Desde tu mesa

Como estábamos haciendo iglesia, seguimos, pero con la dimensión de nuestro caminar histórico, y ahí nos encontramos con nuestro tiempo y espacio, donde vivimos y convocamos a la responsabilidad de la fe.

Propongo reflexiones en nuestro presente, en nuestro sitio, y desde ahí ver otros espacios. Es evidente que nuestro tiempo es problemático y confuso. El espacio de la acción política está lleno de frutos, de brotes verdes o de raíces profundas (ambas expresiones de presidentes de gobierno, ahora y antes), pues el terreno no es malo y el abono excelente, muy natural, excrecencia pura (se puede poner con término más sencillo). De ése abono procede la acción y el discurso político, y no huele agradable.

Conocer nuestro espacio y nuestra Historia, lo mejor posible, y desde ahí proponer el camino. Nuestro presente, además de múltiples casos de miserable corrupción, tiene hoy la situación de choque entre lo que se quiere en Cataluña y no quiere el gobierno del Estado; y la subida de un reciente grupo o partido político (Podemos), desde unos meses que nace hasta ser la primera fuerza en intención de voto. Para esta tarea es menester que manejemos conceptos adecuados, para pensar con la verdad y militar contra la mentira, en todas sus formas.

De Cataluña. No importa qué se piense ahora, si tiene más o menos, pero lo que no tiene es lo que le quitaron en la Guerra de Sucesión, y tenía una estructura de vivencia política importante. Y lo que perdió Cataluña lo perdió también España, pues ambas tenían un espacio común. España cuando se sujetó a una corona, perdió. La proclama de Casanova incluía luchar por Barcelona para la libertad de España; si perdía Barcelona, perdía España. A ver si se recupera el buen sentido común, que parece tan extraño. Todos juntos contra los que quieran quitar nuestra independencia, contra las tiranías; juntos para ser ciudadanos libres, libres cada uno en nuestro espacio y con nuestra casa.

El partido Podemos. Tengamos en cuenta el discurso, con todo lo que implica el lenguaje; lo que se dice y lo que lo dicho oculta. Cada cual que proponga lo que mejor le parezca, pero atendamos la significación. Si alguien te propone “democracia”, que resuelva qué tipo. Puedes que pienses en otra distinta del hablante, y al hablante le interese que el equívoco permanezca. Pasa con otros aspectos, como lo religioso, lo económico, etc. La democracia tiene varias formas, y no son idénticas; lo mismo puede decirse de pretensiones de “procesos constituyentes”…

Aquí presentaremos política protestante. Con esto no se pretende algo eclesiástico, todo lo contrario. Se podría emplear otro término, reformada, calvinista, por ejemplo, pero protestante es suficiente, siempre que no se intente ajustar a una marca de iglesia localizada en algún sitio de la Historia. Los autores que estarán con nosotros no escribirán temas específicos para que aquí aparezcan (salvo algún caso necesario), pero sí usaré sus escritos ya publicados.

Del primero, el profesor José Luis Villacañas Berlanga, podría decirles que leyeran alguno de sus libros; el último, Historia del poder político en España (RBA, 2014), Qué Imperio: un ensayo polémico sobre Carlos V y la España imperial (Almuzara, 2008), o algún otro; pero como es el director de los congresos sobre Reforma Protestante Española que realizamos en la Complutense, pues me parece que algo de su conferencia inaugural en el que acabamos de concluir (La Reforma en Hispano América), puede servir para ocuparnos de su pensamiento y de lo que propone como actuación de política integral.

Se titulaba la conferencia “Reforma y evangelización en Nueva España: el ejemplo Zumárraga”. Y sirva de ejemplo para iniciar esta serie sobre política protestante, la reafirmación de que aquí en nuestro suelo hubo movimiento protestante, aunque el término quede por acuñarse más adelante. Si entendemos por “protestante” el uso de la Escritura como fuente superior de autoridad, y desde ahí fundamentar la fe y la vida subsiguiente solo en la obra de Cristo, el beneficio de Cristo, y no mediar esa vida nueva en ceremonias, sino en la acción de la caridad, el amor, la obediencia de la fe, entonces aquí hubo autores protestantes, aunque la implantación estructural en la sociedad no se llegase a consumar.

El obispo Zumárraga se llevó desde Sevilla no solo impresor notable, sino una obra escrita por nuestro Constantino (exijan, exijan que sus pastores, y especialmente profesores de seminario, lean algo de Constantino, al menos sus sermones sobre el salmo 1 y Confesión de un pecador), y la editó (sin el nombre) como instrumento para evangelizar a los nativos. Es decir, nuestra Reforma pisó suelo de México en los primeros momentos (luego se arrancó con la aplicación de Trento). El libro era la Doctrina Cristiana (la menor), y expuso el profesor Villacañas su naturaleza, que me parece es necesario tomarla como referente para nuestro bien aquí y ahora. 

El propósito era usarla como instrumento para enseñar la evangelización; ¿y qué modelo sigue? Pues el de la casa. La evangelización se realiza en la casa, por los padres; con ayuda de algún tutor si es el caso, que sea maestro en conocer y aplicar la Biblia. Subrayó que eso implicaba que la evangelización se consideraba por Constantino idéntica en su naturaleza para España, pues para ella nació la obra. Tanto el español, el moro o el indio están igual, y se les tiene que presentar al Salvador con dulzura, sin violencia; con amor. La evangelización no la tienen que llevar, pues, las órdenes monásticas. Esto es muy protestante; o era; que ahora se impone eso de la clase de religión en las escuelas. Nada, nada; en la casa. En la escuela, buenos profesores de historia (esto lo digo yo, no se presentó en la conferencia), y que enseñen la historia de las confesiones religiosas, que lo hagan con objetividad.

Sigue la conferencia. Esta modalidad de evangelizar en la casa implica que, de forma amorosa, dulce, como a hijos, se les fundamenta en la obra de Cristo como único cimiento, en el beneficio de su obra, perfecta y hecha de una vez para siempre, y de ahí, afirmados en la nueva ley, la de la fe, se les lleva a la antigua, los Mandamientos; pero libres, para vivir la fe en ese espacio. Por eso las doctrinas escritas incluyen explicación de los Mandamientos, también es común el llamado Padrenuestro. Viven los Mandamientos con la vida de la fe. Esto es muy, muy protestante; o lo era; que ahora se les enseña a los niños los mandamientos, a “portarse bien”, a veces con simple sicología humanista, lo primero. Mal asunto.

Continúa. Fundamos con plena seguridad en la obra de Cristo, la evangelización supone que el creyente, aunque sea un muchacho, ahora ve su existencia en la tierra con la mediación de la Ley, no queda libre para la seguir su imaginación, sino que la misma Palabra que trae al Redentor, es la que le trae la Justicia y la Verdad. No se lo “separa” del mundo, sino se le da la adecuada mediación para vivir su fe en él. (Esto es muy, muy, protestante; de ese protestantismo de museo que tienen ya en algunas iglesias.)

Cuando más adelante se tuvo que retocar esta obra para quitarle los fundamentos (por supuesto, no se reconoció que era fruto del “protestante” Constantino); se le injertó el modelo papal de salvación y conducta. Mérito y mediación eclesial y sacramental. (Esto es muy, muy, papal; aunque es también hoy muy “evangélico”; por eso decía que esta conferencia debería ser de “reforma” para los evangélicos.) El modelo es que para luego llegar algún día a la salvación final, previo purgatorio, debes, como en un monasterio, reglar la existencia fuera del fundamento protestante; ahora es “no gustes, no toques…”. Eso se impuso; y se llenó la Nueva España de mediaciones fuera del beneficio de Cristo. Hasta hoy.

Si junto a esta modalidad de evangelización tan protestante (que para sí no la quieren hoy muchas entidades misioneras), le ponemos algo de lo que también se dijo en este contexto, que es política protestante formidable (nada que ver con otras que otros siguieron luego), es decir, que el llevar el evangelio no implicaba quedarse con sus tierras; después de unos 20 años, convertidos los indianos, vámonos, que este territorio es suyo; ya cumplimos. Que Pablo no pretende quedarse con la tierra donde ha llevado el evangelio. Y que se queden con su tierra, su espacio, y reformen su cultura; pero que se queden como han sido llamados. Si tienen un gobernador pagano, que se aguanten, y si pueden, que lo cambien. Pero las armas para evangelizar, eso no. Que al final, como siempre, es excusa el evangelio para robarles su tierra y su oro. Esta política tan protestante, tan extraña para muchos protestantes actuales, no enraizó. Trento.

La reflexión sobre la Reforma Protestante, y su contrario de papado y jesuitismo, es el referente de las propuestas políticas que aquí se harán. Les invito cada semana a encontrarnos en esta parcela para pensar juntos, para crecer juntos, para servir por la fe al Redentor juntos. Tenemos la dificultad del espacio, que no puede ser excesivo. Por eso haré en muchos casos resúmenes de los temas que ya están publicados; eso merma el significado, pero no hay otra opción. (Seguramente, d. v., al final, editemos como libro, ya con algunas ampliaciones, las cuestiones sobre política protestante que aquí aparezcan.)