Mis pocos lectores[i] se han enterado que desde hace algunas semanas no estoy en México. Se me presentó la gran oportunidad de participar en unos cursos del Summer Peacebuilding Institute (SPI), que depende del Centro para la Justicia y la Construcción de la Paz de la Universidad Menonita del Este, institución localizada en Harrisonburg, Virginia, Estados Unidos.
Una de las sesiones del SPI en combinación con el Seminario Menonita del Este elegida por quien redacta estas líneas fue la del curso Bases Bíblicas de la Justicia y la Construcción de la Paz, siete días de trabajo intensivo.
El simposium estuvo a cargo de Mark Thiessen Nation, teólogo anabautista/menonita, autor de varios libros, entre ellos
John Howard Yoder: Mennonite Patience, Evangelical Witness, Catholic Convictions (William B. Eerdmans Publishing Company, 2006); y el de próxima aparición,
Bonhoeffer the Assasin: Challenging the Myth, Recovering His Call to Peacemaking.
En una conversación personal con Thiessen Nation tuvo la deferencia de compartirme que su obra sobre Dietrich Bonhoeffer muestra el itinerario del teólogo alemán hacia el pacifismo, y detalladamente se ocupa de documentar que la difundida idea de que el autor del Costo del discipulado participó en un atentado contra Hitler es simple y llanamente una afirmación completamente errada.
Sostiene, y me lo explicó muy claramente, que la leyenda acerca de que Bonhoffer se involucró en un operativo para asesinar a Hitler es una distorsión de los hechos, esa distorsión se ha transmitido por varias generaciones y se asume como una verdad irrefutable.
En el grupo hicimos una lectura panorámica de pasajes de la Biblia en los cuales aparecen los términos justicia y paz, así como ideas y términos similares. Nos concentramos en algunos de esos pasajes, con el fin de estudiarlos con mayor detenimiento.
Sería muy larga nada más la lista de esos pasajes. Solamente escribimos aquí que
concordamos en que existe un nítido consenso en la Biblia sobre que la paz y justicia bíblicas comprenden áreas personales, relacionales, sociales, económicas, étnicas, estructurales, de género y espirituales. Es decir, la paz y la justicia del Señor es integral y, por lo tanto, el pueblo que confiesa a Jesús como Salvador y Señor tiene que caminar para que en todos los órdenes la paz que es fruto de la justicia corra y haga fructíferas las parcelas en las que transcurre la vida humana.
La gran riqueza de las lecturas bíblicas nos retroalimentó a quienes conformamos el grupo: el ya nombrado Mark Thiessen, Hala Alhamdieh (Siria), Daniel Zagi (Nigeria), y de diversas partes de Estados Unidos, Pam Hoffeditz, Karen Dawson, Bob May, Lee Ebersole y Phil Kanagy.
Los distintos contextos en los que la vida de cada quien se desarrolla nos ayudaron a comprender las implicaciones de encarnar el llamado a sembrar la justicia y la paz, a trabajar por ese sueño, en el espacio de cada una y uno. Esa acción es local y global, porque los seguidores del Cordero deben tener una vocación y visión universal, la cual es ajena al enclaustramiento que niega al otro.
En la lectura bíblica el todo ilumina las porciones de las Escrituras, a la vez que una sección contiene en muchas ocasiones principios generales que se hallan en toda la Palabra. Un texto que conjuga las dos características señaladas es el capítulo 58 de Isaías, y dentro de éste el versículo 6 es un concentrado impactante: “El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? (Nueva Versión Internacional)”. La Reina-Valera 1960 termina el versículo con la expresión “rompáis todo yugo”.
En ese llamado del Señor a romper todo yugo que padecen los seres humanos hay un amplísimo programa de liberación. He quedado con la inquietud de estudiar a fondo el libro de Isaías, para tratar de responder una pregunta: según este profeta
¿qué significa romper todo yugo?
Primero habría que clarificar cuáles son los yugos que identifica Isaíascomo causantes de un estado que mantiene sobajada a la humanidad. Luego, como no se trata nada más de denunciar los mecanismos que imponen yugos,
habría que identificar cuáles son las agentes llamados a romper los yugos. Después en qué consistiría vivir liberados de esos yugos, imaginar la libertad. Otra pregunta se deriva de la inicial,
¿cómo se imbrican las responsabilidades, personales, comunitarias y sociales en la imposición de yugos, y también en la liberación de los mismos?
Las respuestas que el propio Isaías da a sus inquietantes preguntas son vigentes en el mundo globalizado. Es así porque aunque con más tecnología la humanidad es la misma que la de los milenios que nos separan del auditorio original al que se dirigió el profeta. Tenemos esencialmente el mismo corazón, en términos de la antropología bíblica, uno en el que conviven luces y agudas tinieblas.
Me espera una fascinante tarea, intentar desbrozar el significado de romper todo yugo en Isaías. No cabe duda que es un ejercicio intelectual, pero nunca academicista, que debe tener como espacio de reflexión a la familia de fe, porque sólo así es posible “comprender, junto con todos los que formamos el pueblo de Dios, el amor de Cristo en toda su plenitud” (Efesios 3:18, Traducción en Lenguaje Actual).
[i]Nota de la Redacción: a pesar de la modestia –que es real- de Carlos Martínez García, queremos quitar cualquier sombra afirmando que sus blogs son muy leídos y valorados, contando con alrededor de cuatro mil lecturas en su primer mes de publicación cada blog o artículo.
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