Aunque nos ama y nos acepta tal como somos, también ve todo lo que podemos llegar a ser.
Romanos 8:28 continúa recordándonos que el dolor es un proceso hacia un bien final. Un aspecto fundamental para aceptar el dolor es saber que Dios nos ha colocado en un proceso. Ninguno de nosotros es lo que Él quiere que seamos.
Aunque nos ama y nos acepta tal como somos, también ve todo lo que podemos llegar a ser. El placer se las ingenia para hacer que nos sintamos satisfechos así como somos. El dolor capta nuestra atención para que Dios pueda cumplir el sueño que tiene para nuestras vidas.
Este proceso se define en varias etapas:
Es un proceso que lo abarca todo. Ya que Dios obra en “todas las cosas”, tenemos la garantía de que todo lo que Él permita, ya sea dolor o placer, pesadilla o bendición, puede usarlo para transformarnos.
Los automóviles bellos son especialmente atrayentes. Mediante ese proceso llegan a ser bellos y útiles. Este proceso incluye un diseño que se alcanza doblando, golpeando, dando forma, calentando, remachando, fusionando y tensando.
Es un proceso lento a medida que la línea de ensamblaje avanza a una velocidad casi imperceptible, pero es específico y tiene una meta.
Cientos de componentes forman el todo. Algunos son antiestéticos y se añaden bajo una gran presión, mientras que otros embellecen la unidad; sin embargo, cada uno es esencial para el proceso.
En el contexto, se observa la verdad de que el dolor es parte del proceso divino (Romanos 8:18, 23, 26). Desear ser transformados por Dios sin que haya dolor en el proceso es esperar que un trozo de acero amorfo se convierta en un producto bello y útil sin pasar por el trauma de la línea de ensamblaje.
Es un proceso continuo. En Romanos 8:28, la frase “les ayudan” indica un proceso presente y continuo. Dios jamás abandonará el propósito que tiene para con nosotros ni el proceso para alcanzarlo.
Tengo muchos proyectos inconclusos en el sótano de mi casa, cosas que desarmé para hacerlas funcionar de nuevo y antigüedades que había comenzado a restaurar. Para Dios, nunca somos un proyecto abandonado.
Es un proceso bajo supervisión divina. Notemos también que Romanos 8:28 dice, “A los que aman a Dios”. En las escenas de la historia de mi vida, la mano de Dios está detrás moviendo, cambiando, limitando, aplicando presión, dando fortaleza, reacomodando. Él es quien hace que todas las cosas nos ayuden a bien.
En 1856, Augusto Bartholdi viajó de Francia a Egipto. Quedó atónito ante la grandeza de las pirámides, la magnitud del poderoso Nilo y la belleza de la majestuosa esfinge del desierto. Su mente artística se vio estimulada. Durante este viaje, conoció a otra persona que visitaba Egipto, Fernando de Lesseps. Este se encontraba allí para promover la idea de hacer un canal desde el Mar Rojo hasta el Mediterráneo, lo cual les ahorraría a los buques mercantes el largo viaje alrededor del continente Africano.
Augusto quedó muy entusiasmado con el concepto y decidió diseñar un faro que se erguiría a la entrada de ese canal.
No sería un faro cualquiera, sino que simbolizaría la luz de la civilización occidental que fluye hacia el oriente. Se necesitaron diez años para construir el Canal de Suez, y durante esos diez años Augusto elaboró su idea. Dibujó planos, hizo modelos de arcilla y desechó un plan tras otro. Finalmente logró su ideal; era el diseño perfecto.
Solo había un problema. ¿Quién lo pagaría? Buscó en todas partes, pero nadie estaba interesado. Se inauguró el Canal de Suez […] sin faro. Augusto regresó a Francia derrotado. Diez años de ardua labor y esfuerzo desperdiciados.
A cualquiera le habría gustado la idea de este hombre. Era una dama colosal vestida con una túnica que se erguía más alta que la esfinge en el desierto. Sostenía los libros de la justicia en una mano y una antorcha en alto en la otra para alumbrar la entrada al canal.
Después de regresar a Francia, el gobierno francés solicitó los servicios artísticos de Augusto para que diseñara un obsequio para los Estados Unidos. La Estatua de la Libertad que alumbra el puerto de Nueva York demuestra que lo que sucede en medio de decepciones puede, a menudo, ser un preludio para cosas buenas que van más allá de lo que nos imaginamos.
Si en el transcurso normal de la vida se pueden procesar cosas aparentemente decepcionantes, difíciles y aplastantes para convertirlas en algo magnífico e importante, con cuánta mayor seguridad se llevará acabo el proceso cuando la mano de nuestro sabio y poderoso Dios garantiza el resultado.
Sin embargo, debemos ser cautos para no caer en un fatalismo irresponsable que ve a Dios como el generador y también el procesador del dolor. Dentro de “todas las cosas” en Romanos 8:28 se incluyen las elecciones humanas y sus consecuencias.
En su libro, Affliction [Aflicción], Edith Schaeffer cuenta acerca de un niño que cayó por un precipicio y murió, y otro que se deslizó por el hielo hacia un lago congelado. ¿Acaso Dios empujó a un niño por el precipicio y al otro por el hielo? No, estas tragedias sucedieron porque vivimos en un reino caído y son parte de una raza pecadora. Aventurarse a ir demasiado cerca del borde del precipicio y no verificar la seguridad del hielo fueron elecciones, pero es la mano poderosa y creativa de Dios la que toma estos sucesos trágicos de la vida y obra para que, de todos modos, nos ayuden a bien.
La vida se parece mucho a un rompecabezas. A menudo, nuestras vidas pueden asemejarse a mil piezas esparcidas sobre la mesa, mezcladas, desorientadas, sin sentido y marcadas por la tragedia. Pero luego viene Dios y, de forma cuidadosa, sabia, a su manera y en su tiempo, une las piezas. Al final, el rompecabezas es algo que tiene sentido; algo bueno y bello. Esto es lo que sabemos.
Tal como Pablo afirmó: “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
(Continuaremos en próximos artículos.)
(Artículos extraídos y adaptados del librito Anclas en la Tormenta, escrito por Joe Stowell y publicado por Ministerios Nuestro Pan Diario en su serie Tiempo de Buscar. Puedes encontrar este y otros libritos sobre diferentes temas en: http://nuestropandiario.org/2009/09/serie-tiempo-de-buscar/
El link para la descarga de este librito en concreto es: http:// http://d254u7jd4zosxo.cloudfront.net/files/2011/01/J9586_Anchors_ESP.pdf?7489a8
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