De padre a padre: empatizar con los retos de la paternidad

“Solía decirles a mis hijos que la comida estaba lista, en camino, y que pronto llegaríamos a ella. ‘Guardad silencio, ya llegaremos’. Solía hacer esto para que mis hijos estuvieran tranquilos”, admite Amir, de 55 años, padre de tres hijos, que tuvo que trasladar a su familia lejos de su hogar en Herat, Afganistán, para mantenerlos a salvo después de que perdiera su ganado y su medio de vida agrícola debido al conflicto y la violencia.  

La historia de Amir me recuerda a la mía. Pero en mi caso, yo fui el niño que pasó hambre. Vi la angustia en la cara de mi padre cuando vio los cambios que el hambre dejaba en mi cuerpo. Hoy, yo también soy padre, y me estremezco al pensar en el dolor que debió sentir mi propio padre. 

Después de haber visitado algunos de los lugares más vulnerables del mundo en los últimos 25 años, he aprendido que mis padres no estaban solos en esta lucha. Hoy, tampoco lo está Amir. En mi trabajo humanitario me he encontrado a menudo con padres como él, que desean desesperadamente proteger a sus familias mientras son testigos de cómo sus hijos se tambalean al borde de la inanición. Mi corazón se rompe por ellos y por sus familias, millones de las cuales dependen de las raciones de alimentos, a menudo mientras viven en lugares desconocidos.

El nuevo informe que World Vision acaba de publicar sobre las raciones de alimentos muestra que las familias desplazadas reciben sólo una fracción de las calorías que necesitan mensualmente a través de la ayuda humanitaria y pueden quedar totalmente excluidas de las distribuciones de ayuda. Esta drástica reducción de los alimentos necesarios les deja con opciones imposibles y aumenta el matrimonio infantil, el trabajo infantil y los riesgos para la salud mental. 

[photo_footer]Amir y sus hijos.[/photo_footer]

En lugar de ir a la escuela, el hijo de Amir, Gul Ahmad, trabaja ahora como pastor, ayudando a cuidar el ganado que le queda a su familia. A la temprana edad de 13 años, mide cuidadosamente la comida para él y para el rebaño, una situación desgarradora para cualquier padre. 

Por desgracia, a pesar del trabajo de los trabajadores humanitarios y de la inversión de la comunidad internacional, la situación de Amir, Gul Ahmad y millones de personas afectadas por el conflicto y el desplazamiento sigue siendo terrible. Más de 117 millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares y obligadas a trasladarse a otras partes de su país o fuera de él debido a conflictos y desastres provocados por el clima, una cifra sin precedentes. Los llamamientos humanitarios están drásticamente infrafinanciados, ya que sólo se ha conseguido el 38% de los 56.700 millones de dólares necesarios en 2023, y los planes de respuesta en materia de nutrición y seguridad alimentaria sólo se han financiado en un 36% y un 39% respectivamente. Otros sectores humanitarios están aún peor, lo que crea una crisis para las familias y pone en peligro el futuro de los niños y niñas, como el de Gul Ahmad. No sólo luchan por encontrar lo suficiente para comer, sino también para volver a la escuela y mantenerse a salvo. 

Además de los costes físicos del hambre, la experiencia de ver a su hijo pasar hambre puede aumentar los riesgos para la salud mental de los padres. En nuestro estudio, los padres y cuidadores declararon niveles significativos de miedo, ira, desesperanza, desinterés e incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Más de uno de cada diez adultos (13%) nos dijeron que se sentían tan desesperanzados que ya no querían seguir viviendo. Las repercusiones de los recortes de raciones en la salud mental parecían ser las más graves para los cuidadores de Afganistán, como Amir. Las respuestas de los encuestados de allí indicaron que casi todos los adultos corren el riesgo de sufrir trastornos mentales (97%). 

[photo_footer]Jean Baptiste Kamate en una visita a Uganda.[/photo_footer]

Estas familias piden ayuda para alimentar a sus hogares. "Nuestros hijos se ven privados de educación, buena salud, agua limpia para beber, buena comida y otras cosas que les ayudan a crecer", explica Amir. "Si la situación continúa, nuestros hijos no podrán servir a la sociedad porque están privados de los servicios básicos que necesita un ser humano". 

Para más información sobre “Suficiente”, iniciativa de World Vision para acabar con el hambre en el mundo, pincha AQUÍ.

Por Jean Baptiste Kamate, jefe de Operaciones de Campo de World Vision, que supervisa 83 programas sobre el terreno. 

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[title]Por un año más[/title]

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