Una foto absolutamente normal y corriente puede ser portadora de un mensaje potente
En las redes sociales, que es donde mayoritariamente discurre la comunicación de los evangélicos, se abusa de la comunicación cerrada, dogmática, unidireccional, la reiteración de lo obvio, el sermón a destiempo
Hoy nos vamos a Denia, para charlar con Manuel López, editor adjunto de Periodistas en Español,
www.periodistas-es.com. Autor de “La España Protestante. Crónica de una minoría marginada” (1937-1976). Además, desde 1969 colabora regularmente en publicaciones evangélicas, así como con instituciones internacionales como la Alianza Bautista Mundial o el Consejo Mundial de Iglesias.
Ha sido galardonado con el premio “Personalidad del Año 2012” por la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE). Actualmente mantiene la sección
“Leyendo fotos”en Protestante Digital/Magacín, que os aconsejo visitar pues allí podréis leer fotos, incluso oírlas, ya que como Manuel López nos dice, las fotos también hablan, e incluso gritan en algunos casos. En ese pequeño oasis se puede recalar, sosegadamente, claro, y apartarse del mundanal ruido para que podamos leer las imágenes y ver, pero ver bien para que asumamos esa realidad observada y seamos capaces de comprometernos.
¡Ojo! La exposición “Manuel López 1966-2006” está disponible para seguir itinerando tanto por España como en las Américas.
Pregunta.- ¿Una imagen vale más que mil palabras? ¿O es la Palabra la que genera la necesaria imagen…?
Respuesta.-Bueno, primero está la palabra: “In principio erat verbum”, y la palabra genera luz: “fiat lux”, porque en la palabra estála vida: “in ipso vita erat”. De donde ante la disyuntiva de si una imagen vale más que mil palabras o, viceversa, si es una palabra la que puede valer más que mil imágenes, mejor me quedo con la vida. Y yo la vida la entiendo como un apostolado de comunicar, ya sea con imágenes, con palabras, o de muchas otras maneras.
P.- ¿Se puede transmitir el mensaje cristiano a través del arte, en su caso de la fotografía?
R.-Sin duda alguna. La foto que hoy publicamos en “Leyendo fotos” creo que puede ser un buen ejemplo de ello. Una foto absolutamente normal y
corriente puede ser portadora de un mensaje potente, total. El lenguaje verbal, las palabras habladas, lo que decimos, no llega a representar el 10 por 100 de la comunicación oral, en la que mandan el lenguaje paraverbal, cómo lo decimos, y el no verbal, nuestras expresiones y acciones. La comunicación visual es más directa, más completa. Así, a diferencia del sermón hablado o escrito, que ya te da todo el mensaje analógico explícito, cerrado, unidireccional; una imagen, ya sea una pintura de Chagall, una foto de Ernst Haas, o la de los chicos de la escuela de fútbol Tiempo de Cosecha que hoy publicamos en “Leyendo fotos”, puede transmitir el mensaje cristiano con mucha más diafanidad y eficiencia.
P.- ¿Cuál es la temática por la que se decanta la fotografía de Manuel López? ¿Cuál cree ha sido la mejor instantánea que ha captado su cámara?
R.-Lo que más me gusta es trabajar con fotos de otros autores. He juzgado miles de fotos en el sinnúmero de jurados en los que participé y he editado a centenares de fotógrafos. Antepongo rotundamente mi faceta de editor a la de fotógrafo. Lo cual no quiere decir que no agradezca las más de treinta invitaciones que he tenido para exhibir en España y en México, íntegra con las cien obras o en muestras parciales por temáticas, mi exposición antológica “Manuel López 1966-2006”.
Dicha exposición está gustosamente disponible para seguir itinerando tanto por España como en las Américas. En México me expusieron en la Biblioteca Nacional por tres meses; fue una experiencia realmente única, irrepetible. Ahora mismo estoy preparando un proyecto de exposición, taller y conferencias que me piden desde Honduras. Además de Cuba, Guatemala, Ecuador y Venezuela, donde he tenido talleres y conferencias, pero todavía no exposiciones, se me resiste el Cono Sur, donde, conociendo medio mundo, todavía no he estado, y de Estados Unidos, el país de América que más veces he visitado, pero tampoco me han invitado todavía.
Después de esta “pausa publicitaria”, no escurro el bulto de contestar a tu segunda pregunta. Mis fotos preferidas son fotos que otros han hecho. De mi autoría, quizá “España, ayer y mañana”. Es una foto muy especial, de un reportaje que hice en 1975 del barrio de Portugalete en Madrid, donde los vecinos se resistían a la piqueta que se proponía, como así fue, derruir sus casas para dar paso a la construcción de modernos edificios impersonales de oficinas y viviendas residenciales en la zona más lujosa de la calle Arturo Soria. Una serie de artistas plásticos de primera línea se solidarizaron con los vecinos acudiendo a hacer pinturas de apoyo en las paredes de las casas. Ante la pared blanca del lateral de una de las casitas en la que estaba pintado el Guernica de Picasso andaba una paloma por el suelo. La escena pedía foto, por lo que esperé a que emprendiese el vuelo. Todo mi mérito fue estar allí y esperar. La titulé “España, ayer y mañana, © Manuel López, 1975”.
P.- Usted también se ha decantado por los medios de comunicación, por eso le pregunto: ¿Estamos haciendo un uso provechoso de las herramientas de comunicación? ¿Somos conscientes de su importancia para la difusión de las Buenas Noticias?
R.-Sin falsas inmodestias, más que decantarme por los medios de comunicación, casi diría que ellos se han decantado por mí: no he tenido otra profesión que el periodismo desde que tenía veinte años, y tengo sesenta y siete. Tantos años de oficio me sitúan cronológicamente como el vicedecano, detrás de Juan Antonio Monroy, que es el decano de nosotros los comunicadores evangélicos.
A tu pregunta sobre el uso que en nuestro campo protestante se está haciendo de las herramientas de comunicación, si estuviéramos en Alemania te respondería con un “jein” [“yain”], que es el acrónimo de sí (ja) y no (nein). En las redes sociales, que es donde mayoritariamente discurre la comunicación de los evangélicos, se abusa de la comunicación cerrada, dogmática, unidireccional, la reiteración de lo obvio, el sermón a destiempo, el “Roma locuta, causa finita” con una jerga en muchos casos alarmantemente distanciada del lenguaje coloquial de la calle. Si a ello se añade una iconografía cursi, blanda, de colegio de señoritas, tenemos un retrato ciertamente preocupante de la comunicación religiosa evangélica.
Repito que ésa es mi percepción en términos generales. Lo grave del caso es que lo que ha dado en llamarse “periodismo ciudadano” ha desplazado totalmente a los medios tradicionales impresos y audiovisuales. Hay excepciones, claro, y entre los medios “homologables”, Protestante Digital es el más destacado, sin duda. Separa información y opinión, cosa absolutamente normal en los medios seculares y una aguja en el pajar en el panorama de la prensa religiosa.
P.- ¿Cuál el balance en cuanto a los medios existentes en nuestro ámbito evangélico?
R.-Los impresos, con un potencial tremendo por explotar, apenas son una realidad testimonial. Una verdadera lástima. No han sabido dar el salto del sermón impreso al periodismo “normal”. Los audiovisuales que conozco se mueven entre el culto puro y duro y la propaganda religiosa, eso sí, con mucha música “cristiana”. Todo o casi todo es opinión unidireccional. Los contenidos periodísticos brillan por su ausencia: informativos, reportajes, encuestas, opinión de los lectores, crítica de arte, literaria, musical… y buena música sin apellidos. De los digitales se salvan a mi juicio “Lupa Protestante”, al tener acotado su espacio como portal de Biblia, teología y opinión; “Actualidad Evangélica” como medio corporativo, con lo que no esconde su no independencia; y Protestante Digital, el medio más completo y homologable, sin duda alguna. La excepción.
En términos generales, el panorama es ciertamente muy mejorable. No deja de sorprender el hecho de que la inmensa mayoría de los medios estén escorados hacia el lado “evangelical” en detrimento del lado “protestante”, pero ello no deja de ser un reflejo de la relación de fuerzas de las tradiciones y sensibilidades presentes en el campo evangélico en España.
P.- Estamos asistiendo a cambios en todos los ámbitos: economía, religión, política, etc., ¿vamos a la par de estos los cristianos o debemos mantenernos tal como hemos estado hasta ahora?
R.-Lamento tener que reafirmarme en lo que escribí en 2002 en “Iglesia y sociedad. Una aproximación desde el pensamiento protestante”, en el que se
me encomendó el capítulo “La asignatura pendiente: nuestra participación política”. Lo que yo llamo dinámica “templocéntrica” de las iglesias supone un freno de consideración a la participación política de los creyentes y de las propias congregaciones. El ejemplo Jesús va mucho más allá de los programas de actividades de nuestras iglesias.
P.- ¿Puede opinar acerca de la nueva reforma educativa del gobierno actual?
R.-Cargarse la enseñanza pública laica y gratuita es el medio más directo para acelerar el empobrecimiento de un país. Toda reforma educativa a medida de los intereses del entramado empresarial de la enseñanza privada, en gran medida confesional católica, es sencillamente intolerable. El clamoroso silencio de las confesiones religiosas minoritarias me llena de tristeza.
P.- Deduzco que los cristianos debemos preocuparnos por la realidad social…
R.-Sin duda, mirar a otro lado es negar el Evangelio. “Samaritanizar” el Evangelio, poniendo parches, curando llagas, lo que se entiende por “acción social” de las iglesias es una parte esencial de la praxis cristiana, pero no ‘es’ el Evangelio, como tengo escrito en “Compromiso social” en “Protestantismo en 100 palabras”. Mantengo lo que escribí: “El compromiso social de los cristianos tiene que ver con la caridad, pero también con la política: es misión del Reino cambiar estructuras sociales injustas por otras más justas”·
P.- ¿Podemos llegar a ser analfabetos visuales?
R.-La verdad, es difícil, pues el de la imagen es el más directo y universal de los lenguajes. Pero, lamentablemente, sí podemos ser analfabetos visuales en tanto en cuanto se intente educarnos a base de “karaoke”, de imágenes proyectadas con el texto al pie, texto que nos es leído literalmente para transmitirnos el contenido de la imagen, como si fuéramos tontos incapaces de leer la imagen... y el texto.
P.- ¿Debe mostrar una imagen la crudeza de la realidad o debemos decantarnos por lo religiosamente correcto?
R.-Siempre que una imagen añada información, puede y debe ser publicada. Lo “religiosamente correcto” es lo que interesa a los despachos eclesiásticos, pero la vida, y Evangelio de Jesús de Nazaret, están en la calle.
P.- ¿Sirve la fotografía para la denuncia de los casos de violencia de género, la explotación de los niños, la pobreza extrema, la corrupción…? Me encantó su artículo sobre Shadi Ghadirian, la fotógrafa iraní, y su denuncia sobre las mujeres de su país.
R.-Sin la menor duda. ¡Claro que sirve! La fotografía es el más directo y creíble de los lenguajes. Todo el apoyo que pueda darse a tantos fotógrafos y
fotógrafos comprometidos que nos cuentan en fotos situaciones de injusticia es poco, máxime en estos momentos en que la precariedad en el trabajo de los periodistas está llegando a cotas de gravedad extrema.
P.- ¿Sirven las imágenes para que las noticias no caigan en el olvido? Siempre recuerdo a la inolvidable Omaira de Colombia…
R.-Sí, claro, sin duda. Nuestra memoria colectiva es un repertorio de imágenes. Imágenes fijas, fotografías, pues ocupan menos espacio en el “disco duro” de nuestro cerebro. Si pides a alguien que se imagine el salto de un caballo visualizará mentalmente la foto del caballo saltando. Del 23-F hay la grabación de televisión de los primeros 35 primeros minutos del asalto de Tejero y los suyos. Sin embargo, en nuestra memoria está la foto del guardia civil golpista pistola en mano en la tribuna de oradores del Congreso.
P.- Ahora que ha pasado cierto tiempo, ¿qué valoración tiene del premio “Personalidad del Año” que le concedió la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos, que usted recibió en su encuentro anual celebrado en Madrid en mayo pasado?
R.-La verdad es que me emociona cada vez que leo el texto de la placa. Estoy tremendamente agradecido por esta distinción que, sinceramente, no esperaba. Pero al mismo tiempo no puedo evitar un punto de tristeza por la manifiestamente mejorable situación de la prensa evangélica.
P.- ¿Cómo conoció a Jesús?
R.-Le conocí con un grupo de hermanos españoles en Colonia, Alemania, a través de un amigo coruñés como yo que había emigrado también; él a Ede, Holanda. Entré en contacto con un grupo de hermanos. Un buen día caí orando y llorando de rodillas en mi cuarto pidiéndole a Dios que me perdonara mis pecados y sentí claramente cómo me inundaba una paz inefable que disipaba por completo mi angustia. Cuando me incorporé era un hombre nuevo. En mis primeros pasos en el evangelio tuve una ayuda excepcional en la lectura de uno de los mejores periódicos protestantes de todos los tiempos: “La Verdad”, que dirigía Juan Antonio Monroy y se editaba en Tánger. Me bautizó el pastor Francisco Robles en la Iglesia Bautista de Rheinaustrasse en Colonia, el domingo 30 de agosto de 1964. Me leyó Apocalipsis 2:10, versículo en el que me sigo apoyando: “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”.
Finaliza la entrevista. Gracias, Manuel, por recordarnos que en la palabra está la vida, y que si hay vida podemos comunicar a través de todas las maneras que Dios pone a nuestra disposición.
Si quieres comentar o