“Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, esta verdad tan poderosa siempre ha cautivado mi corazón.
Fui elegido y nombrado anciano muy joven para formar parte de un presbiterio a principios de los años ochenta en una nueva iglesia en Barcelona, la ciudad donde nací. En parte me sentía muy ilusionado por esta promoción ministerial, pero, en mi interior, todavía me seguía debatiendo entre la duda y la fe del llamamiento pastoral. Diez años después, me convertí en pastor titular de una congregación que, años más tarde, daría a luz a nuevas congregaciones y ministerios pastorales por todo el país.
Después de más de cuarenta años, he realizado una retrospectiva de mi función ministerial. Me parece casi increíble haber podido llegar hasta el día de hoy y no haber sucumbido en el desempeño pastoral por sus muchas complejidades y por la impresionante intensidad espiritual y emocional que este conlleva.
Tengo que reconocer que mi formación teológica no ha sido nada convencional, si bien fui formado en una iglesia que rendía culto a la capacitación bíblica de sus miembros y gozaba de insignes maestros de la Palabra de Dios que impartían todo tipo de materias regularmente. Mi interés por la teología fue in crescendo al paso de los años, también realicé los estudios de toda la serie del curso de formación teológica evangélica y, a lo largo de todo este tiempo, he participado en diversos talleres y seminarios bíblico-teológicos de corta duración. En los últimos diez años, también he tenido el privilegio de impartir clases, en diferentes seminarios, en las asignaturas de Teología Pastoral y Medios de Comunicación Social.
Una vez Jesús me habló y me preguntó: “¿Me amas? Pues si es así, pastorea mis ovejas y mis corderos”. Aunque mi formación académica no fue reglada, he tenido que aprender sobre el terreno con infinidad de errores y algunos aciertos. ¡Cuántas veces quise salir corriendo y abandonar mi compromiso pastoral!, pero no pude hacerlo porque siempre experimentaba una amorosa confrontación del Señor y me sentía fuertemente interpelado por el Espíritu Santo para seguir en el ministerio. Me puedo imaginar la escena entre Jesús y Pedro en aquel inesperado desayuno en la playa de Tiberíades, poco después de la resurrección del Señor. Ese reclamo de Jesús a Pedro era un desafío a servir incondicionalmente a sus ovejas por amor al mismo Señor quien le emplazaba a amarle demostrativamente, sirviendo al pueblo de Dios (Juan 21:15-17).
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Puedo valorar de manera importante la labor de los pastores, especialmente de muchos de ellos que se sacrifican hasta el extremo por servir al pueblo de Dios de la mejor manera posible y no siempre son correspondidos ni tampoco reciben la gratitud y la honra que se merecen por parte de los feligreses, en muchas ocasiones. Este tipo de incidencias y otras cuestiones de índole familiar, económica y de salud desembocan en fuertes crisis que repercuten en los estados de ánimo de los pastores.
También tengo que decir que el ministerio pastoral es toda una honra por parte del Señor hacia sus siervos, los pastores y pastoras de las iglesias locales. Yo mismo doy fe de infinidad de momentos felices y especialmente gratificantes en el servicio pastoral durante todos estos años. Se trata de acompañar al rebaño del Señor durante toda nuestra travesía terrenal, alimentarles con la Palabra y empoderarles para que lleguen a la meta establecida por Dios para sus vidas. Sin embargo, como pastor, también tengo que reconocer con toda humildad mis propios errores personales que, en ocasiones, también han podido perturbar los ánimos de los hermanos.
“Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, esta verdad tan poderosa siempre ha cautivado mi corazón. Amar lo que Dios ama significa amar a la Iglesia de Jesús... Por eso, al observar a toda esa tropa de vividores del evangelio, se me estremece el alma viendo como engañan y maltratan tan vilmente a la amada del Señor Jesús. Dios ama apasionadamente a la Iglesia quien a su vez es la preciosa esposa del Cordero; por este motivo, los pastores amamos a los hermanos y hermanas de nuestras congregaciones, ellos son el especial tesoro del Señor en esta tierra. Amar a la Iglesia global se demuestra amando a tu iglesia local, sirviéndola con paciencia y amor hasta la venida del Señor que, por cierto, ya no se tarda mucho, porque el Señor está a las puertas, ahora mucho más cerca que nunca antes amigos.
Las complejidades del ministerio pastoral tienen mucho que ver con la gente y sus circunstancias porque el mundo en el que vivimos actualmente es un mundo endemoniadamente caído y conflictivo, en líneas generales. Los poderes de maldad y las fascinaciones humanas están hiriendo mortalmente las almas de la gente. Por ello, los pastores necesitamos una especial dotación del Espíritu del Señor para discernir los conflictos humanos y sus influencias espirituales y poder sacar de los pantanos de esta vida a multitud de personas atrapadas en lugares realmente infernales.
Amar y acompañar a los pastores de la grey de Dios... Esta es una misión de la que me reconozco incapaz, pero con la maravillosa gracia del Señor me siento impulsado a bendecir y acompañar a los pastores en sus luchas y en sus necesidades personales y familiares, orando por ellos, llorando y riendo con ellos en sus triunfos y en sus disgustos; porque Dios ama mucho a sus siervos y a sus siervas que le sirven diligentemente. Siempre he dicho y me reafirmo en ello, que los fieles pastores y pastoras de las iglesias del mundo son la gente más importante de la tierra para Dios el Padre.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Finalmente, quiero decir que soy pastor evangélico porque amo a Dios y me identifico con su proyecto redentor para la humanidad. Soy pastor evangélico porque lo considero un auténtico honor de parte de Dios para mi vida. Soy pastor evangélico porque amo a la gente que Dios ama. Soy pastor evangélico porque tengo el privilegio de gozar, a la vez que de sufrir, por causa del Señor en esta generación. Soy pastor evangélico para guiar a las multitudes hacia la nueva Tierra Prometida para que no se extravíen del camino de la verdad y la vida. Soy pastor evangélico para influenciar a mi generación con el Evangelio de Cristo y movilizar al pueblo de Dios para el cumplimiento de la gran comisión. Soy pastor evangélico para alistar a una generación precursora que se preparará para la segunda venida de Cristo al mundo. Soy pastor evangélico para servir a Dios y a usted, querido amigo, hermano o compañero/a de milicia. En definitiva soy pastor evangélico para servir a la gente de mi propia generación.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o