Las solas tienen que ver con ciertos puntos importantes con respecto a cómo conocer y apropiar los beneficios que Dios nos ofrece en el evangelio.
Durante los últimos años, he notado que muchos pastores y teólogos del mundo de habla hispana han afirmado que las cinco solas de la Reforma —sola Escritura, solo Cristo, solo por gracia, solo por fe y solo a Dios la gloria— forman el centro de la fe cristiana. Hace pensar que en su conjunto dichas solas resumen de manera suficiente las enseñanzas básicas de la Biblia y de nuestra salvación.
Sin embargo, dicha afirmación no puede ser correcta por varios motivos. Por ejemplo, ¿dónde está el Espíritu Santo? ¿dónde está la creación y la consumación? ¿dónde está la Trinidad? etc. También, si las cinco solas constituyen el centro de la fe cristiana, ¿por qué no las encontramos bien desarrolladas en la Iglesia primitiva? ¿o medieval? ¿o reformada? Sí, los lectores lo han leído bien: las cinco solas no fueron agrupadas como tal hasta después de la Reforma protestante y ni los reformadores mismos afirmaban que las cinco solasformaban el meollo de la fe cristiana. Es verdad que tres solas—sola gracia, sola fide y sola Escritura— fueron más o menos agrupadas durante el s. XVI, pero es incorrecto afirmar que las cincosolastal cual forman el centro de la fe cristiana. Lo que sí encontramos en la Iglesia primitiva, medieval y reformada es una gran preocupación por entender los grandes credos, y sobre todo el credo niceno constantinopolitano, porque los cristianos los veían como guías fieles a la interpretación correcta de la Biblia.
Más bien, las cinco solas nacieron en un contexto histórico-teológico muy concreto y así reflejan algunas preocupaciones importantes de la Iglesia protestante a partir del s. XVI. En este artículo, me gustaría explicar el trasfondo histórico-teológico de las solasde la Reforma y así ayudar a los lectores a situarlas en su contexto.1En resumen, el centro de la fe cristiana es la persona y obra de Dios, y las solas tienen que ver con ciertos puntos importantes, con respecto a cómo conocer y apropiar los beneficios que Dios nos ofrece en el evangelio.
EL CONTEXTO HISTÓRICO-TEOLÓGICO DE LAS CINCO SOLAS
Al estudiar el contexto de la Reforma, algo que nos puede costar apreciar es que el cristianismo del s. XVI fue profundamente perfilado por los credos, y sobre todo por el más importante de todos, el credo niceno constantinopolitano.2La gente recitaba los credos semana tras semana, año tras año, toda su vida, y les sirvieron para tener todo lo esencial sobre la Biblia de manera muy sumaria. Entonces, si alguien sospechaba que la Iglesia se equivocaba en algo, hacía falta recurrir a los credos —y sobre todo el niceno constantinopolitano— para justificarla.
Este el credo niceno constantinopolitano:
«Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible; y en un solo Señor, Jesucristo, el unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y se encarnó por obra del Espíritu Santo y de María la Virgen y se hizo hombre; por nuestra causa fue crucificado en tiempo de Poncio Pilato y padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras y subió al cielo; y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que habló por los profetas. En una Iglesia santa, católica y apostólica. Confesamos un solo bautismo para la remisión de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.»3
Me gustaría llamar la atención de los lectores a unas frases sobre los artículos de Jesucristo y el Espíritu Santo. Las frases sobre Jesucristo son: “que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo […] por nuestra causa fue crucificado […]” y la del Espíritu Santo es: “dador de vida”. La pregunta clave que tenemos que plantearnos es la siguiente: ¿qué implicaciones tienen de estas frases? ¿Por qué tuvo que bajarse Jesús, por qué fue crucificado y cómo nos da vida el Espíritu Santo?
Durante la Edad media, había un consenso creciente de que Jesús bajó del cielo y fue crucificado para cumplir con su parte en nuestra salvación y que el Espíritu Santo nos da vida a través de la Iglesia y sus sacramentos. En otras palabras, si la persona cumple con su parte en la salvación —es decir, realizar buenas obras y participar en los sacramentos—, entonces será salva (después de pasar por el purgatorio).
Sin embargo, a principios del s. XVI había una creciente voz de detractores que interpretaban estas frases del credo de otra manera. Específicamente, había gente que entendía que la Biblia ponía el énfasis de la salvación en Cristo y su gracia y que lo único que pedía de nosotros era la fe (correctamente entendida como arrepentimiento, fe y una nueva vida). Así que cuando recitaban el credo niceno constantinopolitano, entendían que Jesús bajó del cielo porque éramos incapaces de subir nosotros, que fue crucificado para pagar la deuda de nuestro pecado por completo y que el Espíritu Santo nos da vida por la fe.
Cuando estos “reformadores” empezaron a debatir con los maestros de la Iglesia, y a insistir que la Iglesia se había desviado de la enseñanza bíblica y de la verdadera tradición universal de la Iglesia, se dieron cuenta que sus oponentes recurrían a la enseñanza oficial de la Iglesia (sobre todo desde el s. XI en adelante), mientras que ellos mismos recurrían a la Biblia. Por último, como entendían que Dios era creador, redentor y dador de vida, y como era el único soberano que es digno de adoración, hacía falta reformar ciertas cosas relacionadas con el culto, como el papel de la Virgen, rezar a los santos, etc.
En definitiva, las cinco solasnacieron del debate del s. XVI sobre cómo nos apropiamos los beneficios de salvación que Dios nos ofrece en Cristo, cuál es nuestra autoridad final y quién es digno de adoración. No hay ninguna duda de que las cinco solasabarcan temas importantes, pero sólo se entienden dentro del contexto histórico–teológico de la interpretación del credo niceno constantinopolitano del s. XVI.
CONCLUSIÓN
En conclusión, lo que tenemos que afirmar de las cinco solas es que nacieron de los debates católico–protestante del s. XVI en adelante. A diferencia de los católicos, que interpretaban que el credo decía que la salvación viene de Dios al creyente mediada por la Iglesia, que el creyente se apropia los beneficios de salvación a través de las buenas obras y los sacramentos y que la enseñanza oficial de la Iglesia tiene el mismo nivel de autoridad que la Biblia, los protestantes interpretaban el credo a través de las cinco solas— sola Escritura (y no la tradición también), solo Cristo (y no la Iglesia también), solo por gracia (y no por las buenas obras también), solo por fe (y no por los sacramentos y buenas obras también) y solo a Dios la gloria (y no a María y a los santos también).
¿Son las cinco solasde la Reforma el centro de la fe cristiana? No. Más bien, nos ayudan a interpretar el credo niceno constantinopolitano correctamente, el cual nos ayuda interpretar la Biblia correctamente.
Notas
1Estoy profundamente endeudado a los pensamientos del Dr. Donald Fairbairn, cuyos comentarios al respecto se pueden encontrar en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=e-K--imnCoc (accedido el 24 de abril, 2019). En la conferencia, el Dr. Fairbairn solo habla de sola por fe y la obra de Cristo, pero creo que se puede expandir sus argumentos a las otras solastambién.
2También el Padrenuestro y los Diez mandamientos eran muy importantes como textos que perfilaban el pensamiento de la gente, pero de momento estoy más interesado en el papel de los credos.
3La traducción viene de Wikipedia. Mi intento aquí no es proveer la mejor traducción posible del credo, sino dar una traducción suficientemente fiable.
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