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¿Fracasó la escuela bíblica dominical?

Invertir en los niños implica desarrollar métodos y técnicas que eleven la calidad didáctica de la educación bíblica.

PARA VIVIR LA FE AUTOR Tomás Gómez Bueno 01 DE SEPTIEMBRE DE 2019 11:00 h

“La escuela bíblica es el corazón de la iglesia”. Quienes que hemos asistido por algún tiempo a una congregación evangélica, hemos escuchado esta frase con bastante frecuencia; sin embargo, en la actualidad no estamos tan seguros de que ese corazón esté funcionando en las mejores condiciones de salud, y los síntomas de esos malestares parecen sentirse no solo en el cuerpo de la Iglesia, sino en toda la anatomía de la sociedad en general.



Si atendemos las estadísticas que dan cuentan de la condición de la niñez en América Latina, tenemos que admitir que nuestra soñada y romántica escuela bíblica dominical –en las iglesias que todavía la imparten– amerita una profunda revisión.



Se verifica en las adolescentes de nuestros países un alto índice embarazos. Se habla de niñas de hasta nueve y diez años que ya son madres. La participación de niños y adolescentes en actividades delictivas es alarmante y los niveles de maltrato infantil son gravemente escandalosos.



“Eso nada tiene que ver con la escuela bíblica”, dirían algunos. Sin embargo, aunque no tenemos estadísticas precisas, son muchos los niños de nuestras urbes que alguna vez han sido miembros de una escuela dominical de la que funcionan en nuestras iglesias. Tuvimos la oportunidad de trabajar con sus vidas, pero no supimos o no pudimos retenerlos. Simplemente se nos fueron. Fallamos. 



Las preguntas que surgen, entonces, son: ¿Impactan a nuestra niñez y adolescencia los métodos pedagógicos que utilizamos en nuestras iglesias? A estos niños y niñas que pasan por nuestras iglesias, ¿qué tratamiento les damos? ¿qué atención les ponemos? ¿que tanto nos interesamos en sus vidas? Parece que simplemente utilizamos su presencia para engrosar las estadísticas que presentamos en los informes para dar cuenta de nuestros “éxitos misioneros”. La presencia de estos niños la reducimos a cifras que la recopilamos de la cantidad de golosinas que les repartimos como premio por su asistencia.



Hasta nuestro lenguaje se ha quedado un poco atrás. Hablamos de impartir una escuela bíblica, cuando deberíamos referirnos a verdaderos programas de transformación de la niñez y la adolescencia.



¿Están nuestras iglesias invirtiendo recursos en los niños, o se están invirtiendo estos recursos en “vanidades ministeriales” como grandes templos, carros lujosos, cenas, congresos para concitar aplausos y para la auto celebración de intrascendencias? Hablo de intrascendencia, porque las estadísticas que atiborran la prensa con respecto al estado deprimente de la niñez  deberían provocar una gran movilización en nuestras iglesias, deberían ser motivo de consulta y preocupación. Deberían convocarnos a ayunos, a oraciones, a la reflexión y las consecuentes acciones derivadas de las mismas.



¿Están preocupados nuestros líderes de educación por la falta de actualización y pertinencia de nuestras escuelas bíblicas? ¿Tienen las escuelas bíblicas el apoyo del liderazgo de las iglesias? Todos los esfuerzos y recursos parece que están concentrados en los adultos. Los niños en muchas de nuestras iglesias ocupan un segundo plano.



Incluso, es cada vez mayor el número de iglesias donde las escuelas bíblicas han desaparecido, y la participación de los niños se limita a su permanencia en el culto que celebran los adultos. Claro, la nueva “contabilidad ministerial” no toma en cuenta los niños. Total, ellos ni diezman ni ofrendan de forma sostenible. En término de rentabilidad para el ministerio, los niños constituyen un gasto, no una inversión.



Desde la perspectiva de una iglesia influenciada por el modelo de una economía neoliberal que tiene como sucedáneo una teología de la prosperidad, parece que formar en valores a los niños no constituye una inversión rentable. La lógica globalizada y totalizadora de este modelo económico es dejar atrás todo lo que no le genere riqueza a quienes controlan el poder. Desde de este enfoque los niños no cuentan para el sistema, tampoco para una iglesia que está permeada por el mismo. 



Invertir en los niños implica desarrollar métodos y técnicas que eleven la calidad didáctica de la educación bíblica. Los departamentos de escuelas bíblicas requieren de programas de entrenamiento para sus maestros y de mayores recursos económicos para incorporar mayor tecnología a la enseñanza, de manera que los recursos electrónicos e informáticos se vayan incorporando a nuestros métodos de enseñanza con el objetivo de mejorar la calidad de la educación en la iglesia. Todo esto articulado para avanzar hacia la preparación, tanto espiritual, pedagógica y bíblica de nuestros maestros.



La educación bíblica para niños y adolescentes demanda cambios significativos. La opción más cómoda para algunas iglesias ha sido suprimir la enseñanza bíblica dirigida a estas edades. La excusa, en muchos casos, es que la enseñanza bíblica para los niños responde a un modelo tradicional que no encaja en las prioridades de congregaciones concentradas en manifestaciones litúrgicas espectaculares y grandiosas, asumiendo que  los niños no tienen poder adquisitivo y  no son consumidores de bienes religiosos; Por tanto, su proyección, cuidado y atención no forman parte de la agenda de un liderazgo adulto que ha centrado su interés en su propia visibilidad y que cada vez más busca control y poder en los espacios de las estructura religiosas que se superponen en nuestras iglesias.



Una escuela bíblica vigorosa y bien enfocada habla muy bien de la salud de una congregación. La escuela dominical reúne a las familias en sus diferentes edades en la tarea de aprender de la Palabra de Dios. Se trata de algo maravilloso. Sin embargo, muchas iglesias están enfatizando más las actividades congregacionales que la educación bíblica; la enseñanza de la Palabra ha pasado a un segundo plano. 



Si realmente entendemos que la escuela bíblica es el corazón de la iglesia, vamos a tratar, con la ayuda del Espíritu Santo y un poco de atención de nuestra parte, que ese corazón lata con la suficiente energía, de manera que cuando le tomemos el pulso a la iglesia, podamos decir: ¡gloria a Dios, está viva!


 

 


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COMENTARIOS

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EZEQUIEL JOB
05/09/2019
16:05 h
10
 
Pero solo podemos hacer lo que a Dios LE GUSTA, solo si tenemos el Espíritu Santo (Dios/Señor Jesús) viviendo en nosotros, es decir, solo si nos convertimos a Dios y HACEMOS a lo que le gusta, solo entonces podemos hacer lo que Dios quiere, caso contrario la carne no nos dejará hacer lo que a Dios le gusta(Rom 8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.)(Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicer..
 
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EZEQUIEL JOB
05/09/2019
13:02 h
9
 
Debemos enseñar forma de vivir honesta, integra y santa, y la escuela bíblica es importante en esto. Si hacemos esto AGRADAMOS a Dios y nos bendice: "Ecl 2:26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.". La clave en el cristianismo es HACER lo que a Dios le GUSTA, lo demás viene por añadidura, HAY QUE AGRADAR A DIOS, NADA MAS.
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

EZEQUIEL JOB
03/09/2019
12:49 h
8
 
En la metodología de enseñanza no es preciso copiar del mundo (Mat10:5). Lamentablemente se enseña teología y doctrina y no como debe vivir y comportarse un cristiano en el hogar, trabajo, etc. Se enseña doctrina y no forma de vida, (Pro 22:6 Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.). Camino es modo de comportamiento moral, dirección, modo de vida (RAE), no se necesita ser un gran teólogo para enseñar esto: el perdón, la misericordia, honestidad,integridad,
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

marco
03/09/2019
05:11 h
7
 
La escuela Dominical sigue correcta, lo que hay que cambiar es la metodología y la pedagogía . aplicar el uso de la tecnología como una herramienta de la niñez es necesaria, recuerden que los hoy críticos en nuestra niñez era la escuela dominical nuestra formación de cristiano, sigue igual solamente modernizarla.
 
Respondiendo a marco

EZEQUIEL JOB
03/09/2019
01:56 h
6
 
No estoy diciendo que la escuela bíblica esté mal, al contrario, mas bien las escuelas bíblicas deben enseñar a los padres a como vivir y enseñar el evangelio en el hogar: (Deu 4:10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos;)(Ef6:4.......criadlos en disciplina y amonestación del Señor.)
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

EZEQUIEL JOB
03/09/2019
01:45 h
5
 
Como padres hemos delegado íntegramente la enseñanza cristiana de nuestros hijos a la iglesia, siendo que la Palabra de Dios delega esta responsabilidad a los hogares y papás:(Deu 6:6-7 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.)(Efe 6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señ
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

Marcelo
02/09/2019
23:03 h
4
 
El problema no son solo los métodos de enseñanza, o la didáctica, sino también que nosotros los adultos desconocemos la Biblia, el liberalismo simplista ha diluido la enseñanza a un simple concepto moral y a una espiritualidad tan abstracta que no tiene forma. Teniendo acceso a miles de libros, bibliotecas, recursos, hemos desatendido el libro más importante: La Biblia.
 
Respondiendo a Marcelo

Protestantólogo
02/09/2019
17:06 h
3
 
Propongo institutos intensivos,¿interdenominacionales?, de formación de maestros de Escuela Dominical (15 días en Verano, por tres años), en los que aparte de formación bíblica (síntesis, exégesis, etc.), se estudie fundamentos de pedagogía, evolución sicológica de acuerdo a edad, desafíos asociados a la intrusión invasiva del Estado (educación “inclusiva”, ideología de género), creación y uso de materiales, música, estrategias respecto de lo tecnológico, organización de campamentos, congresos.
 
Respondiendo a Protestantólogo

EZEQUIEL JOB
02/09/2019
12:51 h
2
 
Hace varios años venimos evaluando del porqué nuestros jóvenes que se criaron en una iglesia evangélica, y pasaron por una escuela bíblica, ahora ya no van a la iglesia. Hemos llegado a la conclusión que la responsabilidad de la enseñanza bíblica recae en los padres y hogares cristianos, la escuela bíblica "no es tan bíblica" como la obligación de enseñar en el hogar:"Deu 6:6-7 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ..."
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

Galo Nómez
01/09/2019
05:55 h
1
 
En mi infancia tanto la Escuela Dominical como la E. Bíblica de Vacaciones convocaban a niños y jóvenes de todo el barrio que no necesariamente eran evangélicos, pero que estaban ahí atraídos por las actividades, la vida comunitaria y también los estudios teológicos. Hoy día la primera la primera se suspende durante el verano -otras congregaciones la han suprimido- y la segunda es sólo un vago recuerdo entre los hermanos de mayor edad
 



 
 
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