El viernes 28 de marzo de 2025, dos terremotos de magnitudes 7,7 y 6,4 sacudieron Myanmar a las 12:53 p. m. MST. El terremoto de magnitud 7,7 se centró alrededor de la ciudad de Sagaing, donde el antiguo puente de Ava se derrumbó.

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Según Daisy Htun*, una de las colaboradoras locales en la región, “la comunicación por teléfono fijo está interrumpida y los lugareños tienen dificultades para comunicarse entre sí. El edificio de nuestros colaboradores locales que se ocupan de los niños está dañado, pero esperamos que no haya víctimas. Una iglesia en Naipyidó (la capital de Myanmar) también está dañada. Una de nuestras capacitaciones terminó justo antes de que el terremoto azotara la zona. Nuestros colaboradores que viven en edificios de apartamentos están siendo evacuados por seguridad, muchos están preocupados por su seguridad. Por favor, orad por la seguridad de las personas en medio de un desastre natural y una guerra”.

Tailandia y China también sintieron el fuerte terremoto. Allí también hay noticias sobre edificios derrumbados. Se cree que habrá muchos daños en todo el país.

Estado de emergencia

Tras el terremoto de magnitud 7,7, el Gobierno militar de Myanmar ha declarado el estado de emergencia en seis zonas (a tiempo de redacción de este artículo): la división de Mandalay, la división de Bago, el Estado de Shan, la división de Magway, la división de Sagaing y la capital, Naipyidó.

“Hasta ahora, sabemos que el aeropuerto de Mandalay también ha sufrido daños. En el estado de Shan, hemos oído que una iglesia se ha visto afectada”, comparte Daisy Htun*, nuestra colaboradora local en la región.

“En Naipyidó, la intensidad fue muy alta: una iglesia resultó dañada, y nos enteramos de que el pastor y dos diáconos resultaron heridos. En la división de Sagaing, aún no hemos tenido noticias de nuestros colaboradores, pero esta es la zona de conflicto. En la mayoría de las zonas de aquí, Internet sigue cortado, por lo que no podemos recibir información rápidamente”.

“El estado de Shan está controlado por grupos étnicos armados, y ya hay muchas personas desplazadas internamente allí a causa de la guerra. Si los edificios ya han sido dañados por el terremoto, especialmente en las ciudades de Aung Ban y Taungoo, entonces probablemente más personas podrían haber sido desplazadas”.

Daisy sigue pidiendo oraciones. “La gente ahora mismo, creyentes y no creyentes por igual, está en un estado de desesperanza, pensando en su propia supervivencia. Para los cristianos de Myanmar, los que ya se han visto afectados por la guerra y los que han sido desplazados, esto puede tener un efecto agravante: ya han experimentado el golpe de Estado, hay dificultades económicas y ahora les ha sobrevenido un desastre natural”.

“Si Dios puede usar a los cuervos para llevar comida a Elías en el desierto, entonces Dios puede usar cualquier cosa para llevarles consuelo y ayuda. Estamos orando para que puedan experimentar la bondad de Dios y recordar que Dios no los abandona. Oramos también por las iglesias de Myanmar en las zonas que no se han visto afectadas, para que tengan compasión y puedan tender una mano a sus hermanos afectados por este terremoto”.

A pesar de la pesadumbre, Daisy se siente reconfortada por nuestras oraciones. “Cuando me encuentro con creyentes, les estoy diciendo que, aunque las cosas son terribles y es fácil sentirse aislado, no estamos solos y hay gente en todo el mundo que está orando por nosotros”.

Myanmar ocupa el puesto 13 en la Lista Mundial de la Persecución 2025.

Primeras cifras y testimonios

Daw Sun*, una pastora viuda*, camina entre los escombros de su casa destruida por el terremoto. La valla que rodea su casa se derrumbó y todavía es demasiado peligroso entrar en ella y hacer fotos.

Daw Sun, que vive con sus dos hijos, ha contado así la horrible escena: “Sentí los temblores y salí corriendo con mis hijos presa del pánico. En pocos minutos, vimos cómo nuestra casa se derrumbaba. La vimos derrumbarse ante nuestros ojos, impotentes. Ahora tenemos miedo de entrar en casa”.

Según las últimas noticias, más de 2700 personas perdieron la vida y casi 3000 resultaron heridas en el terremoto. El Gobierno de la Junta ha declarado el estado de emergencia y ha solicitado ayuda internacional.

Los heridos están siendo atendidos en pasillos, habitaciones y en la carretera debido a la falta de espacio en los hospitales, que también se vieron gravemente afectados por los temblores.

Las carreteras, los aeropuertos, los edificios, los templos, las iglesias y los hospitales están muy destruidos en el país, lo que ha afectado incluso a las infraestructuras, que han sumido al país en la oscuridad total por la noche, con importantes cortes de electricidad en todo el país.

Según un superviviente, “no hay electricidad y el suministro de agua no funciona. Incluso ir al baño se está convirtiendo en un desafío. No sabemos cuándo se restablecerá la electricidad. Incluso las conexiones wifi son inestables. Solo un proveedor de servicios telefónicos está trabajando en las zonas afectadas por el terremoto, como las regiones de Mandalay y Sagaing. Las tarjetas SIM se han encarecido y cuestan 20 veces el precio normal”.

A la gente le resulta difícil viajar por carreteras dañadas y se queda atrapada sin remedio en muchas zonas. Muchos no pueden regresar a casa debido a la interrupción del transporte y a las carreteras gravemente afectadas.

Una pareja que estaba de viaje cuando se produjo el terremoto quedó varada y todavía no ha podido regresar a casa. Se refugiaron en un hotel y contaron: “Mi mujer y yo nos alojamos en un hotel. Anoche experimentamos continuas réplicas y podíamos sentir cómo temblaba el hotel. No pudimos dormir por el shock”.

El pastor Caleb es propietario de un edificio en el centro de Myanmar. Vive en él con su familia y utiliza la planta superior del edificio como sala de oración y también como zona de estudio para los jóvenes.

“El impacto del terremoto fue tan devastador que las paredes del edificio se agrietaron. El resultado fue un grave daño en la sala de oración de la planta superior, donde el techo se había derrumbado y los muebles estaban caídos y rotos. Un niño resultó gravemente herido en la pierna al intentar escapar del edificio”, cuenta.

A medida que se acercaba la noche, miles de personas pasaron una noche a oscuras y sin dormir, acorralados por el miedo, ya que las réplicas aún se sentían en muchos lugares.

Los supervivientes quieren “agradecer a nuestros hermanos sus oraciones y preocupación. Nos sentimos reconfortados y no aislados”.