En 2003, después de un larguísimo peregrinaje de quinientos años, Margalit volvió a su tierra leonesa de la que su familia había salido expulsada en el año 1492.
Hoy quiero citar el libro de Margalit Matitiahu (Tel Aviv, Israel, 1935), Luz cortada (Verbum), donde hay varios poemas que recuerdan sus estrechos lazos con España. Margalit es narradora y ensayista de origen sefardí; sus padres nacieron en el exilio de Salónica. Se dice que los expulsados de España en 1492, que llegaron a esta ciudad, además del idioma intentaban conservar incluso algunos platos típicos de su tierra española; todo para no olvidar. Con Margalit lo comprobamos. Entre sus libros publicados en judeo-español están: Kurtijo kemado (1987), Alegrika (1992), Matriz de luz (1997), Vela de la luz (1997), Kamino de tormento (2000), Bozes en la Shara (2001), Vagabondo eternel (2001), Despertar el selencio (2004); Asiguiendo al esfuenio (2005) o Cantón de solombra (2005). La poeta ha obtenido varios premios, entre ellos el Premio de Poesía Ateneo de Jaén (1996), o el Premio de Creación del Primer Ministro de Israel (1999).
En 2003, después de un larguísimo peregrinaje de quinientos años, Margalit volvió a su tierra leonesa de la que su familia había salido expulsada en el año 1492, como ya mencioné anteriormente. En Puente Castro (León) le dedicaron una plaza; el mejor premio recibido, según nos comentó ella con profunda emoción. Y allí también, por vez primera, le publicaron su libro “Vela de la luz”, escrito en judeo-español o ladino. En el año 2006 el poeta Antonio Colinas le publicó otro poemario, Asiguiendo al esfuenio. Por esa época, también conoció al Pastor Manuel Corral.
Se nota su pasión por sus raíces españolas; esto se evidencia en que, junto a su hijo Jack, director de cine, produjo y editó dos documentales sobre la huella sefardita en León y Toledo.
Hoy nos transmite un poco de esa añoranza que sentían aquellos sus ancestros que desde Salónica lloraban por la Madre Patria, según nos contó cuando paseábamos por Nazaret o Tel-Aviv, en el año 2014, durante el desarrollo del Festival Nissan de Poesía que se llevó a cabo en la ciudad de Meghard, los judíos llegados a esa ciudad intentaron por todos los medios preservar el ladino a través de distintas publicaciones, como periódicos y revistas. Es una historia triste, ya que solo sus padres salieron de allí antes de que se produjera la invasión nazi. Todos los demás fueron llevados desde Grecia a los campos de concentración nazi.
El eterno exilio, la eterna migrancia, por la tierra. Me imagino aquel año de 1492 cuando de pronto muchos tuvieron que salir con lo puesto, dejando atrás toda una vida, todo lo que tenían, incluso sus sentimientos. Me imagino a los niños dejando atrás su rinconcito, sus amigos, sus costumbres, su alimento. Como tantos que hoy inician ese periplo. Dice que muchos se llevaban la llave de su casa por si acaso volvían… Según Margalit, allá en Salónica lloraban de nostalgia por la tierra, llenando el vacío con la tortilla de patatas, los pimientos rellenos y otras recetas que se llevaron de Sefarad. Ese sentir todavía se nota en ella, cuando transmite una intensa pasión por sus raíces españolas. Así lo sentimos también Alfredo y yo mientras caminábamos y escuchábamos impactados su historia mezclada con aquella otra desarrollada en Haifa y Cesarea, por donde tuvimos el privilegio de pasar casi todo un día, con Margalit como cicerone de lujo, reencontrándonos y trayendo a la actualidad personajes como el profeta Jonás y el apóstol Pablo, intentando buscar sus huellas dejadas en el tiempo, queriendo escuchar los ecos de sus palabras. Ese día de paseo pudimos viajar, con la imaginación, claro, hasta Salónica y tocar algunas páginas, ya ajadas por los siglos, donde el ladino era estampado para que siguiera su curso, pues resulta que esta poeta ha realizado un exhaustivo estudio sobre los judíos de Salónica. Quizá hoy no son multitudes los que siguen escribiendo en esta lengua, no obstante, según ha señalado Margalit alguna vez: “Aunque la creación en ladino actualmente es escasa, sin embargo, hay que reseñar un interés enorme en reconocer la capacidad literaria del ladino y seguir transmitiéndolo de una manera viva. En mi caso debo decir que en todos los programas de radio o televisión se me invita a recitar mis poemas en esta lengua, generalmente muy apreciada en Israel.
[photo_footer]Con Margalit Matitiahu en Haifa, y al fondo Tel-Aviv.[/photo_footer]
El 2015 el Ayuntamiento de Salamanca le concedió el reconocimiento de Huésped Distinguida por su excelente poesía y por representar a Sefarad, a los más de doscientos mil sefardíes que viven en Israel y siguen hablando el judeo-español. Su poesía nos refleja toda esa amalgama de sentires. Os dejo dos poemas suyos en Ladino, que nos hablan de esa nostalgia de España que no se ha podido extinguir 500 años después: Guitara espaniola y Pasos de otros siecolos.
PASOS DE OTROS SIECOLOS
Pasos de otros siecolos,
ruidos desconosidos suben a mis oidos,
y no los puedo quedar.
¿Onde me topo?
las demandas se esparsen en el aver,
Me veo volando,
tierra y sielo me anvelopan.
Montanias alsan sus alturas
tocando las sesones
que arodean buscando nido,
sin topar reposo
van tocando las colores
del cosmo eternel.
GUITARA ESPANIOLA
Que disen los sones de tu guitara
despues de media noche,
Que disen tus dedos en tocando el esprito
despues de media noche,
Que dise mi alma cuando los sones de tu guitara
ablan con mi esprito,
Que disen mis dedos que tocan a lo lonjano
que toca a aquella alma que toco mi esprito
meso tus dedos que tocan los sones de tu guitara
despues de media noche.
Ya pasaron dias sobre dias
y ainda me acompanian los sones de tu guitara
que me yevan a la primera luz de las madrugadas
y quedan en mis oidos asta cayer las tadradas.
Estonses el horizonte se inche de tristesa
en buscando a la desparesida alma
que aparisio como un visaje
en aqueya media noche lonjana
en sintiendo los sones de tu guitara
que tocaban mi esprito y ablaban con mi alma.
Y, finalmente, otro que refleja los momentos cuando las tropas nazis comenzaron a reunir a los judíos de Salónica para ser enviados a los campos de concentración y exterminio. Cuando empezaba el desarraigo nuevamente, pero esta vez no habría exilio sino algo más dramático.
LA PLASA DE LA LIBERTAD
La plasa onde los judíos de Saloniqui fueron arecojidos
y mandados a los campos de consentrasión
En la plaza aposaba la cayades
ma muestros oyidos sintian el ruido que subia del tiempo pasado.
Las ventanas de las casas mos miraban con ojos estranios
y una negregura enloquesida parecia abashar
de las aguilas arrebatadoras vistidas de maldad.
La plaza mos hacia sinios invesibles,
la cayades corria gritando en muestras venas.
En la lonjura —la mar quedaba blue como el sielo,
ma muestros mushos se empretesian.
«La plasa de la libertad»
topa hoy abrigo basho la solombra de los arboles
abocados por el pesgor del enverano
y de una manera de libertad timida
continua a sircolar el movimiento.
Ma de las ventanas que siempre van casando la luz
nunca no podra fuir la escuridad.
Julio 1986
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