Conozco pocas cosas tan vivas como el lenguaje, el cual no sólo es vivo, sino incontrolable, libre, irónico y reflexivo. Hasta tal punto tiene vida que se adapta y cambia dependiendo del grupo de personas que lo usen hasta manifestarse de maneras distintas en grupos distintos, el lenguaje que usamos con nuestros círculos de amigos no es el mismo que usamos con nuestra familia, por ejemplo.
Esto se hace notar sobre todo en la juventud, se dice que cada generación tiene su lenguaje, quizás expresiones como
Macanudo,
Quemar llanta o
Mongui le pueden traer recuerdos a más de uno que vivió su juventud en la década de los 80. Pero a los que son de los 90 igual les suenan más lejanas incluso un poco
carcas.
En la España actual hay un tipo de lenguaje que quedará impreso en la mente colectiva de toda una generación que vivió esta época de crisis económica. Conceptos como
prima de riesgo,
euribor o desahucio nos seguirán trayendo malos recuerdos durante toda nuestra vida. Uno de los conceptos de moda, desgraciadamente, es el de
trabajo precario, definido por los bajos salarios, a veces incluso inexistentes, trabajadores sobrecualificados y aprendices y becarios haciendo tareas que trabajadores remunerados deberían hacer.
Los pocos afortunados que pueden encontrar trabajo hoy en día se ven abocados a aceptar casi cualquier condición que la empresa ponga encima de la mesa.
“
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. [...] Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.”
Gn. 37:19-24
La vida de José estaba destinada a grandes metas, Dios mismo se lo había revelado en una serie de sueños donde le daba a entender que él sería el principal de su familia. Sueños que el joven José, igual por ingenuidad, no se calló sino que compartió abiertamente con su familia provocando la ira de su padre y de sus hermanos, los cuales le odiaban directamente.
Los hermanos de José no se caracterizaban precisamente por su buen hacer, y lo demostraron al urdir un plan que acabó con José en Egipto siendo vendido con esclavo a un oficial del ejército de Faraón.
El joven con un futuro prometedor se ve abocado a un empleo de esclavo. Donde aquel futuro tan brillante parece un mal sueño del pasado.
Muchos jóvenes pueden hoy en día sentirse como José. Durante su época de estudiantes forjaron ilusiones y esperanzas de poder realizarse y prosperar en el mundo laboral, les hicieron creer que si se esforzaban y estudiaban se comerían en el mundo pero ahora que han llegado el momento de asomarse al mundo laboral y se encuentran atrapados en un empleo muy lejos de sus expectativas y con la sensación de nunca evolucionarán hasta donde habían pensado.
¿Cómo se plantea un joven la vida en esta situación? ¿Qué hacemos ante esta situación injusta? ¿Cómo responde un hijo de Dios?
“
Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”
Gn. 39:2-3
La Biblia nos dice que Dios está en la vida de José, pero no sólo está de manera testimonial, o porque el escritor estuviera inspirado. Dios se hace visible en el día a día de José. Esta manifestación de Dios no ocurría porque le diera pena la situación de este joven, sino porque José buscaba a Dios y seguía sus mandamientos. No vemos en ningún momento resentimiento en su vida, vemos una vida confiada y que acepta la voluntad de Dios en todo momento a pesar de las dificultades.
Nunca debemos caer en el resentimiento, quizás por nuestra naturaleza humana intentamos buscar un culpable cuando algo malo nos ocurre. Pero no debemos culpar a Dios, a nuestros padres, ni a la sociedad, ni si quiera a nosotros porque el resentimiento es una pesada losa que si nos aferramos a ella lo único que logrará es hundirnos. En ningún momento de su vida vemos a un José resentido, ni dolido, es un verdadero ejemplo de aparcar el resentimiento, y José tenía razones para estar resentido, para esforzarse en la tarea donde Dios le había puesto.
En todo momento vemos a un José que confía plenamente en la voluntad de Dios en su vida. Cuando confiamos plenamente en Dios, Él se manifiesta en nuestra vida y es visible para aquellos que nos rodean, podemos estar en un trabajo mal pagado y en el cual nos sentimos poco valorados, pero Dios se manifiesta aún en los trabajos que los seres humanos infravaloramos.
“
Ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.”
Gn. 39:12
De tantas veces que leemos las historias de la Biblia podemos llegar a infravalorarlas y hacer de menos actitudes tan transgresoras como la que tuvo José en este momento.José se rebeló contra un sistema injusto donde el poderoso imponía sus normas morales a sus subordinados, en este caso la mujer de Potifar quiere acostarse con José y disfrutar de un esclavo joven, usa su posición de autoridad para forzar las normas morales de José, que eran conocidas por todos. Ante esta actitud José no cede y prefiere huir.
Este gesto, esta simple negativa a ceder transmite mucha más teología que cientos de predicaciones insípidas y cargadas de chiclés. José demuestra una integridad plena, en primer lugar con Dios pues prefiere las consecuencias de ofender a su dueña a ofender a Dios. En segundo lugar demuestra su compromiso total con su jefe, Potifar. José podía odiar y buscar hacer daño al hombre que lo había esclavizado, pero en lugar de eso decide respetar sus normas, su casa y a su esposa.
Otra de las características de los empleos precarios es la situación de ilegalidad que en muchas ocasiones las empresas obligan a sus empleados, ante las cuales es necesario que el joven cristiano responda con integridad, no hay ninguna justificación que no excuse de no cumplir con la legalidad. Ser íntegro no es una garantía de que nos vayan bien las cosas, más bien suele ser lo contrario, José por aferrarse a esta integridad acabó en la cárcel de forma injusta, nosotros podemos acabar despedidos, o amenazados con el despido.
“Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.”
Gn. 40:8
Una joven promesa con un futuro esperanzador que acaba en la esclavitud por la envidia de sus hermanos. Un gran trabajador acosado por una de sus jefas ante lo cual prefiere mantenerse íntegro y no ceder, decisión que le lleva a una falsa acusación de intento de violación y a la cárcel.
Ante este panorama en su vida muchos renunciarían a seguir confiando en Dios, pero José sigue reconociendo el poder de Dios. Reconoce que Él es el único que puede dar las interpretaciones, le da el lugar más importante, el primero.
Es necesario que a pesar de que nos sintamos como funambulistas haciendo equilibrios a cientos de metros del suelo nunca dejemos que nuestras prioridades se inviertan. Dios es el primer lugar, de él son los sueños, por eso José estaba tan confiado en Dios, porque sabía que su momento llegaría. Dios debe ser tener el primer lugar en nuestra vida, seamos esclavos, trabajemos en una cárcel en la que nos encontremos presos o tengamos un trabajo que odiemos.
“
Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos”
Gn. 42:9
La historia de José, como las buenas historias de Hollywood, termina con un final feliz, Un final de perdón y de reencuentro, con un climax en el abrazo de José y su amado padre Jacob. Pero también es un final de promesas cumplidas. Después de toda una vida de trabajos precarios Dios cumple su promesa y José se convierte en esa persona trascendental en al vida de su familia que la acaba salvando del hambre.
Puede que nos sintamos perdidos como Laura I. (foto de arriba), o que sintamos que nuestra situación laboral es injusta, con un trabajo que apenas nos llega para vivir. Pero debemos depositar nuestra confianza en Dios dejando que Él se manifieste en nuestro día a día porque Él tiene un plan para nuestra vida. Sé que suena utópico, pero esta utopía fue una maravillosa realidad en la vida de un joven que tuvo que sobrevivir durante muchos años con un empleo precario.
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Generación ‘nimileurista’. El País 11 Marzo 2012
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