Hoy en día “las artes” es un término que cautiva la imaginación de muchos círculos evangélicos. Actualmente si quieres ser moderno y relevante, tal como seguramente deseas ser en tu ministerio, debes hablar sobre las artes. No obstante, el problema con toda esta charla acerca de las artes es que es difícil aportar algo de manera inteligente si no hay un conocimiento profundo y experiencia de la materia.
No es tanto una cuestión de relación personal o preparación, sino más bien un asunto de insensibilidad cultural que a veces raya la ingenuidad.
Hablando en términos generales,
la cultura evangélica se ha configurado en gran medida por una actitud recelosa hacia las artes, invirtiendo más en la eficacia que en la estética, tratando de alcanzar más resultados que belleza y con miras a la mente más que a inspirar la imaginación.
Nuestros sentidos están mal aclimatados a la vida artística y, por consiguiente, no pueden alimentarse con los signos y los símbolos. El resultado es que lo que producimos en función de obras de arte es con frecuencia, desconcertante, y lo que decimos sobre las artes es superficial. Pero esto es únicamente una parte de la historia.
La tradición católico romana, sin embargo, ha seguido otra dirección, yendo tal vez al extremo opuesto. Allí encontramos una saturación de las artes hasta el punto en que puede existir el riesgo de idolatrarlas.
Una vez dicho esto, todas las tradiciones cristianas tienen un problema con las artes.
Desde finales del siglo XIX, las artes contemporáneas han abandonado en gran parte su habitual inspiración cristiana.
“La Iglesia” ha dejado de ser considerada la casa de las artes y
los artistas en general se han sentido alienados por el cristianismo y la iglesia. Como consecuencia de todo ello hemos presenciado una ruptura significativa entre los dos.
El arte contemporáneo sigue siendo profundamente religioso pero parece ser que la historia cristiana apenas lo desafía y lo provoca.
REAPERTURA DEL DIÁLOGO IGLESIA CATÓLICA-ARTE
¿Cómo está tratando el Vaticano este asunto? El Vaticano piensa y actúa institucionalmente a través de su Consejo Pontificio para la Cultura.
Su presidente el Cardenal Gianfranco Ravasi, ha dicho repetidas veces que la ICAR necesita un cauce de diálogo con los artistas. En 2009, durante el pontificado de Benedicto XVI, organizó una reunión de cientos de artistas internacionales con el Papa en la Capilla Sixtina.
Allí, en el “templo” donde se celebró el matrimonio entre la Iglesia y las artes (pensemos en Miguel Angel pintando para varios pontífices), el Papa reafirmaba el hecho de que la ICAR acostumbraba a ser y todavía lo es el “hogar” y la “madre” de las artes. Añadió que no hay ninguna razón para que ambas se divorcien y todas las razones para reafirmar su mutua amistad.
UNA EXPOSICIÓN VATICANA EN VENECIA
Después de mucha charla y discusión, el Vaticano participará pronto en una exposición de arte mundialmente famosa: la Bienal de Venecia. Ha sido durante un siglo una de las más prestigiosas instituciones culturales del mundo.
Desde su fundación en 1895, ha estado en la vanguardia, promocionando nuevas tendencias artísticas y organizando eventos internacionales relativos a las artes contemporáneas: el Festival Internacional de Cine, la Exposición Internacional de Arte y la Exposición Internacional de Arquitectura, así como también el Festival de Música Contemporánea y el Festival del Teatro, ahora acompañado por el Festival de Danza Contemporánea.
La 55ª Exposición Internacional de Arte estará abierta al público desde el 1 de Junio hasta el 10 de Noviembre de 2013, en el Giardini, el Arsenale y en varios recintos de los alrededores de la ciudad de Venecia.
La exposición vaticana se titula “In Principio” (En el Principio) y contiene obras de artistas tales como Josef Koudelka, Lawrence Carroll y Studio Azzurro.
Esta es la descripción que hace el Consejo Pontificio:
Para la primera participación de la Santa Sede con Pabellón propio en la Bienal de Venecia, hemos elegido un tema que es fundamental para la cultura y la tradición de la Iglesia y una fuente de inspiración para muchos artistas: las historias que se cuentan en el Libro de Génesis. En concreto, el foco está en los primeros once capítulos, puesto que éstos están dedicados al misterio de los orígenes del hombre, la introducción del mal en la historia y nuestra esperanza y proyectos futuros después de la devastación que está representada simbólicamente por el Diluvio. Varios debates de amplio alcance sobre la multiplicidad de los temas llevaron a tres áreas temáticas que se escogieron entre las de los artistas que habían participado: Creazione (la Creación), De-Creazione (la Descreación) y el Nuevo Hombre o Ri-Creazione (la Recreación). Fascinante.
LOS DOS ENFOQUES
¿Se reabrirá el diálogo con esta exposición? Es difícil decirlo. Lo que quizás vale la pena destacar, no obstante, es la diferencia entre los enfoques evangélicos y los católico romanos sobre el tema.
Mientras que
los evangélicos tienden a trabajar de abajo hacia arriba desde un nivel de las bases,
la IglesiaCatólicaelije trabajar de arriba hacia abajo, es decir, desde las exposiciones de arte ya acreditadas hasta los mundos de los medios de comunicación, la erudición y la opinión pública.
Mientras los evangélicos trabajan de forma aleatoria y sin relación entre ellos, la Iglesia Católica parece tener una estrategia a largo plazo que busca implementar gradualmente.
Mientras los evangélicos creen ingenuamente que si ellos hablan sobre las artes las están “impactando” y “cambiarán las cosas”, la Iglesia Católica es más consciente de la necesidad de trabajar en las instituciones de las artes con el fin de esperar un resultado significativo.El camino puede que sea más largo, pero los efectos tal vez sean menos efímeros.
Traducción: Rosa Gubianas
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