Juan Carlos Martín: Nos obcecamos en construir religión

Como hay un tiempo para todo, nuestro entrevistado de hoy, Juan Carlos Martín Cobano, Secretario General de la Alianza de Escritores y Comunicadores evangélicos, ha dedicado unos momentos para responder una serie de preguntas en torno al día a día de los evangélicos y la realidad social que los circunda.

Pregunta.- ¿Quién es y a qué se dedica Juan Carlos Martín Cobano?

Respuesta.- En este momento soy secretario general de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE). Me defino como un filólogo y misionero de origen andaluz y formación catalanoaragonesa, con un especial compromiso, profesional y ministerial, con la literatura como arte, como herramienta y como disfrute. He impartido talleres y dictado conferencias en distintos países, apoyando eventos organizados por la Asociación Latinoamericana de Escritores Cristianos (ALEC), del siempre admirado D. Eugenio Orellana, u otros como los de Adece, o los encuentros que se hacen en Toral de los Guzmanes, denominados Los Poetas y Dios, etc. Durante catorce años dirigí un programa de radio y tuve a mi cargo una librería y una editorial seculares. Actualmente vivo, junto a mi familia, en un pueblecito de Cantabria sembrando testimonio y ganándome la vida como trabajador freelance para otras editoriales.

P.- Háblenos con más detalle de su labor en la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos...

R.- Como secretario general me encargo de coordinar reuniones y actividades, representar a la Alianza, preparar encuentros, etc., siempre siguiendo las directrices de nuestra junta directiva.

P.- Ha trabajado en el campo editorial. Ello me lleva a preguntar si los escritores españoles lo tienen fácil a la hora de publicar sus libros.

R.- Creo que ahora es más fácil que nunca publicar libros, gracias a las publicaciones digitales, las ofertas de autopublicación o las oportunidades de las redes sociales. Otra cosa muy distinta, y hoy mucho más difícil, es pretender que los libros lleguen a un número significativo de librerías o siquiera a una cantidad digna de lectores de dispositivos electrónicos.

P.- ¿Por cuál género literario se ha decantado como escritor y lector?

R.- Francamente, no me considero escritor. Cierto que escribo libritos de los que se distribuyen cuarenta o cincuenta mil ejemplares cada año, pero no los redacto desde una conciencia artística, que es como defino al verdadero escritor, sino como mensajes sencillos que lleven el evangelio o palabras de ánimo al público más amplio posible. Desde luego, es un privilegio tremendo, pero no lo considero labor literaria, al menos como yo la concibo. Precisamente, entre los manuscritos que tengo comenzados o esbozados, los factores comunes son la investigación acerca de qué convierte al texto en arte y la experimentación con los elementos de, por ejemplo, la novela: llevar al extremo las perspectivas narrativas, la focalización, la verosimilitud, los escenarios… Pero, te soy sincero, de mis laboratorios no han salido más que algunos monstruos cuya tormentosa y efímera existencia se ha limitado a reptar directamente desde la impresora a la papelera. Como lector, me interesan esos mismos temas, pero suelo quedar insatisfecho con los obtusos ensayos que encuentro al respecto y con los pedantes o fallidos intentos que se publican, con excepciones. Lo cierto es que todo eso que no encuentro donde quisiera sí lo hallo en algunos volúmenes divulgativos, sencillitos y hermosos, sobre Física y, sobre todo, en la poesía (cosa que me repatea, porque quisiera aplicar mis inclinaciones de entomólogo a ella y no se deja, la muy escurridiza).

P.- ¿Cómo aprecia el actual panorama literario español...?

R.- No me atrevo a opinar. Por lo menos, no lo puedo hacer con suficiente conocimiento. En todo caso, las palabras que me vienen a la mente son “saturación”, “más de lo mismo”, “chispas ocasionales”.

P.- ¿Qué estáis realizando desde ADECE, como escritores y comunicadores, para difundir la Buenas Noticias dentro y fuera de nuestro entorno evangélico?

R.- Desde Adece tratamos de ayudar a que se ayuden entre sí los escritores y comunicadores cristianos. Aportamos estructura, encuentros, publicaciones, premios literarios, presencia en prensa e internet, etc., pero al final siempre descubrimos que lo que más nos bendice son las relaciones y colaboraciones que se establecen entre los socios. En todos nuestros encuentros invitamos a personalidades no evangélicas, y también hemos tenido premiados de nuestros certámenes que no tenían nada que ver con nuestras iglesias. No nos interesa en absoluto limitarnos a nuestro entorno evangélico, más allá de lo que significa la mutua edificación y la comunión que de manera natural nos trazan contornos. Yo creo que, indirectamente, ese apoyo a los escritores y comunicadores cristianos hará que, entre otras cosas, sus voces alcancen mayor eco en nuestro entorno y fuera de él. Esperamos además que nuestro llamado a la excelencia sirva para que la presentación de las Buenas Nuevas goce de una dignidad que, como mínimo, no menoscabe su relevancia.

P.- Hace poco ha tenido lugar vuestro encuentro anual. ¿Podría hacer un balance del mismo?

R.- Recomiendo buscar “VII Encuentro ADECE” en la hemeroteca de este sitio. Personalmente puedo decirte que, pese a la escasa asistencia, hemos vivido momentos de alta intensidad poética, de gran utilidad didáctica y de enorme valor para nuestro crecimiento.

P.- ¿Hemos creado los cristianos una separación entre el mundo de lo sagrado y el mundo secular?

R.- Es triste, pero sí. No sé muy bien si la hemos creado o es que no hemos sabido derrotarla, pues por naturaleza siempre está ahí, recordándonos que somos animales religiosos, profundamente reacios a la gracia plena y liberadora de la vida, la cruz y la resurrección de Cristo. Aun habiendo sido liberados por el evangelio, nos obcecamos en construir religión, acotar espacios sagrados, reservar días y horas para la adoración, crear léxicos exclusivos, adoptar modas de supuesta santidad, etc. Como evangélicos o protestantes, nuestro delito es mayor, pues uno de los énfasis de la Reforma incidía en liberarnos de esa separación.

P.- ¿Debemos los evangélicos tener mayor presencia en la esfera de lo público?

R.- No estoy seguro de que debamos reclamar mayor presencia o más micrófonos porque sí. Lo que creo es que debemos tener una voz consecuente con el evangelio y un testimonio práctico que aporte credibilidad a esa voz; si no es así, mejor dejar lo de la presencia para otro rato. Si desarrollamos y cultivamos esa voz, creo que la propia sociedad reclamará que se nos vea y se nos oiga.

P.- ¿Somos conscientes los evangélicos de la importancia de los medios de comunicación?

Juan Carlos Martín.

R.- Sí, somos conscientes de su importancia, pero con frecuencia nos equivocamos totalmente en nuestra manera de acercarnos a ellos, ambicionando obtener el eco que proporcionan. Si nos interesamos por los medios únicamente cuando queremos que nos regalen publicidad haciéndola pasar por noticia, vamos mal. Como en muchas otras cosas, lo importante es que vivamos como lo que somos, y que lo expresemos, por ejemplo, mediante nuestro servicio y las manifestaciones prácticas de nuestra esencia en la ciudad donde vivimos. Estoy seguro de que los medios responden positivamente cuando ven eso, aunque a veces deben pasar años hasta que se eliminen suspicacias (que a menudo contribuimos nosotros a crear). Si la pregunta tiene que ver con abrir y potenciar medios de comunicación cristianos, creo que son necesarios, sobre todo si atienden a los baremos de Protestante Digital o Evangelical Focus, por ejemplo, pero no me gusta la proliferación de medios religiosos con lenguaje y mensajes de uso interno, que en poco tiempo se dan cuenta de que no tienen con qué rellenar la parrilla, y que demuestran ser del todo irrelevantes para el oyente medio y ofensivos para quien busca calidad,  por no hablar de los que se crean con el único y deleznable propósito de exaltar el ego y la chequera de algún autodenominado apóstol o de otros teleevangelistos.

P.- ¿Ha oído hablar del Movimiento Lausana que se inició allá por el año 1974? ¿Y del "Compromiso de Ciudad del Cabo" surgido del "III Encuentro de Lausana" realizado en Sudáfrica en el año 2010?

R.- Curiosamente, he leído más de Lausana 74 que del Compromiso de Ciudad del Cabo, quizás porque eventos de tanta trascendencia necesitan un tiempo para asentarse en el conocimiento público. Creo que, en muchos sentidos, son a nuestros días lo que los profetas del Antiguo Testamento fueron a Israel y su entorno. Doy gracias a Dios por que existan estas voces y por la clara dirección del Espíritu Santo que veo en muchas de ellas.

P.- ¿Piensa que parte de la misión de la iglesia es compadecerse por los más necesitados?¿Colabora con algún proyecto solidario?

R.- Desde luego, la iglesia debe expresar a Cristo, su cabeza, y moverse siguiendo su Persona y enseñanzas. Los Evangelios dejan claro que eso significa compasión y atención integral. Personalmente, colaboro de manera eventual en proyectos solidarios de los que recibo información por parte de la iglesia, o fuera de ella, y, por desgracia, en la actualidad no puedo aportar más que donaciones económicas. En otras etapas de mi vida, cuando no teníamos un céntimo, mi esposa y yo nos involucrábamos de formas más intensas, que ahora añoro. Supongo que, como dijo el predicador, hay un tiempo para cada cosa, pero sigo anhelando que Dios use más directamente mis manos y mis pies en esa misión, si así lo quiere.

Con niños de un barrio de Tucumán.

P.- ¿Cree que la iglesia tiene una actitud de resistencia frente a los males que se están dando en la sociedad como la corrupción, pobreza, inmoralidad, etc.?

R.- Creo que sí. A veces, muchas iglesias se decantan más por la denuncia de ciertas manifestaciones de inmoralidad sexual, dejando a un lado otros males iguales o más graves que incluso penetran en nuestra forma de vida como cristianos. Pero sí, creo que todavía nos duele mucho de lo que le duele a nuestra cabeza, y eso es buena señal.

P.- Un libro para leer en estos días estivales...

R.- Ahora mismo es obligatorio leer Ve y pon un centinela, pero, como muchos estarán de vacaciones, recomiendo algo que no sea obligatorio, que se lea por puro placer. ¿Qué tal unos cuentos refrescantes, por el escalofrío, y muy originales, como Cinco monstruos, de Noa Alarcón (libro electrónico en Amazon). Y, para quien prefiera el papel, algunos de los brillantes relatos de Alberto de Frutos en Tiempos y costumbres (Editorial Autores Premiados).

Finaliza la entrevista. Gracias, Juan Carlos, por responder a nuestro llamado, dedicando parte de su tiempo a nuestros lectores. Seguro que sus opiniones serán de provecho para ellos.