Nunca dejaron de estar de moda las actitudes contestatarias. Me refiero a las manifestaciones contra todo tipo de imposiciones autoritarias. Aunque en estos tiempos es ya mucho lo que leemos y oímos de minúsculos y bien identificados grupos de los que se animan a
‘salir del armario’(2).
Algunos analistas nos dirán que son gritos de triunfo de las libertades del individuo. Otros, que son producto de la paulatina y positiva maduración de los sistemas democráticos de gobierno. No faltarán los que digan que revelan la falta de coraje político para gobernar; ni los que juran que esos grupos están manejados por los que quieren seguir aferrados al poder.
Digan lo que digan los entendidos, las minorías se van reproduciendo, ganan espacio y aceptación pública gracias a la enorme difusión que reciben de los medios. Las excepciones se han hecho ley.
Si un buen día todos los que protestan o se rebelan contra algo se pusieran de acuerdo, las calles se llenarían de gente con pancartas y consignas de todo tipo; se armaría un caos como nunca antes visto.
Esta nada surrealista suposición me llevó a recordar la letra del tango
“Cambalache” del compositor Enrique Santos Discépolo
(3) escrita en 1934,
hace ya ochenta años. La música fue compuesta y el tango cantado, por primera vez, en 1935. Reproduzco la letra con las notas aclaratorias del significado de muchos de los términos usados en ‘lunfardo’
(4) por el prolífico compositor.
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis y en el dos mil, también;
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, barones y dublés.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador...
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón.
¡Que falta de respeto, qué atropello a la razón!
cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stavisky va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches
se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia junto al calefón.
Siglo veinte, cambalache problemático y febril...
El que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno nos vamo´a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura noche y día como un buey,
que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley.
El realismo con que se describen los contrastes de la vida urbana y barrial ‘porteña’
(5) de la primera mitad del siglo pasado podría ser aplicado a esta primera parte del siglo XXI, sin temor a equívocos.
Lo que ocurría del otro lado del Atlántico ya estuvo ocurriendo de este otro y ha ido ganado espacio en muchos países. Por lo menos, así lo testifican algunos cantautores españoles
(6).
La globalización ha tenido efectos negativos en todos los niveles. La tendencia al número, la cantidad y las estadísticas dominan las áreas del quehacer humano. Pero, ahora se la percibe en aspectos que deberían haber quedado al margen del afán cuantificador, como son los sentimientos nobles, la búsqueda de la verdad y la necesidad de trascender. A más cantidad, menos calidad.
El verbo ‘tener’ domina sobre el ‘ser’
Hoy se es ‘alguien’ si se tiene mucho. Hay que tener de todo sin fijarse bien qué ni para qué, como en una tienda de cambalaches. Más aún si otros ya lo tienen. La enorme publicidad de las marcas líderes vende más porque genera contagio en la gente fácil de convencer. Los consumidores retroalimentamos las enormes ganancias de unos pocos cada vez más ricos en un mundo habitado por mucha gente cada vez más pobre.
Más consumimos, y más nos vamos consumiendo a nosotros mismos y a nuestro planeta.
Me ha llamado siempre la atención que en el idioma de Shakespeare un solo verbo, ‘to be’, significa dos acciones: ser y estar. En nuestro rico idioma empleamos dos verbos: uno para ‘ser’ (alguien, algo) y otro para ‘estar’ (de alguna manera, en algún lugar).
En consecuencia, en Hamlet el personaje define al drama:
“To be or not to be, that is the question”.(7)
“Ser o no ser, esa es la cuestión... Si es o no esta nobleza del pensamiento para sufrir los tiros y flechas de la desdichada fortuna, o para tornar las armas contra un mar de problemas, y darles fin con firmeza.Morir... Es dormir... No más. Y con un sueño decimos el final. Los dolores del corazón y las miles de aflicciones naturales que nuestra carne hereda, se acaban.
Este momento sería deseado devotamente. Morir, es dormir... Y dormir, tal vez soñar. Sí, aquí está el obstáculo; porque ese sueño de muerte que soñamos puede llegar, cuando hayamos abandonado este despojo mortal. Debemos darnos una pausa... Ahí está el respeto que imponen las calamidades de una larga vida. ¿Para qué desafiar los azotes y desprecios del tiempo, los errores opresores, el orgullo ofensivo del hombre, las angustias de un mal pagado amor, los quebrantos de la ley, la insolencia de los oficiales y los desdenes de los soberbios, cuando uno mismo podría procurarse la quietud con una daga? ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando y gimiendo bajo el peso de una vida agotadora, si no fuera por el temor de que existe alguna cosa más allá de la muerte: el desconocido país, de cuyos límites ningún viajero regresa, que nos llena de dudas y nos hace sufrir esos males que tenemos, antes de ir a buscar otros que no conocemos?
De este modo la conciencia nos hace a todos cobardes; así la tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia; y las empresas de gran importancia, por esta sola consideración, toman otro camino y se reducen a designios vanos.Pero... ¡qué veo! ¡La hermosa Ofelia! Ninfa, espero que mis pecados no sean olvidados en tus oraciones.”(8)
De finales del siglo XVI al siglo XXI; de Hamlet a Cambalache, las circunstancias humanas parecieran ir de la mano. La musical e inigualable poesía de un Shakespeare que no se encontró con Quien regresó de la muerte, acompaña al pesimismo del tango de Discépolo; ambos comparten la mente, el corazón y la voluntad humanos que aún no han hallado la verdad que los excarcele del pecado.
En uno, el pensamiento de la muerte digna, aún del suicidio, trae la esperanza que vence el dolor de vivir en un mundo sin amor; en otro, la esperanza proviene de la denuncia de lo que es ante lo que debiera ser.
Desde que el mundo es mundo los desvalores engendrados por el pecado han invadido la mente y corazón de las personas. En los más cultos y los menos ilustrados, en los más religiosos y los más agnósticos, la mentira se hace fuerte y se arraiga.
El engañador engendra mentiras que lucen como atractivas realidades. Pinta de colores el sucio cambalache y con la inutilidad de un roto artefacto pretende desvalorizar la Revelación divina.
No era nada diferente en el siglo I.
Muchos judíos buscaban algún fallo en la enseñanza de Jesús para condenarle; solo unos pocos le creían y seguían; eran los que sabían que el Maestro hablaba la verdad:
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (9)
El peor de los engaños es hablar con los demás haciéndoles creer que todo está bien. No señalarles el camino correcto es condescender con el engaño. La verdad no nos dice que nuestro deber es no ofender a los demás, sino que si creemos en Jesucristo podemos compadecernos por los que se revuelcan en el lodo de este mundo y aún así amarles. Ser de Cristo no nos hace mejores, sino servidores de todos
(11).
El mundo cree en la mentira de estar liberándose de viejos prejuicios; es una sociedad consumista que optó por lo material y abandona los valores morales, éticos y espirituales que provienen de la verdadera justicia. Arrumba los valores en un cambalache; trastos viejos junto a la Biblia. Y a eso llama libertad.
Recojamos de allí a la Palabra de Vida. En ella hay vida para el que está muerto y alimento permanente para el que ha nacido de nuevo. Compartámosla.
No aceptemos las falsas interpretaciones que de ella hagan los mercaderes del caos blandiéndola en lujosos escenarios. Estudiémosla con devoción para que en nosotros se haga luz que ilumine nuestro camino y el de muchos.
Vivamos la palabra y obremos en fe. Tengamos firme la esperanza de que el Espíritu de Dios hará Su obra a Su tiempo, y habrá gozo en el cielo por pecadores que se arrepienten
(10).
Hagamos todo con alegría de corazón, como para el Señor
(12).
….........
Notas
Ilustración: Detalle de una pintura de Pablo Ciliberti, artista plástico contemporáneo argentino, que “utiliza sus obras como un medio para transmitir y/o denunciar situaciones. Sus preocupaciones van desde hechos cotidianos, que hoy fácilmente pasan desapercibidos en medio del influjo de una imponente masa de información que nos puede abombar, a reflexiones sobre cuestiones que el observador puede, o no, compartir como inquietud. Temas como la ecología, los desaparecidos, las injusticias, el tango, el tiempo perdido, y otras cuestiones, tanto internacionales, como bien porteñas, centran su creación. Su obra es un manifiesto ideológico, potente, feroz.” (Rafael Sabini). Ver la obra completa del autor en: www.pablociliberti.com.ar
1. Título tomado del tango ‘Cambalache’ (nombre dado a la tienda de antigüedades donde se ofrecen a la venta muchos artículos mezclados). En la letra que se reproduce en el artículo se explica el sentido de esa frase que ha sido traducida a muchos idiomas. Calefón es el nombre que se da en el Río de la Plata al termo calefactor
2. ‘Salir del armario’: es una expresión que se usa últimamente para referirse a los individuos que declaran públicamente su homosexualidad, bisexualidad o transexualidad; casi como decir ‘dejar de ser cobarde’, ‘ser valiente’
3. E. S. Discépolo, alias ‘Discepolín’ (1901-1951) escritor, dramaturgo, compositor, director teatral y cineasta argentino que en sus obras desnudó como nadie las contradicciones de la sociedad urbana y suburbana del Buenos Aires de su época. Recomiendo entrar en este link: http://www.terapiatanguera.com.ar/Notas%20y%20articulos/tino_cambalache.htm
4. Lunfardo: jerga originaria de la ciudad de Buenos Aires (comienzos del siglo XX), luego extendida al conurbano, llegando a Rosario y también a Montevideo, en Uruguay. En general, las terminaciones ‘ao’ y ‘aos’ se corresponden con ‘ado’y ‘ados’; chorros: ladrones, descuidistas, rateros; maquiavelos: astutos, hipócritas; barones: genuinos, íntegros; dublés: imitadores baratos, falsos; maldá: maldad; merengue: caos, embrollo, confusión; burro: ignorante, zoquete; Stavisky: estafador (ver ‘Caso Stavisky’ que reveló la corrupción de Estado en la ‘Tercera República Francesa’ y la caída del gobierno en 1933); Don Bosco: benefactor (por Juan Melchor Bosco Occhiena, 1815-1888, sacerdote italiano de la orden salesiana de la ICAR, destacó como educador y fundador de la enseñanza ‘preventiva’ adoptada en gran cantidad de escuelas latinoamericanas, europeas y en otros continentes, de positiva influencia con el paso de los años); La Mignon: mujer de la vida, meretriz (por el personaje del mismo nombre en "Wilhelm Meister", novela de Johann Wolfgang Goethe, 1749-1842, que muere joven a causa de amores no correspondidos; luego adoptado en Francia para llamar de manera afectiva a las prostitutas; Don Chicho: mafioso (por el capo de una de las numerosas bandas mafiosas que operaban desde Buenos Aires y Rosario en conexión con todo el mundo, especialmente con Sicilia en Italia y Chicago en EE.UU. en años cruciales de corrupción que significaron la caída del presidente Hipólito Yrigoyen en 1930); Napoleón: genio militar (por Bonaparte); Carnera: deportista (por el pugilista italiano Primo Carnera que en 1933 logró el título mundial en Nueva York); San Martín: héroe nacional (por el general José Francisco de San Martín, 1778-1850, líder de la independencia de América del Sur junto con Simón Bolívar); afana: roba; gil: tonto, fácil de embaucar; en el Horno: en el Infierno; vamo’a: vamos a; sentate: siéntate; labura: trabaja, curra . Se puede escuchar este tango en la voz de Julio Sosa (1926-1964) el recordado uruguayo a quien se apodó ‘el varón del tango’: https://www.youtube.com/watch?v=T0kTiKCC3UI
5. Se denomina así a la ciudad por su puerto, principal punto de entrada y salida de productos y viajeros desde y hacia al mundo; por extensión se denomina ‘porteños/as’ a los nacidos en Buenos Aires
6. La frase “La Biblia y el calefón” conquistó el mundo de habla hispana gracias al tango. Un tema compuesto e interpretado por Joaquín Sabinalleva ese título y está incluido en su álbum 19 días y 500 nochesde 1999, escrito especialmente para el programa de la televisión que fuera producido y dirigido por el multifacético periodista argentino Jorge Guinzburg (1949-2008). La canción Siglo XXI de Luis Eduardo Aute(del álbum UFF!, 1990) se inspira en “Cambalache", comenzando con la estrofa: "Siglo XX, cambalache, problemático y febril / anunció Santos Discépolo, un poeta del 2000 / y profeta en aquel tango que cantó a la corrupción / que gobierna las cloacas de la humana condición." En otra de sus canciones, ‘Imán de mujer’, (del álbum ‘Alevosía’, 1995), también cita a Santos Discépolo y su Cambalache: "Que el mundo fue y será una porquería/ ya lo dijo Enrique Santos/ y hoy tengo un día de esos/ en que sufro toda esa poesía cruel"
7.
“Ser o no ser, he aquí la cuestión”; ‘Hamlet’, por William Shakespeare, tercer acto, escena 1ª, comienzo del largo soliloquio
8. Versión tomada de ‘Biblioteca virtual Antorcha’; (negritas del autor). Se puede escuchar una buena versión del soliloquio en: http://www.youtube.com/watch?v=CIxJLWQx7cs
9. Juan 8:31, 36 (negritas del autor)
10. Lucas 15:7
11. Lucas 22:24-26
12. Colosenses 3:23,24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
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