Otra consecuencia de este antimaterialismo extrabíblico ha sido una sensación de sospecha y una mala conciencia de aquellos que han generado riqueza en nuestras iglesias. Esta forma de pensar proviene mucho más de la filosofía griega, del neoplatonismo que de la teología del Antiguo Testamento. Gastar en cosas que dan placer tiene mala fama. Hay un problema para entender que Dios nos creó también para el placer. Disfrutar las cosas que Dios nos ha dado es una forma de dar honra al creador de ellas. Dios ha creado miles de sabores diferentes, ha creado la belleza de los paisajes y de los animales, el placer de la sexualidad matrimonial, etc. Dios ha creado el reino material sin otro propósito mayor que nuestro gozo y disfrute.
Por supuesto, que en la parte del mundo en la que vivimos disponemos de una gran cantidad de dinero que Dios no nos ha dado para que la gastemos solo en nosotros. Una parte significativa de lo que Dios nos ha dado lo ha hecho para que la administremos, no para que la gastemos. La obra de Dios y las necesidades de la gente están bien provistas por Dios, con tal de que dirijamos lo que Dios nos entrega de una forma correcta. Hay dinero suficiente para las necesidades de todos.
Esta filosofía nos ha llevado a convertir el cristianismo en un asunto de la industria de la diversión, de la industria del tiempo libre. El cristianismo es algo que hacer en nuestro tiempo libre. La meta de muchos creyentes ha sido llegar al viernes por la tarde para comenzar a vivir.
Descargarnos del peso de nuestros trabajos con el ideal de ir a la reunión de oración. Trabajamos para poder descansar y experimentar la bendición de estar con Dios, mientras que Dios quiere que tengamos nuestro descanso en Cristo y vayamos al mundo del trabajo como un lugar en el que desarrollamos lo que somos en el poder del Espíritu.
Todas estas teologías desviadas son expresiones de la división entre lo sagrado y lo secular. Es una creencia falsa, pero ha sido muy atractiva para los creyentes en los últimos decenios, muchos han llegado a pensar que esta era la teología evangélica sana.
Una teología que enseña que hay partes de nuestra vida que no son importantes para Dios, como el trabajo, la escuela, el tiempo libre, y que lo que tiene que ver con oración, cultos en la iglesia y actividades de la iglesia, eso es más importante y es lo que agrada a Dios.
Muchos líderes opinan que esta división entre lo sagrado y lo secular es el mayor desafío que enfrenta la iglesia en España hoy, pero sus síntomas son más fáciles de identificar que de curar.
Por otra parte se sigue predicando esta división desde muchos púlpitos, se sigue fomentando desde muchas conversaciones privadas incluso entre personas que quieren agradar a Dios.
Muchos cristianos oran por nombre por personas que aparecen en las cartas de los misioneros en el otro extremo del mundo, pero no pueden orar por el jefe o por compañeros de trabajo de sus propios amigos en la iglesia.
De cierto hay muchos que no saben exactamente de qué trabajan algunos de las personas a las que saludan semanalmente en la iglesia. Esta es la división entre lo sagrado y lo secular, podemos orar por los contactos de un misionero en la China, pero no tenemos ni idea de los mejores contactos de nuestros compañeros en el trabajo.
Si quieres comentar o