Entrevistamos a José María Segura Romero, director de Doukonía. Está casado con Pilar García y tiene dos hijos: María de 22 años y Aarón de 19. En 1996 José María y Pilar tuvieron un sueño que decidieron empezar a hacer realidad en 2002. Pusieron todo lo que tenían: su casa, 12 euros, un coche viejo y mucha ilusión. Así, junto con su familia y un grupo de personas, decidieron fundar la ONG Doukonía Mayores y dedicarse a pleno tiempo a ella.
A José María le gusta poner el corazón en todo lo que hace, y, además, hacerlo con una sonrisa.
Encomiable labor la que se realiza desde esta organización cristiana. Dentro de sus actividades, me han impactado aquellas donde los Mayores imparten cursos de cocina española para inmigrantes, algo de mucha utilidad en sus lugares de trabajo.
Destaco también la Coral Dorada, en la que 25 mayores ensayan, de octubre a diciembre, canciones navideñas para compartirlas, en los días de Navidad, con otros mayores residentes en Hogares de Ancianos. Y las Meriendas Bíblicas, los viajes culturales… seguro que para muchos es la primera vez que tienen esta oportunidad.
Pregunta.- Primero coméntenos qué es Doukonía… Desde cuándo y por qué nace este ministerio para los mayores…
Respuesta.- Doukonía es una ONG con principios cristianos que trabaja entre los Mayores, y que comienza su andadura en enero de 2002; no obstante, el deseo de trabajar en el área de los Mayores nace en Londres en el verano de 1996, cuando, en un viaje por razones laborales, sus fundadores se dieron cuenta de la diferencia que había entre los Mayores ingleses y los españoles. Para nuestros mayores, en un tiempo donde el IMSERSO no funcionaba como en estos momentos, la única alternativa era jubilarse y lamentarse de todo lo que les rodeaba, sin considerar que la jubilación, como una etapa más de la vida, aporta tiempo y posibilidades de hacer cosas que durante la etapa laboral no es posible.
P.- ¿Cómo se desarrolla vuestra labor con los mayores?
R.- Desde Doukonía trabajamos en las tres áreas que consideramos forman al ser humano: el espíritu, el alma y el cuerpo. Cada una de estas áreas requiere una atención diferenciada, aunque entre ellas se complementan. Para ello, dentro del área física, abordamos la alimentación en los mayores, haciendo especial hincapié en la prevención del sobrepeso, la higiene alimenticia, así como también en dar a conocer los alimentos que para los Mayores pueden ser nuevos y que nunca han probado, quizá porque no conocen los beneficios que les aportan y porque de otra manera no se les ocurriría probarlos. Así, de una manera práctica, se les enseña a tomarlos e incorporarlos a su dieta diaria.
Trabajamos entre ellos también la memoria, animándoles a leer cosas sencillas varias veces al día durante la semana, y al cabo de un tiempo, de forma didáctica e interactiva, hacemos un repaso de lo que han leído. Para ellos supone dejar a un lado, por un momento, la atención que prestan a la televisión, y conseguimos despertar su interés sobre temas que pueden beneficiarles. Cada semana se les enseña ejercicios físicos terapéuticos, por medio de tablas preparadas por especialistas, y que luego pueden seguir realizando en sus hogares. Con esto conseguimos mejorar su salud, se sienten más ágiles y con mayor energía y vitalidad.
En la parte emocional, tratamos temas de interés general adaptados a ellos, para que puedan conocer cómo mejorar sus actitudes, arreglar cuestiones legales que no se han planteado con anterioridad, aspectos médicos que para ellos pueden ser patológicos, pero que en realidad muchas veces son consecuencias psicológicas o debidas al desconocimiento. Fundamentalmente, les hacemos sentir útiles, haciéndoles ver que su experiencia es la mejor de las universidades; de esta manera se les ayuda a aumentar su autoestima. Además, les llevamos a comprender que la niñez, adolescencia y años posteriores les han marcado de tal forma que les ha condicionado su vida y forma de ser; pero que, debidamente tratados, pueden mejorar a pesar de los años.
Y el aspecto espiritual para nosotros es importante porque es la parte del ser humano que nos conecta con el Dios de la creación; por ello, procuramos llevar a cada Mayor a conocer el plan de Dios para la vida de cada persona.
Una cuestión curiosa entre los Mayores de España es que la gran mayoría son creyentes: creen que Dios existe, que Jesucristo es el hijo de Dios y que la Biblia es la palabra de Dios; sin embargo, debido al trasfondo que traemos heredado, no conocen la relación entre estas tres partes, y cuando se las explicamos al nivel que pueden entenderlo, hay un cambio radical en sus vidas que les aporta paz y tranquilidad.
Esta parte solemos trabajarla por medio de lo que llamamos Meriendas Bíblicas, donde alrededor de una merienda estudiamos la Biblia en sus aspectos más fundamentales, buscando la edificación cristiana de los Mayores cristianos, y animando a los no cristianos a tener una relación personal con Dios a través de Jesucristo.
P.- ¿Qué es el envejecimiento? ¿Cuáles los efectos negativos y positivos del mismo?
R.-Si como familia no somos conscientes y comprensivos, adelantaremos la muerte de nuestros Mayores de forma radical, y conseguiremos una frustración generalizada. Todos necesitamos reconocimiento y valoración, por lo que es importante trabajar estas áreas en los distintos frentes: Mayores y familias circundantes para paliar estas carencias que a veces se producen.
P.- ¿Qué nos dice la Biblia respecto al cuidado de los mayores?
R.-La Biblia, como palabra de Dios, recoge el pensamiento e instrucciones divinas que el mismo Dios hace y da acerca de los Mayores. Dios valora a los Mayores, pone a la familia en el nivel que le corresponde como pilar fundamental de la sociedad y de la iglesia, y por tanto exige que los Mayores sean atendidos en sus necesidades, reconocidos por sus méritos y valores, y tengan el lugar que les corresponde, que no es ni el último ni el de menos valor. El envejecimiento es una etapa más de la vida, por la que hemos de sentirnos agradecidos ya que hemos conseguido llegar a ella y para la que hemos de estar emocionalmente preparados. Para ello, hemos de conseguir mentalizarnos durante los años previos de que esta etapa llegará, pero que en la medida que tomemos consciencia, de manera positiva, será más llevadera consiguiendo gozo y disfrute durante la misma.
En el último libro publicado por Billy Graham, el famoso evangelista, titulado “De camino a casa”, a la edad de 93 años, comenta: “siempre me enseñaron a vivir como cristiano, pero no a envejecer, y os aseguro que es muy duro”. Esto es una realidad en la gran parte de los Mayores. Estoy convencido de que si Billy Graham supiera de nuestro ministerio y labor entre los Mayores, estaría apoyándonos desde su experiencia y conocimiento.
Obviamente, hay aspectos negativos, como la falta de fuerza, no existe la misma vitalidad, tenemos dolores propios de la edad, y tendremos las consecuencias de lo que durante los años anteriores hayamos sembrado. En este sentido, es importante buscar siempre los aspectos positivos y rodearnos de personas que aporten alegría a nuestro andar diario.
Lo positivo, que no siempre viene solo, dependerá del entusiasmo que pongamos en encontrarlo, pero en condiciones normales, al envejecer gozamos de tiempo que podemos dedicar al ocio, a la formación, a la familia, a los amigos, o a hacer todo aquello que durante otras etapas de la vida no hemos podido realizar. Lo mejor de todo es que esto no se consigue con más dinero, ni una salud de hierro, sino con ganas de superar cada día con ilusión.
P.- En un país donde la esperanza de vida es de aproximadamente 83 años, y donde también se ve el crecimiento de la población mayor, además del aumento del abandono de ésta, ya sea por parte del Estado y de las familias, ¿piensa que iglesia y sociedad han tomado consciencia de la necesidad de abordar en profundidad esta problemática?
R.-Siendo honesto, hemos de separar sociedad e iglesia para dar una respuesta adecuada a la realidad. La sociedad, desde hace unos años, se ha dado cuenta de la necesidad que los Mayores tienen y para ello todos los partidos políticos han incorporado programas de actuación en beneficio de los mismos, por ejemplo, el IMSERSO tiene excelentes programas de actividades a precios reducidos. En los Ayuntamientos, los Distritos de barrio y por medio de las UTS (Unidad de Trabajo Social) también hay muchas opciones donde los Mayores pueden ver atendidas sus inquietudes. Desgraciadamente, y dada la situación económica por la que atravesamos en España, algunos de estos programas han cesado, pero todavía sigue habiendo muchas oportunidades a nivel social para ellos.
Con respecto a la iglesia, desgraciadamente, nos encontramos en un nivel diferente, muy por debajo del que debiera estar. Si bien es la iglesia la que desde sus comienzos trabajó en el área social, atendiendo las necesidades de las personas que estaban alrededor, especialmente viudas, huérfanos y ancianos, con el tiempo ha desviado su interés y atención hacia otras áreas, dejando a los Mayores relegados en otros planos; en cierto modo, los que están dentro de la iglesia son como “valores seguros”, por lo que la atención pastoral, en la mayoría de las ocasiones, se dirige a otros colectivos, supuestamente en mayor grado de riesgo.
Los Mayores dentro de nuestras congregaciones han sido infravalorados, y se ha dejado de tener en cuenta su sabiduría, conocimiento y experiencia. Han dejado de ser importantes, y por tanto, excepto para contadas tareas, no se les considera.
Desde nuestro ministerio sabemos que uno de los frentes que hemos de atacar para obtener resultados positivos entre este sector, es cambiar la mentalidad del liderazgo de la iglesia actual para que vuelvan a valorar a los Mayores, ya que estos, aunque con otro ritmo, pueden ser muy valiosos dentro de la vida de la iglesia. Un ejemplo lo tenemos en la cantidad de veces que pedimos a jóvenes y adolescentes que nos ayuden en tareas evangelísticas, a repartir folletos, a participar en campañas de verano, y no caemos en la cuenta de que los Mayores tienen tiempo para dedicarse a estas labores, sin prisas; sintiéndose útiles y teniendo la oportunidad de realizar un ejercicio que les viene muy bien para su edad.
P.- ¿Cómo enseñar a aprender a envejecer en un mundo donde se rinde culto al cuerpo, la belleza, el poder, la riqueza…?
R.-Cuando una persona se hace mayor, normalmente los valores que para la juventud son importantes, para ellos han pasado a un segundo plano. Muchos de nuestros Mayores están de vuelta de muchas cosas, y saben, porque lo han vivido, que ni el culto al cuerpo, ni el poder o la riqueza es lo más
importante. Por esta razón, nosotros enseñamos a los Mayores a ver su vida en retrospectiva, hacer una evaluación real de la misma, y trabajar en aquellos aspectos que si han sido buenos, deben reforzar para obtener beneficios saludables, y que si no han sido buenos todavía tienen la oportunidad de cambiar y mejorar. Deben tomar conciencia de que nunca es tarde para decir “te quiero” o “perdóname”, siendo ellos los primeros beneficiarios de esta sanidad, que puede traer una mejora en las relaciones con familiares y amigos que aprecian estos cambios en los Mayores.
P.- ¿Cómo darles un lugar en la iglesia, en la sociedad, haciéndoles conscientes que tienen una misión en las mismas?
R.-Primeramente concienciando a los propios Mayores de la valía que todavía tienen en medio de la iglesia, sociedad y familia. Que no hay personas torpes sino vidas que han carecido, en muchas ocasiones, de la posibilidad de estudiar o realizarse allí donde les hubiera gustado, porque han tenido que trabajar para la familia y luchar en levantar un país que salía de dos guerras mundiales y una guerra civil que ha marcado el pasado de nuestros abuelos.
En segundo lugar, convenciendo a la sociedad y a la iglesia que es importante y necesario volver a tener en cuenta todo lo que nuestros Mayores nos pueden aportar, y que con poco esfuerzo por nuestra parte, pero con más comprensión hacia ellos, podemos hacerles sentir útiles y valiosos.
Un Mayor que se siente valorado y aceptado, a pesar de las limitaciones propias que la vejez conlleva, es una persona con un potencial y una creatividad renovada, capaz de realizar tareas que otras personas con más titulación universitaria o mayor juventud no podrían realizar mejor.
P.- ¿Podemos los cristianos influenciar en la sociedad para que ésta sea más inclusiva y solidaria con los mayores? ¿Qué podemos hacer para paliar algo de la soledad que lastra aún más sus últimos años?
R.-Si los cristianos, que tenemos la Biblia como fuente de inspiración y sabiduría divina, nos somos capaces de influir en nuestra sociedad a favor de los Mayores, estamos ante un serio problema de pérdida de identidad. De los antiguos hebreos, de los primeros cristianos y del mismo Dios, aprendemos que los Mayores tenían una valía primero para el Señor, y luego para la familia y la sociedad en la que vivían. Los Mayores eran fuente de sabiduría y se les tenían en cuenta a la hora de tomar las decisiones importantes.
Hemos de ser los cristianos quienes dejemos de decir lo que es bueno hacer, y dar ejemplo con los hechos. Para ello, intentamos desde nuestro ministerio animar a las iglesias locales a que tengan en cuenta a los Mayores que tienen cerca o en sus propias congregaciones, en lo que podría ser un plan de apadrinamiento de Mayores, con el objetivo de estar pendientes de sus necesidades, llamarles durante la semana, celebrarles su cumpleaños (muchos jamás han tenido una tarta y apagado velas), recogerles en nuestros coches para llevarlos a la iglesia; o simplemente, darles un poco de nuestro tiempo visitándolos y escuchando sus muchas historias vividas, que para ellos les servirá de terapia personal.
P.- ¿Deben las iglesias tener una pastoral para los mayores? ¿O se puede trabajar desde las pastorales de la familia o de los matrimonios?
R.-Cada grupo representativo en la iglesia debe tener al frente la persona adecuada en preparación, interés e idoneidad para llevar adelante con entusiasmo al grupo en cuestión. Los Mayores necesitan una pastoral diferente que otros colectivos, ya que sus vidas van a otro ritmo, y necesitan una comprensión mayor, además de que el tiempo que tienen disponible hace que en horarios diferentes, muchas veces en calendario laboral, precisen de otra atención o se puedan crear actividades que no son compatibles con otras pastorales o la propia familia.
P.- ¿Cómo apoyar e incentivar a las familias en esta tarea de cuidar y valorar a nuestros mayores?
R.-Necesitamos cambiar la mentalidad y la forma de ver a los Mayores. Alguien dijo una vez: “ámame cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”, y esto es una realidad que vivimos en nuestro día a día.
Un Mayor, como cualquier otra persona, actúa según ha sido enseñado. Si este Mayor no ha escuchado nunca un “te quiero” o un “lo siento, perdóname”, jamás dirá estas palabras, y como todos, a lo largo de nuestras vidas hemos de decir estas palabras muchas veces, cuando no lo hacen, van levantado muros a su alrededor que les alejan de sus seres queridos y va aumentando la soledad en sus vidas.
La familia es muy importante para todos los seres humanos, pero de una forma especial para los Mayores, que a más viejos se hacen, más solos van quedando por ley de vida, ya que en el camino quedan amigos, familiares e incluso cónyuges e hijos, haciendo que sus últimos años sean tristes y dolorosos.
P.- ¿Puede la pastoral orientar y acompañar en colaboración con otras organizaciones no eclesiales?
R.-Entendemos que el pastor es la persona reconocida por la congregación para que la guíe y dirija de acuerdo a la palabra de Dios. Durante mucho tiempo hemos tenido en nuestras congregaciones pastores que han hecho de “hombres orquesta”, y como todos sabemos, es imposible estar capacitados para defender todos los frentes. A veces no es la pastoral la que orienta y acompaña; son las organizaciones no eclesiales las que deben orientar y acompañar a la pastoral o las congregaciones, ya que son éstas las que tienen la formación y conocimientos específicos. Gracias a Dios, desde hace algunos años, se están levantando ministerios pro-eclesiales, que ayudan a la pastoral a atender aquellas áreas que por desconocimiento, falta de tiempo o carencia de dones para ello, no han podido ser atendidos.
Volviendo a los dichos populares, hay uno que dice “que en la unión está la fuerza”, por lo que cuando se trabaja juntos, valorando cada unos sus dones y llamado de Dios, y se marcan objetivos comunes, lo que se consigue es una iglesia fuerte que hará que los de fuera quieran desear lo que tenemos dentro, haciendo posible que “el Señor añada cada día a la iglesia los que han de ser salvos”.
P.- ¿Cómo se financia Doukonía?
R.-Desde su fundación entendemos que Dios es quien debe mover todos los hilos para hacer llegar el dinero necesario para desarrollar el ministerio que nos ha encomendado, por lo que no hay aportaciones obligatorias ni para usuarios ni colectivos.
La financiación viene de particulares, iglesias o entidades que valoran nuestro servicio a Dios por medio de los Mayores, y se identifican con lo que hacemos, y aportan, según sus posibilidades, dinero para avanzar en este ministerio. Hasta ahora, sólo de la Fundación Pluralismo y Convivencia hemos recibido alguna subvención minoritaria, por lo que el resto de recursos han llegado cada mes a través de lo que más arriba he comentado.
P.- ¿Se han incrementado las necesidades a causa de la crisis por la que atraviesa España?
R.-Sí, las necesidades han aumentado cuantitativamente, ya que de las pensiones de los Mayores, muchas veces bastante pequeñas, es de donde se está alimentando a hijos y nietos en situación de desempleo, o bien, por el hecho de haber avalado con estas pensiones hipotecas o préstamos personales que los hijos han realizado, los Mayores ven reducidos sus ingresos y aumentan las dificultades para llegar a fin de mes. Esto hace que muchos Mayores no puedan disfrutar de algún que otro capricho, estar tranquilos en los últimos tiempos que les toca vivir, e incluso no tengan la posibilidad de conseguir cuestiones tan básicas como gafas, prótesis dentales, aparatos de audición o cualquier otro artículo que mejore su calidad de vida.
P.- ¿Qué opinión le merece la radical reducción de las ayudas a la Dependencia? ¿Cree que los recortes deben incidir tanto en un colectivo que ya no cuenta con demasiados apoyos por parte del Estado?
R.-Se han aplicado recortes en áreas desfavorecidas con verdaderas necesidades de ayuda. Los que tienen medios económicos desahogados siguen teniendo para vivir, pero hay muchas familias que al verse reducidas las ayudas que recibían, están pasando por verdaderas dificultades económicas, que se traducen en desatención a los Mayores e imposibilidad de darles los tratamientos o las ayudas especializadas que necesitan.
Hay otros sectores que deberían recibir mayores recortes, de modo que no sean las ayudas de primera necesidad las que se vean mermadas. En los últimos años se vienen modificando los requisitos y las cuantías de las pensiones de jubilación.
P.- ¿Cómo incide en las personas mayores el decrecimiento de ingresos máxime cuando en estos tiempos es un colectivo que está ayudando a hijos y nietos?
R.-Afortunadamente, estos cambios que están llegando últimamente no afectan directamente a nuestros Mayores que ya están jubilados. Es y será la realidad de los que próximamente se jubilen. Es triste que una persona que lleva trabajando toda su vida, a veces en condiciones poco óptimas, cuando llegue la jubilación no tenga suficiente dinero para vivir con desahogo, teniendo necesidad de seguir trabajando o buscando recursos hasta que por imposibilidad física no puedan hacerlo, y pasen a depender del Estado o la familia.
Más pronto que tarde, nos daremos cuenta que aumentar la edad de jubilación, reducir las cuantías a percibir y hacer que de las pensiones se tengan que ayudar a familiares cercanos, nos traerá unos inconvenientes que repercutirán en deterioro de la calidad de vida y pérdida de derechos fundamentales para los Mayores, que los tienen bien merecidos por méritos propios.
P.- ¿Cómo se puede colaborar con vuestro ministerio?
R.-Hay tres factores necesarios para poder seguir adelante: recursos económicos, recursos humanos a pleno tiempo en el ministerio y voluntarios que den su tiempo para los distintos programas que realizamos.
Los recursos económicos hacen posible mantener a los obreros que actualmente están trabajando en la ONG, cubrir todos los gastos que el propio ministerio genera, y según haya dinero, realizar programas y expandirnos tanto como los obreros tengan capacidad de realizar. Uno de nuestros proyectos que nos gustaría ver hecho realidad pronto es el Hogar de Ancianos “aireDvida”, donde los Mayores sean atendidos en espíritu, alma y cuerpo, y en el que se respire aire de vida y esperanza; todo lo contrario de lo que es habitual en otros centros. Como se puede imaginar, este hogar necesita de muchos recursos económicos.
Las personas que necesitamos a pleno tiempo permitirán multiplicar lo que actualmente desarrollamos, expandirnos dando a conocer entre las distintas comunidades nuestro ministerio y necesidades, y atender mejor el trabajo actual.
Los voluntarios son pilares fundamentales para que podamos alcanzar a los Mayores que atendemos, realizar todas las actividades y, además, son un apoyo personal para los obreros. Sin voluntarios, pocas cosas de las actuales se podrían llevar a cabo.
P.- ¿Cuál es la misión de la Iglesia en este siglo XXI?
R.- La misma que en el primer siglo, desde que Jesucristo resucitó y el Espíritu Santo llegó en Pentecostés: ser de edificación para los cristianos, y el canal para compartir el evangelio a los no cristianos. Los tiempos han cambiado, los métodos han de adaptarse al contexto actual según el sector que queramos alcanzar, pero la misión sigue siendo la misma.
Me gustan estos textos de Isaías y Santiago que resume lo que la iglesia debe cumplir en nuestros días: “Anunciar buenas nuevas a los pobres, sanar los corazones heridos, proclamar liberación a los cautivos, dar libertad a los prisioneros, pregonar el año del favor del Señor, consolar a los que están en duelo, confortar a todos los dolientes, construir en vez de destruir, dar alegría en lugar de luto, y poner traje de fiesta en lugar de espíritu de desaliento”. (Isaías 61:1-3); “La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo”. (Santiago 1:27)
Finaliza la entrevista. Gracias, José María, por recordarnos que al ser hechos a imagen y semejanza de Dios, tenemos gran valía, independientemente de los años. Tomo conciencia de que la etapa de la Tercera edad no es una etapa perdida, sino más bien ganada.
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