Orar con alguien es una actividad espiritual que presupone la existencia de vínculos espirituales, es decir, la comunión en Cristo.
Cuando hablo en las conferencias sobre el catolicismo romano en el mundo y cómo los evangélicos deben relacionarse con él, a menudo surge una pregunta: “¿Qué pasa con la oración conjunta? ¿Pueden o deben los evangélicos orar con los católico romanos?”. Permítanme ofrecer mis reglas generales mientras lucho con el tema.
1. La Biblia es clara al decir que debemos orar por todos los hombres y mujeres (p. ej. 1 Timoteo 2:1), por lo que es obligatorio orar por aquellos amigos, colegas y familiares que son católico romanos. No hay duda de que orar por los católico romanos es una responsabilidad que Dios ha dado a todos los evangélicos.
2. La cuestión se vuelve crítica cuando se habla de orar con católico romanos. Orar con alguien es una actividad espiritual que presupone la existencia de vínculos espirituales, es decir, la comunión en Cristo. En otras palabras, orar con alguien es legítimo cuando las personas que oran juntas son hermanos y hermanas en Cristo, uniendo sus corazones y sus voces para alabar al Dios Trino e interceder por diversos temas en nombre de Jesucristo. Aquí viene el primer problema: según la doctrina católica romana, uno se convierte en cristiano en el bautismo, recibido normalmente cuando la persona es un recién nacido. Es el sacramento del bautismo el que convierte a la persona en cristiana. Para la fe evangélica, uno se convierte en cristiano en el momento de la conversión, cuando la persona cree en el evangelio de Jesucristo. El punto de inflexión no es la recepción del sacramento (el punto de vista católico romano) sino la fe personal que resulta en una vida transformada (el punto de vista bíblico). La realidad es que una persona católica romana puede haber recibido el sacramento del bautismo, pero ella/él no es un creyente en Cristo puesto que ella/él nunca se convirtió. Si este es el caso, ella/él no es una hermana/hermano en Cristo y por lo tanto no hay un lazo espiritual en Él que haga posible elevar nuestras oraciones conjuntas a Dios. Si oramos juntos, estamos diciendo que estamos unidos en Cristo, pero como éste no es el caso, la oración conjunta debe evitarse y practicarse sólo con personas convertidas. Esta es mi experiencia diaria con mis vecinos católico romanos: la mayoría de ellos fueron bautizados por la Iglesia Católica Romana pero no muestran ninguna evidencia de vida espiritual bíblicamente entendida. No puedo relacionarme con ellos como “hermanos y hermanas”. Aunque oro gustosamente por ellos, no pido sus oraciones, ni oro con ellos asumiendo que somos “hermanos y hermanas” en Cristo, ya que no lo somos.
3. Otro aspecto que hace imposible la oración en común es que el catolicismo romano cree en un relato del Evangelio distinto del bíblico. Hay algunas coincidencias en el lenguaje pero existen diferencias fundamentales en las verdades básicas del evangelio, por ejemplo, la autoridad última de la Biblia en todas las cuestiones de fe y vida y la salvación sólo por la fe. De estos diferentes compromisos surgen apreciaciones contrapuestas del Evangelio. Una de ellas es con respecto a la oración, dado que la Escritura no es la norma última y que se considera que contribuimos a nuestra salvación por los méritos de los santos; el catolicismo romano prescribe la oración a los santos y a María como intercesores. Estas no son prácticas bíblicamente justificadas. A los fieles católicos se les enseña que pueden orar a María y a los santos por sus peticiones, no sólo a Jesucristo. Si usted ora con un católico romano, es posible que utilice palabras similares, pero que exprese una fe diferente. Es mejor evitar generar confusión y ambigüedad y abstenerse respetuosamente de la oración conjunta si las personas implicadas aún no han dado señales de estar convertidas a Cristo. El hecho de que sean católico romanos no significa que sean "hermanos y hermanas" en la fe.
4. No niego que haya católicos romanos genuinamente convertidos. La gracia de Dios actúa en hombres y mujeres que confían sólo en Jesucristo para su salvación y desean seguir la Palabra de Dios. Sin embargo, estas personas tienen un problema con su identidad católica romana. Si siguen “sólo a Cristo” según “sólo la Biblia", no son coherentes con su supuesta fe católica romana. Pueden ser creyentes en el sentido bíblico, pero son inconsistentemente católicos romanos. Mientras nos animamos unos a otros a crecer en nuestra fe, incluso si esto significa cuestionar las creencias y prácticas católicas romanas, si se han convertido a Jesucristo y no simplemente se han bautizado, podemos orar con ellos en ambientes privados caracterizados por la informalidad.
5. Me abstengo de participar en la oración conjunta en entornos y actos públicos. Aparte de las razones anteriores (nº 2 y 3), hay que tener en cuenta otra consideración. Una vez que se ora con alguien en público, se está transmitiendo que todos los participantes comparten la misma fe cristiana y son “hermanos y hermanas” en Cristo. Todas las diferencias existentes no son más que notas a pie de página que no impiden la comunión bíblica. Dado que el relato católico romano del Evangelio es defectuoso, si participamos en la oración pública conjunta, lo aceptamos como una versión legítima del verdadero Evangelio, con preocupaciones menores sobre cuestiones secundarias: este es el mensaje simbólico que se desprende de las oraciones públicas con católicos. Esto es aún más cierto cuando las personas con las que oramos son sacerdotes católico romanos. Si oramos en público con ellos, reconocemos que la Iglesia a la que pertenecen y el relato del Evangelio que promueve son expresiones bíblicas de la Iglesia y apreciaciones suficientemente fieles del Evangelio. Es esencial prestar atención al poder de los símbolos. Las reuniones “ecuménicas” que incluyen oraciones conjuntas quieren afirmar que todos los participantes se reconocen mutuamente como “hermanos y hermanas” en Cristo y a sus respectivas comunidades como expresiones legítimas de la Iglesia bíblica.
6. En los círculos ecuménicos europeos, la Iglesia Católica Romana y el Consejo Mundial de Iglesias organizan muchos actos conjuntos de oración en torno a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (del 18 al 25 de enero de cada año). Su visión del Evangelio y de la unidad se basa en el sacramento del bautismo (véase nº 2) y no en la conversión personal a Cristo. El mensaje simbólico que esta iniciativa quiere promover es que todos los cristianos, a pesar de la denominación y tradición a la que pertenezcan, son "uno", "unidos" como "hermanos y hermanas". Como esto no es así, no participo en ella. Aunque estoy dispuesto a dialogar con los católico romanos a todos los niveles, considero que la oración conjunta es privilegio de los cristianos nacidos de nuevo y no necesariamente de los miembros de los organismos eclesiásticos.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o