Las poblaciones filisteas, se identifican fácilmente por el estrato en el que aparece su cerámica bicroma característica. En el primer nivel de ocupación de sus ciudades, se observa el origen cultural micénico, con una cerámica de color negro, para después transformarse en rojo y negro sobre fondo claro, con influencias egipcias y cananeas. Son motivos típicos la flor de loto y el ave de cuello largo.
Una de las grandes ciudades filisteas es Asdod, situada a unos 5 kms de la costa, fue el lugar donde llevaron el Arca de la Alianza, después de ser capturada en el primer enfrentamiento con el pueblo israelita, narrado en la Biblia en
1 Samuel 5:1-2. El sentamiento filisteo en ésta ciudad se dató tanto por la cerámica, como por un escarabeo hallado de Ramsés III a principio del siglo XII AC.
En Asdod, el arqueólogo Moshe Dothan encontró una pieza de cerámica de una diosa fundida sobre una silla, que él llamó Asdoda. Datada entre el siglo XI-XII, es similar a las estatuillas micénicas propias del origen egeo de los filisteos. Posteriormente, tras ir asimilando las costumbres cananeas locales, apareció el culto al dios Dagón de procedencia mesopotámica, ya conocido en el siglo XVIII AC en Mari.
Otra de las grandes ciudades es Ecrón, situada en la frontera con Judea. Con una muralla que protegía una superficie de unas 20 hectáreas, muestra una buena planificación urbanística. Delimitando áreas dedicadas a las industrias, como la metalúrgica y su fundición, orfebrería, cerámica, textil y sus tintes. Había también un área central para edificios públicos, que disponían de un característico hogar en su parte principal y lugares de culto. Otra zona estaba dedicada a viviendas. Todo ello indicativo de un nivel cultural y tecnológico avanzado. Su escritura está aún pendiente de descifrar.
La sala principal del templo de Ecrón tiene dos columnas centrales que soportan todo el edificio. Descansan sobre bases cilíndricas de piedra caliza. Es una distribución semejante a la del templo de Tell Qasile, cerca de la moderna Tel-Aviv, donde las columnas principales están a dos metros de distancia, a diferencia de las de Ecrón que están a dos metros y medio. Ésta estructura recuerda la escena bíblica de Sansón en Gaza (
Jueces 16:29-30), en las que apoyado en ellas las derriba, destruyendo el templo.
Se han encontrado los restos de un mobiliario del templo en Ecrón, consistente en ruedas de bronce con ocho radios y fragmentos, que formaban parte de un carro de culto móvil. Su diseño es conocido en Chipre en el siglo XII AC. Y es similar al fabricado por Hiram de Tiro para el templo de Jerusalén, por encargo de Salomón. (
1 Reyes 7:27-37)
Hasta el reinado de David, los filisteos dominaban las tierras palestinas, con numerosos enclaves a lo largo de ella. La Biblia refleja esta situación en el libro de Jueces 15:11. Y también manifiesta la superioridad tecnológica que tenían en el uso de los metales (1 Samuel 13:19-22), como se observa en las dagas halladas en los santuarios filisteos, con hojas de hierro, empuñadura de marfil y remaches de bronce.
A partir del siglo X AC se observa la destrucción de numerosas ciudades filisteas en su nivel estratigráfico de ocupación, y la reducción de emplazamientos circunscribiéndose a la zona suroeste de Palestina, coincidiendo con las campañas militares del rey David. (2 Samuel 8:1)
A lo largo de la historia de los reyes de Judá, la narración bíblica describe diferentes momentos de enfrentamientos con los filisteos, no es de extrañar que halla más de 250 referencias en el texto. Como ejemplos: el rey Uzias realizó una campaña militar contra varias ciudades, derribando las murallas de Gat, Jabnia y Asdod (
2 Cronicas 26:6-7). En ésta última ciudad los arqueólogos han comprobado la destrucción de la muralla en la puerta norte. Otras veces, como en el reinado de Acaz, (
2 Cronicas 28:18) los filisteos se apoderaron de ciudades fronterizas de Judea como Bet-semes, donde Mackenzie encontró abundante cerámica bícroma filistea.
El profeta Jeremías 47:1-7 vaticinó el final trágico de los filisteos, cuando Babilonia ocupó toda Palestina y destruyó también el templo de Jerusalén. A pesar de la ayuda solicitada a Egipto, como muestra la carta enviada por el rey Adón de Ecrón y que ha sido hallada en Saqqara. El ejército del Faraón no salió de sus fronteras como lo refleja la Biblia en
2 Reyes 24:7.
Así la ciudad de Ascalón puerto comercial y centro productor de vino, la destruyó Nabucodonosor en el año 604 AC según registra la Crónica Babilónica, junto con la captura de su rey Aga. Después Ecrón el mayor centro de producción de aceite conocido con más de 100 prensas, fue destruida entre el año 603 y 601 AC.
Igualmente las restantes ciudades filisteas fueron destruidas y el pueblo deportado. Hay registros en Babilonia de filisteos sirviendo a Nabucodonosor y un siglo y medio después en Nipur, al sur de Babilonia, donde habían formado sus propias comunidades étnicas.
De manera que ya no volvieron a sus tierras palestinas cuando los persas ofrecieron la posibilidad de retornar a sus lugares de origen, desapareciendo así en la historia la identidad del pueblo filisteo.
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