica. Las piedras vivas son las unidas por el Espíritu por medio de la Palabra. Duele ver cómo un falso ministerio profético y apostólico domina a la mayoría de los que acuden a los lugares de culto mezclando necesidad con codicia. Necesitamos enseñar que el Señor es el que está fuera de los corazones y hoy llama con insistencia. Ojalá muchos le abran, lo amen y sirvan con fidelidad.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

J. Péres Madurgo
06/04/2014
14:30 h
6
 
Esta crítica se debería dedicar a la Iglesia Catóilica. Los evangélicos, pobrecitos, sobreviven en locales comerciales pequeños y alquilados. No es de extrañar que si, en alguna ocasión, un Ayuntamiento ha dqdo un pequeño terreno para edificar, los pobres evangélicos se pongan contentos sin darse cuenta aún del agravio comparativo con lo gastado y dado a la iglesia católica. Ese es el caso de España y no por no querer tener wi-fi, sino por necesidad, abandono y desprecio de las instituciones hacia los protestantes.
 
Respondiendo a J. Péres Madurgo

milsiades Quintero Velez
06/04/2014
14:30 h
5
 
que maravilla, eso es lo que tenemos que empezar a enseñar en nuestros grupos, Dios bendiga las iglesias primitivas
 
Respondiendo a milsiades Quintero Velez

Galo Nómez
06/04/2014
14:30 h
4
 
Digamos las cosas como son. Un antecedente de la prosperidad son aquellas sectas en las cuales se les obligaba a los fieles a entregar sus bienes a la 'congregación' representada en exclusiva por la figura del líder. Pero dicha práctica ha sido adaptada a ciertas costumbres medianamente ancestrales existentes en iglesias evangélicas más convencionales, donde se insiste en que la solución a los problemas es clamar cada vez más fuerte y que quienes los padecen alguna debilidad espiritual tienen. Entre ciertos cristianos es simplemente inconcebible la idea de que a un hermanos le vaya mal, porque demostraría una supuesta ineficacia divina. Y eso a la larga se transforma en una situación de mato
 
Respondiendo a Galo Nómez

Elias
06/04/2014
14:30 h
3
 
que bonito es de Cristal anke uff el mantenimiento
 
Respondiendo a Elias

jrmm
06/04/2014
14:30 h
2
 
Amén
 
Respondiendo a jrmm

ikari
06/04/2014
14:30 h
1
 
Pero Sr. Vidal ¿contra quien escribe? ¿contra quienes sostienen que la Iglesia es un templo y no una comunidad de creyentes?, tal vez por su altísima erudición Vd conozca algun cristiano que sostenga eso, pero al menos yo no los conozco, ni protestantes ni católicos, sólo Vd lo dice, cosas de su imaginación. Bién haría en poner algunos ejemplos concretos. Pero que en el lenguaje popular se utilice la palabra 'iglesia' como sinónimo de 'templo' es harina de otro costal y pertenece a cuestiones meramente culturales y no de fe. A otro punto, ¿que religión mayoritaria no se ha vuelto en estatal en la antiguedad? ¿acaso tenían el mismo pensar que una persona en pleno siglo de la cybercultura y de
 



 
 
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