El
Libro de Daniel, denominado por muchos como el
Apocalipsis del Antiguo Testamento, relata la historia de ciertos cautivos judíos en la corte de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Los primeros seis capítulos narran la experiencia histórica de Daniel en ese ambiente
[i]; los otros son visiones y profecías.
La visión aquí ilustrada[ii] se encuentra en el capítulo segundo, pues fue originalmente revelada a Nabucodonosor en uno de sus sueños, allá por el 604 a.C.
No es extraño que esa noche Nabucodonosor se despertara extremadamente asustado y nervioso, deseoso de conocer el significado de su pesadilla, porque lo que vio fue, nada más y nada menos,
que un mensaje rotundo y altamente codificado de Dios a toda la humanidad. Una lección que él personalmente aprendió sólo después de otra pesadilla en la cual descendió, literalmente, al estado animal (
Daniel 4): “
Dios gobierna no sólo en el cielo, sino también en la tierra”.
Es sabido gracias al estudio de la historia y de otras visiones de Daniel (
Daniel 7, 8 y 10) que Babilonia, Medo-Persia y Grecia se identifican, respectivamente, con la cabeza, el pecho y los brazos, y la cintura y los muslos de la estatua de la primera pesadilla de Nabucodonosor. Esto significa que
Nabucodonosor recibió en vida, a través de Daniel, una profecía del futuro de su poder (de oro) a través de los tiempos. Su reino (Dios nunca reconoce grandes reinos como “imperios”) iba a ser subyugado por uno inferior, Medo-Persia (de plata). Este reino inferior iba también a ser destruido por un tercero, Grecia (de bronce), que cumpliría la profecía bajo el mando de
Alejandro Magno, discípulo de Aristóteles. Estas transiciones sucedieron, aproximadamente, en el 539 a.C. y el 330 a.C.
Históricamente ha sido algo más arduo discernir la identidad política de las piernas de hierro, los pies y los dedos (ambos en parte de hierro y en parte de barro).Tradicionalmente en Occidente se ha interpretado que las piernas de hierro representan a Roma. Y parece plausible, dado que
Roma fue lo suficientemente fuerte como para hacerse con el control de la totalidad del Mar Mediterráneo, asesinar al Príncipe de los príncipes (Jesús), perseguir a sus primeros seguidores e imposibilitar el continuo sacrificio destruyendo el Segundo Templo de Jerusalén en el 70 d.C. Ello fue profetizado explícitamente en
Daniel 8, un capítulo que también contempla una resurrección espiritual de Roma en el final de los tiempos, resurrección de la cual el Renacimiento italiano no fue más que un mero anticipo.
Pero hay más razones para creer que Roma se encuentra implícitamente indicada en el sueño de Nabucodonosor. Como en el caso de Medo-Persia (dos brazos, relacionados con el oso jorobado de
Daniel 7:5), los detalles anatómicos nos prestan ayuda.
Roma fue dividida en dos: la Roma Occidental (que cayó en el 476 d.C.) y la Roma Oriental, Bizancio (que sobrevivió hasta el 1453 d.C.). Ello nos proporciona la panorámica de una operación más compleja que la simple división de un imperio... La Roma de hierro, y su partición, fue el instrumento que preservó para el mundo que vendría los ingredientes básicos para construir las democracias actuales –
sistemas políticos donde personas de a pie (barro) mezcladas con antiguos poderes (hierro) disfrutan del placer de autodenominarse a sí mismas soberanas, reyes y reinas,algo que Nabucodonosor aprendió a no hacer dolorosamente mucho tiempo atrás.
Roma protegió la filosofía griega, el derecho romano y los valores cristianos con respecto a la violencia del resto del mundo antiguo.
La filosofía griega contiene la rebelión elemental contra Dios: “Nosotros, los humanos, somos el centro”. El derecho romano articula las consecuencias legales de esa mentalidad centrada en el hombre. El cristianismo, desde su medular desconfianza hacia el corazón humano en asuntos de poder y su defensa de la igualdad entre los hombres, se asegura de que el poder sea compartido entre todos, al menos simbólicamente.
Esto es cierto incluso cuando el origen de la democracia y el concepto de soberanía popular son radicalmente contrarios a Dios, quien es Soberano no sólo en el cielo, sino también en la tierra. No obstante, en tanto Jesús regresa y declina ejercer de forma presencial la soberanía que es suya y le corresponde, es mejor establecer la soberanía popular antes que consentir las soberanías personalistas del mundo antiguo, pues estas últimas tienen un potencial destructor mayor, tal y como han probado ampliamente las dictaduras del siglo XX. Pero debemos hacerlo siempre desde la conciencia de que todo ello es temporal y artificial, inmensamente contingente.
Cuando Jesús regrese, no habrá democracia.
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El derecho romano fue preservado a través de Bizancio, gracias a los esfuerzos de compilación de Justiniano I.
El conocimiento bíblico, los valores cristianos, fueron encriptados en latín por los Papas hambrientos de poder de la iglesia católico romana, hasta la Reforma. Como en la antigua Babilonia, Dios usó gobernantes malvados como instrumentos de juicio sobre la tierra, y luego castigó su arrogancia. Ocurrirá con las democracias actuales también, las cuales
corroboran que tanto los grandes emperadores como la gente común somos todos igualmente miserables –capaces, entre otras muchas cosas, de salvar a los árboles y matar a los niños, sin pestañear. Somos capaces de renunciar a nuestra libertad, o hacer uso de ella, para el beneficio de un fanático, olvidando las consecuencias de esa decisión para otros. Recuérdese que Hitler en Alemania (ejemplo manido, pero paradigmático),
Hamás en Gaza y EH Bildu en España han sido encumbrados con perfecta legalidad democrática; y la abolición de la esclavitud fue resistida por una parte representativa del pueblo en el parlamento tanto del Imperio Británico, como de los Estados Unidos de América, por mucho que luego se quisiera endulzar lo sucedido.
En 1992 Francis Fukuyama saltó a la fama gracias a un libro titulado
El fin de la historia y el último hombre.
Aunque el autor se refiere específicamente a las democracias liberales, el texto sugiere que la democracia en general parece ser el fin de la historia. Es el sistema político anhelado por la ciudadanía global. Una idea imposible de eliminar de la mente de las personas. Incluso en dictaduras de libro como Rusia, China, Irán o Corea del Norte,
los estados se ven forzados a legitimar su gobierno con mandatorias referencias al pueblo, usando en muchos casos un discurso comunista para ello. Son realmente contados los gobiernos que no se autodefinen como democráticos
[iii].
Nadie, excepto Dios con sus plagas egipcias del Apocalipsis, puede convencer al mundo de que no somos realmente soberanos, sino sólo barro bajo los pies de un Rey que es Dios y lucha sonoramente en contra de nuestra probada como común perversidad.
Ésa fue la pesadilla de Nabucodonosor,y es la pesadilla del mundo: la idea de un Dios que gobierna desde Sión sobre toda la tierra, como ocurrió proféticamente a pequeña escala en Israel durante los tiempos del rey David.Aprendamos de la experiencia de Nabucodonosor, prestando atención a su testimonio público de arrepentimiento, transcrito en
Daniel 4.
Él era la cabeza de oro.
Existe una batalla entre la humanidad y la nueva humanidad, entre Grecia y Sión, entre la democracia y la futura monarquía de Dios, el reino que se ha acercado.Antaño, los hebreos no quisieron vivir bajo el mando de su Rey Dios, así que pidieron un rey únicamente humano para asemejarse más a las naciones que les rodeaban (
1 Samuel 8).
Ahora que los gobiernos monárquicos han llegado a ser impopulares en el ambiente internacional, Israel ha abrazado la democracia, en parte gracias al trabajo modernizador de figuras como Theodor Herzl o David Ben-Gurión.
Pero no hay escapatoria, su legítimo Rey regresará.
Una cosa es que el pueblo salga del sur, de Egipto, y otra que Egipto salga del pueblo (exorcismo pendiente). Y una cosa es que el pueblo salga del norte, de Roma y de Grecia, y otra que Roma y Grecia salgan del pueblo (exorcismo también incompleto)…
“Vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres” (Jeremías 16:14-15)
Es en este contexto que puede que algunas escrituras, como el Salmo 2 sobre todo, sean entendidas con mayor profundidad:
“He entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia” (Zacarías 9:13)
“Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros” (Ezequiel 20:33)
Rodrigo Quezada Reed – Estudiante de arquitectura en la UPM – España
[i] Christopher Wright. Probados por el fuego: Daniel 1-6. Publicaciones Andamio, 1993 [ii] Ilustración: SoulLiberty & PixArtAnimation – http://soulliberty.com/nebuchadnezzars-nightmare/ [iii] Wikipedia: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Democracy_claims.svg
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