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Diálogo sobre la misión: entrevista a Samuel Escobar en diciembre de 1989 (II)

"La Fraternidad surge para tratar de tener una reflexión teológica contextual, pero que fuese, al mismo tiempo, profundamente evangélica en sus convicciones misionera y evangelizadora".

KAIRóS Y CRONOS AUTOR 84/Carlos_Martinez_Garcia 12 DE OCTUBRE DE 2024 19:00 h
Samuel Escobar.

Las cajas llenas con papeles guardan sorpresas. Sin buscarla encontré la transcripción de una conversación que tuvimos Esteban Cortés Solís, Carlos Mondragón y quien redacta estas líneas con Samuel Escobar. Fue en una de sus visitas a México, en los últimos días de diciembre de 1989.



El próximo 28 de noviembre Samuel cumple 90 años, al respecto la Fraternidad Teológica Latinoamericana está organizando el homenaje a uno de sus fundadores, el cual tendrá lugar el sábado 23 de noviembre.





El acucioso José de Segovia ha dado cuenta sobre la vida y ministerio del personaje en una bella serie radiofónica, la que al momento comprende 15 programas (aquí el enlace a la primera entrega). Comparto la segunda parte de la entrevista conjunta a Samuel Escobar:  



 



Carlos Martínez García. Un poco regresando a Lausana I, pero que también tiene que ver con Lausana II. Entre los ponentes en las plenarias, y que tuvieron a cargo exposiciones ante todo el auditorio, fueron tú y René Padilla. Los demás eran gente de más edad y algunos de ellos eran predicadores muy conocidos, o autores con obras publicadas y difundidas. Ustedes realmente empezaron a ser más conocidos a partir de ahí, de su participación en Lausana I. No quiere decir eso que ahí empezaron a existir. Mi interrogante es: ¿Qué es lo que hace que dos exponentes de la periferia puedan tener foro ahí? ¿Cómo lograron esta participación? ¿Quién la facilitó? Porque también yo he leído los trabajos de Lausana I que se compendiaron y me parece que creo que ustedes fueron los únicos expositores del Tercer Mundo en las plenarias, no sé si es así, o por lo menos sí fueron los que causaron más impacto, y de alguna manera dieron la agenda para lo que vino después en todas estas consultas que tú estás diciendo.



Samuel Escobar. Hubo representantes de lo que llamamos Tercer Mundo en Lausana I, tanto del Asia como del África, pero parecía que no tenían todavía una postura tan articulada como la nuestra, la Latinoamericana, que se había venido forjando tanto en la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE), como en la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL).



Posiblemente lo que hizo que nuestra presencia se diera en Lausana I, es precisamente nuestra conexión con el mundo estudiantil a nivel mundial en el ámbito de la CIEE, en el ámbito de conferencias como la conferencia de Urbana, organizada por el movimiento estudiantil en los Estados Unidos, y que juega un papel muy importante en el pensamiento y en el reclutamiento misionero en Estados Unidos [1]. Creo también, que la presencia de personas sensibles como Leighton Ford y Paul Little, que tenían respeto por lo que representa el pensamiento evangélico vinculado a la CIEE hizo que se nos tomara en cuenta. También resulta que los líderes de la CIEE en el Tercer Mundo eran líderes naturales en sus contextos eclesiales y nacionales. La persona que fue elegida como secretario ejecutivo del Comité de Continuación de Lausana I es un africano, Gottfried Osei Mensah, de Ghana, que era líder del movimiento estudiantil de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (CIEE) en su país y luego en toda África.



El obispo David Gitari también tiene un trasfondo estudiantil. El Dr. Isabelo Magalit, era secretario general de la CIEE en el Sudeste de Asia. Todos ellos participaron y tuvieron una parte activa, aunque no ponencias principales, sí ponencias en varios otros niveles en el programa de Lausana I. Entonces, yo creo que ya había una presencia del Tercer Mundo, quizás la más articulada era la nuestra, y quizás eso se explique porque estando obligados a reflexionar en español, estamos obligados a crear nuestra propia contribución, mientras que africanos y asiáticos, que siguen usando el inglés, dependen de ese idioma y entonces es más difícil que puedan, diríamos así, adquirir un lugar en el discurso teológico del mundo de habla inglesa. Sus voces se pierden en medio del mar de norteamericanos y europeos que escriben. Mientras nosotros, forzados a escribir en castellano y a contextualizar más claramente, hicimos algo más articulado más rápidamente.



Carlos Martínez García. El contraste con Lausana II es el siguiente: comparado con Lausana I, donde tuvieron foro, después participaron en varias consultas mundialmente, se empiezan a producir sus trabajos más acabados, por decirlo de alguna manera. En Lausana II no tienen foro, no solamente, por ejemplo, los mismos que lo tuvieron en Lausana I, tú y René Padilla, pero prácticamente nadie de América Latina, a excepción de los tres que has mencionado que no serían tan representativos de esta teología crítica, o de esta misionología crítica, sino que no sé si fueron excluidos. Por lo menos creo que en el caso de René Padilla él decidió no asistir, Vinay Samuel y Chris Sugden dicen que un teólogo radical no quiso asistir, y yo creo que ese teólogo radical al que se refieren es René Padilla [2]. No asiste porque parece que todo ya está muy cocinado. ¿Es así por lo que fueron relegados?, o ¿fueron invitados a participar, pero no en sesiones que afectaran mucho a todo el pleno? ¿Qué sucedió en ese aspecto?



Samuel Escobar. A mí me parece que el problema fue diferente. No creo que hubiera un esfuerzo por no escuchar a las voces más radicales, sino que los organizadores del programa de Lausana II vinieron a ser fundamentalmente Tomas Wang, que fue el secretario ejecutivo, y Donald Dayton, que era un líder en Visión Mundial, especialmente en el Departamento de Investigación y Estadística. Entonces, ellos dos no tienen un conocimiento a nivel mundial de gente que pueda exponer un pensamiento teológico. Así que invitaron, me invitaron a mí por ejemplo a participar, pero me asignaron un tema que no es mi especialidad, querían que yo hablase sobre “El Evangelio y las Grandes Religiones”. Entonces les dije: no es un tema en el que yo sea especialista.



Carlos Martínez García. ¿Y esa no era una manera de marginar, pidiendo temas que de antemano se sabe que el invitado no quería desarrollar?



Samuel Escobar. No, no quiero ser tan suspicaz para pensar que así fue. Creo que es que armaron el programa a último momento y con cierta prisa y desconocimiento. Como yo fui parte de la Comisión del Programa de Lausana I, y cuando pienso en la antecedencia y los mecanismos del programa, me doy cuenta de que este programa fue hecho con más prisa y que en la Comisión del Programa no había gente que tuviese la misma amplitud de conocimiento que había en el caso de Lausana I. Por otra parte, se quiso incorporar al programa un elemento más bien pragmático, casi como diciendo que no hacía falta teologizar más, sino, más bien, ser más práctico, más pragmático. Eso ya era la intención muy fuerte de la misiología gerencial de personas como Ralph Winter y Peter Wagner en Lausana I, ya ahí estaba, diríamos, esa tendencia. No hace falta tanta teología, sino más bien metodología. Esa tendencia predominó en Pattaya en 1980, y, de hecho, creo que también esa tendencia fue fuerte en 1989. Entonces, no hubo ponencias sólidas como las hubo en Lausana I, hubo pocos trabajos serios, amplios y hubo muchos trabajos breves. Uno de los temas que causó más polémica fue el del Espíritu Santo, y ahí hubo dos ponencias, pero debido a que eran dos la misma noche, tenían que ser, por supuesto, mucho más breves que una ponencia que hubiese estado por sí sola. Eran el trabajo de Jim Packer, que también fue orador en Lausana I y que es un teólogo reconocido en el mundo evangélico, y el trabajo de Jack Hayford, un pentecostal que es respetado en ese mundo eclesial, menos sólido teológicamente que Packer, representando una posición no pentecostal, y una posición pentecostal alrededor del tema del Espíritu Santo. Pero ya el hecho de que tuviesen que ser dos trabajos la misma noche, es indicativo de que se puso mucho en el programa, muchas cosas cortas.



Esteban Cortés Solís. Sería muy suspicaz de nuestra parte quedarnos en la evaluación del programa de organización. En ese sentido, yo quisiera preguntar: ¿Cuáles serían en estos momentos los efectos de ese Congreso, o las repercusiones, diríamos, en el tipo de trabajo que se ejerce en estos tres tipos de misiología?



Samuel Escobar. El Congreso de Lausana de 1974, sin duda, tuvo repercusiones, lo mismo que el Pacto de Lausana. Uno diría que 1974 representa un momento de confluencia y toma de conciencia de una misiología integral. Un momento muy fructífero, muy productivo. Se ve en los años que siguieron el efecto de ese pensamiento. En muchas formas tiene repercusiones diversas, a niveles denominacionales, a niveles interdenominacionales, en movimientos diversos. En la orientación de entidades como Visión Mundial que articula un discurso sobre “Misión Integral”, en denominaciones que adoptan el Pacto y que lo estudian, y que lo consideran un factor importante de estudio y de cambio.



En fin, podríamos decir que fue muy productivo el periodo de quince años que siguió a Lausana II. A mí me parece que el encuentro que hubo después en 1989 fue bueno porque permitió evaluar dónde estamos en este punto de la reflexión y en nuestra práctica, pero me parece que va a ser menos productivo porque ya es menos novedoso y porque cada uno de los ámbitos y sectores en los cuales Lausana I tuvo influencia ya tiene también su propio camino, su propio recorrido y posiblemente va a orientarse en cierta dirección ya tomada. Así que, a mí me parece, que vamos a ver un efecto inmediatamente visible menor que el que causó Lausana I. Pero, yo creo que va a continuar el movimiento de Lausana como una confluencia, una plataforma donde se dan cita personas o entidades interesadas en la misión integral, en encontrar formas de cooperación. Quizás hay que apuntar elementos nuevos que están en Lausana II y que pueden ser elementos que reciban influencia de este encuentro o en los cuales el encuentro resulte productivo. Por ejemplo, lo carismático fue objeto de debate y de cierta tensión en Lausana II. Entonces, Pedro Wagner en sus apreciaciones finales, dijo que era lo más significativos, yo creo que no es así. Ya en Lausana I se descubrió el mundo pentecostal, y, de hecho, lo más significativo fue la aceptación por parte de muchos sectores de la validez y las lecciones que se pueden aprender del mundo pentecostal. Entonces, no creo que esa sea la gran novedad, pero sí, posiblemente, tanto el movimiento pentecostal como el movimiento carismático, continuarán un curso de influencia sobre el movimiento misionero en general, y, diríamos, la reflexión misiológica registrará este impacto.



Yo creo que en América Latina hemos querido incorporar la experiencia pentecostal y la reflexión sobre la misión y la evangelización sin mucho éxito, porque los pentecostales mismos no reflexionan sobre su praxis. Pero yo creo que ha de venir tarde o temprano un trabajo en ese sentido. Otro elemento visible en Lausana II fue el de la toma de conciencia de la realidad urbana. En ese sentido, lo que fue trabajado desde 1974 hasta 1989, en particular el trabajo de Ray Bakke, ¡un tremendo trabajo!, es decir, el punto de misión donde ha habido más integridad ha sido el del mundo urbano [3]. Ese también, evidentemente, se asume con la dirección de preocupación por los pobres en Lausana II, abiertamente, si ustedes estudian el Manifiesto de Manila van a ver que quizás los puntos de más impacto tienen que ver con la evangelización urbana y de los pobres. Entonces, a mí me parece que por ahí ya encontramos también otro camino. Otra área planteada en Lausana II, es el área del grado de ecumenismo aceptable para un movimiento como Lausana, de hecho, la presencia de observadores católicos, especialmente carismáticos católicos, causó una reacción de parte de los latinoamericanos, de los sectores de CONELA especialmente muy vociferante, que ya se ha visto en Patayya; pero que esta vez fue neutralizada en parte, por la presencia de otros latinoamericanos que no compartían la virulencia de CONELA en este sentido. Pero de todos los temas, el asunto de cómo las entidades misioneras se refieren a la Iglesia católica y cómo consideran al mundo católico sigue vigente y creo que va a seguir siendo objeto de discusión y causa posiblemente de división.



La otra dimensión es la del Consejo Mundial de Iglesias, cuyos observadores estuvieron también presentes en Lausana II. Estuvo Raymond Fung, que es el que dirige la Comisión de Evangelización y Misión del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Él, de origen evangélico, era militante de un grupo universitario miembro de la CIEE en Hong Kong. Entonces, con él, se mantiene una presencia, un cierto tono evangélico en el seno del CMI. Raymond estuvo y se le invitó a discutir el tema de San Antonio: la relación entre Lausana y la Conferencia del Consejo Mundial de Iglesias en San Antonio. Pero otra vez, hay sectores muy radicales en su conservadurismo que se oponen aún a la presencia de gente así. Ahora, la presencia de europeos que son de iglesias históricas y que están acostumbrados a un diálogo con los ecuménicos, ayuda dentro de Lausana. Pero a veces los sectores norteamericanos más conservadores son más fuertes. El futuro del movimiento de Lausana mismo está un poco, diríamos así, en veremos, hay que esperar a ver qué pasa. El nuevo secretario es Tom Houston, que ha trabajado para Visión Mundial, tiene experiencia con las sociedades bíblicas y experiencia misionera en África. Houston quiere llevar la oficina de Lausana de California, donde está actualmente, a Oxford en Inglaterra. Quiere trabajar de una manera más funcional, menos dependiente de Norteamérica. Eso significará que recibirá menos fondos norteamericanos. ¿Y, hasta dónde puede, una entidad así, continuar su ministerio, sin contar con los fondos que vienen de Norteamérica? Es un poco difícil de prever.



El otro factor importante en Lausana II fue el de la presencia de Europa Oriental. Hubo 66 rusos y representantes de otros países de Europa Oriental, que diríamos, era una indicación de que se está abriendo un campo nuevo de relación de trabajo misionero de esfuerzo evangelizador y que no sabemos todavía todo lo que eso implica para el futuro de la misión. Pienso que no se hizo nada especialmente creativo aparte de la conferencia de Colin Chapman, no se hizo nada creativo en cuanto a las otras religiones y eso sí que es un punto importante para el futuro, toda la cuestión del pluralismo.



Carlos Martínez García. Tal vez un poco dejando lo de Lausana como punto, si no concluido, sí suficientemente tratado. El siguiente tema sería un poco tu evaluación acerca de la Fraternidad Teológica Latinoamericana a 20 años de su primera consulta. ¿Cuáles serían los motivos que hicieron que ésta surgiera, que la han sostenido y que son todavía retos en nuestra próxima década? ¿Cuáles son los nuevos retos surgidos en estas dos décadas en las que Latinoamérica ha sufrido una serie de transformaciones, especialmente ahora? Parece que vemos un nuevo periodo, el fin de la dictadura en Chile, o por lo menos un fin más o menos formal, la elección de Menem en Argentina, etc. ¿Cuál sería tu evaluación de estas dos décadas? ¿Cuáles serían esos puntos nodales que dieron origen a la FTL y que le dan todavía validez a su existencia?



Samuel Escobar. La Fraternidad surgió de un Congreso de Evangelización previo a Lausana que se realizó en Bogotá en 1969, el Congreso Latinoamericano de Evangelización I (CLADE I) [4]. Diez años después, y ya con una década de existencia, celebramos como FTL el CLADE II [5], para demostrar lo que ha sido, diríamos, el espíritu de la Fraternidad. Representar, por un lado, el celo por la evangelización y la misión que caracteriza al pueblo evangélico latinoamericano. La vitalidad del pueblo evangélico latinoamericano se mide por su celo evangelizador y convicción en cuanto a la urgencia de anunciar el Evangelio. Entonces, nosotros creernos que esa es una nota que la FTL quiere representar. Pero quiere hacerlo tomando muy en serio la tarea de contextualizar el Evangelio en el ambiente latinoamericano, lo cual significa una tarea de evaluación crítica de la tarea misionera tal como se ha dado hasta el presente, especialmente la más numerosa de origen norteamericano, y sus efectos. Así que la Fraternidad surge para tratar de tener una reflexión teológica contextual, pero que fuese, al mismo tiempo, profundamente evangélica en sus convicciones misionera y evangelizadora.



El CLADE II trató de representar eso; y yo podría decir que hemos tenido éxito en el sentido de que todos los que trabajan en la reflexión teológica son pastores, misioneros y gente que está ocupada en su vida diaria en la práctica de la misión, a diversos niveles. No se trata de teóricos de la misión. Entonces, desde ese punto de vista creo que el esfuerzo de nuestras consultas y el curso que ha seguido el pensamiento se mantiene cerca de donde está el pueblo evangélico en general. Ahora, creo yo que es lógico que con veinte años ya podemos notar cambios generacionales, y creo que ya la generación fundadora empieza a ceder el paso a una generación nueva que ya viene sobre lo hecho en los años previos. En la actual directiva de la FTL tenernos por lo menos tres personas que representan la nueva generación junto a las otras tres que representan la generación anterior.



En el CLADE II las cuatro ponencias principales fueron presentadas por gente que representaba la generación anterior y además gente que representa la nueva generación. Entonces, se empieza a advertir un cambio generacional, y yo creo que desde el punto de vista interno tenemos que tomar atención a cómo se va a llevar a cabo eso; de manera que la FTL siga siendo creativa, fructificando como lo ha hecho estos veinte años iniciales. O sea, hay toda una problemática interna que quizás se resume en este problema del cambio generacional. En lo externo yo creo que vinculado al programa creo debemos profundizar ciertas áreas de reflexión que han empezado a verse con más claridad. Una es, por ejemplo, la cristología, que pienso que debemos seguir profundizando, y creo que debemos incorporar las inquietudes que vienen de la propia vida de las iglesias, de las Teologías de la Liberación y ahora de una nueva realidad, que es la realidad de las iglesias indígenas, y la emergencia de los pueblos indígenas. Parece que en la cristología se puede ver, lo mismo en la eclesiología, que es otra área que estamos explorando [6].



Una queja que hay en algunos de los pensadores más jóvenes es que la generación fundadora no ha sistematizado suficientemente la reflexión, y yo diría que efectivamente es posible que las urgencias no nos hayan permitido trabajar en una elaboración más sistemática original. Trabajos de cierto aliento se han escrito, que son estudios sobre la Teología de la Liberación, como el de Emilio Antonio Núñez y el mío [7]. René Padilla ha hecho un trabajo sobre teología bíblica, pero que no está todo reunido en un volumen, sino que está un poco disperso. Rolando Gutiérrez ha cultivado la pastoral, pero también tenemos este trabajo disperso. Núñez ha trabajado algo de la teología sistemática y del material bíblico. Orlando Costas quizás fue el que más se acercó a sistematizar su propia reflexión misiológica [8]. Entonces, tenemos reflexión misiológica en René, en su libro Misión Integral, pero no es una obra orgánica, es un conjunto de trabajos [9]. Costas se aproximó más a una obra orgánica en su obra Compromiso y Misión y en su trabajo más reciente de evangelización que es el texto de la cátedra Strachan hay un intento más orgánico de reflexión [10]. El trabajo eclesiológico de Guillermo Cook sobre las comunidades de base es descriptivo y evaluativo, pero todavía no es un trabajo, diríamos así, sistemático de una eclesiología evangélica latinoamericana [11]. Entonces, hay de parte de algunos sectores más jóvenes la expresión de una carencia de un trabajo de sistematización así. Y quizás debemos pensar que en los próximos años esa es la tarea.



Se está ahora trabajando en dos áreas que creo van a ser muy importantes: una es la participación en el Comentario Bíblico Latinoamericano que va a publicar Editorial Caribe y en la cual varias personas de la FTL van a producir volúmenes, ya han empezado a producir volúmenes individuales. Yo creo que ese comentario va a ser muy bien una expresión de lo que hemos querido hacer de la FTL, aunque no es únicamente de la FTL. Pero casi todos los que van a trabajar son gente de la Fraternidad. El otro trabajo de gran aliento es el Diccionario teológico pastoral en el que se está trabajando, y que creo que también va a llenar un vacío en el sentido de la intención de una teología contextual y evangélica. Esos son ejemplos de algo en lo que se está trabajando. Yo diría, en cuanto a programa de la FTL, la tarea de incorporar a un sector creciente de investigadores y pensadores a la reflexión a nivel local continental es un desafío continuo y el problema es que al haber escogido un estilo de trabajo que ve a la FTL más como un fermento que como una institución, no hemos desarrollado suficiente infraestructura como para acometer las tareas de incorporar mucho más gente, depende de la iniciativa local, pero creo que ese estilo es el que mejor corresponde a la realidad latinoamericana. Yo creo que sería un error de nuestra parte tratar de convertirnos en una gran institución, comprar locales, tener símbolos de estabilidad que a la larga pueden no producir nada en términos de reflexión teológica.



Esteban Cortés Solís. En ese sentido yo tengo un comentario con respecto a la evaluación de la inquietud de algún sector de la generación joven sobre la carencia de sistematización de la reflexión: ¿Qué tanto ha pesado sobre esa carencia el que ustedes estén haciendo este trabajo de reflexión, fuera, la mayor parte de las veces, de los ámbitos académicos?



Sin duda el Dr. Orlando Costas, aparte del voluntarismo que tenía para el trabajo, con la intensidad con que asumía sus compromisos al escribir, mucho de esta última parte de su obra que es sistematizada, tendría que ver con ambientes académicos. Recién algunos de ustedes están llegando a esos espacios, ocupando esos espacios, en tu caso particular en un seminario, una institución teológica, haciendo visitas y todo esto. ¿Hasta dónde es necesario que ustedes se detengan a dar ese paso de sistematizar, cuando la realidad de nuestra América Latina y sobre todo la realidad del pensamiento teológico latinoamericano es estar creando fundamentalmente en base a nuestras demandas, en base al crecimiento mismo de las iglesias evangélicas y en base a la incorporación de estas gentes, investigadores y pensadores evangélicos que ya recién empiezan a articular su fe para sus distintos contextos?



Samuel Escobar. Yo creo que tu observación es correcta. Creo que es verdad que ahí dónde ha habido una relación más directa con el ámbito institucional, ha habido, por así decirlo, un incentivo mayor a sistematizar. Algunos venimos de un cierto ámbito de no formalidad como el de la CIEE donde hay mucho énfasis en la funcionalidad, y donde diríamos, la institucionalidad se reduce. Eso hace que el pensamiento sea fluido, pero que no se detenga a profundizar. Otros vienen de la tarea pastoral y en ese sentido les sucede lo mismo, es decir, la urgencia de la tarea pastoral en la que se involucran a nivel local y denominacional no les permite un trabajo de sistematización a largo plazo.



Creo que hemos escogido eso exprofeso, no hemos querido ser teóricos. Quizás debemos decir que una crítica nuestra al sector protestante de la teología de la liberación es que es académico y que no está cerca de donde están las iglesias mismas. Quizás la preocupación por mantenernos cerca de los acontecimientos y seguir su flujo, ha militado contra lo sistemático. Creo también que nos hemos encontrado con la tarea de tener que comenzar muchas cosas desde abajo. Pero yo pienso que quizás se puede hacer un trabajo de sistematización de todo lo hecho hasta aquí, pensado no tanto académicamente, sino más bien pensando, yo diría, pedagógicamente; no tanto para un diálogo con otros académicos, sino más bien como una manera de tratar de transmitir un legado a la generación nueva. Y quizás la sistematización en algunos niveles venga con la nueva generación que ahora se incorpora. Es interesante, por ejemplo, pienso yo, en la tesis de Valdir Steuernagel, que es una tesis misiológica sobre el movimiento de Lausana y aunque incorpora lo pragmático, lo histórico y lo descriptivo al mismo tiempo es ya una reflexión sistemática. Podemos decir lo mismo de algunos trabajos que están apareciendo ahora de la nueva generación, y algunos están trabajando más en su propia área de especialidad y yo diría, tienen más tiempo por delante para sistematizar. Por ejemplo, Tito Paredes, creo que va a poder hacer más en cuanto a ciencias sociales y misión cristiana. Ahora, creo que todavía hay mucho que hacer en este campo de la sistematización, en el sentido de por lo menos resumir el camino andado hasta aquí, y, quizás, bosquejar lo que nos parece un camino teniendo en cuenta los próximos desafíos.



 



Notas





1. Es la conferencia misionera trienal de InterVarsity Christian Fellowship, que se realizó por primera vez en Toronto, en 1946, y de 1948 a 2003 en las instalaciones de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, y después en otros lugares (https://religionnews.com/2022/12/14/attendance-expected-to-fall-short-at-urbana-missions-conference/).





2. Vinay Samuel y Chris Sugden, “San Antonio y Lausana II: ‘ecuménico, evangélico’”, Boletín Teológico, año 21, núm. 36, diciembre de 1989, p. 315.





3. Ray Bakke, The Urban Christian. Effective Ministry in Today’s Urban World, Intervarsity Press, Downers Grove, Illinois, 1987. Versión en español: El cristiano en la ciudad, Editorial Kyrios, México, 1993. Otro título del autor, disponible en español, es Misión integral en la ciudad, Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2002.





4. Primer Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE I), Bogotá, Colombia, 21 a 30 de noviembre de 1969. Samuel Escobar presentó la ponencia “Responsabilidad social de la Iglesia”, escrito incluido en su libro Evangelio y realidad social, ensayos, Ediciones Presencia, Lima, 1985, pp. 9-42.



5. Segundo Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE II), Huampaní, Lima, 31 de octubre a 8 de noviembre de 1979. Samuel Escobar presentó la ponencia “Esperanza y desesperanza en la crisis continental”, escrito incluido en Evangelio y realidad social, ensayos, Ediciones Presencia, Lima, 1985, pp.125-177.





6. Acerca de la cristología de Samuel Escobar ver sus obras Diálogo entre Cristo y Marx y otros ensayos, segunda edición, Asociación de Grupos Evangélicos Universitarios, Lima, 1969; su trabajo “El Cristo de Iberoamérica”, en ¿Quién es Cristo hoy?, Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1970, pp. 9-23; En busca de Cristo en América Latina, Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2012; e Imágenes de Cristo en el Perú. Desde Guamán Poma hasta nuestros días, Sociedad Bíblica Peruana, Lima, 2013.





7. Sobre la temática ver Samuel Escobar, La fe evangélica y las Teologías de la Liberación, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1987; Emilio Antonio Núñez, Teología de la liberación, Editorial Caribe, Miami, 1986. Andrés Kirk, integrante fundador de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, también evaluó la teología de la liberación en su obra Liberation Theology. An Evangelical View from the Third World, John Knox Press, Atlanta, 1979.





8. Orlando Costas, Christ Outside the Gate. Mission Beyond Christendom, Orbis Books, Maryknoll, 1982; Liberating News: A Theology of Contextual Evangelization, William B. Eerdmans Publishing Company Grand Rapids, 1989. 





9. C. René Padilla, Misión integral. Ensayos sobre el Reino y la Iglesia, Nueva Creación-William B. Eerdmans Publishing Company, Buenos Aires-Grand Rapids, 1986. Una nueva edición de la obra, ampliada, ha sido publicada por Ediciones Kairós, Buenos Aires, 2015.





10. Orlando Costas, Compromiso y misión, Editorial Caribe, Miami, 1979; Evangelización contextual. Fundamentos teológicos y pastorales, Ediciones Seminario Bíblico Latinoamericano, San José, 1986,





11. Guillermo Cook, The Expectation of the Poor. Latin American Basic Ecclesial Communities in Protestant Perspective, Orbis Books, Maryknoll, 1985.




 

 


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