En esta tercera sección de esta serie sobre la plantación de iglesias en pueblos sin testimonio evangélico, se van a exponer algunos conceptos basados en mi experiencia particular sobre la toma de contacto con la población de dichos pueblos. Como repito en cada artículo, estos conceptos manan de mi experiencia personal, y a su vez esto es subjetivo, no quiere decir que sea “sota, caballo y rey” en todos los pueblos, pues cada pueblo tiene su particularidad. Lo que pretendo es arrojar un poco más de luz sobre la plantación de iglesias en pueblos sin testimonios especialmente en España. Pues vamos con los conceptos. 

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Un pueblo no es una ciudad

Aunque suena obvio este subtítulo y puede que a alguno le haya sacado una sonrisa, es cierto que debemos tener claro esto. No me refiero a falsos clichés de que la gente de los pueblos es más anticuada o no hay nivel como en una gran ciudad, para mí eso son falsos conceptos, he encontrado mucha sabiduría e inteligencia entre los vecinos de este pueblo. Entonces vayamos dejando a un lado esos adjetivos ofensivos —como paleto, carca, etc— que vienen desde las grandes urbes hacia los pueblos. Creo que eso son improperios que nacen desde la ignorancia de aquellos que se creen en una esfera superior por vivir en ciudades más grandes. Tampoco un pueblo de España es América, hay que tener claro la diferencia de contexto y cultura.

Bueno, después de haberme permitido esta defensa a los habitantes de pueblos, entre los cuales me incluyo, sin ánimo de polemizar, pero sí de aclarar, cabe decir, que esto, que un pueblo no es una ciudad, ni tampoco un lugar de América. Lo que, sí me he dado cuenta, que la gente en los pueblos es sencilla, pragmática, no se complican mucho la vida. Esto es un hecho que debemos de tener en cuenta a la hora de acercarnos a la gente. Por lo tanto, esto tiene que ver con el método de evangelismo que debemos utilizar. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando he viajado a grandes ciudades, se puede ver en algunas plazas gente predicando, no digo que esto esté mal, he visto campañas de evangelismo, he visto gente repartiendo tratados, he visto personas de dos en dos tocando las puertas. Vuelvo a decir, esto no está mal, pero debemos entender el contexto de un pueblo donde nunca ha habido una iglesia. ¿Son métodos compatibles con ese lugar? 

Lo que funciona en otros lugares no quiere decir que funcione en ese pueblo 

En el primer capítulo ya hablaba de esas estrategias que venían muy bien formuladas en negro sobre blanco desde otros lugares, ya sean en ciudades del mismo país o del extranjero. Por ejemplo, estrategia de campañas evangelísticas en las plazas y si son más ruidosas mejor, pues esto, no creo que funcione mucho en el pueblo. Es más, servirá más bien para el escándalo que para el objetivo que se quiere llegar, que seguro estoy nace de una buena intención. Pero aquí no valen sólo las buenas intenciones, sino qué es necesario a la hora de romper el hielo y acercarse a la población conocer bien el contexto y aplicar métodos acordes con este. 

Otro método que se suele usar en otros lugares es el “puerta por puerta”. Normalmente se van de dos en dos por varias calles tocando puerta por puerta, se toca la puerta, abre la persona que vive ahí, se presentan los cristianos y si la persona quiere escuchar se le expone el Evangelio acompañado con un folleto evangelístico o con las indicaciones donde queda el lugar de culto. Bueno, no digo que este método no funcione en otros lugares, pero en estos lares de los pueblos, vas a perder más tiempo explicando que no sois “Testigos de Jehová” y a pesar de que lo expliques, infelizmente para la mayoría seguirás siendo como ellos, pues usas sus mismos métodos. Y aunque parezca mentira, los “Testigos de Jehová” han pateado los rincones más inverosímiles con tal de conseguir prosélitos, por lo tanto, lo primero que vas a tener que explicar en un pueblo es que no eres un “Testigo de Jehová”, pero si ya usas sus métodos va a ser una tarea más complicada que entiendan que no lo eres. En los primeros años de nuestra estancia aquí esta fue una de las principales tareas, hacer ver que no somos de los “Testigos de Jehová” y aun así a veces toca seguir explicando, aunque llevemos ya 9 años aquí, y eso que nunca usamos el método “puerta por puerta”. 

Un método que sí usé al principio es el de repartir tratados evangelísticos por las calles e intentar a partir de ese acto tener una conversación. Bueno, mi experiencia no fue como esperaba, la gente no se paraba a conversar y si se paraba era para decir que no le interesaba ese tratado, otros para preguntarme que para qué partido político o ONG trabajo, otros te tomaban los tratados muy agradecidos con una sonrisa, pero cuando dabas la vuelta veías el folleto en el suelo o en la papelera. Compramos como unos 500 tratados y no obtuvimos ningún fruto de esto, este fue un método que usamos en los primeros meses, que después dejamos de usar porque no veíamos resultados ni que fuera producente. Servía más para que la gente nos mirara raro y a su vez distanciarse más de lo que nosotros pretendíamos, que era todo lo contrario, el acercamiento. Entonces puedes estar preguntando, ¿cómo romper el hielo con la población cuando llegas a un pueblo a plantar una iglesia? 

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Rompiendo el hielo sencillamente

Vuelvo a preguntar, ¿cómo rompemos el hielo en este contexto? La respuesta puede que te suene si vienes siguiendo la lectura desde el capítulo primero, sólo que aquí quiero profundizarla un poco más para traer más luz al tema. Pues sencillamente rompemos el hielo siendo uno más del pueblo. Obviamente para eso se necesita tiempo, se necesita conocer bien las costumbres, historia, cultura del pueblo (esto lo veremos en próximas entregas). Pues tienes que convertirte en uno más de dicha localidad para que el pueblo te vea como uno de los suyos, claro no se me vaya a malinterpretar, me refiero sin ceder ni vender los principios del Evangelio y una vida acorde a nuestra fe. Un claro ejemplo de esto que estoy hablando era el mismísimo Señor Jesucristo, que se mezcla con lo más popular e incluso lo más marginado sin perder su esencia. Ejemplos como Jesús con Zaqueo, Jesús comiendo con publicanos, Jesús hablando con la mujer samaritana, Jesús y el centurión. Podemos vivir entre el pueblo siendo luz y sal. Lo que no te aconsejo es querer ir a plantar una iglesia a un pueblo y ser cerrado de mente, queriendo plantar una iglesia hermética, una iglesia descontextualizada, y no mezclándote con la maravillosa gente del pueblo necesitada del Evangelio. 

Para esto tendrás que usar métodos, pero ¿qué métodos? Los métodos cotidianos y sencillos. Por ejemplo, si tienes hijos relacionarte con los padres de los compañeros de colegio de tus hijos, esto hará que en base a esa relación se abran puertas de evangelización o por lo menos te conozcan realmente sin prejuicios. También el participar de alguna asociación del pueblo, esto te llevará a conocer más gente de la localidad y a relacionarte con ellos, esto propiciará conversaciones muy interesantes y también abrirá puertas de evangelización. Otro método es ir algunas veces por semana a tomar un café al café-bar del pueblo o intercalar si hay varios de ellos[1]. Pues la clientela de cada bar es fija y esto te llevará a conocer a más gente. Créeme cuando digo que en los bares se abren muchas puertas, quizás la primera vez no te hablen o si te hablan te pregunten de dónde eres o que haces en el pueblo, ahí tienes ya una puerta para entrar, darte a conocer, y lo más importante en algún momento dar a conocer el Evangelio. 

En el bar se hacen buenos amigos y es una buena forma para que te vean siendo uno más del pueblo, así surgirán conversaciones que inevitablemente irán tarde o temprano al mismo Evangelio. El corazón del pueblo es su bar y la barra de este bar es como el foro donde se puede conocer gente maravillosa con necesidad del Evangelio y donde tú puedes ser muy útil. Si quieres tener más herramientas sobre el cómo evangelizar en este lugar tan nuestro, tan español, te recomiendo que leas el libro de “Jesús en los bares” escrito por otro ministro del Señor, español, cargado por la misión autóctona, llamado David de Lago, un libro que recomiendo para profundizar más en cómo llegar a las personas con el evangelio en el contexto de un bar en España y muy aplicado para la plantación de iglesias en contexto rural. El dejarme ver por los bares de vez en cuando ha conllevado que se normalice la presencia evangélica o de un pastor en nuestro pueblo. Siempre cuento lo que me dijo un amigo de estos con los que me reúno en el bar, dijo lo siguiente —En este pueblo pasa algo maravilloso que no tiene todos los pueblos, pues aquí tenemos un cura y un pastor—, esta frase sonó en mis oídos como música celestial y dije en mi interior, gracias, Señor a ti sea la gloria. 

En estos párrafos te habrás dado cuenta de que lo que te quiero decir es que no puedes mantenerte dentro de una burbuja esperando que la gente te visite en el lugar de culto. Debes salir de la burbuja, debes romper el hielo y tener amigos no cristianos, que a través de esa amistad Dios les conceda la gracia del Evangelio. Pues para que los vecinos visiten la iglesia antes te tienen que ver como uno de ellos, ganarte su confianza, ser su amigo. En general antes de ganar un hermano aquí debes de ganar un amigo. Todo esto nos lleva a un método especialmente útil, es el que yo he encontrado mejor y mayor fruto, el evangelismo personal. 

Con el “evangelismo personal” se rompe el hielo

La mejor forma de acercarte a las personas en un pueblo es con el evangelismo personal. Esto es, creando relaciones de amistad y esperando a que Dios abra puertas sin forzar tú esas puertas. A nadie le gusta la comida a la fuerza ni que le entren en casa forzando las puertas o ventanas, pues aquí pasa igual, necesitas “bailar” al son que Dios te marca y tan sólo estar presente en la vida de las personas del pueblo, riendo con los que ríen, llorando con los que lloran. Para esto es necesario entender lo que expliqué en el capítulo anterior de “la estrategia del desengaño”, saber que todo está en Él y no en tus fuerzas o capacidades. Vive sirviendo al pueblo, dejándote sorprender por Dios en medio de esas relaciones que se van propiciando, sin forzar, pero siempre dispuesto a que ser usado por Dios, hay mucha necesidad ahí fuera, hay muchos pueblos sin nadie que tomando un café le hable del Evangelio. Ora para que Dios envíe obrero a esta mies de la plantación rural, ora para que Dios envíe recursos para nosotros los obreros y ora para saber si eres tú uno de esos que deben ir a coger el arado y trabajar en los pueblos de nuestra amada España. 

Notas

[1] No pensar en el concepto de bar que se tiene en algunos lugares de América, un bar en España en su mayoría es un lugar familiar en donde la gente puede ir a tomar un café, hablar unos con otros, ver el fútbol en la pantalla o leer el periódico.