El Dios de lo imposible

Cuando el Partido de los Trabajadores de Corea nació el 10 de octubre de 1945, nadie pensó que se llegaría a convertir en lo que es hoy. Corea del Norte retrata al Partido de los Trabajadores como la “madre del país”. Sin embargo, esta madre ha abandonado, perseguido, y matado a millones de sus “hijos” en Corea del Norte.

“Yo fui uno de los niños abandonados por este régimen. Viví en las calles durante años y finalmente tuve que escapar dos veces, siendo encarcelado otras cuatro por perseguir mis esperanzas y sueños.”  Relata Timothy.

“No me di cuenta de que había cerrado mi corazón durante muchos años. Cuando todavía era un niño, mis padres escaparon del país, pero pasaron años, antes de que pudieran ayudarme a escapar también. Una de las últimas veces que vi a mi madre, estaba en un tren, agitando su mano hacia mí, mientras yo lloraba.” 

“Mi última esperanza fue llegar a ser un hombre normal en la sociedad, pero no estaba calificado para unirme al ejército o al partido comunista, porque pertenecía a la ‘clase hostil’, el grupo que más discriminación sufre en la sociedad norcoreana.” 

“Mi instinto de supervivencia me llevó a decidirme a escapar a China. Fue aterrador, pero tenía esperanzas de sobrevivir. Todos los norcoreanos en China corren el riesgo de ser arrestados y repatriados a Corea del Norte, donde serán encarcelados o ejecutados. Y a mí me pasó finalmente. Fui arrestado en la frontera con Mongolia y repatriado a Corea del Norte. Cuando surgió la segunda oportunidad de escapar a China, acabé de nuevo siendo arrestado y encarcelado en la prisión internacional de Shanghai. Había una profunda oscuridad en mi corazón durante mi encarcelamiento en Shanghai, porque no podía esperar nada excepto que mi segunda repatriación me llevara a un campo de prisioneros políticos o a una ejecución pública.”

Sin embargo, Timothy no se daba cuenta que a través de todo eso, Dios estaba profundamente involucrado en su vida.

“Uno de los prisioneros era un mafioso de Corea del Sur que había creído en Jesús. Me sugirió que leyera la Biblia y orara a Dios por mi supervivencia. Era la primera vez que oraba y ni siquiera sabía cómo hacerlo. Cada vez que me arrodillaba ante Dios en la prisión, lloraba por mi situación. Lo hacía más de 20 veces al día. Mis oraciones eran mi esperanza de supervivencia. Después de un tiempo, dos hombres me visitaron en la prisión. Pensé que eran agentes norcoreanos. Pero resultó que eran hombres de la comunidad internacional. Eran como ángeles para mí. Dije: ‘¡Gracias a Dios!’”.

“Sonrieron y me dijeron que había peticiones internacionales presionando a China para que no me enviara de vuelta a Corea del Norte. Yo era una de las pocas personas que China había decidido deportar a un tercer país, en lugar de Corea del Norte. Fue una respuesta a mis oraciones a Dios.”

De la misma manera que en la vida de nuestro hermano Timothy Cho, Dios puede hacer que en cualquier circunstancia, las cosas imposibles se vuelvan posibles. Solo debemos mantener nuestros corazones abiertos a soñar y a creer que Él puede hacerlo. 

Dios puede hacer que Corea del Norte se convierta en una tierra donde las iglesias puedan reunirse para cantar y adorar a Dios libremente. El actual Partido de los Trabajadores ha abandonado su responsabilidad principal de proteger a sus propios ciudadanos del hambre, la opresión y la persecución. Pero Dios no lo ha hecho, Él ama a Corea y al pueblo coreano y tú y yo con nuestra oración continuamos llevando la esperanza a este pueblo. 

Dios puede hacer también los cambios en la vida de aquellos que como Timothy claman a Él con fuerza y esperan por su liberación. Dios puede y quiere hacerlo también en tu vida. ¡Mantén firme tu esperanza!