El pasado 30 de noviembre, en Madrid, tuvo lugar el II Encuentro del Movimiento de Lausana en España, constituido por un grupo de creyentes que despliegan sus fuerzas en conseguir que la misión sea el centro, tanto en sus vidas como en la de la iglesia local.
Como ha dicho Jaume Llenas, Presidente del Comité de Lausana España, en una reciente entrevista realizada por P+D, “una iglesia en misión está comprometida no solo con la predicación del mensaje sino también con pelear contra el mal esté donde esté”.
Durante el encuentro hubo una parte de formación y otra de de intercambio de experiencias y aporte de ideas, además de la presentación de la
Guía de estudio sobre el Compromiso de Ciudad del Cabo. Dicho compromiso fue el resultado del Encuentro de Lausana celebrado en octubre de 2010, y cuya segunda parte, el Llamado a la Acción, destaca 34 temas a los que la Iglesia debería estar atenta, entre ellos, la teología del trabajo, los medios de comunicación, el discipulado o el arte en la misión, de modo que pueda responder a los retos a los que se enfrenta.
Es la primera vez que en España se constituye un comité del movimiento de Lausana, para así dar continuidad a lo propuesto en Ciudad del Cabo.Cabe recordar que anteriormente se realizaron dos más, el primero en Lausana, de donde surgió el famoso Pacto de Lausana, y el de Manila, en 1989, que generó el Manifiesto de Manila.
Desde entonces el movimiento se ha ido consolidando, pero hoy lo vemos tomando cuerpo y vamos sintiendo sus beneficios. No en vano en el 2014 celebrará su 40 aniversario.
Para conocer algo más de este movimiento en nuestro país, hoy hablamos con Francisco Mira, secretario general de los GBU de España, licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona, miembro del comité del Movimiento de Lausana España y quien formó parte de la delegación española en el Congreso de Ciudad del Cabo.
Mira nos llevará a reflexionar sobre un tema que muy poco, o nada, se trata en las iglesias, la separación entre lo sagrado y lo secular.
Animo a leer la Guía de Estudio sobre el compromiso de Ciudad del Cabo, publicada por ANDAMIO, y el número 40 de la revista Alétheia, con un monográfico dedicado a dicho compromiso.
Pregunta.- Dice Mark Greene en su libro “El gran abismo” que la inmensa mayoría de cristianos no han estado preparados de forma adecuada para la misión en su entorno habitual ni puede decirse que estén recibiendo ayuda en este aspecto. Y que esta situación no solo afecta a Occidente sino es un problema de la iglesia a escala mundial. Ahora le pregunto, ¿cuáles las causas del fracaso de la iglesia en Occidente? ¿Es la propia iglesia la que pone barreras a la extensión del evangelio?
Respuesta.-Esa afirmación de “fracaso de la iglesia en Occidente” la acuña el mismo Mark Greene, argumentando que aunque pueda haber causas externas como ideologías contrarias a la fe, factores culturales, económicos, la influencia negativa de los medios de comunicación etc., él observa que aceptar esas razones implicaría reconocer que
“el evangelio de Jesús crucificado y resucitado se muestra impotente a la hora de enfrentar a las fuerzas externas”. Por eso sugiere que debemos preguntarnos hasta qué punto tenemos responsabilidad en ese supuesto fracaso de la iglesia en Occidente.
Creo que coincide su planteamiento con una afirmación que me hizo pensar mucho de Christopher Wright durante el Congreso de Lausana en Ciudad del Cabo:
“el mayor obstáculo para el avance de la obra de Dios es el propio pecado del pueblo de Dios”.
Y una referencia más de John Stott:
“No puedes culpar a la carne (mundo) por pudrirse. Está en su naturaleza. Hay que echarle la culpa a la sal (iglesia), por no hacer su labor de preservarla”.
Mark Greene afirma que el gran problema de la iglesia es no haber enfocado correctamente la división entre lo “sagrado y lo secular”. Es decir, no estar recibiendo una correcta enseñanza acerca de cómo conducirnos para ser sal en el lugar de trabajo o allí donde pasamos la mayor parte de nuestra vida. La iglesia que centra su actividad en el local y en los cultos y olvida donde pasamos la mayor parte de la semana. Él da una valoración que hace reflexionar:
Globalmente las cifras son contundentes: el 98 % de los cristianos ni tienen visión, ni están preparados para la misión en el 95% de su vida activa. Pero imagina qué podría pasar si sí lo estuvieran…
P.- ¿Piensa que los evangélicos en España somos conscientes de cuál es el papel de la iglesia en la misión de Dios? Pero antes defínanos qué es la misionalidad y cómo podemos medirla…
R.-Es difícil responder de forma general o categórica a esa cuestión, creo que siempre podemos crecer y desarrollar esa conciencia de la grandeza y de la gloria de la Misión de Dios, y como consecuencia disponernos para que la misión de Dios sea la misión de nuestra vida y la de nuestras iglesias.
La Iglesia Misional es una perspectiva de la iglesia que nos ayuda a enfocar bien la cuestión de la Misión de Dios como el cometido de la iglesia, Jaume Llenas la define de la siguiente manera:
No es tanto que Dios tenga una misión para su Iglesia, sino que tiene una Iglesia para su misión. Es la Iglesia que Dios quiso que fuéramos. No es un modelo de iglesia nuevo, ni tampoco es una iglesia tradicional, es una iglesia que actúa como un misionero en el lugar en el que está. La iglesia debe preparar a los cristianos para la misión. La iglesia debe estar compuesta de cristianos misionales. No existen misioneros u obreros cristianos, cada miembro de la iglesia debe ser un misionero en el lugar donde Dios le ha puesto o le envíe. Requiere un cambio de mentalidad y de enfoque del ministerio.
Una aplicación de este enfoque significaría, por ejemplo para la gran mayoría de nosotros, considerar el lugar de trabajo como nuestro lugar de misión. Las iglesias locales están llenas de misioneros, en multitud de lugares, extendidos e integrados en toda la sociedad. Eso supondría un cambio enorme, por ello debemos preparar a los creyentes en nuestras iglesias para el mundo del trabajo, de los negocios, de la sanidad, de la educación, de la industria, etc.
P.- ¿Podría hacernos un diagnóstico acerca de cómo ve las iglesias locales dentro de nuestra geografía?
R.-Hay una gran variedad de situaciones a nivel de iglesias locales, la realidad no es homogénea, y los factores desde las que se pueden evaluar son múltiples: historia, teología, vigor evangelístico y misionero, tamaño, crecimiento, nivel de contextualización, denominación, etc.
Por esa razón no es posible realizar un único diagnóstico, diría que hay que ir caso a caso.
En términos muy generales, no tanto a nivel local, la iglesia en España ha experimentado crecimiento (hablamos de crecimiento a nivel europeo, no como se está dando en otros continentes).
En número de iglesias, somos el grupo religioso que más ha crecido de todos y que más extendido está después de la ICR. El factor inmigración ha sido muy notable y se ha distribuido de forma irregular; han crecido mucho las iglesias étnicas, muchos menos inmigrantes se han integrado en congregaciones locales.
Desde el punto de vista de la misión, creo que necesitamos un replanteamiento bastante a fondo y general. Muchas iglesias siguen centradas en sí mismas, sus reuniones, sus cultos, sus actividades, todo muy centrado en el local. El impacto externo es poco, la visión de los miembros y su formación no está enfocada hacia la misión en el lugar de trabajo, de residencia, de estudios, etc. Ese cambio de perspectiva produciría una renovación notable.
El nivel de predicación debe y puede mejorar bastante, de hacerlo supondría un punto de inflexión muy significativo y dinamizador de la vida espiritual de los creyentes y el impacto evangelístico y de misión crecería.
El discipulado,no sólo de los nuevos convertidos, sino de los creyentes con dones y potencial de liderazgo, supondría disponer de un amplio cuadro de hermanos preparados para el testimonio y la misión. Y un grupo de candidatos suficientes a obreros y pastores, una de nuestras grandes necesidades: vocaciones pastorales.
P.- ¿Por dónde empezar, cómo cambiar? ¿Debemos hacer crítica y arrepentimiento?
P.-Este proceso debe ser una constante en la iglesia de un país y en sus iglesias locales. Si observamos en la Palabra, el patrón es que la vitalidad espiritual en el Pueblo de Dios no sobrepasa una generación o un período de cuarenta años, lo mismo encontramos, salvo excepciones, en la historia de la iglesia en general y en nuestro país.
El proceso es tomar conciencia de nuestra situación de desenfoque espiritual, la necesidad de arrepentirnos y volver a la Palabra, a la vida espiritual plena, al discipulado, y la misión es el camino.
La renovación espiritual debe ser una marca y tarea constante en las iglesias en todo el mundo. En pocos años todas las iglesias corren el peligro de poderse desviar, desenfocarse o debilitarse espiritualmente.
P.- Usted forma parte del Comité del Movimiento Lausana España que hace unos días tuvo su reunión anual. Para los que todavía no saben qué es el Movimiento Lausana, ¿podría darnos alguna información? Y qué puede traer de novedoso el Movimiento Lausana.
R.-En Octubre de 2010 en Ciudad del Cabo se celebró el tercer Congreso para la Evangelización Mundial. Reunió a 4.200 líderes evangélicos de 198 países, y se extendió a cientos de miles más que participaron en reuniones por todo el mundo y a través de Internet. ¿Su meta? Plantear a la iglesia global un desafío renovado a dar testimonio de Jesucristo y de toda su enseñanza en cada nación, en cada esfera de la sociedad y en el mundo de las ideas. Forma parte de una línea histórica que se apoya tanto en el Pacto de Lausana (1974) como en el Manifiesto de Manila (1989). De España participó una delegación integrada por 25 personas y existe un Comité nacional que de forma voluntaria promueven el espíritu del movimiento de Lausana en nuestro país.
Más que novedoso, diría que supone estar conectados al movimiento evangélico global, estar informados y ser conscientes de los grandes desafíos y oportunidades para el Evangelio y la misión de Dios en el Mundo. Todo lo tratado y reflexionado en Ciudad del Cabo son aspectos y temas clave para compartir en nuestras iglesias. Si entre el liderazgo y la membresía de nuestras iglesias se estudiara el Compromiso de Ciudad del Cabo, esto supondría un paso firme de crecimiento espiritual y de formación para enfrentar la misión con más garantías y mejor perspectiva.
P.- ¿Qué pretende llevar a cabo el movimiento en España, concretamente? ¿Hay un plan para trabajar con las iglesias locales?
R.-Es un movimiento integrado por hermanos de un amplio espectro denominacional y como tal, tratamos de inspirar, compartir, estimular a la reflexión a otros hermanos, a nivel de liderazgo. El Comité de Lausana España está elaborando bastante material de reflexión. El Documento del Compromiso de Ciudad del Cabo está compuesto por 34 artículos que cubren casi todos los aspectos de la Evangelización y Misión, y ya hemos concluido 34 ensayos, uno por cada uno de esos artículos, realizados por autores españoles; los mismos ya están publicados en Protestante Digital, y también se pueden encontrar en la web del movimientolausana.es Además, hemos elaborado e impreso una guía de estudio de cada uno de esos 34 temas, agrupados en 6 grandes áreas y que está disponible para su trabajo en grupos pequeños en nuestras iglesias. Las iglesias que trabajen esa guía tendrán acceso a una información y materiales excelentes, podrán reflexionar y crecer juntos abordando casi todos los temas de importancia para la iglesia en el mundo de hoy.
P.- ¿Cree que la separación entre lo sagrado y lo secular es un mal endémico en nuestras iglesias? ¿Puede ser que Dios solo está interesado en algunas secciones de nuestra vida como la oración, los cultos, los sermones, la escuela dominical…?
R.-Creo que la separación entre lo sagrado y secular es un mal instalado no sólo en nuestras iglesias, sino en las iglesias de todo el mundo, incluso en aquellos lugares donde el crecimiento numérico es muy elevado.
Dios está interesado en toda nuestra vida, esa separación entre
“lo espiritual” y “lo carnal o mundano” es contraria a la voluntad de Dios. Él es nuestro Creador y para él todo es importante; por lo tanto, no hay ninguna área que se escape de su interés y cuidado: nuestro cuerpo, la comida, la bebida, el descanso, el trabajo, la oración, la lectura y estudio de su Palabra, los cultos, todo tiene su lugar y su importancia y todo debemos vivirlo para la Gloria de Dios.
P.- ¿Piensa que hay que retomar la vida de discipulado en todas las áreas de la existencia? ¿Deben los responsables de las iglesias enseñar a los miembros a ser cristianos en sus lugares de trabajo, de estudios, de ocio, etc.?
R.-El discipulado que transforma, aquella formación que nos lleva al verdadero conocimiento de Dios, es otra de las mayores necesidades de la iglesia en todo el mundo hoy. Contrarrestar los graves efectos del pecado en nuestras vidas requiere que la obra de santificación y perfeccionamiento se produzca en profundidad en las mismas. En 2010, justo antes del Congreso de Ciudad del Cabo, se le preguntó a John Stott:
¿Cuál cree Ud. que es el mayor problema que enfrenta la Iglesia hoy? Stott no dudó al afirmar, la necesidad de discipulado, la falta de crecimiento espiritual en profundidad.
Los líderes de las iglesias deben tomar en cuenta esta realidad, somos los responsables de
“equipar a los santos para la obra del ministerio”. Los santos estamos en esferas muy diferentes de la sociedad y necesitamos saber integrar y aplicar la fe a todas las áreas de nuestra vida: lugares de estudio, trabajos, en el ocio, en casa, etc. Tener esto en cuenta es lo que marcará la diferencia entre una iglesia con un enfoque relevante y bien planteado.
P.- Haré una de las preguntas que plantea M. Greene en su libro: ¿Cómo es que oramos para que los adolescentes se comprometan con misiones de corta duración en el extranjero, pero no con una labor continuada en el instituto?
R.-Esa es otra de las manifestaciones de la división entre lo sagrado y lo secular, pensar que las misiones, las campañas, las actividades organizadas por una iglesia o una sociedad misionera son más espirituales y requieren más oración que lo que es nuestra presencia y tarea más continuada en la sociedad: estudios, trabajo…
Este planteamiento erróneo nos lleva a considerar que aquello que se realiza en una esfera secular tiene menos valor e importancia que lo que se realiza en el local de la iglesia. El enfoque bíblico es claro: somos la sal de la Tierra, nuestra falta de perspectiva bíblica conduce a que nuestra misión se autolimite de forma lamentable a actividades y ocasiones especiales o aisladas. Debemos enfrentar y resolver esa separación entre lo sagrado y lo secular.
P.- ¿Hay que reconocer que erróneamente pensamos que solo unos pocos pueden trabajar en la misión y esto nos lleva a pensar que el gran número de horas que pasamos dedicados a otras actividades nada tienen que ver con la iglesia ni le interesan a Dios?
R.-Sí, muchos creyentes anhelan ser usados por Dios en la Obra de Dios, en el campo de misión, como si esa tarea fuese más espiritual que su labor diaria y continuada en la oficina, los negocios, el instituto, la universidad, etc. Todos y cada uno de los hijos de Dios somos misioneros allí donde Dios nos ha puesto, 24 horas por día y 7 días a la semana. Sí, una correcta teología nos llevaría a integrar hasta el sueño, las horas de descanso como parte de nuestro culto racional a Dios.
Redescubrir la responsabilidad misionera de todos los creyentes supondría un vuelco espiritual para las iglesias y para la sociedad de tal magnitud, que no nos debe extrañar que el diablo intente seducirnos y desviarnos de esta verdad bíblica.
P.-Por lo dicho anteriormente, ¿necesitamos revisar los planteamientos que tenemos para llegar a la sociedad que nos circunda y que gime por ser restaurada?
R.-Sí, debemos
“meditar sobre nuestros caminos” como sugiere el profeta Hageo, en un tiempo de enfriamiento y debilidad espiritual como fue el exilio y el período que le siguió. Meditar, para recibir la luz de la Palabra, de la Verdad y disponernos a la transformación de nuestra mente, pensamientos, actitudes, hábitos. Es un proceso constante y que demanda gran poder y disposición espiritual. No debemos menospreciar al pecado. El diablo y el mundo con su poderosa influencia redondean un triplete de “enemigos” del crecimiento espiritual auténtico.
Además de anhelar el crecimiento en madurez espiritual, como resultado de un proceso de discipulado comprometido, nuestra responsabilidad es ser sal en la sociedad, pues eso evitará la decadencia y la extensión de la corrupción en todos los niveles. Una transformación completa y definitiva de la sociedad sólo será realidad cuando nuestro Señor Jesucristo vuelva en Gloria.
La creación completa gime a una, esperando la llegada de esa plena restauración que sólo Cristo puede traer. Pero nuestra labor como discípulos fieles evitará muchos casos y episodios de corrupción en el sentido más amplio del término. A través del testimonio del Evangelio y de la misión desde una perspectiva integral, cada día de nuestra vida, en todos los ámbitos de la sociedad, podremos contribuir a la Salvación y a la Sanidad de la sociedad en todas sus áreas y relaciones.
P.- En este sentido, ¿cuál el gran reto que tenemos los evangélicos en este siglo XXI?
R.-El reto es hacer nuestra la Misión de Dios:
“Ser testigos en nuestra “Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la Tierra”.
Para ello necesitamos recibir el poder de Dios, la Salvación en Cristo y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la de la iglesia. Viviendo fielmente conforme a la Palabra revelada de Dios.
P.- Usted es el secretario general de GBU. ¿Cuál el gran reto de este ministerio?
R.-Nuestro lugar de misión es el Mundo Estudiantil y Profesional, nuestro gran reto es movilizar, motivar y equipar a los estudiantes y profesionales cristianos, para que brillen como estrellas en el lugar estratégico y único en el que Dios nos ha colocado.
Nuestro sueño es que en todos los colegios, institutos, facultades, hospitales, administración, empresas… haya cristianos con una clara vocación de testimonio y servicio, y que a través de ellos corra la Palabra para la salvación de muchos y para la Gloria de Dios.
Finaliza la entrevista. Gracias, Francisco, por permitirnos profundizar más en una subsección de la segunda parte del Compromiso de Ciudad del Cabo, como es la que aborda el tema de la verdad en el lugar de trabajo.
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