Andressa Dorásio: Si Él alimentó multitudes nosotros podemos hacerlo

Hoy entrevistamos a Andressa Dorásio Parreira (natural de Belo Horizonte, Estado de Minas Geráis, Brasil), licenciada en Letras, en la especialidad de lengua y literatura española e hispanoamericana.

Ahora es doctora en Lingüística por Salamanca, con la tesis titulada “Contribución a la historia de la gramática brasileña del siglo XIX”. Andressa forma parte de esos muchos jóvenes latinoamericanos que en los últimos años llegan a Salamanca para iniciar la carrera o estudios de Máster y doctorado. Ya sabemos que la principal “industria” de Salamanca es la Universidad.

Pregunta.- Háblanos un poco de tu país, Brasil…
Respuesta.-Brasil es el país más grande de América Latina. Con casi 199 millones de habitantes, es el mayor país de habla portuguesa del planeta. Está caracterizado por la multiculturalidad, la mezcla y la diversidad de razas, culturas, nacionalidades y religiones. Es la mayor economía de América Latina y la séptima economía del mundo. Actualmente resulta el país emergente que más atrae a inmigrantes, no solamente por las riquezas y bellezas naturales, sino también por la alegría de su gente y las buenas perspectivas de futuro. El sistema político es democrático, laico y un tanto populista. Tenemos mucha libertad: de prensa, de culto, de opción sexual, pero no siempre ha sido así. Durante las décadas de los 60, 70 y hasta bien entrada la de los 80, Brasil vivió una profunda represión y dictadura militar, y ahora sí estamos empezando a cosechar algunos frutos después de un largo proceso de redemocratización y de desarrollo.

P.- ¿Por qué decidiste realizar estudios de doctorado en España, concretamente en Salamanca?
R.-Creo que antes incluso de pensar en venir a España, esto ya estaba en los planes del Señor. En Brasil yo buscaba cursos de maestría y doctorado en lingüística española, que por aquel entonces eran muy escasos, cuando por casualidad, prefiero decir que por determinación de Dios, me enteré que la Universidad de Salamanca ofrecía becas para estudiantes iberoamericanos. El Señor puso este sueño en mi corazón; entonces respondí a la convocatoria, oré y Dios abrió las puertas. No tengo dudas de que si no hubiese sido por Él yo no habría estado aquí.

P.- Hay un crecimiento numérico de los evangélicos en tu país. ¿Va acompañado este crecimiento de una formación bíblico-teológica de los nuevos convertidos?
R.-Esta pregunta tiene muchos matices. En términos generales, podría contestar rotundamente que no. Hay muchos que se autotitulan cristianos evangélicos, pero no tienen un profundo conocimiento de la Palabra y, en algunos casos, ni siquiera un conocimiento básico. Sin embargo, este crecimiento demanda un esfuerzo individual, motivado siempre por la iglesia. Por un lado, lo que noto es que actualmente las personas no tienen mucho interés en profundizar en su conocimiento y relación con Dios porque esto demanda mucho tiempo, dedicación y renuncia. Tres recursos que la sociedad moderna estimula a invertir siempre en uno mismo. Por poner un ejemplo, las celebraciones en las que el aforo es mínimo o cero son la escuela bíblica y la reunión de oración. Por otro lado, muchas iglesias prescinden de lo que para mí deberían ser ministerios fundamentales en la iglesia: el discipulado y la sanidad interior. La combinación de las dificultades personales y ministeriales es dramática: iglesias llenas de personas vacías.

P.- ¿Por qué piensas que en Europa se tiende a la secularización? Lo pregunto porque conoces bastante esta realidad…
R.-Cuando llegué a España me llamó mucho la atención que muchas personas, principalmente jóvenes, optan por no creer en Dios, porque la generalidad de los brasileños siempre cree en algo o profesan alguna religión. Para mí, esta tendencia se debe a la cercanía que hubo entre la iglesia y la política durante el franquismo y, por consiguiente, a la concepción, errónea muchas veces, que tienen de la religión. Por un lado, las personas tienden a rechazar cualquier forma de expresión religiosa por el carácter impositivo que ésta adquirió en el periodo de represión. Veo más bien como una forma un tanto extrema de ejercer su libertad. Asimismo, estos individuos no conciben la religión como una relación con Dios, sino que tienen la referencia de la iglesia como una institución que impone reglas, reprime a ciertos grupos sociales y pide dinero. Por otro lado, hay los que adoptan una postura más conservadora y creen que fuera del catolicismo no hay religión, sólo sectas.

P.- ¿Cuál tu opinión acerca de la participación de los evangélicos en la política? ¿Podrías hacernos un balance?
R.-Un cargo político es para mí como cualquier otra profesión. Como cristianos estamos en este mundo para dar testimonio, ejercer influencia y ser embajadores de Cristo en donde el Señor nos ha sembrado. Estemos donde estemos somos "cartas abiertas leídas por el mundo" y debemos cuidar para que el contenido de esta carta sea siempre irreprensible. Obviamente, hay cristianos que ocupan una posición de mayor notoriedad que otros y con más poder de decisión e influencia sobre la sociedad; de ahí que estos cargos deben ser ejercidos con mayor responsabilidad y vigilancia todavía. Más que críticas, los políticos, evangélicos o no, necesitan nuestra oración para que sean sabios, por nuestro bien. Sin embargo, la sociedad brasileña en general no ve con buenos ojos lo de tener una “bancada parlamentaria evangélica” (que en realidad no está formada solamente de cristianos evangélicos, sino también de católicos y otros políticos que comparten su forma de pensar y tratan de defender y preservar los principios bíblicos). Muchos creen que este grupo de políticos quiere imponer el protestantismo y la Biblia e impedir el desarrollo del país. En realidad, yo veo que todos los diputados al fin y al cabo se organizan en grupos y tratan de defender los derechos del sector al que representan, lo mismo pasa con la “bancada LGBT”. Creo que deberían pensar en el bien común y no en el interés de un grupo en particular como están haciendo, proponiendo e intentando votar proyectos de leyes que privilegian a unos en perjuicio de otros.

P.- Se habla de que en Brasil los gobiernos progresistas han conseguido disminuir las diferencias entre ricos y pobres. ¿Es esto del todo verdadero?
R.-No entiendo mucho de políticas públicas y hablo desde mi sencillez de pensamiento en cuanto a este tema. Es cierto que hay menos pobres, hay más niños en las escuelas, hay más jóvenes en las universidades, menos desamparados en las calles y todo esto es bueno, pero todavía hay mucho que hacer, nuestra sociedad y nuestro gobierno tienen muchas carencias y problemas crónicos de salud, educación y corrupción.


P.- ¿Piensas que la pobreza nos empuja a los seres humanos a acercarnos más a Dios?
R.-No sólo la pobreza, sino cualquier dificultad que haga con que el ser humano reconozca su vulnerabilidad, limitación e incapacidad de solucionar todos los problemas. Muchas veces el Señor permite que enfrentemos situaciones difíciles con el firme propósito de conocerle a Él y depender de Él.

P.- Hemos visto en las noticias de P+D las marchas multitudinarias de los evangélicos en Brasil para dar a conocer su postura ante diversos temas. ¿Demuestra esto que el Cuerpo de Cristo en ese país es uno solo?
R.-En absoluto. Demuestra que además de cristianos somos ciudadanos y tenemos derecho a expresarnos. La unidad del Cuerpo de Cristo no se demuestra en manifestaciones callejeras, se muestra en el amor y esto pone el listón mucho más alto. Creo que las manifestaciones son un fenómeno que está de moda en todo el mundo y es una forma de dejar claro cuál es nuestra postura con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo, al aborto, entre otros temas polémicos. Además, a estos eventos no acuden solamente cristianos, sino todos los ciudadanos que comparten esta opinión, por eso no podría afirmar que reflejan la unidad del Cuerpo de Cristo. Por otra parte, todavía hay mucho que hacer para que podamos afirmar que el Cuerpo de Cristo en Brasil es uno sólo: hay competencia entre iglesias y ministerios, divisiones dentro de una misma iglesia, falta de perdón, personas heridas; es decir, necesitamos sanidad en nuestra relación con nosotros mismos, con nuestros hermanos, con nuestras autoridades y así podremos ser unidos. Jesús dijo que el mundo le reconocería en nosotros porque seríamos uno, como Él es uno con el Padre. Esta es nuestra gran arma para presentar a Cristo al mundo y es en donde somos más atacados.

P.- ¿Ha comprendido la iglesia en tu país que la misión dejada por Jesús va más allá de lo espiritual? Él se preocupaba por la integralidad del hombre.
R.-Jesús se preocupaba por el hombre por completo porque para Él no había diferencia entre lo natural y lo espiritual. Él proveía pan, daba vista a ciegos, sanaba tanto físicamente como anímicamente y liberaba de cárceles físicas, psicológicas y espirituales. Todo lo que hizo, y hace, constituye milagros y todo es espiritual. Si todavía no hemos comprendido su ejemplo, tendríamos que convertirnos otra vez, porque Él dijo que haríamos lo que Él hizo y cosas mayores todavía. Si Él alimentó a multitudes, también nosotros podemos hacerlo, a lo mejor no multiplicando panes y peces, pero con los recursos que Dios nos da, que son más de los que dispuso Jesús en aquella tarde.

P.- ¿Cómo conociste a Jesús?
R.-Yo he crecido en un hogar cristiano. Siempre he ido a la iglesia en compañía de mi madre y mis hermanas. Cuando ya era adolescente decidí entregar mi vida al Señor y dar testimonio de mi fe, bautizándome. Después que ingresé en la universidad tuve unos percances, me aparté del Señor, pero Él siguió amándome y llamándome. Yo no resistí y al final renuncié a todo por Él. Y el Señor, en su inmenso amor y fidelidad ha sanado mis carencias y ha llenado mis vacíos.

P.- ¿Qué significó la familia de la fe para ti durante tu primera estancia en España?
R.-La familia de la fe ha ocupado el lugar que la ausencia de mi familia había dejado. Ellos fueron los que me han ayudado a superar la distancia y la añoranza. Fueron el apoyo que necesité durante toda mi estancia en Salamanca. Estoy muy agradecida al Señor porque Él nunca nos deja solos y siempre prepara personas para rodearnos de amor y cuidado.

P.- Hay muchos famosos brasileños, especialmente en deportes como el fútbol, que son evangélicos… ¿Piensas que desde sus lugares de trabajo y desde su posición pueden influir en la sociedad?
R.-Desde luego. Para bien o para mal, todo depende de cómo testifiquen del Señor. Creo que Dios les ha dado la oportunidad de alcanzar a multitudes de personas en diferentes esferas sociales. No todos los cristianos tenemos este llamado, pero esto también conlleva mucha responsabilidad.

P.- ¿Cómo está Brasil en materia de Libertad Religiosa?
R.-Tenemos muchísima libertad para hacer casi todo, siempre y cuando no traspasemos ciertos límites. Hay sectores de la sociedad en los que, muchas veces, se nos impide evangelizar. Los misioneros en la Amazonía, por ejemplo, sufren represalias por parte de los órganos gubernamentales y tienen que responder a demandas judiciales. Muchas veces ven peligrar sus vidas por predicar el evangelio, defender los derechos humanos y salvar las vidas de los niños que por la tradición cultural indígena deberían morir. Incluso los propios evangélicos critican a los que se movilizan y se manifiestan. También es verdad que toda esta libertad nos ha llevado a la comodidad, a ser más individualistas y críticos. Pensamos sólo en nuestras propias necesidades, criticamos a quienes trabajan para Dios y cómo trabajan, pero cuando nos toca hacer algo nos cruzamos de brazos.

P.- La justicia brasileña está sentenciando a políticos corruptos. ¿Cómo ve la sociedad brasileña la corrupción?
R.-La corrupción es un problema antiguo. Hasta este momento no teníamos mucha esperanza de poder combatirla, una vez que estas esferas del poder no suelen tener en cuenta lo que piensan los ciudadanos y muchas personas se dejan seducir por el poder y el dinero. Sin embargo, la justicia brasileña, motivada por la actual presión social y el desencantamiento generalizado, se está empeñando en hacer cumplir la voluntad del pueblo. Incluso, recientemente, los diputados han votado por la reducción de los súper sueldos, lo que supone un ahorro de 80 millones de reales por año. Iniciativas como éstas aumentan la esperanza de una política más justa, hecha por el pueblo y para el pueblo. Todavía hay mucho que hacer, los políticos fueron sentenciados por corrupción y ahora hay que seguir luchando para que cumplan la condena.

Finaliza la entrevista. Gracias, Andressa, por darnos tu opinión y sentir acerca de los evangélicos de tu país y también de España, tu tierra de acogida por largo tiempo.
Sabemos de tus deseos de volver cada cierto tiempo para visitar la familia que aquí dejas.