Aunque tantas voces te nieguen, tantas miradas se aparten para no verte y los oídos se atoren para no escucharte, creo en ti.
Por Mati Sanchiz
Creo en ti, aunque tantas voces te nieguen, tantas miradas se aparten para no verte y los oídos se atoren para no escucharte. Creo en ti, aunque tantos hayan dejado de hacerlo, aunque a veces he sido tentada de dejarlo de hacer, aunque la semilla de la duda se plantara y te retara y pusiera a prueba. Creo en ti, aunque fui herida y mis cicatrices no cerraran y no supiera cómo curarme. Creo en ti a pesar de que muchos ya no quieran ni percibir destellos de tu presencia. Creo en ti, aunque sea tachada de fanática o hasta de hipócrita si no puedo ser perfecta. Creo en ti, aunque caiga mil veces.
Creo en ti, aunque hay oscuridades que no puedo iluminar, ni fuera ni dentro de mí, aunque no puedo salvar al mundo de su inmenso dolor y me rompa con la fragilidad del cristal. Creo en ti, aunque naufraguen demasiados sueños y se rompan tantas sonrisas en labios de niños, aunque las injusticias se multipliquen y parezca que nadie les hará justicia ni las compensará. Creo en ti, aunque la naturaleza se revuelve contra nosotros como si fuéramos parásitos que destrozan su hábitat. Creo en ti, aunque nadie más te crea.
Creo en ti, aunque te fallo constantemente y mi corazón se ensucia con el polvo del camino y el monstruo que llevo dentro se perfuma como princesa. Creo en ti, aunque mi pobre existencia brilla muy poco y mi insignificancia es más grande que mis mejores acciones. Creo en ti, aunque no pueda ver todos los milagros que a diario suceden y mi ceguera es mayor que mi fe. Creo en ti, aunque se avergüencen, de ti, de mí, de ambos, aunque yo también me avergüence de algunos que creen o dicen creer. Creo en ti, aunque el amor de muchos se enfría, aunque parece que se apaga, que deja de ser. Creo en ti, aunque no estés de moda, aunque no seas popular, aunque no seas considerado un influencer.
Creo en ti, aunque un centenar de Richard Dawkins con genes egoístas y espejismos propios y ajenos te ataquen. Creo en ti porque se te puede experimentar y no hay nada igualable, porque eres un ser relacional, personal. Creo en ti porque si he de poner mi fe en algo quiero que sea algo razonable y racional. Creo en ti porque eres profundo, insondable, misterioso, intangible y real. Creo en ti porque quiero creer, porque eres lo más creíble, lo más sensato, lo más revelador, lo más mágico, lo más esperanzador.
Sí, creo en ti.
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