“Tengan cuidado, ¡Ojo con la levadura de los fariseos y la de Herodes!... ¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada? ¿Acaso no recuerdan? Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿Cuántas canastas llenas de pedazos recogieron? Y cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogieron? ¿Y todavía no entienden? Mr 8:14-21
Este pasaje nos habla que los discípulos se habían olvidado de llevar comida y solo tenían un pan en la barca. Estaban hablando que no tenían pan. El Señor les advierte sobre la levadura de los fariseos y la de Herodes; pero ellos solo piensan en que no tienen pan. Sus mentes están embotadas.
El Señor les recuerda los milagros de la alimentación de las multitudes para que logren entender. Su objetivo es proyectarlos hacia adelante teniendo como base un principio que no deben negociar: “Tengan cuidado; ¡ojo con la levadura de los fariseos y con la de Herodes!
La levadura es agente de fermentación, y en este pasaje agente de corrupción. Es mala influencia, elemento de corrupción que penetra en cualquier masa. Jesús es el pan pero los religiosos representan la levadura. Jesús es el pan como lo fue el mana que sustentó al pueblo en el desierto, vida en plenitud. La levadura de los religiosos es la preocupación morbosa en mantener el control sobre la religiosidad del pueblo a través de la reglamentación.
Cuidado con la religión que no ve el fondo. Cuidado cuando estamos más preocupados en ser dirigentes pero no en que la gente sea libre en Cristo. La levadura de los Fariseos representaba la hipocresía, la piedad mal entendida convertida en legalismo, la justicia sin la misericordia. Es alejarnos de la gracia, del amor, de la gratitud, del respeto al otro para caer en el abuso del poder (Os 6:6, Mi 6:8, Mt 12:1-8, Mt 9:12-13, 1S 15:22)
La levadura de Herodes representa una sociedad sin Dios, secular, sin necesidad de depender de Dios, resolviendo los problemas a su juicio, añadiendo los valores del sistema vigente o mundanal, mentir, aceptar por bueno lo que es malo, inmoralidad sexual, corrupción, poder, libertinaje, manipulación, resultados exitistas sin Dios. Es decir, el “mercado manda” y seguimos sus reglas postrándonos ante sus métodos. Cuidado con el poder del imperio. Cuidado con el sistema.
El mero crecimiento numérico se puede tornar un objetivo en si, y para muchos, “el fin justifica los medios”. La gran multiplicación, números y porcentajes no son sinónimos de "transformación".
Somos llamados a formar “comunidades eclesiales” que reflejen el espíritu de reconciliación, respeto, aceptación, perdón y amor. El ejercicio del liderazgo en la vida de las iglesias locales deberá estar marcado por el modelo del siervo sufriente y mostrar un contraste con el caudillismo y otras deformaciones causadas por el abuso del poder. Seguir a Jesús significa asumir su vida y misión.
Orlando Costas en su exposición sobre dimensiones del crecimiento integral de la Iglesia expresa que como iglesia podemos crecer integralmente en la dimensión: Numérica, Orgánica, Conceptual y Diaconal. “Se puede decir que la iglesia crece integralmente cuando recibe nuevos miembros, se expande internamente, profundiza sus conocimientos de la fe y sirve al mundo. Pero crecemos cualitativamente cuando reflejamos en cada dimensión espiritualidad, encarnación y fidelidad”
[1].
Orlando Costas añade: “El crecimiento numérico por sí solo se convierte en obesidad; el orgánico, en burocracia; el conceptual, en abstracción teórica; y el diaconal, en activismo social. Y las cuatro dimensiones carecen de integridad teológica si no son motivados y saturados por la presencia del Espíritu, si no se desprenden de la encarnación eficaz del cuerpo de Cristo en las angustias y dolores de la humanidad, y si no se muestran fieles a los designios y la acción de Dios en la historia del mundo en general y de su pueblo en particular. Sólo integrando las antedichas dimensiones y correlacionándolas con las referidas cualidades se puede hablar de un crecimiento normal, y por tanto, saludable para la iglesia y su misión en el mundo”
[2]
Jesús les recuerda a sus discípulos que no deben preocuparse de la comida, el vestido y donde dormir. Nos proyecta a ser y hacer como Jesús cuando les dijo: “Crucemos al otro lado” Mr. 4.35.
Toda la Iglesia es responsable de la evangelización detodos los pueblos, etnias y lenguas. Este cumplimiento demanda el cruce de fronteras geográficas, políticas, culturales, sociales, lingüísticas y espirituales, con todas sus consecuencias.
“Todo hombre en todo lugar tiene el derecho otorgado por Dios, de escuchar, por lo menos una vez en su vida, la presentación clara del evangelio de Jesucristo, en su propio idioma y en una forma culturalmente sensible que le permita tomar una decisión al respecto” (David Ruiz).
¿Y todavía no entienden?
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:
¿Cuál es el modelo de liderazgo que se está formando?
¿Qué diferencia hay entre liderazgo y “liderazgo espiritual”?
¿Qué entendemos por crecimiento de la Iglesia?
¿Qué lugar tiene la guía del Espíritu Santo y los planes estratégicos en la vida de la iglesia? ¿Qué implica la espiritualidad, la encarnación y la fidelidad?
¿Qué significa que somos “comunidad del Reino de Dios” hasta lo último de la tierra?
[1]Orlando Costas, El Protestantismo en América Latina Hoy, San José: IDEF, 1975. PP 68-70.
[2]Ibid, San José: IDEF, 1975. PP 68-70.
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